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Las pupilas del insomnio
De Silvia Osorio /Editorial Bordes, diciembre 2013, 147 páginas


 



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Silvia Osorio Hernández (Talagante, 1961) Ha publicado Aunque se apaguen los neutrones (1997), Baladro (2000), Odas de los amantes al otro lado de la densa bruma (2002). Participó de las antologías: Sitio Público. Antología de poetas y narradores (2005), Verano encantado (España, 2006), Letras de Talagante (2009). Audioteca de Poesía Contemporánea de Argentina y Chile (2011), Antología de Poesía Afluyente de Alas (México, 2011). Obtuvo el Primer Premio Concurso de Poesía Talagante (2007) y la Beca de Creación Literaria Fondart (2008) con la que se produjo el libro infantil Zoelegía, inédito.

 

 

SELECCIÓN DE TEXTOS

 

El estigma del poeta

1

Vendí a una editorial de prestigio internacional
Los derechos de mis obras literarias
Edifiqué en un terreno baldío una casa fastuosa
Hice un huerto hidropónico
Y un vasto jardín de plantas exóticas
Planté un bonsái
Poseí cuervos y alacranes
Perros finos gatos y ovejas

Bajo los recalcitrantes rayos del sol
Perpetué para la mariposa y el pájaro atolondrado
Un sol preñado de arreboles
Y fui por todo esto engrandecido
Más que todos los poetas de mi generación

Sin embargo el ermitaño que habita en mi centro emocional dice:

Si no hubieras encontrado ilusión y vanidad
Serías distinto del pez en el acuario de cristal
Del pájaro que se desploma al primer disparo
O del hombre común que pone al necio en la cúspide
Y hace rodar al sabio por el abismo

Créeme
Si no puedes vencer las noventa y seis leyes de la luna
Ni de la tierra las cuarenta y ocho leyes
Los pétalos de tu conciencia jamás verás abrir

 

2

Voy desnudo    en el camino me vestiré
Voy sediento    en algún recodo una fuente me espera

Como todas las criaturas que realizan su trabajo debajo del cielo
Hice mi parte en la faena

El sol cada mañana vi salir
Contemplé cómo hilaba su disfraz la mariposa ortiguera
Vi a la luna romper el velo de la noche
Con sus afilados colmillos
Oí soplar el viento en el acantilado
Y lo sentí golpear con furia inusitada la aldaba de mi puerta

Vi cómo los caudalosos ríos y los esmirriados riachuelos van al mar
Y no se desborda un ápice el océano
Sin embargo no puedo decir que mis ojos
Se han cansado de otear el horizonte
Ni que mis oídos se han hartado de escuchar
El desafinado violín del invierno

¡Oh poesía! Es tan alto y veloz tu vuelo
Que si algún escéptico desde el suelo
Te lanzara una piedra de dolor
Caerías atomizada sobre la hierba

Empero el ermitaño alza la voz y me dice:

Si conocieras las siete leyes del universo
Tu alma sería un colibrí
Y tu carne no tendría que saciar el apetito de la luna

 

3

Si es que nada   absolutamente nada nuevo
Debajo del cielo existe
¿Qué importa que la yacija sea un día mi morada
Mi cuerpo el ataúd y mi esencia el único cadáver?

¿Para qué acumular mamotretos de poesía
Para que conocer de cerca los desvaríos
Si la risa enloquece y el placer de nada sirve?

En vano trato de respirar cada átomo de aire
Los verdugos del dolor son como las hienas
A plena luz del día
Veo sus colmillos manchados de sangre

A modo de consuelo el ermitaño me dice:

En el oficio literario hay gran disciplina
Y todo aquel que sabiduría añade
Añade dolor

La hada poesía y yo
En una oscura noche nos extraviamos
Las olas ya no rizan el pelo de las sirenas
Ya no son tornasoladas las plumas grandes del ave
En medio de nuestro silencio
Solo una jauría de lobos aúlla

 

4

Sentado bajo el inmenso árbol de la noche
Mi mirada es como el hortelano
Que recoge cada fruto a hurtadillas
Y lo deposita en la cesta de su alma

Sin embargo los libros elaborados con mis delicadas manos
Me revelaron que sigo siendo un necio
Porque solo los iluminados están por sobre el bien y el mal
El amor y el desamor
La luz y las tinieblas

Ya no siente placer mi boca al recitar
Ni se envanece mi ego que en el silencio
Lo oigan las piedras

Sobre la hierba recostado
Mi alma convalece de tristeza
He perdido la fe en los amuletos
Porque el mago de los sueños perdió su vara
Y dejó que la mano del viento deshilachara su ostentosa capa

Sin embargo el ermitaño me aconseja:

Se prudente
No escuches a esos falsos yoes que te dicen
- No existen dioses ni demonios
Es mejor que te suicides

 

5

Aquel cerro que vigila mi hogar
Se llama cerro Naltagua

Cada nube suspendida en el cielo tachonado de estrellas
Me sirve de almohada
Con tantos lujos ¿por qué emana sudor de mi frente
Y se llenan mis manos de callosidades y llagas?

El ermitaño sentencia:

Algún día sabrás que el intelectual tiene ojos en la cabeza
Y que el necio camina trastabillando en la oscuridad

De pie junto al arroyo que serpentea
Golpea con furia el martillo de la razón
El yunque adormilado de mi oreja
Entonces oigo el chirrido de la puerta del ocaso
Cuando detrás del horizonte se cierra
Y comprendo que ni el sabio ni el ignorante
Tienen memoria para siempre
Y que si un mismo suceso le acontece a ambos
Lo que les suceda a ellos a mí me sucederá

 

6

Sentado sobre una mancha de musgo
Cuando en la ventana de la noche
Se asoma la nebulosa del Anillo
Las ranas croan
Sin que mi presencia las intimide
Para ellas soy lo que son para mí
Un eslabón que unifica la misma cadena

El ermitaño me dice:

Algún día todo lo que haces debajo del sol
Te resultará demasiado fatigoso
Y aborrecerás la vida
Entonces desertarás de tu oficio de escritor

Descubrirás que cuando partas en la carroza de la muerte
No te llorarán
Pues tus manuscritos le quedaran al que vendrá después de ti
¿Quién sabe si será sabio o necio?

Sin embargo él o ella se ufanarán de los poemas
En los que noche a noche te desvelaste
Porque ¿qué tiene el que trabaja en literatura
Si no dolores de cabeza?
Si cuando lo desee aún
De noche su ser jamás reposa como la bestia

 

7

Ya la oveja sol
Rumió la penúltima flor de la primavera
Y el ermitaño me dice:

Ven y alza tu vaso conmigo
Pues no existe nada mejor que un asado
Y un sorbo de oscura cerveza

Todo lo demás está sujeto al tiempo
Tiempo de escribir y cosechar premios
Tiempo de saborear el zumo de la vida
Y morir olvidado por tus adeptos o detractores

Créeme
Cuando te digo que no existe ningún provecho
En la página en blanco trabajar
Porque lo mismo que le acontece al poeta
Al animal le acontece
A la piedra pudorosa al insecto
Y a la ensimismada flor

Así como mueren los unos mueren los otros
Porque todos tienen una misma respiración
Y creer que tiene más el poeta es vanidad

 

8

Casi todos los hombres
Desechan el oro del conocimiento
Solo buscan la alcancía de la vida eterna

Yo me niego a acumular tesoros terrenales
Como la abeja que sigue la brújula del sol
Recolectaré solo el néctar de la poesía

El ermitaño me dice:

Por altruista que sea tu arte poética
Terminarás cargando las cruces de lágrimas
De aquellos que por sus fracasos literarios se lamentan

Porque de la incesante ocupación viene el sueño
Y de la voz del necio la reverberación de palabras
Preocúpate de oír y luego habla
O mejor aún
Guarda silencio cuando estés delante de tus camaradas
Pues en las obras toda excelencia
Sobre todo tratándose de poesía
La envidia motivan
Y se levanta poeta contra poeta
Y crítico contra crítico para destruirlas

¿Sabes tú si el espíritu del hombre asciende al cielo
O si el espíritu de un pájaro un buey
O un tigre al infierno descienden?

Hazme caso cuando te digo
Que lo mejor es comer y beber
Porque todo cesará como la tormenta
Y todo aquel que a causa de su ideología fue abortado
Es mejor que tú porque no conoció el sol
Ni supo de los atropellos que se cometen debajo de él
Y tiene más reposo que la bestia

 

9

Qué lento es el carruaje de los años
Me fatiga cada día más el aire que respiro
¿Por qué el cántaro de mi cuerpo no se parte
O se desvanece como un suspiro?

El ermitaño me dice:

Sacude como un viento fuerte
Las nubes que cubren tu razón
Y verás la luz prístina del sol

Asimílalo de una vez
Que dulce es el sueño del poeta
Aunque coma y beba poco
Sin embargo el acaudalado hombre
O el rey que está sujeto a su trono
Por avaros comerán en las tinieblas
Y frío y miserias padecerán
Pues del vientre de la madre salieron desnudos
¿No se irán así cuando los signe la muerte?

 

10

Si limas los barrotes de la cárcel
Donde los críticos te pusieron
Tu mente ya no seguirá siendo la profunda noria
Empero si te empecinas en seguir allí
No dejará de estar turbia el agua

Basta
No interrumpas mi silencio
Porque debajo del disfraz
Hallaré una verdad suprema

Ya es hora de que comprendas
Me dice el ermitaño
Que nada de más tiene el crítico que el poeta
Sino tener que andar entre los vivos

Asimílalo de una vez
Es mejor el anonimato que la mala fama
Es mejor la casa del luto que la casa de la remolienda
Porque es la ruina del poeta la diversión
Y es mejor el enojo que la risa
Porque con la tristeza del rostro
Se puede enmendar el espíritu

 

11

Porque nadie puede ni podrá enderezar el árbol torcido
En el día del bien goza de él
Y en el día del mal reconsidera
Pues hay justos como Jesús
Lautaro o la madre Teresa de Calcuta
Que por su justicia perecen
E impíos como Adolfo Hitler
Fidel Castro o Augusto Pinochet
Que sus días alargan
El otoño de tu dolor pronto verá caer las hojas muertas
Entonces la primavera de tu alegría
Se cubrirá con el oro que adorna la tierra
Y aunque la opresión enloquezca tu espíritu
Y el presente corrompa tu alma
No te apresures a enojarte
Porque la ira es de los ignorantes
Buena es la ciencia con herencia
Y más para los que ven el sol
Porque es escudo la ciencia
Y escudo también es el dinero
Sin embargo solo la sabiduría
Prolonga la vida del poeta que la posee

 

12

Estoy sentado en la orilla del bosque
Un zorzal busca pacientemente lombrices

Cuando el viento del ocaso
Alza la varilla para espantar las aves
El ermitaño me dice:
Cada vez que caminamos juntos
Se enciende una lámpara para mí
En cambio tú aún tropiezas con la densa neblina
De la no conciencia

Si alguna vez comprendieras
Que por obra de la vanidad te abandona la sabiduría
Y que no existe ningún poeta entre los poetas
Que tenga potestad sobre la vida para retenerla
Ni potestad sobre la muerte para alejarla

Comerías tu mendrugo de pan con alegría
Beberías tu licor rancio con sumo placer
Y procurarías que fuera impecable tu traje de domingo
O que jamás le faltara brillo a tu ensortijada cabellera

 

13

Cada mañana paseo por el campo
Donde el trigo ulula
Y en mi alma hay toda clase de pájaros

Yo vi debajo del sol
Que es mejor la sabiduría que la fortaleza
Y que no es la carrera de los raudos
Ni la guerra de los fuertes
Ni de los débiles la derrota
Ni la gloria de los poetas
Ni de los hambrientos el pan
Ni de los pudientes la riqueza
Ni de los elocuentes el favor
Sino que todo les acontece a todos
Porque ningún mortal conoce su tiempo

¿Era esto lo que buscaba y al fin encuentro?

El ermitaño me dice:

No compadezcas a la flor que en el otoño muere
Porque la abeja la revivirá la siguiente primavera

Todo lo que venga a tu mano hazlo según tus fuerzas
Porque a la sepultura a donde irás
No existe obra industria placer
Ciencia amor poesía

 

14

Por qué aunque mis pasos
Me llevan hacia donde crece el bambú
Mi esencia elige la senda más lóbrega

El ermitaño me aconseja

Antes que tu ensortijada cabellera sea enmarañada por el polvo
Por la mañana siembra tu semilla de clavos de olor
Y no dejes reposar tu arado en la tarde
Porque aún no sabes qué es mejor

Créeme
Todo aquel que cave un sepulcro
Caerá en él
Y aquel que lance una piedra
Será con ella lapidado
Y el que haga arder los leños
En la hoguera se consumirá
Pues si están llenas de agua las nubes
Sobre la tierra la verterán
Y aquel que crea ser más alto que el cielo
No escribirá
Ni el que piense que es más ancho que el océano
Se inspirará
Porque ningún poeta conoce el camino del viento
Ni sabe cómo se crían los huesos
En el útero de la madre



 



 

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"Las pupilas del insomnio", de Silvia Osorio
Editorial Bordes, diciembre 2013, 147 págs.
(Extracto)