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"transtraición"
Shakespeare, Parra y el lenguaje de la tribu


Por Alejandro Zambra

Revista de Libros de El Mercurio, viernes 30 de julio de 2004



Nuestro antipoeta busca en la academia, en la calle y en la feria, las palabras necesarias para recuperar el idioma original: ensaya combinaciones métricas y busca una forma que le permita conciliar lo alto y lo bajo, lo solemne y lo vulgar. "Para traducir a Shakespeare/ y comer pescado/ cuidado:/ poco se gana con saber inglés", dice.

Había una vez un rey llamado Lear que tenía tres hijas: una mala, una aún más mala y, la tercera, Cordelia, una bella y honesta princesa, adicta a la verdad y, por lo mismo, reacia a los concursos de retórica. Pero el rey, justamente, organiza un concurso de retórica: cansado de los avatares de la vida cortesana, un buen día - un mal día, porque aquí empieza la tragedia- llama a sus hijas y les pregunta cuál de las tres lo ama más. Las hermanas, solícitas e interesadas, comparten el podio y se quedan con el reino, Cordelia pierde, y Lear también pierde, aunque cuando se da cuenta de que ha perdido ya es demasiado tarde. El premio de consuelo es una larga tormenta a la intemperie, apenas amparado por unos pocos súbditos fieles y por su incondicional y molestoso Bufón (un tonto nada de tonto, un loco nada de loco, un bufón que bufa: "Les pasaste la huasca/ y tú mismo te bajaste los pantalones", le dice a su jefe, que muy a su pesar capta el chiste.)

En 1992, Nicanor Parra emprendió la traducción - la "transtraición"- de la triste historia del rey Lear. Tras una exitosa puesta en escena - dirigida por Alfredo Castro y con Héctor Noguera en el rol protagónico- el texto permaneció inédito por doce años, de manera que la aparición, hoy, de Lear Rey & Mendigo (Ediciones Universidad Diego Portales) constituye bastante más que una mera novedad literaria. En su momento el especialista Chriss Fassnidge afirmó que esta versión de Lear hubiera contado con la completa aprobación de Shakespeare; los académicos de Oxford, por otra parte, después de ver un registro en video de la representación, decidieron nombrar a Parra Honorary Fellow de dicha universidad; y hace un par de años, Ricardo Piglia dijo que por esta versión el antipoeta merecería un lugar destacado en una Enciclopedia biográfica de traductores inmortales.

Shakespeare en Chile

Parra prefiere considerar Lear Rey & Mendigo como una transcripción, en el sentido musical de la expresión: el poema fue escrito en un instrumento - el idioma inglés- que debe ser transcrito a otro instrumento, el idioma español, el español de Chile. Parra busca un texto equivalente, de manera que la literalidad queda necesariamente de lado. Muy por el contrario, se trata de encontrar - en la academia, en la calle y en la feria- las palabras adecuadas para recuperar el lenguaje de la tribu. Al igual que Shakespeare, el antipoeta ensaya inusitadas combinaciones métricas, quiebra el ritmo, busca una forma que permita conciliar lo alto y lo bajo, lo solemne y lo vulgar.

De este modo, en Lear Rey & Mendigo, el verso blanco isabelino y la métrica de los antipoemas se rozan, se potencian mutuamente: Shakespeare suena a Shakespeare y suena a Parra; Parra suena a Shakespeare y también - y sobre todo- a Parra: "Lo primero que hacemos/ Al oler aire por primera vez/ Es gemir y llorar dime que no", comenta Lear. Pero también dice: "Cenaremos mañana tempranito". O ruega, cuando se reencuentra con Cordelia: "Os suplico no hacer mofa de mí/ Soy un viejo senil y disparatero/ De ochenta para arriba/ Ni una hora de más pero tampoco de menos/ Y para serles franco/ Temo no estar en mis cinco sentidos./ Creo saber quién sois vos y quién es este hombre/ Pero no estoy absolutamente seguro/ Pues ante todo ignoro dónde estoy".

Según Harold Bloom, el problema de Lear es que siempre exige más amor del que la mezquina naturaleza humana es capaz de dar. Más compasivo es el énfasis de Goethe cuando afirma: "Un pobre viejo siempre es un Rey Lear". Y es que nadie quiere ser el pobre viejo grandilocuente, refinado, obsesivo, pendenciero, sentimental, orgulloso y brutalmente solo que es el Lear de Parra & Shakespeare.

Shakespeare al cuadrado

"Para traducir a Shakespeare/ y comer pescado/ cuidado:/ poco se gana con saber inglés", advierte Parra. No queda más remedio, entonces, que recurrir a los hechos: uno de los más lapidarios parlamentos del Bufón encuentra en Luis Astrana Marín, el traductor responsable de las Obras completas de Editorial Aguilar - el volumen, digamos, canónico de Shakespeare en español- , esta versión tan castiza como elíptica:

"Quien sirve por el lucro y el rescate
y no acompaña sino por la cuenta,
cuando empiece a llover liará el petate
y en medio quedará de la tormenta.
Mas yo quiero seguirte hasta la muerte;
al cuerdo dejará que huya el bufón;
el bribón que huye, en loco se convierte,
pero el loco, ¡pardiez!, no es un bribón".

Aunque luego desaparecerá misteriosamente (como si desde un comienzo hubiese sido un fantasma o la perturbada conciencia del Rey), por lo pronto el Bufón no es de los que "lian el petate", no es "un bribón". Convincentemente, Parra remarca esa lealtad a prueba de balas:

"El que trabaja sólo por la paga
No sabe de lealtad
A la primera lluvia se corre
De miedo a la tempestad.
Pero yo no me voy.
Que se vayan los sabios: yo me quedo.
Pícaro que se corre se convierte en Bufón.
Pero el Bufón no es ningún maricón".

En la misma escena - la cuarta del segundo acto- hay una digresión bastante frontal del delirante personaje a propósito de la lucha entre padres e hijo. Pero Astrana Marín prefiere distraerse y distraernos, que es lo grave en los alrededores:

"Padres que visten harapos
hacen sus hijos ciegos;
pero los que llevan bolsa
verán a sus hijos tiernos.
La fortuna, errante puta,
no señala a pordioseros".

Parra, en cambio, reproduce a la perfección la oscurísima mueca del payaso:

"Si el padre es pobre
El hijo no le da bola
Pero si llega a ser rico
Siempre lo tendrá a la cola.
La fortuna recuerda a una ramera
No le abre las piernas a cualquiera".
Sólo una más, para terminar:

"La que ahora es doncella y se ríe de mi salida, no lo será mucho tiempo, a menos que ciertas cosas queden más cortas que están"(sic), dificultosamente traduce Astrana Marín; Parra, en cambio, acierta:

"La que sea doncella todavía
Y se ría de mí
En el momento triste de mi partida
No seguirá siéndolo por mucho tiempo
Salvo que se nos corte lo que cuelga".

Así las cosas, Lear Rey & Mendigo es el resultado de la conversión de Shakespeare en antipoeta: el Lear de Parra es un auténtico Lear de Shakespeare y, a la vez, es una de las mejores obras de Nicanor Parra.

Traductores chilenos
En el universo verbal de Shakespeare

Beatriz Berger

Varios son los chilenos que han aceptado el desafío de traducir algunas de las obras de William Shakespeare. Así, el 9 de julio de 1964, Neruda publicaba en Editorial Losada Romeo y Julieta y el ITUCH estrenaba la obra basada en la interpretación de nuestro Nobel de Literatura.

- Traduciendo con placer y con honradez la tragedia de los amantes desdichados - escribe Neruda en Para nacer he nacido- me encontré con un nuevo hallazgo. Comprendí que detrás de la trama del amor infinito y de la muerte sobrecogedora, había otro drama, había otro asunto, otro tema principal. Romeo y Julieta es un gran alegato por la paz entre los hombres. Es la condenación del odio inútil, es la denuncia de la bárbara guerra y la elevación solemne de la paz.

Más adelante, Editorial Norma emprendió un ambicioso proyecto bajo la dirección de Marcelo Cohen: presentar las creaciones del dramaturgo y poeta inglés en una colección en castellano, traducida por una serie de escritores latinoamericanos y españoles. Porque, según Cohen, cada generación debía leer a su manera a los clásicos.

Entre los autores de nuestro país figuran los nombres de Alejandra Rojas, quien realizó la versión de Julio César (1999); Jaime Collyer que tradujo Otello (2000); Germán Carrasco El mercader de Venecia (2000) y Armando Roa Macbeth (2001). Con respecto a la experiencia de ingresar al universo verbal de Shakespeare, Armando Roa señala: "Fue, ante todo, una reafirmación de la traducción como aventura creativa que rompe las barreras idiomáticas y cruza épocas, en un diálogo infinito con las grandes literaturas (Shakespeare por sí mismo fue una de ellas)".

Germán Carrasco, por su parte, está consciente de que a los clásicos hay que leerlos en español latinoamericano, sin indulgencias y sin miedo porque "hay algunas ediciones en inglés que tienen tanto pie de página y discusión, que leer y traducir conservando los matices es un gozo total". Cree, también, que obras infinitas, como El Mercader de Venecia iluminan hoy miles de temas.

"Venecia, dice, era una ciudad mercantil y cosmopolita cuya existencia dependía de las ganancias que deja el comercio exterior - comprar barato aquí, vender caro allá- y en tal sociedad todos deberían tolerarse porque son indispensables para el funcionamiento económico y social. Pero se aprecia claramente la discriminación entre quienes poseen un nombre otorgado por cierta tradición - y que incluso pueden no contar con un capital efectivo- y quienes no lo poseen".

 

Lear

Con estos versos del antipoeta se inicia "Lear Rey & Mendigo".

Hay opiniones a favor y en contra
Admiradores incondicionales
Y detractores de grueso calibre
Como Tolstoy

Gide

Bernard Shaw

Que no lo dejan bueno para nada.

Pocos

pero bastante categóricos.

Alguien llega a decir
Que prefiere el relincho de un caballo.

Paciencia

Mientras unos lo consideran
El texto poético x antonomasia
De la literatura occidental
Otros deciden borrarlo del mapa
Bajo la acusación de injusticia poética.

Siglo y medio debajo de la mesa...

Poor Lear

A no mediar el romanticismo
Nadie sabría hoy de su existencia.

Lo que oyen señoras y señores
En Europa también se cuecen habas.

Es un monstruo de tal envergadura
Advierte Charles Lamb

Que resulta difícil hacerlo caber
En el zapato chino del escenario
Le queda grande a cualquier director
Imposible llevarlo a la práctica
Alguien ha dado realmente en el clavo?
Quiénes?
Uno que otro pero nadie +

Es un espanto
Ver al pobre viejo destartalado
Tambaleándose de babor a estribor
En ese maremagnum de olas contradictorias
Hasta que pierde el juicio de frentón
¿Alguno de los presentes quisiera estar
en el pellejo de Héctor Noguera?
Desafío + grande no hay
Para un actor x extraordinario que sea
No sé
El respetable público dirá.

Arriba los corazones en todo caso
Jóvenes acostumbrados
A las tragedias que terminan bien
Ésta no puede terminar peor:

En un mundo desprovisto de racionalidad
La poesía no puede ser otra cosa
Que la mala conciencia de la época.

Lo demás es literatura greco-latina.

Gracias y muy buenas noches
Alfredo Castro tiene la palabra.

HABLA SU BUFÓN

FOOL

Para que vayas tomando nota abuelito:

The hedge-sparrow fed the cuckoo so long,
That it's had it head bit off by it young.
Cuidó tanto a sus pollos la corneja
Que al crecer se comieron a la vieja.
Así fue como se apagó la vela.
Y quedamos en la oscuridad más negra.

(Del Acto 1, Escena 4)

FOOL

Nadie debe llegar a la vejez
Antes de conocer la prudencia.

(Del Acto 1, Escena 5)

 

 


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Shakespeare, Parra y el lenguaje de la tribu.
Por Alejandro Zambra.
Fuente Revista de Libros de El Mercurio, viernes 30 de julio de 2004.