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PENSANDO EN UNA ECOLOGÍA DIGITAL

(a partir de la conferencia “El futuro del libro digital” de Jean-Francois Fogel en la Universidad Diego
Portales y del uso del Facebook)

Por Héctor Hernández Montecinos
www.acheache.blogspot.com/


Apenas terminó de hablar me abalancé a hacerle dos comentarios que en realidad eran dos preguntas, pero finalmente eran dos objeciones, una celebrando un pequeño desliz al fascismo y la otra criticando una nueva forma de éste, pero virtual.

Llegué un poco tarde a la conferencia, pero en ese rato sólo se hicieron guiños a Bolaño para, de algún modo, insertar el tema en la Cátedra que lleva su nombre, y por ende, justificar su presencia allí. Me senté al lado de un amigo y me puse a escuchar pacientemente el desenvuelto castellano del franchute, pero a medida que el conferencista hablaba sobre los beneficios, maravillas y facilidades que el libro digital nos traería a todos como usuarios mi estupefacción se fue haciendo cada vez mayor. Lo primero que señaló fue que el fenómeno que sucedió con la música en internet, es decir, su democratización y total acceso, sería lo que pasaría con los libros digitales. Lo cual, si sucediera, podría llegar a ser de verdad notable, pero lo que él señalaba no era justamente eso y ahí radicó el primero de los problemas. Fogel ejemplificó el caso de cómo en Japón ya es una realidad el uso de los celulares como soportes para leer novelas que las mismas compañías venden como servicio a los clientes, de hecho nombraba una, “Enlace (de amor)”, que había sido la más bajada, aunque reconocía que eran folletines romanticones, lo que nosotros bien conocemos como best sellers hechos sólo para vender; es más, contaba que la novelita tuvo que ser impresa debido a su éxito. Este dato inmediatamente me llevó a una primera pregunta: ¿Qué pasa cuando ese tecnócrata se convierte en editor y es él quien elige que deben leer los usuarios del celular?, es decir, al imaginar este fenómeno no puedo dejar de pensar en como se construye un nuevo canon virtual, un posicionamiento empoderado de una serie de elecciones que no son más que estrategias de (des)visibilización. Se lo pregunté a Fogel y me respondió, un poco molesto, que si no me había dado cuenta yo que ahora todos los libros son democráticos y libres para bajar de internet, y punto. Evidentemente rehuyó el tema porque para mí, como para todos nosotros, es evidente que ahora existe una libre circulación de material bibliográfico dando vuelta, de hecho en la Red de poetas latinoamericanos en Facebook estamos construyendo una primera biblioteca virtual para esa plataforma. Mi comentario que en realidad era una pregunta, pero finalmente era una objeción tenía que ver con algo muy distinto a lo que él me respondía, pues al pensar que las compañías de celulares tengan el control de lo que se leerá en un mediano plazo y, en efecto, el mismo conferencista señaló que para los empresarios de la informática, los mega servidores y buscadores el celular era el negocio del futuro, y ya no los PC, me parece no menos que estremecedor. ¿Será este el inicio de una neofascismo virtual, un index expurgatorum de una inquisición tecnológica, en el cual ya no podrá haber literatura independiente, subversiva, clandestina a nivel masivo? Uno se puede responder con la esperanza de que libros en papel siempre existirán, pero justamente allí aparece otra de las encerronas, ya que lo que también le pregunté, y fue mi celebración al desliz al monopolio, duopolio, oligopolio de la celulosa y el papel, era sobre el fin de ese mercado, o sea, que al popularizarse y hacerse hegemónico el libro digital ya no habrá necesidad de seguir cortando árboles para esta industria que ha sido la responsable de tantos desastres ecológicos en nuestro país, como en muchos, además de acabar con un recurso natural como es el forestal y las tierras fértiles con el monocultivo. Esa fue mi otra intervención y el franchute, más que irritado, irónico, me respondió: sí, es mejor porque así le dejamos la tierra a los mapuches. Lo dijo con una sonrisa que me pareció de una malignidad terrible, y por cierto, arrancó varias risitas de los que estaban ahí. Estaba en un cónclave del fascismo. Entre varias cosas más como cifras exitosas, publicidad a nuevos dispositivos como iphones, ipod y maquinitas para poder bajar libros, señaló que trabajaba para el gobierno francés como asesor y promotor del libro digital. No pude dejar de pensar en cuando los europeos venían a vender vidrios de colores a los indígenas a cambio de oro, plata, materias primas. Un nuevo postcolonialismo aquí en vivo y en directo. No me explayaré más para ojalá generar una discusión al respecto, pero la idea del control me abruma, y me pasan cosas por la cabeza al ver los noticiarios y saber que entre las evidencias y pruebas contra los imputados están sus llamadas telefónicas, celulares y fijos, sus correos electrónicos, sus compras con tarjetas. Pareciera que nadie se percatara de eso, pero es real. Lo mismo sucede con Facebook, al responder cada quiz, hacer rankings y regalos a los amigos estamos siendo de alguna manera delatores de sus costumbres y creencias y uno mismo está detallando ya no su vida privada sino que su vida íntima, con quién te acuestas, qué haces en la cama, con qué te drogas, cuánto tomas, si estás favor del gobierno o de la oposición, qué marcas prefieres y mucho más. Es por eso que con la Red de poetas latinoamericanos le doy un uso meramente literario y de conectividad con otros usuarios interesados en la literatura, pero aquí alguien sabe más de nosotros, que nosotros de ellos. No es la paranoia izquierdista ni el miedo al futuro, sino que más bien plantear unas inquietudes sobre una ecología digital, en donde la libertad y la creatividad sean recursos naturales renovables y reproductivos, no al revés.

PD1: Justo ayer me pasó algo pertinente, encontré una crítica no sólo personal sino que a un grupo de amigos poetas, en una página que se llamaba algo así como “Libros de me...” ( no les haré propaganda), estaba escrita con una profunda ignorancia, era pura mala leche como se dice y les respondí y borraron mis post. Si alguien ataca el administrador debe tener la ética de permitir una respuesta. Mala cosa la de esta página.

PD2: En el caso contrario, este mismo sitio, Proyecto Patrimonio, ha sido un ejemplo a lo que se refiere a autonomías virtuales, aunque si bien es cierto que existe un editor, se puede hablar de una real heterogeneidad en sus decisiones sobre la página y un fácil acceso editorial a los más diversos puntos de vista sobre temas literarios.

Santiago de Chile, 25 de Junio, 2008

 

 

 

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