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Conversación con Nicanor Parra
Preguntas a la hora del té

Por Cecilia García Huidobro McA.
Revista de Libros de El Mercurio, Domingo 1 de Octubre de 2006

Desde Las Cruces, el antipoeta explica el sentido de publicar sus "Obras completas", e ironiza respecto de las críticas que despertó su visitada exposición "Obras públicas". Además recuerda sus no menos controvertidos inicios en la literatura (cuando estudiaba en el internado Barros Arana), y celebra su encuentro con una temprana obra de Roberto Matta, antecedente remoto de sus "Artefactos".

Las coordenadas son más o menos las habituales. Las Cruces, balneario de la costa central. Una casa con las ventanas abiertas —casi siempre las tiene— y un antipoeta, Nicanor Parra claro está, que encarna la vieja fórmula shakesperiana (para él) y parriana (para mí), que postula que la comedia y la tragedia unidas jamás serán vencidas...

Sentados en las escalinatas del antejardín, la conversación cae inevitablemente en el momento exultante que vive: se acaba de reeditar su libro Canciones rusas; la próxima semana llega el primer volumen de sus Obras completas & algo + editadas en España; se publica el libro visual Obras Públicas realizado por Colombina Parra y Hernán Edwards y su exposición es visitada diariamente por casi seis mil personas.

En esos estamos, cuando se detiene en la puerta de su casa una mujer mayor, acompañada de una niña que debe ser su nieta. Parecen a todas luces veraneantes:
"Felicitaciones, don Nicanor, su exposición le hace muy bien a este país", dice la señora como si lo conociera de toda la vida.
"Gracias", responde Parra con una semisonrisa.
"Estos comentarios —agrega Parra después que la señora ha hecho mutis por el foro— se multiplican por cientos a donde quiera que voy".

Sin embargo, de todo lo dicho, lo que más le agrada es lo que un lector escribió en una carta a El Mercurio: "es una falta de respeto muy grande que le hace muy bien a nuestra democracia".

—No hay duda de que la exposición causó revuelo. ¿Cómo se consigue eso?
—Yo no he tenido nada que ver... Eso es mérito de los que la montaron, mi hija Colombina y Hernán Edwards. Yo los llamo el Colectivo Subterra, porque ese museo está en un hoyo. Además, esta exposición se hizo gracias al Comandante Tololo (su nieto de 14 años, hijo de la Colombina), que se convirtió en el vocero oficial, como dicen los pingüinos...

—¿Cómo asi?
—Cuando la Morgana Rodríguez vino a decirme que le habían pedido que me solicitara sacar ese artefacto de la exposición, me quedé en silencio un buen rato hasta que el Tololo que estaba conmigo dijo: "Quiere decir que se suspende la inauguración hasta que se recupere la libertad de expresión en este país". Eso se transformó en la filosofía de la exposición.

—"El pago de Chile" es una expresión muy nuestra y otros países latinoamericanos no la entienden. ¿Por qué el nombre?
—Ese Artefacto es prácticamente una lección de historia y geografía, así debería ser visto y entendido. En la Colonia existía lo que se llamaba el Juicio de Residencia, que consistía en que a los gobernantes no se les podía cuestionar mientras estuvieran en el poder, pero una vez que lo abandonaban, recibían todo tipo de reclamos y acusaciones. De ahí surge la expresión...

—¿Y las criticas de Justo Pastor Mellado son el pago de Chile?
—Lo que ocurre es que la vanguardia de ayer es la retaguardia de hoy. El esteticismo se ha tragado a Mellado o, como dice la Colombina, la kakademia se lo ha tragado.

—Hay quienes sostienen que lo que ahí se muestra fue hecho por el dadaísmo.
—Ahhh, todo fue hecho por los dadaístas. Ahí está todo. Somos neodadaístas, pero también neokitsch. Claro que la gran diferencia es que el dada trabajaba el espacio de museo, aunque fuera el museo del escándalo, pero los artefactos actúan en el espacio histórico.

SE RUEGA TOCAR

Como no podía ser de otro modo para quien practica el principio de contradicción, a estas alturas Parra es de opinión de hacer algunos ajustes a esta exposición que ya ha sido solicitada para 2007 en Buenos Aires y Sevilla.

—Pienso que el Artefacto del Pago de Chile debería haberse expuesto con una lista de todos los presidentes chilenos y los gobernadores de la época de la Colonia también. Además, a los presidentes debería haberlos expuesto con alguna frase típica: por ejemplo, Jorge Alessandri con el "A usted lo necesito" (señala adusto con el dedo índice).

-¿Y hay antecedentes remotos de estas "Obras Públicas"?
—En una ocasión me encontré con una exposición en un bar de unos españoles que habían llegado en el Winnipeg en la calle Mosqueto. Tiene que haber sido antes del año cincuenta. Lo que ahí vi fue muy importante y siento que tiene mucho que ver con mi exposición en La Moneda. En la puerta había la imagen de una mujer desnuda de tamaño natural con una leyenda que decía: "Se ruega tocar". No lo podía creer. ¿Sabe quién era el autor? Roberto Matta, comadre...

—¿Y si nos remontáramos todavía más? ¿A la infancia, por ejemplo?
—En el barrio de Villa Alegre en Chillan vivíamos en una calle entre el cementerio y la estación de ferrocarril. Entre los vecinos había un carnicero que pesaba como 120 kilos y tenía pensión para los campesinos que venían a vender sus productos a la ciudad desde Portezuelos. No sé cómo yo aterricé en esta venta, para usar una palabra de Cervantes, pero me contrataron como profesor particular para los niños del carnicero. Yo estaba en el Liceo de Humanidades y tenía que enseñarles las operaciones y ese tipo de cosas. Andrés Bobadilla se llamaba el carnicero y mi alumno Andrés Bobadilla segundo y su hermana. Un día don Andrés dijo: "La carnicería no tiene nombre y necesita algo llamativo". "Yo lo puedo hacer", le respondí. Inventé un nombre: Carnicería El Indio, tenía un libro en el que salía un mapuche a caballo y le puse ese nombre para poder copiar el dibujo. Además, al lado derecho de la puerta pinté una oveja y al otro un chancho.

—¿Qué edad tenía?
—Debo haber tenido 14 años, como la carnicería estaba en la Avenida de Los Muertos, circulaba mucha gente que pasaba a ver sus difuntos. Recuerdo estar en una escalera con mis pinceles y los transeúntes, impresionados, me dejaban un billete de cinco pesos, que para mí era mucha plata. Afortunadamente eso se vino abajo con el terremoto.

—Como para pensar en ser pintor.
—En el Barros Arana supe lo que era un pintor. Mi compañero Carlos Pedraza era muy superior al profesor de pintura que teníamos, don Eduardo Videla, acuarelista de nota, pero el genio era Pedraza. Yo estaba más cerca de él que de los otros poetas del grupo: Jorge Millas y Luis Oyarzún. Éramos un subconjunto. Nos considerábamos mejor dotados. Lo divertido es que el pobre Pedraza terminó yendo para atrás. No aceptaba a Picasso. No al dadaísmo, sí a la pintura de caballete. Llegó a ser rápidamente profesor en el Bellas Artes y la academia lo inutilizó.

—Esa era la época del "Gato en el camino". Usted ha dicho que ese cuento se parece al primer capítulo de "Harry Potter y la piedra filosofal". ¿Por qué?
—No hay macrohistoria, sólo historietas infinitesimales, situaciones no más... No es "el" gato, ni siquiera "un" gato, es "gato" en el camino... El parecido se debe a que el texto literario es una suma teológica de trivialidades. Todo el peso lo lleva el significante y no el significado, e sea es posmodernidad.

—¿Entonces no existe la experiencia?
—La experiencia existe, lo que no existe es la doctrina. No a Logos. Hay vistas parciales, pero no hay historia colectiva. En el mundo no está pasando nada, pero en cada persona hay conflicto y desarrollo. Es lo que los marinos llaman mar boba: no hay oleaje que permita avanzar ni retroceder... Si avanzara, habría un proceso.

—¿Y cómo fue recibido su "Gato..."?
—¡Escándalo en el Barros Arana! Decían ¡qué burla! ¿Qué cresta es esto? ¡Es una falta de respeto a la espiritualidad humana! Parecido al efecto de los presidentes colgados, con la diferencia que no había un Pastor Mellado que teorizara al respecto. Los ensayos filosóficos y anteojudos de Jorge Millas no contaban mucho.

—Pero usted era inspector, así que no creo que lo hayan castigado.
—Don Amador Alcayaga, rector del internado, me citó a su oficina. Me hizo esperar mucho, recurso para amortiguar al interlocutor. Claro que nosotros no le dábamos bola a nadie. Si nos encontrábamos con él en un pasillo, mirábamos para otro lado para no saludarlo. Me preguntó: "¿no sabe cómo se escribe?" Le recomiendo lea las poesías del vicerrector Damián Meléndez, ahí va a entender lo que es poesía. Más tarde supe que significaba esa recomendación. Cuando leí un poema de este gordo pollerudo que empezaba así: "Una profunda calma me rodea". U-na-pro-fun-da-cal-ma-me-ro-de-a... ¡ENDECASÍLABO!

Ese verso influyó en mí. Entré en el estudio de la métrica, en el verso blanco shakesperiano.


MANUAL DE CARREÑO

—Se acaba de 'reeditar "Canciones Rusas". ¿Cómo fue la recepción cuando se publicó por primera vez?
—Neruda escribió a propósito de Canciones Rusas un poema que se llamaba "Una corbata para Nicanor...". Ahí dice algo así como que me había puesto a sollozar... Tal vez tienen algo romanticón, pero hay poemas que se salvan. Lee:

Este gato se están poniendo viejo
Hacen algunos meses
Hasta su propia sombra
Le parecía algo sobrenatural.

Sus mostachos eléctricos
. .. .. .. . .. lo detectaban todo:
Escarabajo,
. .. .. .. . ..mosca,
. .. .. . .. .. .. . .... . ..matapiojo.
Todo tenía para él un valor
. .. .. .. .. . .. .. .. . ../específico.

Ahora se la pasa
Acurrucado cerca del brasero.

Que el perro lo olfatee
O que las ratas le muerdan
. .. .. .......... .. . .. .. ./la cola
Son hechos que para él no tienen
. .. .. .. .. . .. .. ./ninguna importancia.

El mundo pasa sin pena ni gloria
A través de sus ojos entornados.

¿Sabiduría?
. .. .. .. .. . ¿misticismo?
. .. .. . ....... .. . .. .. .¿nirvana?
Seguramente las tres cosas juntas
Y sobre todo
. .. .. .. .. . .. .. .tiempotranscurrido.
El espinazo blanco de ceniza
Nos indica que él es un gato
Que se sitúa más allá del bien
. .. .. .. .. . .. .. ./y del mal.

—¿Y qué me dice de las "Obras completas"?
—Las obras completas son más bien libros del editor, no del autor. Nunca he leído unas obras completas, a pesar de que tengo varias: las de Neruda, de Mistral y ahora algunas editadas por Galaxia Gutenberg. Son el funeral del poeta. Por lo general, son para ponerlas en los anaqueles. Lo que cuenta es el lomo. Es una actividad social. Las obras completas son el Manual de Carreño de la Literatura.

—Hay una parte en las "Obras Completas & algo +" que se llama Los Trapos al sol. ¿Por qué?
- No quiero ser juzgado por esos texto. Son experimentos aproximativos. Por eso ahí quedan los trapos al sol.

 

 

 

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