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91: Gesta deportiva y recuerdos de infancia.
(Álvaro Campos Q. Gol Tris7e ediciones, 2016)
Por Carvacho Alfaro
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Los grandes recuerdos que tengo en el fútbol, creo que son cuatro. Hace poco fueron dos campeonatos de Copa América, en donde el año 2015 fue la primera vez que mi hijo pequeño me vio llorar. El tercero fue el año 2008 cuando mi glorioso equipo, Everton de Viña del Mar, ganó el campeonato nacional. El cuarto recuerdo, siendo que no soy hincha de ese club, fue la final de la Copa Libertadores de América ganada por Colo-Colo el año 1991. Ese bendito año para muchos compatriotas y que de alguna manera nos ha marcado por siempre. No solo por lo que significó en el país, sino que en toda sensación de libertad y sueños que pudimos vivir.
Esa final la disfruté junto a mi padre, en el segundo piso de la casa de Quilpué, en un televisor de colores que había que golpearlo para que la pantalla no se fuera a blanco y negro. Era otoño aún, hacía frío y una estufa a parafina nos acompañaba. Escuchar a Livingston y Martínez en un mismo canal era algo que solo este evento deportivo podría brindar. Yo vi salir a Colo-Colo y escuchar a su gente gritar, yo vi al hincha fantasma aparecer por el lado de Lucho Pérez y colarse en la clásica foto, que después vería por muchos años en el taller de carpintería de mi abuelo y en cada almacén de barrio de mi pequeña ciudad.
Álvaro Campos Q., con lápiz pasta y hermosos recuerdos, nos trae ese mítico año 91, mezclado entre pequeños relatos y simbólicos dibujos. Qué más bello que un dibujo que recuerde la infancia. Qué ejercicio poético más cándido que la añoranza de momentos significativos de nuestras vidas. Insisto, yo no soy hincha de Colo-Colo, pero la lectura evoca instancias de regocijo en un Chile perdido, en una infancia escondida.
Vladimiro Mimica, el clásico relator y poeta de ese insigne canto lírico que le dedica a la “Novia de América” y que hoy ha formado parte del inconsciente colectivo del deporte nacional, prologa el libro con palabras dulces y estimulantes para añorar el recuerdo y la gesta heroica. “Frío otoñal y caldera ardiente” nos dice Mimica para recordar esa noche. Sin duda un poema que demuestra el sentir del corazón colocolino.
Con 90 textos y 91 ilustraciones (la imagen 7 no tiene texto, sino que habla por sí misma, según me cuenta un amigo del autor) Campos Q nos mantiene alerta ante el primer abismo de lágrima, temblor, nostalgia y memoria. Es un libro sencillo, que lo cruza una genial idea, rememorar la primera alegría del pueblo después del regreso de la democracia. No hay tema que se le escape, desde el estadio, pasando por sus goleadores ilustres, los detalles sabrosos que después se filtran, incluso la cantidad de afiches publicitarios que había en esa noche en el Monumental o la emocionante carta de Barticciotto.
La forma narrativa es simple, pero con esa naturalidad que llama al pasado tocando las notas más significativas para regresar a ese lugar, ese día, ese año y sentir los mismos olores, las mismas voces, las mismas imágenes. Es un fantasma que regresa para llenarte de risa. Las ilustraciones toman esa misma cualidad de la humildad, con lápiz pasta, técnica del bosquejo que ilumina la página en blanco con melancolías y sueños.
Para los que no somos hinchas, sino que lectores y amantes del recuerdo, este libro sin duda deberá estar en su estantería, compartirlo con los amigos del popular, y quizás, por qué no, emocionarse cada vez que entremos a su lectura. A fin de cuentas, somos un pueblo que se vanagloria o que sufre de la memoria, esa triste y valiente arma que tenemos para construir un mañana.
Quinta Normal, verano del 2017.
