Fernando González Urízar

 
 

 

 

FERNANDO GONZÁLEZ URÍZAR: POESÍA Y TRASCENDENCIA


Fidel Sepúlveda Ll.
Instituto de Estética
Pontificia Universidad Católica de Chile

Este ensayo aborda la poesía de Fernando González Urizar rastreando las marcas de la trascendencia en el ámbito de lo humano (el amor) y en el ámbito de lo divino (la relación de la precariedad con el Ser Pleno). En el trabajo se enfatiza la presencia de la naturaleza originaria,
los cuatro elementos, como fuente de una creación poética de alto y hondo sentido.

 

... La poesía de Fernando González Urizar está tocada por la gracia, por la trascendencia. Como tal, va en camino en multiples direcciones. Una de las más relevantes es el amor en una doble orientación: hacia Dios en sus diversas manifestaciones y hacia el mundo y sus creaturas, especialmente la mujer.
... La trascendencia, en su dimensión religiosa, está presente a lo largo de su rica creación poetica y en parte ha sido recogida en Anima viva. Poemas teologales. La trascendencia, en su dimension humana, ha sido antologada en Del amor sin fin. De ambas trataremos en este trabajo.
... En Anima viva la trascendencia está presente como revelación continua del misterio de la encarnación por el cual la fuerza creadora y salvadora de Dios se hace patente en todas las cosas y seres del mundo, todas las cuales orientan su acontecer a quien es su origen y destino. Asi, en "Sinfonia Caddish", largo poema que se abre con una primera parte de "Ofrenda y alabanza". Aquí se patentiza la vision de largo y amplio espectro del poeta, cuando canta:

Alabado sea tu nombre
y el nombre de 1os seres y las cosas.

... Esta alabanza se instaura en el marco del Evangelio de San Juan, donde se dice: "En el principio era el verbo ... y por él fueron hechas todas las cosas". El nombre no es una etiqueta sobre las cosas que se pone y saca y cambia a voluntad y capricho. Entre nombre y realidad nombrada hay un vinculo profundo que dice relación con su origen, existencia y destino.
... Junto a la alabanza de la palabra está la alabanza del silencio, evidenciando la relación de respectividad que liga a ambos:

Alabado sea el silencio
en cuyas plumas arde la palabra.

... La realidad alabada es una, constituida por infinitas partes unidas de modo profundo por una solidaridad radical. Palabra y silencio son indisociables.
... Palabra, silencio, seres nombrados y silenciados, nada queda obviado. Hay aqui un sistema de universal presencialización. La parte está realmente en el todo, el todo está plenamente en la parte. ... También el espíritu está animando toda materia y toda materia está sustentando todo espíritu. Así, la lógica del poema sigue su curso y "toca" con su gracia y alabanza a los cuatro elementos:

Alabada sea el agua matriz, el fuego oscuro,
el aire volador y la tierra secreta.

... Cada elemento está tocado por una "virtud" que desencadena la revelación de un atributo, en un porcentaje significativo, sorprendente, desconcertante.
... La alabanza, en este texto, cubre a los frutos, al amor, al trabajo, a la paz que sorprende por su imponderable proyección:

Alabada sea mil veces la paz,
que une tierra, destino y alto cielo.

... La segunda estancia de este poema se denomina "Danza y arrebato". Es notable la amplitud del escenario donde se realiza la acción.

Danzo ahora en tus lindes, bajo los astros.
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Esta es la danza
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del agua que descifra la materia
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del viento que apacienta villanos y campanas
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de las grandes extensiones
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de las nubes que vagan por mi infancia
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la de Jericó/antes que las trompetas la volvieran ceniza.

... Poesía arrebatada por la fuerza que trastorna los ejes de ocurrencia de la "normalidad"; de las cosas y las personas llevadas más allá en un fuera de si que es un más en si; un salirse de un ser apariencial para entrar en el verdadero, real ser y su circunstancia.
... La danza es eso. Es salirse afuera de la rutina del tránsito en la linea recta de la economía del menor esfuerzo y el mayor efecto, para entrar en el movimiento grácil y aventurado de la curva y del salto, todo exceso, despilfarro para la lógica pragmática, pero puro goce y acierto para la ciencia del encontrarse en el circuito del más, de la expresión en las lindes de la plenitud.
... La cuarta estancia es especialmente interesante. Grafica la relación de creatura y Creador. Es una itinerancia a los entresijos de la identidad. Ahi la poesía revela la armadura contradictoria de lo humano como precariedad necesitada de vinculación con el ser y, por otra parte, como ansiedad de autonomia de raigambres y proyecciones demoniacas. "Soliloquio teologal" es la palabra balbuciente, sobre todo de frente y de costado a la vejez.
... Así, en la relación de vínculos y filiación, esta poesía encuentra imágenes genuinas que dicen de la vocación humana por ser, ocurriendo de la mano del Creador:

Soy un árbol: Crezco hacia ti.
Soy rama que atraviesa los tiempos,
copa que se embriaga de azul,
fronda llena de nubes y de pájaros.

... Pero al lado de la vitalidad y entusiasmo, emerge la vertiente de la precariedad, en una itinerancia afectada raigalmente por la caducidad:

Soy flecha desprendida del arco, errante ya
y sin vuelo, justo antes de empezar a caer,
a doblar la cerviz y regresar.

... La experiencia auroral del ser está evocada con imágenes magnificas, alumbradas por un destello de reproche y rebeldia:

Qué has hecho de mis sueños:
la eternidad, la pefección, el gozo,
la pura soledad y la belleza?

... Con la estrofa que sigue se genera un fuerte contraste de tiempos y acontecimientos, del pasado y del presente. Aquél glorioso, éste menoscabado:

Me has vuelto torpe, denso, terrestre, sedentario.
Justo, ecuánime, débil, sensato, responsable.
¡Pero no es esto lo que yo te pedía, sino un mundo
en el que cada cosa nombrada fuera mía
con el destello original en la primera rebelión
y la luz del paraiso, breve y oscura!

... Esta experiencia de finitud se sintetiza en una imagen admirable:

Soy un pan teologal ensimismado.

... El tiempo pasa y lo que fue ya no es:

¡Ya no tengo mis niños poderes!

Brillo, vigor, tersura ya decaen.

¡Me hago viejo, mi Dios!

... Edgar Morín señala en El hombre y la muerte que el hombre es el único ser que tiene conciencia de la muerte y que busca trascenderla. Esta poesía presiente la cercanía de la muerte y marca su amenaza con acento patético.
... Esta experiencia contrae la reflexión a una lectura hacia adentro de un espacio-tiempo-acontecer que no se consume ni consuma en el individuo y su trayectoria de algo mas que "pobredumbre feliz, belleza desdichada". El poema titulado "¿Qué somos, Dios, qué somos?" responde esta interrogante sobre la identidad profunda, con esta estrofa:

Qué somos, Dios, qué somos sino formas de un sueño,
nostalgia de unas horas, soledad angustiada,
pasión de ser eternos como en el paraiso
y cenizas y duelos y sombras y palabras.

... Sin embargo, frente a la certidumbre de la finitud y sus relictos, más allá de ellos, hay un horizonte donde espera la esperanza de un destino otro, cierto. En virtud de esto:

Ya nada importará sino tu cercanía
que derrite los hielos y hace cantar el bosque

... La poesia de Gonzalez Urizar, la de lo divino y la de lo humano, esta signada por un carpe diem no reductivo a1 presente circunscrito al instante, sinó abierto a un presente de horizonte hondo, alto, redondo que limita en el infinito y en la eternidad.
...
Del amor sin fin es un libro que nos ofrece un universo asombroso que nos invita a pensar el sentido de nuestro ser en el mundo. En é1 se nos revela que este sentido pasa por el amor encarnado en una persona que para el amante es "la rueda inmóvil y el eterno retorno". Para esta poesía la amada es el ser que concentra, condensa y transfigura los cuatro elementos con los que se configura la realidad.
... La amada reivindica para si lo mas vital y fino de la tierra. Asi, esta aparición limpida en un universo de despejados horizontes:

La veta temblorosa
de los álamos
que raya de nostalgia
los caminos.
En este espacio:
Te acurrucas tan lumbre
entre mi pecho
como si fueras trigo
o fruta.
Eres . . .
la paz de un blanco
corredor dormido.

Seres y cosas crecen
en ti como raices.

... La amada aparece en este texto como lo más representativo de la virtud creadora de vida de la tierra, pero, a la vez, como la tierra que desde su entraña da vida al universo de ”seres y cosas”.
... La estampa tiene el pulso estremecido y ascencional de lo terrestre y la permanencia precaria de lo salido de su época y expuesto en su vulnerabilidad a las dentelladas de otro tiempo.
... En relación con el amador, imágenes del árbol y la semilla testimonian la relación amorosa de amada y amante:

El árbol se repite copioso mientras vive,
en la semilla cantan las flores y los frutos,
asi te broto ahora, ebrio de cielo y pájaros.

Imposible dar cuenta del entramado de vida cruzada por multiplicidad de sincronias que encarna este texto. El don creador se manifiesta magnifico, sin alarde, en aquel verso ”En la semilla cantan las flores y los frutos”.
... El discurso linguistico hace sucesivo lo que es simultáneo. Este discurso poetico hace simultáneo lo que es sucesivo. A partir de este giro de ciento ochenta grados, no sorprende la condensación de realidad del verso que dice “Asi te broto ahora, ebrio de cielo y pajaros”.
... Lo separado y disperso se enlaza, se conforma en unidad que acoge las multiples direcciones de la vida.
... La amada emerge desde el centro de la realidad. Este centro, en esta poesia, tiene la raiz acerada de un pellin que no sucumbe: la patria chica. Asi, aun en la figura más lejana y ex6tica aparecen las lineas, las fuerzas de lo telurico local:

Yemenita menuda y tan tostada
como el trigo en las callanas de mi Ñuble.

... En la poesia de Gonzalez-Urizar una de las constantes es este sistema capilar entre lo universal y lo particular, entre lo cosmopolita y la autoctonia. Desde ésta salen las vertientes que irrigan de vida, en versión irrepetible, los grandes temas del hombre a lo largo de los tiempos.
... En esta linea hallamos un texto preciso en su diseño y precioso en su proyeccion:

el envión del ciprés
cuando le brotan ruiseñores.

... Es admirable este gesto ritmico del árbol que revela el dinamismo del pajaro y el de éste, que irradia paradigmáticas armonias. Aqui el envión, código agrario, local, esta conectado y sustentando la imagen emblemática del ruiseñor.
... Los materiales de la tierra proveerán a esta poesía de imagenes con que ponderar las cualidades y atributos de la amada. Asi dirá:

No conozco tu nombre ni tu edad
y tus dedos de trébol me desnudan.

... En otro texto, la amada sera evocada en relación a “higos de piel crepusculo” y en otra metáfora, luciendo su dominio del adjetivo, se le dirá a la amada: ”Delgada y rumorosa miel, te bebo”.
... En ese universo de la gracia, la mujer amada se asocia con la flor en multiples relaciones. Hay una que ostenta un singular poder evocador:

Ay, flor menuda, gracil, invisible,
en el hojal del tiempo vas y vienes,
amor mio, conmigo, siempre, siempre.

... Hay un movimiento de un tiempo de todos los tiempos prendido en la imagen de un pasado que se niega a pasar y no volver. Todo tan hondo, tan verdadero y dicho de modo tan limpio y desenvuelto.
... Lo vegetal brinda, además, imágenes para incorporar el plano reflexivo y doloroso de la existencia:

el olivar te enciende rescoldos apagados
y los tiernos cerezos en flor te hacen llorar.

... La intuición poetica de Gonzalez-Urizar halla en estos arboles la irradiación simbólica que le da hondor y perdurabilidad.. La figura de la amada emerge en esta poesia desde el fondo del tiempo, desde las aguas primordiales:

Que hermosa vienes recién salida del sueño,
estilando de tiempo.

Este gerundio, destilado de la larga experiencia campesina de ir a la intemperie al poeta le sirve para esta bella imagen del origen. En otro lugar dirá:

Amor,
ésta es la rama
llovida en primavera
y aún estila.

... Como en toda su poesia, en esta González-Urizar se revela un maestro en dar cortes y trazos precisos para que la imagen surja con su perfil más sugestivo.La vinculación del amante con la amada se dice con el agua, ambientada en tiempo y espacio campesinos:

Amor, como los cántaros te llenas
del agua de la lluvia y de mis sueños.

La dimensión polisemica del agua, su simbolismo complejo, entra de lleno en esta poesía para dar cuenta, hasta donde es viable, de la realidad inescrutable del amor:

Y el agua y el agua y el agua y el agua
qué mansa, qué cuna,
qué terco su asedio.

Poesía audaz ésta en el uso de los recursos, en la generación de contrastes, en los desplazamientos significativos. En esa linea está este texto armado, en parte significativa, sobre la base de antitesis:

Ahora llueve, amiga, llueve, llora y se abisma
mi silencio en tu busca, mi palabra en tu orilla
y no vienes y me arde la pena en el costado
y me azotan tus aguas feroces, enemiga.

... Lluvia y llanto, vida y muerte, afición y desafecto, amor y odio circulan y se entrechocan a través de la imagen del agua: de las aguas cordiales y de las aguas feroces ...
... Las aguas todas "van a dar a la mar que es el morir", pero, primordialmente, éstas son el origen y la fuente infinita de la vida. Por esto la amada de esta poesía se vincula umbilicalmente a las aguas del mar:
... El amante le pide a la amada:

Dame el mar que te habita costa a costa
y la niña fragancia de tus islas.

... La dimensión del amor se dice con la voz del infinito, redonda como el horizonte y radial como la vocación de itinerancia abierta, llevada en vilo por el aroma, la esencia del ser.
... La amada en su plenitud tiene una imagen: el mar, que revela su ser en el canto: Ahora eres el mar y estás cantando.
... La amada entraña lo inconmesurable y lo intimo: ser y estar, espacio, tiempo y acontecer esenciales.
... El aire llega, en este poemario, de la mano de una imagen de ancestro campestre. La poetica tradicional ha puesto en órbita esta joya del cantar encuartetado:

Voy a hacer una bebida
a ver si acaso me aliento
de los cogollos del viento,
ganchos de agua florida.

... La conciencia de que la salud del cuerpo y del alma ocurre por la vinculación con los cuatro elementos está presente en esta cuarteta. Ella habla de la dimensión antropológica y cosmológica en que situa su vida el hombre de nuestra tierra.
... Esta relación la lleva Fernando González-Urizar a su poesia. Una muestra la dan estos versos:

Manojos de aire en ruinas, ramos de sol perdidos,
cenizas de domingos felices.

... Lo que en la cuarteta tradicional es canto de esperanza de vida, eso sí, acá es expresión de dejación y desespero.
... Pero sobrenada en esta atmósfera la perspectiva de lo vital. Asi, surge este concierto de paralelismos, antitesis, registros variopintos, que pueblan la atmósfera de una desbordada vitalidad:

burbuja, cachivache de gracia en mis arcones,
botón, zalagarda de flautas en mis sienes.

... Esta poesía va a su aire, con su aire, armada de heterogeneidad, donde avanza a decir su experiencia, en gozosa tensión, lo fuerte y lo fino, lo popular y lo docto.
... En busca de revelar la vertiente de libertad y movimiento, de fluidez y desenvoltura que caracteriza a la amada, el poeta dice:

Qué hermoso pájaro vuela de tus manos
cuando sonries.

... Por otra parte, brío hecho gracia canta en las imágenes que dicen de la embriaguez del amador frente a la amada. Un grado superior de acierto expresivo revelan estos versos:

y los pájaros
hallan alegres migas que los hacen
estrellarse aturdidos contra el cielo.

... He aqui la imagen redonda de una plenitud ensimismada, operando con bizarria la creación de un mundo nuevo con un cielo nuevo, todo poseído por un frenesí irrestañable.
... Finalmente, en este recuento de materiales rescatados del cosmos para levantar la imágen de la amada, corresponde rastrear la presencia del fuego.
... La amada se identifica con el sol, con la luz, con el dia, con la vida:

Con anillo de sol tú me desposas,
con un ramo de llamas tú me azotas,
con un mazo de lágrimas me asperjas.

... Notable la amplitud de registro, el avance ritmico respaldado por las anáforas, la desmesura y variedad de las metáforas.
... En la misma línea ponderará las dimensiones transrreales de la presencia amada, diciendo: "lumbre infinita y larga en tu saliva".
... Contrapesando esa situación de infinitud, no ostenta menos presencia irradiadora de ser y de sentido esta imagen de lo recóndito:

No eres sino esto:
lámpara guardada
en la hora más sola
que enciendo o se ilumina de repente.

... La amada es fuente de luz que marca y penetra, incontrarrestable:

Su mirada de pronto refulge como aguja
y hay un rasguño ardiente y un sordo resplandor
.

... Esta es luz, de la familia del rayo y de la espada, que corta, abre, separa carne o tinieblas. La amada es fuente y administradora de la luz amable y temible. Esto proviene de que ella es hija creada y criada, tallada y tatuada por la luz.
... La admiración del amante queda fijada en esta sinécdoque:

tus hombros
redondeados a luz.

... En la linea expresiva de lo descomunal, el poeta nos entrega esta confesión:

Eres tú todo el peso celeste que soporto.

... Presencia insóita, única en un universo adverso, la presencia amada avanza, solitaria, en el ritmo solemne de estos alejandrinos:

Aquí vas, con mi gota de sangre, centelleando
mientras se hace la noche de Dios sobre la mar.

... Flor que no se marchita, herida que no cicatriza, signo de contradicción, esta luz acompaña y no abandona:

La morriña de luz que me dejaste
¡Cómo duele y que gozo de tenerla!

... Cuando ocurre el olvido, todo bien desaparece:

Sol que mucho madruga poco dura.
Y el olvido creció su flor celeste
y la sombra parió sus alacranes.

... Poesia esta de Fernando González-Urizar de poderosas imágenes de reminiscencias míticas, de venerable arqueologia. El amador está encadenado a la existencia de la amada. Su existencia es su
sentido y su destino:

Especie o cuerpo cierto, cuando mueras
la luz acabará: como los ciegos
vagaré por un mundo de tinieblas.

... En una perspectiva positiva, la presencia amada es luz solar, que hace justicia a todo lo existente y luz hogar que enciende y sitúa, ampara:

A un madrigal de chispas te comparo
Gozne, gonce, bisagra de mis huesos.

... La alta poesía es palabra de alto voltaje signífero. La poesia de González-Urizar es de este rango. El valor-luz de la amada se sintetiza en este verso:

Sonríes y se esparce la luz sobre la tierra.

... En este rico poemario hay dos figuras femeninas que revelan dimensiones complementarias
del sentimiento amoroso.
... Una está perfilada en el poema que el vate dedica a su esposa. Es un poema entrañable, delicadisirno y profundo. En él la esposa aparece como "fuente desgarradora de gracia".
... El lenguaje de los enamorados, como el de los místicos, está ordenado por la razón de la sinrazón amorosa. Como tal se halla cuajado de antitesis, paradojas.
... Este poema está cruzado por esta vertiente en la que el amor aparece como "quemadura celeste". El vate se dirige a la amada en terminos que delatan el "otro modo" de la realidad:

llama viva
¡aqui te estoy ardiendo!
¡Por ti mis ojos huyen hacia adentro!

Contigo aré en la nube.

... El mundo y la vida se dividen en contigo y sin ti. Sin ti "me crece soledad entre las uñas", confiesa el poeta. Contigo "entre tus ojos aun viven mis ojos/ preservados y limpios", de una parte, y, de otra "tiemblo en tu pecho / como un venado ante el relampago".
... La amada-esposa revela ser parte de un universo sagrado, lugar e instancia de purificación y del temor que inspira la majestad de Lo Otro.
... La amada está henchida por la gracia como realidad ontológica superior, como puente que comunica con la totalidad, y se la participa al amador:

y es tu gracia
la sola unión que tengo
con el mundo.

... Si la separación es una herida por la que se desangra el ser, la amada es su antítesis: restablece la unión y con ella la experiencia de plenitud.
... El poema "Teresa Eva María Rafinska", a mi juicio, representa la experiencia del sentimiento como irrupción de lo imprevisible e irresistible:

tu rubia cabellera es hoy la miel,
la sombra y el aroma de este canto
sin objeto, del todo innecesario.

... Es poema del encantamiento provocado por diversas revelaciones de una presencia numinosa:

tu juventud solar apenas calla
y menos tu sonrisa cegadora.

Que hermosa ibas descalza por la tierra
remeciendo el aromo y el rocío
a tu sombra ceñida, transparente.

... Este poema encarna el deslumbramiento ante la belleza y su fugacidad:

Tu belleza duele
Teresa Eva Maria
Rafinska

... El entrevero entre deseo y realidad (deseo de eternidad, realidad de interferidos momentos), se objetiva en el poema por la ruptura de los significantes que nombran a la amada:

y tú te vas,
Teresa Eva Maria
como se va la luz, Rafinska,
como se van los sueños,
como un agua fatal
que escurre, estila, escapa
rumorosa
y se pierde.

... El amador ante el deslumbramiento de la aparición, recompone sus huesos y procura asumir, acotar su oficio:

Soy alfarero
del silencio y de la voz.

De lo que calla,
de lo que resonando va a morir,
de lo que vive, en fin,
sin otro afán
que trascender olvidos y memorias.

... Nada más y nada menos. Este es el oficio del poeta: rescatar del olvido lo memorable lo digno de memoria. Entre esto, en primer lugar, el amor.
... El amor eterno y el fugaz, en el perpetuo sobresalto de una aventura de frontera, siempre es experiencia de extranjeria, como en este fragmento:

Un círculo de llamas que cautiva
en el centro del lejos y del cerca,
un fluir hacia adentro y un arder
confuso y segurísimo del todo.

... Este "fluir hacia adentro" tiene expresiones magníficas en este libro, que llevan a pensar que se trata de una categoria profunda de indole metafísica del sentimiento impregnando la sustantividad del ser:

Que hoy dia te amo tanto
y tanto y tanto te amaré por siempre,
que por ti sola voy gritando adentro,
adentro de mi adentro más adentro
¡amiga, te amo, te amo, te amo, te amo!

... Fernando González-Urizar orquesta gran variedad de recursos para su crear poético. Uno de los más frecuentes es la repetición que nunca repite. Asi, en este texto donde avanzan y se imponen los esdrújulos:

apágame este viento que me azota,
enjúgame esta herida que me sangra,
escóndeme este rostro que me alumbra.

... El amor apasionado como gloriosa heteronomía desemboca en relaciones de un contrastado "otro modo" rítmico y semiótico:

Ahora que me tienes y te tengo,
el miedo de perdernos
aroma con el olor del júbilo.

... En estas situaciones, que erradican la rutina, emerge la encarnación del amor como epifanía de la plenitud original:

Hecha de gotas diáfanas pareces
una luz de limón recién creada.

... Estos poemarios del gran poeta Fernando González-Urizar encarnan los lugares esenciales donde se crea y cria la humanidad. Octavio Paz habla del Amor, de la Aparición y de la Poesía. Estos son lugares antropológicos por excelencia. En este universo alienta la creación de nuestro poeta. Con los materiales de este universo hace su mundo. Lo que anima esta realidad es el amor. Este anima a la amada, al amante, a su "otro modo" de ocurrencia de este otro mundo:

La danza, la alegría, las uvas, las campanas,
lo que el amor entero reparte a manos llenas,
tú me lo das y es ese tu encanto y maravilla.

El polen, la abundancia, la voz, el sortilegio
porque son míos, míos, a ti te pertenecen
como la ardiente copa que el ébano me trae.

Eres tú todo el peso celeste que soporto,
toda la primavera del año que me pasa,
toda la luz que cae temblando del rocío.

... En este poema de sincronías de los números cuatro y tres (enumeraciones, versos, estrofas) se sintetiza la experiencia matriz de la gratuidad con que el amor colma a los amantes. En el primero se revela la dación de la amada al amante. En el segundo está precisada la entrega del amante a la amada. En la tercera hay la convergencia, en la experiencia amorosa, de lo espacial y temporal en clave de lógica "de mundo al revés".
... La poesía de nuestro poeta es presencia que da sentido al mundo que vivimos. Alumbra la finitud de la infinitud pero, sobre todo, la infinitud de la finitud revelada, liberada por el amor. El amor es la más constante y poderosa prueba de la vocación de trascendencia de la especie humana.

 


BIBLIOGRAFIA

Gonzalez Urizar, Fernando. Isrrael, Isrrael. Santiago: Babel, 1970.
Los signos del cielo. Madrid: Instituto de Cultura Hispimica, 1970.
Nudo ciego. Santiago: Pineda, 1975.
Sabiduría de la luz. Santiago: Nascimento, 1981.
Tientos del Ser. Santiago: Pehugn, 1994.
Anima Viva. Santiago: Patris, 1998.
Del Amor sin fin. Santiago: Ediciones de la Academia Chilena de la Lengua, 2000.

 

 

 
 

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letras.s5.com , proyecto patrimonio, FERNANDO GONZÁLEZ URÍZAR: Poesía y Trascendencia, por Fidel Sepúlveda Ll. en Aisthesis Nº33, año 2000.

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