Rubem Fonseca

 
 

 


Fonseca, maestro de lo siniestro


Redacción, Agencias
Martes, 19 de Agosto del 2003



El escritor brasileño Rubem Fonseca, autor de 23 volúmenes de novela y cuento así como de dos guiones de cine, resultó ganador de la XIII Edición del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, 2003. Fonseca es considerado uno de los mayores escritores vivos de Brasil y uno de los grandes narradores de la literatura latinoamericana actual.

La obra de Fonseca, que ha sido traducida a diez idiomas, "está poblada por personajes extraídos de la realidad más sórdida, aunque tratados con compasión y humor. Sus cuentos y novelas permiten lecturas en diferentes registros, que pueden ser disfrutados por lectores de múltiples tipos de experiencias", señaló el jurado.

Fonseca nació el 11 de mayo de 1925 en Juiz de Fora, Estado de Minas Gerais, en una familia de inmigrantes portugueses. El escritor se graduó en Río de Janeiro como abogado, en 1948 y a los 27 años, empezó a trabajar como comisario de policía.

Su primer libro de cuentos - "Los Prisioneros"- fue publicado en Brasil en 1963, dos años antes de que alcanzara éxito de público y crítica con "A coleira do cao" (1965), "Lucia McCartney" (1965) y "El caso Morel" (1967, su primera novela). En 1975, su libro de cuentos "Feliz Año Nuevo" fue prohibido por la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985.

Tres de sus novelas -"El caso Morel", "El Gran Arte" (1983) y "Bufo & Spallanzani" (1986, editado en español con el título "Pasado Negro")- llegaron a la pantalla grande.

Rubem Fonseca es considerado un narrador de lo siniestro. Desde su primer libro, "Los prisioneros", publicado en 1963, Fonseca establece su territorio narrativo creando a partir de todo tipo de delitos, personajes crueles, irónicos, ingenuos, víctimas y la sensación de que la gente va por la vida sin preocuparse demasiado por la justicia ya que su administración es una soberana tomadura de pelo. La corrupción, el asesinato, la traición, la violencia sin razón, la prostitución, la pornografía, la podredumbre de la sociedad en todas sus capas y estamentos, se erigen como forma de vida.

En Feliz Año Nuevo, publicado en 1975, en dos cuentos: Paseo Nocturno I y Paseo Nocturno II, un hombre se dedica a matar mujeres para eliminar la tensión del día... La literatura de Fonseca ocurre en el bajo mundo. El bajo mundo es un entidad universal, perfectamente localizable que ha llevado sus propios códigos de honor, de convivencia, su lenguaje, su épica y su lírica.

En su obra la corrupción, los bajos instintos, el erotismo y la falta de perspectiva de los personajes da pie a un mundo caótico, violento, , donde morir y vivir son lo mismo. José Miguel Oviedo refiriéndose a la obra de Fonseca, ha dicho que "nadie quiere cambiar este mundo abyecto, sino sacarle el mejor provecho".

El ensayista y escritor francés Edmond Cros, en calidad de coordinador del jurado del Rulfo, dio lectura al acta resolutiva en la que se menciona que "la narrativa de Rubem Fonseca introduce un modo de contar que aprovecha y reelabora formas provenientes de la literatura popular como la novela negra, pero también las de la novela política, la social, la existencial y la erótica".

La narrativa de Fonseca es la tumba de los buenos. Alberto Mattos, el comisario de policía ulceroso de la novela "Agosto", personaje importante, es asesinado al final. ¿Quién se preocupa por un policía muerto? Los personajes de Fonseca sucumben ante la posibilidad de ascender en la sociedad. En "Agosto" se cuenta la caída de Getulio Vargas; pero la tragedia no es esa, total, Vargas no era más que un dictador; la verdadera tragedia es como el único que merece vivir entre políticos corruptos, golpistas, empresarios tramposos y asesinos a sueldo, es el comisario Mattos, que es asesinado y no pasa nada. Mattos representa la legalidad, el método, la justicia, la vida posible, el respeto por las instituciones. Y muere.
Romeo Tello Garrido en el prólogo de "Los mejores relatos" editado por Alfaguara, dice que "En Rubem Fonseca, los valores éticos, no pasan de ser ingredientes ambiguos de la existencia". O como dice uno de los personajes de "El caso Morel": Todos somos asesinos.

Fonseca es el novelista de la descomposición social. Cada libro es un golpe, una llamada, una advertencia. En Fonseca abundan las mujeres muertas, golpeadas o amenazadas. Sus asesinos son profesionales, a quienes el destino ha llevado a desempeñar un oficio indeseable pero necesario. Son gente seria, callada y cumplidora. No se complican la vida con moralidades o asuntos religiosos. Ellos han venido al mundo a matar y lo quieren hacerlo bien. Ejecutan órdenes, siempre de la gente decente, cobran y se retiran a vivir la vida, como diría Sabines. Igual hace la gente decente.

Dice Elmer Mendoza sobre la obra de Rubem Fonseca que su literatura es una respuesta a la violencia descarnada que ciega a la sociedad de este tiempo.

En América Latina, después del "boom", y su estética de la nostalgia y del realismo mágico, la literatura de violencia ha sentado sus reales. De México a Argentina los autores trabajan sobre las manifestaciones más absurdas de los seres humanos: aquellas en que corre la sangre. Indudablemente, Rubem Fonseca es uno de los grandes maestros.





 

 
 

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