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Nicanor Parra a los 99 años: entre los niños y el tango

Por Juan Carlos Ramírez

La Segunda, 3 de Agosto de 2013

 

 



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Si hay algo que Nicanor Parra se toma con más distancia que su eterna postulación al Nobel, es que le recuerden que el 5 de septiembre del próximo año cumplirá 100 años.

Lo primero es algo que no depende de él, aunque perfectamente podría tener el record -por encima de Philip Roth o Pynchon-, pues ha sido propuesto formalmente a Suecia desde 1971.

Lo segundo es más complejo: él mismo ha dicho explícitamente que no quiere festejarlo. Sobre todo porque ahora “recién” cumplirá 99 y falta mucho tiempo para completar el siglo de vida.

Esto no impedirá, por supuesto, que comiencen a aparecer intentos de contar con él para celebrarlo, aunque trate de quite, como confirman testigos que han ido a visitarlo en Las Cruces.

“Cualquier cosa que se haga, él no tendrá nada que ver. Y sobre el Nobel, ya está todo dicho ya. Él sabe que es un premio desacreditado que se da no por razones literarias sino geopolíticas, prácticamente desde sus inicios”, asegura un académico que estuvo con él hace unas semanas.

60 años de “Poemas y antipoemas” y la Fundación

Lo que sí se homenajeará -y Parra parece estar de acuerdo- son los 60 años de “Poemas y antipoemas” el libro que cambió todo, publicado originalmente por Editorial Nascimiento. Un volumen que no sólo sentó las bases de su proyecto poético, sino que renovó los códigos expresivos y temáticos de la poesía en castellano y que, con los años, generaría un culto también en el mundo anglosajón.

La Universidad Diego Portales será la responsable de organizar un seminario internacional el próximo año, además de la reedición del volumen y algunas sorpresas, como la exhibición de sus cuadernos que hasta ahora jamás han sido mostrados.

También está la idea, impulsada por Carlos Peña -rector de la UDP- y aprobada en un inicio por Parra, de crear una fundación. Aunque la idea aun está en pañales hay un dato revelador: la sede central estaría en la casa que el poeta tiene en Conchalí, muy cercana al Campus UDP de Huechuraba que se planea construir.

Además, la Biblioteca Nicanor Parra de la misma universidad debería organizar actividades en torno al cumpleaños 99 que serían reveladas en las próximas semanas. Pero el festejado ha sido claro: no quiere que le hagan algo especial.

En su escritorio se puede encontrar un ejemplar de “La secreta vida literaria de Augusto Pinochet”, la investigación de Cristobal Peña que desenmascara las pretenciones intelectuales del fallecido gobernante. Aunque, al parecer no la ha revisado todavía.

En lo que sí está muy metido es en la poesía antigua, cosas como La Lira Popular. También le obsesionan los tangos: lee su historia, escucha a Gardel, investiga de donde viene.

Le apasiona igualmente el lenguaje de los niños. Su misma hija, Colombina, explicaba que “está muy interesado en el discurso de los niños”. Es decir, cómo configuran el lenguaje los chicos antes de entrar el colegio. Parra siente que después de la antipoesía, los artefactos visuales y las traducciones de Shakespeare, este es su nuevo proyecto literario: escuchar a los niños.

Algo que graficó muy bien en la última entrevista extensa recogida en el libro “Plano Americano”, de Leila Guerriero: “Parra anota cosas que dicen sus nietos; o Rosita Avendaño, la mujer que limpia en su casa; o la gente que pasa por ahí, y las transforma en la engañosa sencillez de sus poemas”.

Parra contó una anécdota: cuando niño, Cristobal “Tololo” Ugarte (20) no contestaba cuando pasaban lista en el colegio. Consultado por él, el chico le dijo que no podía, porque no se llamaba Cristobal, sino Hamlet. “Desde esa época yo renuncié a la literatura y me dedico a anotar las frases de los niños”, aseguró Parra.

Y es efectivo: sus última obras literarias originales fueron “Poemas para combatir la calvicie” (1993) y “Lear Rey & Mendigo” (2004), elogiada adaptación al castellano de la obra de Shakespeare.

Aunque no ha emitido declaraciones públicas, sus cercanos admiten que sigue de cerca la actualidad. Y, específicamente sobre la situación política declara sentirse preocupado de qué “todos se sientan dueños de la verdad”.

Más allá de eso, él sigue recibiendo a escritores y académicos como Alejandro Zambra, Rafael Gumucio o Adán Méndez, además de poetas jóvenes que van a dejar sus trabajos y que él -efectivamente- lee.

La última vez que Parra fue postulado oficialmente al Nobel fue por la Universidad Diego Portales, el año pasado. El problema es que, según la tradición, ese año le correspondería recibirlo a un narrador, no un poeta como había sido el sueco Tomas Tranströmer el 2011. En las apuestas por los ganadores su nombre no figuraba. Y claro, el ganador resultó ser el novelista chino Mo Yan. Este año, debería ser un poeta el que lo reciba en octubre.

Según Rodrigo Rojas, profesor de la universidad y uno de los responsables de la postulación, el dossier “podría ser reactivado” por el jurado de Estocolmo. “Aunque que yo sepa este año ninguna institución ha vuelto a postular a Parra al premio”.

Si bien el Nobel es desde sus orígenes un premio destinado a potenciar las virtudes humanistas de un artista, hay una particular mitología que acompaña al poeta y que no es malo recordar: que no se lo dieron porque aceptó tomar té con la esposa de Nixon, que no fue tan radical en oponerse a Pinochet, que pesó mucho el lobby despechado de su ex pareja, la sueca Sun Axelsson (fallecida el 2011).

Parra en uno de sus poemas titulado precisamente “El premio Nobel”, dice: “(…) me lo debieran dar a mí/que soy el lector ideal/ y leo todo lo que pillo:/leo los nombres de las calles/ y los letreros luminosos/y las murallas de los baños/t las nuevas listas de precios (…) claro que ahora leo poco/no dispongo de mucho tiempo/pero caramba que he leído/por eso pido que me den/el premio Nobel de Lectura/ a la brevedad imposible”.

“Hojas de Parra” llegará a librerías españolas y argentinas.

Lo que sí tiene entusiasmado a Parra es que su catálogo está completo, gracias al trabajo de Ediciones Diego Portales. Libros grandes, con fotos icónicas y textos tan imponentes como el de Harold Bloom que acompaña a “Hojas de Parra”, recién lanzado esta semana. El teórico estadounidense dice: “Nicanor Parra es, incuestionablemente, uno de los mejores poetas de Occidente”.

Raúl Zurita lo complementa: “Al liberar a las palabras obreras de la sumisión que le imponen las palabras sagradas, Nicanor Parra le devolvió a la poesía la vida y a nosotros el sueño incancelado de la libertad”.

El libro funciona como un perfecto caleidoscopio de todos los Parras posibles. Así lo cree Matías Rivas, encargado de publicaciones de la editorial: “Es mi libro preferido, porque resume sus mejores habilidades. Desde lo visual en «Los 4 sonetos del apocalipsis» (donde las letras son reemplazadas por tumbas) hasta «El hombre imaginario», pasando por “El huaso perquenco”, la figura de Hamlet o la parodia. Es un conjunto donde se pueden ver las distintas facetas del poeta”, explica.

«Hojas de Parra» debería llegar por estos días a las principales librerías de Argentina y España. En este último país vendría a consolidar el acelerado proceso de enamoramiento iniciado por el Premio Cervantes y potenciado por la exposición «Obras Públicas» en la Biblioteca Nacional de España que incluía textos, artefactos y fotos biográficas.

 



 

 


 

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