Antonio Avaria nació 
    en Santiago el 13 de febrero de 1934 y falleció en la madrugada del 17 
    de octubre de 2006. Perteneció a la mítica Academia del Joven Laurel 
    de Liceo San Jorge de Santiago, junto a Armando Uribe Arce, Carlos Ruiz Tagle, 
    José Miguel Ibáñez, Hernán Montealegre, Jaime Silva 
    y otros.
    
    Durante muchos años fue el escritor inédito más 
    famoso de Chile, título con el cual competía con Juan Florit y Eduardo 
    Molina Ventura, en las tertulias literarias de la década del 60 en Santiago.
     El 
    autor de "Primera Muerte" fue alabado por Alone, Ignacio Valente, Efraín 
    Smulewicz, Claudio Solar, Marino Muñoz Lagos y por la escritora mexicana 
    Guadalupe Dueñas quienes lo definen como un escritor único en su 
    capacidad de penetración de la angustia del individuo, capturando detalles 
    del alma humana como pocos escritores lo han logrado en nuestra lengua castellana.
El 
    autor de "Primera Muerte" fue alabado por Alone, Ignacio Valente, Efraín 
    Smulewicz, Claudio Solar, Marino Muñoz Lagos y por la escritora mexicana 
    Guadalupe Dueñas quienes lo definen como un escritor único en su 
    capacidad de penetración de la angustia del individuo, capturando detalles 
    del alma humana como pocos escritores lo han logrado en nuestra lengua castellana.
    Efectivamente, 
    nuestro escritor abre las heridas, camina en los territorios de la muerte y la 
    fuerza de sus narraciones nos lleva a escenarios singulares para comprender la 
    soledad y, sobre todo, la forma en que la ausencia de los seres amados cobra vida 
    en nuestra patria personal que es la mente. Sus relatos cautivan por la asertividad 
    para mirar la vida desde ángulos escriturales poco conocidos y profundizados 
    por los escritores chilenos.
    
    Fue un nómade, estudió en Alemania, 
    vivió en Estados Unidos, Japón, Vietnam, y durante el gobierno de 
    Salvador Allende se desempeñó como Agregado Cultural en China.
    
    A 
    comienzos de la década del 70 el cineasta Jorge Fajardo realizó 
    un cortometraje basado en sus relatos y en su cosmovisión artística. 
    Este fue exhibido por canal 13 de la Universidad Católica y fue difundido 
    en circuitos de cine alternativo de Chile y América Latina.
    
    Siempre 
    los autores jóvenes de distintas generaciones tuvieron contacto con él. 
    Su mirada mordaz y cáustica del universo les era cercana y podían 
    disfrutar de largas conversaciones con unos de los artistas más cultos 
    de nuestro país.
    
    En diversas circunstancias y lugares fuimos testigos 
    del respeto que sentían por él, Enrique Lihn, Jorge Teillier, Martín 
    Cerda, quienes no dudaron en destacar en la década del 70 que Avaria en 
    su ensayo titulado "Cuerpo a cuerpo con la novela chilena y sus críticos" 
    había planteado primero que nadie que los escritores habían desempeñado 
    el triste papel de entretener a una burguesía con instrucción y 
    poder, y que su función era marginal en la sociedad, que era necesario 
    dotar al artista del lenguaje de mayores grados de organización para defender 
    sus intereses ante un Estado paternalista en lo educacional.
    
    Se fue uno 
    de los grandes de nuestra literatura. Director de la revista "Arbol de Letras", 
    ex Vicepresidente de la Sociedad de Escritores de Chile en el período que 
    le correspondió presidir la Sech, el poeta Jaime Quezada, columnista de 
    los más importantes diarios y revistas de nuestro país, agudo memorialista 
    del tiempo, su obra quedará para siempre en nuestra historia y su recuerdo 
    imborrable permanecerá siempre en la sociedad chilena a la cual tanto quiso.
    
    Hace 
    un par de semanas nos encontramos en el Departamento de Referencias Críticas 
    de la Biblioteca Nacional. Nos dijo que su final se aproximaba, que dejaba varias 
    novelas truncas y cuentos inéditos y que le tenía especial cariño 
    a un trabajo creativo sobre la experiencia neurótica del chileno en Alemania. 
    Nos despedimos en la Alameda frente al cerro Huelén y sus pasos se perdieron 
    entre la multitud del mediodía y el smog santiaguino. Su cuerpo fue sepultado 
    el miércoles 18 de octubre en el Parque del Recuerdo de Santiago por su 
    viejo amigo Armando Uribe, el escritor Jaime Quezada, el poeta Gonzalo Contreras, 
    el narrador Roberto Araya Gallegos, el crítico literario Miguel de Loyola, 
    y por quien escribe esta nota, en representación de la Sociedad de Escritores 
    de Chile.