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Carlos Labbé, escritor y terrorista
El chileno presenta Piezas secretas contra el mundo

Peio H. Riaño
El Confidencial, 30 de enero 2014

http://www.elconfidencial.com/cultura/



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Supimos de lo que era capaz de hacer hace siete años, cuando la editorial Periférica publicó Navidad y matanza -un interminable juego mágico de historias y géneros que se cruzaban y enredaban-, luego vino Locuela –otra apuesta por la participación del lector-, le siguió Caracteres Blancos –sus relatos- y después el salvoconducto de la revista Granta para pasar a la posteridad como promesa de la narrativa en español. Ahora Carlos Labbé (Santiago de Chile, 1977) vuelve a crecer con Piezas secretas contra el mundo.

Lo hace quemando camino, como si todo lo escrito hasta el momento no hubiese existido. Estas piezas inflexibles forman parte de un todo, de un propósito: acabar con el mundo tal y como lo conocemos. Labbé propone un papel terrorista para el escritor, de los que hacen estallar artefactos literarios en la mente del lector. No está solo, podrían formar parte del grupo armado Israel Centeno (Caracas, 1958), Yuri Herrera (México, 1970), Claudia Hernández (El Salvador, 1975) y Juan Sebastián Cárdenas (Colombia, 1978). Si hubiese un nuevo Boom, éste dejaría consecuencias irreparables en la literatura.

Para empezar, piensa en el escritor como un hacker y “trabajar solo y para desarmar la literatura”. “Lo bueno que tenemos los escritores y los lectores es que podemos leer los códigos en los que se mueven las personas”, explica a este periódico en su hotel, en una céntrica calle madrileña, que recibe a la mañana, en un comedor, a cientos de personas que no tienen para desayunar y a la noche, en un cine, a cientos de personas que no quieren perderse el último estreno. Esto no le pasa desapercibido al autor, por eso no extraña que proponga que los escritores se responsabilicen de hacer saltar las estructuras sociales compartidas, adquiridas y asumidas.

“Como buenos lectores que somos, también somos capaces de romper con esos códigos y de mostrar las grietas del sistema. Podemos inocular algunos virus para que exploten desde dentro”. Desde luego, miles de piezas secretas contra el mundo para escapar de “la claridad” que nos tiene amarrados. Su lucha política y literaria es también contra la imposición de una narrativa transparente e inocua. Que ni incordia ni dificulta. Que no sabe a nada. Sí, Piezas secretas contra el mundo es una novela densa, profunda, áspera, violenta. No es agria, no es desapacible, no es aburrida, no es irritable, no es desigual.

Densidad contra transparencia

La densidad es una carrera de resistencia en la que se corre contra el editor, contra el distribuidor, contra el librero y finalmente contra el lector. Demasiados obstáculos. “La densidad no es mejor ni peor que la transparencia, pero el discurso capitalista prefiere que reine la transparencia porque es más fácil de domesticar. Hay un boicot capitalista evidente contra el discurso denso y su tradición, que proviene del Antiguo Testamento. No del Nuevo Testamento, que es transparente porque es propaganda de san Pablo y debe ser directa y diáfana”.

El propósito literario del escritor chileno avanza en la recuperación del espacio compartido entre el lector y el escritor, esa zona dice Labbé ha sido devastada y utilizada por reflejos del consumo para “crear estereotipos del deseo, estereotipos raciales”. Es ridículo pensar que el deseo es la única manera de dirigir una pulsión literaria, tanto como creer que en ese espacio común no hay posibilidad de una verdad histórica.

“Y eso hay que combatirlo. Claro que podemos acceder  a la verdad desde la ficción, pero se nos ha obligado a pensar que el espacio compartido por lector y escritor sólo es un espacio de entretenimiento, que los hallazgos de una novela no pueden tener una aplicación en la vida real. La ficción es una poderosa herramienta para cambiar las cabezas, para cambiar el mundo”, cuenta. Su propósito es escribir para desarmar esos reflejos para pensar distinto.

Videojuegos y medioambiente

Pero Labbé no es un escritor cualquiera. Ni un terrorista estúpido. Nunca se inmolaría, nunca escribiría una novela inaccesible. Para ésta ha creado un código de acceso inspirado en aquellas maravillosas aventuras de Timun Mas, Elige tu propia aventura. Una libertad condicional para el lector que decide su novela a partir de dos posibilidades. No lo hemos dicho, pero Piezas secretas contra el mundo es un libro que vuelve a poner en marcha la polifonía y el contraste. En este caso para narrar la historia de una estudiante acusada de incendiar una biblioteca de su universidad Noruega, que escribe a su pareja desde el desierto chileno mientras escribe el guión de un videojuego.

Aprovecha lo del videojuego para especular una teoría sobre la nueva literatura: “No hay acuerdo entre quien escribe y el lector, que así no está obligado a cumplir ciertas condiciones para obtener la satisfacción de una recompensa –una historia inmediata, un significado, cierta pista de su comportamiento-; a cambio, se disponen en la etapa los objetos inertes de manera tal que cada uno tiene que escoger primero su posición ética ante este mundo de videojuegos en que debe moverse”, puede leerse.

El lector se mueve por este libro con facilidad, siendo consciente que tiene su propia ley y que debe asumirlo aunque haya sido educado en la homogenización. Porque ese es el propósito de Labbé: la defensa del derecho a la diferencia, la protección de la diversidad, como escritor y como propuesta. No hay que olvidar que ha escrito una novela en la que se defiende lo local y común contra lo global e individual, que la trama tiene color verde ecologista. “El mundo camina hacia una nueva comunidad”, y lo dice con tanto convencimiento que no se le puede no creer.

“No puede haber literatura que no sea política en este momento, sobre todo si se publica en España”, es rotundo y muy tranquilo. Debe ser la chaqueta de lana. “También en Chile hay que escribir desde la política”. Dice que ha conseguido que sus amigos dejen de escribir sobre sus relaciones de pareja. Es el reto de la contemporaneidad y la hora de los valientes.

Escritores al poder

Dice Labbé que el libro debe dejar de ser un ente inerte y el escritor debe volver a ser una persona crítica y creativa, que esté siempre proveyendo nuevas maneras de leer el mundo. “La literatura desfragmenta el cerebro y hay infinitas maneras, porque el libro es una tecnología que no falla”. Un terrorista. Explica por qué la narrativa de la lamentación no sirve para nada, pero sí una narrativa de la crisis, como la de Elvira Navarro.

Político, vanguardista y folclórico. Sí, Cien años de soledad. No quiere ni puede negar su vínculo al Boom, pero aclara que no todo. Prefiere aquellos jóvenes que querían revolverlo todo, ponerlo patas arriba, hacer literatura que dialogara con las tradiciones indígenas latinoamericanas al tiempo que bebía de la gran literatura occidental europea, como Faulkner o Cervantes. “Creo que Bolaño es el último autor del Boom. Esa fiereza que tiene es como si Vargas Llosa no hubiera engordado por dentro”. La onda ha llegado hasta nuestros días y ahora será difícil superar una novela como Piezas secretas contra el mundo.



 



 

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El chileno presenta "Piezas secretas contra el mundo".
Por Peio H. Riaño.
El Confidencial, 30 de enero 2014