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Entrevista a Hernán Loyola

Cuando Neruda refunda su poesía

Por Pedro Pablo Guerrero
Revista de Libros de El Mercurio, Viernes 14 de Julio 2006



"Teme al hombre de un solo libro", dicen que dijo Tomás de Aquino. Quien domina un texto al revés y al derecho, luego de leerlo, releerlo y estudiarlo toda la vida se convierte, sin duda, en un experto absoluto y en un adversario prácticamente invulnerable, digno de temer. Más que de un solo libro, Hernán Loyola (Talagante, 1930) es hombre de un solo autor, Neruda, al que le ha dedicado toda su carrera académica y gran parte de su propia vida, pues además fue su amigo personal. Después de publicar los cinco tomos de las Obras completas (Galaxia-Gutenberg), Loyola ha puesto todas sus fuerzas en la biografía definitiva de Pablo Neruda, cuyo primer volumen (de dos) se publicará a fines de este mes en Seix Barral: Neruda. La biografía literaria (título sugerido por Jorge Edwards), que lleva por subtítulo: "La formación de un poeta (1904-1932)".

Loyola afirma que su libro es "una tentativa de lectura genética del poeta", consistente en dos biografías:
—Me oriento hacia una biografía total de Neruda. No sólo una biografía de eventos y anécdotas, sino también de textos, de la obra. Por eso el subtítulo es "la biografía literaria", fórmula que en rigor no significa nada, pero que me sirve para sugerir que mi libro propone simultáneamente dos biografías inextricablemente enlazadas: la del ciudadano chileno Pablo Neruda, que vivió entre 1904 y 1973, que tuvo mujeres y casas, que entre otras cosas fue escritor, diplomático, senador, dirigente comunista y candidato a la Presidencia de Chile; y la del personaje, llamado también Pablo Neruda, que nace, crece, vive amores y batallas en sus libros, en sus textos, y que sigue y seguirá siendo un "residente en la obra" del ciudadano.

Para Loyola, "el acontecer biográfico (en sentido habitual) del ciudadano Neruda y el acontecer ficticio del personaje Neruda que sus textos desarrollan, se integran y se apoyan recíprocamente de un modo que no es obvio, como podría creerse. Al menos en Neruda eso ocurre con especificidad caracterizadora, que incluye la modulación con que el poeta y el personaje se conectan con el mundo".

Tal especificidad es precisamente el objeto de su trabajo.

"La escritura de Neruda —agrega Loyola— realiza, actualiza, da forma y vida literarias a la proposición de Ortega y Gasset: 'Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo'. Poesía desfachatadamente egocéntrica (centrada en el Yo) y apasionadamente alocéntrica (centrada en el Otro y en lo Otro, en la circunstancia, en el mundo). Mi biografía intenta explorar y revelar cómo Neruda alcanzó esta difícil simultaneidad, esta dialéctica yo-mundo, demostrando con ello, a niveles extraordinarios, que no se trata de esferas incompatibles o excluyentes.

Pero, sobre todo, lo que le interesa a Hernán Loyola es mostrar que la proeza de Neruda no fue el resultado de un proyecto, de un programa, como en el caso de Huidobro, sino del "crecimiento natural" del poeta, como lo declaró el mismo Neruda.

"Por eso Neruda no quiso nunca crear 'escuela' ni dejó discípulos", asegura. Paradójicamente, para Loyola "quienes mejor asimilaron la verdadera lección de Neruda no fueron sus imitadores, sino algunos grandes poetas que incluso lo detestaban personalmente, como Enrique Lihn".

Loyola advierte que la novedad de su libro "no consiste en revelaciones puntuales y sorprendentes", aunque las hay también, sino en enfrentar todos los temas controvertidos que rodearon la existencia de Neruda. Y sin duda que uno de los más enigmáticos en esta primera fase de su vida es el episodio de su relación con Josie Bliss, la mujer birmana con la que vivió por algún tiempo mientras era cónsul en Rangoon, y que inspiró su famoso poema "Tango del viudo" ("Oh Maligna, ya habrás hallado la carta..."). Una pasión que terminó haciéndose insufrible, como recuerda el poeta en Confieso que he vivido, donde habla del "paroxismo salvaje" de sus celos, que la hacía odiar los telegramas que le llegaban al poeta desde lejos, incluso al extremo de esconderlos.

"A veces —recordaría un asustado Neruda— me despertó una luz, un fantasma que se movía detrás del mosquitero. Era ella, vestida de blanco, blandiendo un largo y afilado cuchillo indígena. Era ella paseando horas enteras alrededor de mi cama sin decidirse a matarme. 'Cuando te mueras se acabarán mis temores', me decía. Al día siguiente celebraba misteriosos ritos en resguardo a mi fidelidad".

En su libro, Loyola se distancia de las aproximaciones folclóricas a esta relación:
—Siempre se ha visto el carácter sexual del episodio, lo cual ocurrió realmente, y es fundamental sin duda, pero la figura de Josie Bliss va mucho más allá de eso: se relaciona de modo visceral, entrañable y natural con la escritura de Neruda. En Oriente él se siente solo y desilusionado y necesita vitalmente continuar escribiendo, pero como no podía hacerlo sin relacionarlo con su circunstancia inmediata, y estaba inserto en un mundo ajeno, que no era el suyo, el conocimiento de Josie Bliss le ofreció la posibilidad de refundar su poesía. Un desplazamiento desde el espacio del sur de Chile, Cantalao y los bosques, el mundo de los sueños y la noche, hacia la realidad diurna del nuevo mundo: su residencia en la Tierra.

—Si ella es tan importante, ¿por qué la abandona?
—Neruda escribe una versión de su fuga incluso cómica, en la que no queda muy bien parado, porque se arranca, casi como en un vaudeville. Pero eso también termina por formar parte del folclor nerudiano. En realidad, huye primero por los celos de Josie Bliss, que no se dirige tanto a otros improbables amores, sino a la fuerza de los recuerdos que trae Neruda de su mundo, lo que desemboca finalmente en la crisis de su tentativa de sustituir el fundamento de su poesía. Por el lado de Josie Bliss, ella siendo supersticiosa y teniendo un concepto religioso del mundo ve en el apellido de Neruda una señal: en el budismo tántrico Niruddha es el nombre del quinto y último grado en el proceso del practicante en la búsqueda de su identificación con la divinidad, que es la conquista de la suprema felicidad: supreme bliss, en inglés. Entonces ella ve en el entendimiento sexual con su amante una vía de salvación y realización del ideal budista.

—¿Y por qué Neruda no quería ayudarla a alcanzar esta realización o suprema felicidad?
—Porque Neruda se da cuenta de que en el amor de esta mujer hay simultáneamente una fascinación extrema, que ninguna mujer le había dado, pero también el máximo peligro de muerte, porque lo que Josie Bliss quería era buscar la perfección a través de la muerte: le proponía morir juntos, sacrificándose mutuamente, en el momento del orgasmo. Literalmente. ¿Cómo no iba a sentir miedo del cuchillo ritual?

 

 

 

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