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"Temporal" de Nicanor Parra
Ediciones Universidad Diego Portales, 2014.
64 pp.
Por Ernesto González Barnert
http://www.revistalecturas.cl/
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Nicanor Parra en Temporal es el alumno modelo, no el desordenado, que toma nota atenta de cada cosa que escucha hasta develar su ridiculez. Quizá sea esa capacidad suya -como responde en Conversaciones con Nicanor Parra a Leonidas Morales, libro que acaba de ser reeditado-, para evitar al poeta como un supuesto héroe, un pequeño dios, un sujeto positivo, de buenos sentimientos, inteligente, que lo sabe todo. Y tras ponerse en el papel del antihéroe, de corte chaplinesco, desde Poemas y Antipoemas y casi toda su obra posterior, con matices y acentos particulares en cada una, logra precisamente en ésta, perdida algunos años, imponer un enérgico yo colectivo frente a un yo perplejo llamado Nicanor Parra al que todo le exaspera. Pero sabe que le gusta reír. Y no puede reírse solo. Sigue recordándole a la poesía chilena el humor, contra el tonto solemne de cada generación. Y escribe en un país donde las falsedades más peligrosas son verdades medianamente tergiversadas.
Un yo colectivo por lo demás sesgado y arbitrario –filtrado por la censura-. Y sobre todo por el miedo. Ese yo –herido de muerte- acordonado por crimen, horror, catástrofe, estupidez, etc. La historia de Chile con minúscula. Con la cintita amarilla del humor más caústico que hemos visto para un libro con su nombre.Un poemario donde el que escribe no escribe: tensiona y opera las fuerzas opuestas del lenguaje colectivo chileno de ese entonces y de siempre, con la maestría de quien domina como muy pocos el lenguaje anquilosado y vivo de la tribu, además de su carga inconsciente.
Temporal no es sólo la descripción de una catástrofe, es su crítica al país de siempre, lleno de padres de la patria con una mano por delante y otra por atrás, generales después de la batalla, o del temporal. Un país centralizado y cruzado por un río mapuche. Con una elite soldadesca, pilla y no muy preparada, bastante ordinaria, lúdica y cruenta, capaz de cambiar ligeramente las cosas para no cambiar nada. Textos que juegan con nuestro prejuicio racial al ser tomados por mapuches, ponen el dedo en la llaga, la culpa cristiana, el grito de los degollados.
Cuando todos creíamos haberlo museologizado, enterrado vivo en una Obra completa & algo +, nos pone de cabeza en un nuevo libro suyo como un Houdini que se libera de nuestra mala leche entera purita.
