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"Se Arrienda"
Capital Fuguet


Por Macarena García G.
Artes y Letras de El Mercurio, Domingo 9 de Octubre de 2005.

Ya está en cines Se Arrienda, la primera película de Alberto Fuguet. Sobre ella, sobre Santiago y por qué Woody Allen es responsable del bombardeo a Nueva York conversamos con el director debutante.

La cita es en Hotel City, ese excéntrico edificio con un pórtico de fierro y letras de neón ubicado a una cuadra de Plaza de Armas. Fuguet es un fanático de ese lugar: allí escondió a Matías Vicuña hacia el final de Mala Onda y allí transcurre un fragmento de Se Arrienda. Conoce ya a los recepcionistas y no se demora en conseguir una autorización para subir hasta la azotea que él filmó una mañana en que había mucha niebla y las torres de la catedral se veían lejanas. Cuando bajamos el escritor-cineasta se pierde por un pasillo y nos invita a entrar a la habitación de "Vicuña". Se refiere a Benjamín Vicuña, el actor que protagoniza Las Hormigas Asesinas, cortometraje que filmó antes de su película e incluyó fragmentado en Se Arrienda. Fuguet se sienta sobre una televisión abandonada y mira al que fuese su primer set: "Qué raro es que ahora esté así, teníamos tantas cosas aquí adentro". Eso fue hace algo más de un año, cuando soltaba la mano dirigiendo ese corto que incluiría en la película cuya campaña de prensa nos habla de cómo nos hemos vendido al sistema. El escritor chileno más emblemático de los '90, debuta como cineasta en tiempos en que se habla del "nuevo cine chileno".

Una vez en el frontis de ese hotel que asegura se comprará si la película gana tres millones de dólares y, todavía mirando a la cámara, Fuguet responde que no, que no está nervioso ante el estreno y la crítica a su película. La sesión la interrumpe un auto que toca la bocina y un hombre de traje y corbata que se asoma gritando: "Queremos más Sobredosis, compadre". Probablemente no sabe que en los últimos meses Fuguet ha estado dirigiendo une película que cuenta la historia de un grupo de amigos que con los años abandonan ideales de los que antes se jactaban.

El venderse, arrendarse o marginarse del sistema es uno de los temas de esa película que se centra en lo que le pasa a Gastón Fernández (Luciano Cruz-Coke), un músico que después de seis años estudiando en Nueva York vuelve a Santiago y ve cómo sus amigos se olvidaron de sus convicciones y participan del "sistema". "Yo siempre fui considerado un vendido porque admiré a Estados Unidos, leí la 'Rolling Stone' y me cargaba Pablo Milanés", cuenta Fuguet. "Y tenía compañeros de universidad a los que les creí; siempre pensé que iban a ser guerrilleros, iban a matar gente o se iban a quemar a lo bonzo, pero después fue todo distinto". Ahora espera que su estar dentro del sistema —"arrendado o vendido, no sé"— funcione. Que la película sea masiva y la vea mucha gente. "Y que me permita después hacer cosas más piolas, algo así como lo que pasó con 'Mala Onda' que fue muy leída y me permitió escribir después otras cosas".

—En tu debut como cineasta, ¿qué crees que fue más valioso, tu experiencia como escritor y guionista o tu irremediable condición de cinefilo?
- "¿Puedo decir algo en lo que no estoy 100% de acuerdo?... Yo creo que lo de escritor. A la larga no te basta con haber sido un freak que vio muchas películas. Hay que estar al servicio del personaje y para eso me sirvió ser escritor y guionista".

— ¿Y cómo te tomaste el resultado del Fondart que decidió no financiar Se Arrienda argumentando que el guión era bueno, pero que no confiaban en ti como director?
- "Al principio me dolió y me sentí muy inseguro. Me tiraron el miedo encima, me dijeron que yo no sabía de técnica y me puse a pensar que todos iban a decir eso cuando rodara y cuando estrenara. Pero después pensé que igual les había gustado el guión y eso es algo bueno. Y tienen razón, porque yo no he demostrado nada como director; ahora viene mi ocasión de hacerlo. Por eso quiero que esta película la vea mucha gente y que puedan emocionarse, recordar cosas, ver la relación que tienen con sus amigos, con sus padres. Y que pueda mostrar que Santiago es agradable y ojalá también, que la película saque a Andrés Valdivia y Cristian Heyne (los compositores de la mayor parte de la banda sonora) del under".

Que muestre que Santiago es agradable: ése fue uno de los objetivos de Fuguet a la hora de filmar la película y así se lo transmitió a su equipo. "Siempre dije que había que tratar a Santiago como Woody Allen trata a Nueva York. Queriendo la ciudad", explica el escritor que ambienta sus novelas en tiempos y lugares concretos dando datos precisos de la ubicación de sus personajes. Pero ahora no se trata del opresivo barrio alto, como aparecía en Mala Onda, ni de la tediosa capital que reprodujo en muchos cuentos de Sobredosis, sino de un Santiago acogedor. Una ciudad en la que un paseo de noche en micro puede ser epifánico y en la que sus personajes buscan lugares donde vivir convencidos de que ese espacio les entregará una porción de la esperada felicidad. "Yo estoy más calmado y menos enojado y eso se nota, pero no creo que esta ciudad más agradable tenga que ver solo con eso, sino con el país en general. Hace 15 años predominaba un sentimiento general de que había que vivir en otro país, donde hubiese mejores restaurantes y llegaran antes las películas. Entonces el Forestal era un barrio absolutamente geriátrico, vivían puros viejitos. Ahora el país está cambiado y ya no hace falta comparar tanto porque muchas de las cosas están acá y hay arquitectos que se vienen a Santiago porque aquí se construye. Acá están ocurriendo más cosas que en otras partes".

En la revista In (de Lan) escribías que no hay mejor campaña de turismo que la de filmar una ciudad.
- "Sí, yo he ido a muchos lugares buscando las escenas de esas ficciones. También literatura. La primera vez que fui a Buenos Aires era chico y me habían rayado las novelas de Sábato, sobre todo Sobre Héroes y Tumbas, por lo que apenas me bajé del bus fui al parque Lezama. También, apenas llegué a Lima, fui a hacer el tour Vargas Llosa, conocer Callao, el colegio militar Leoncio Prado, los cafés de San Isidro...".

Que la ficción construye el mito es una de las verdades de Fuguet. Tanto como para decir: "Los culpables de que bombardearan las Torres Gemelas fueron Woody Allen, Arthur Miller, Scott Fitzgerald, Spike Lee, Bob Dylan y toda esa gente que es anti Bush".

— ¿?
"¿Por qué no bombardearon Cincinatti? Nueva York es un mito construido a través del arte. El village es Susan Sontag, el jazz, Woody Allen y las tiendas de moda. ¿Por qué no bombardearon Detroit? Ésa es una ciudad mucho más simbólica, ahí se fundó Ford y las bases del capitalismo. Pero eso no es relevante; lo más probable es que la próxima ciudad bombardeada sea Los Angeles y será por el cine. Ahí está todo el imaginario".

Ciudad Kul

Fuguet quería mostrar un Santiago agradable y, de paso, homenajear a Luciano Kulcewsky, el arquitecto responsable de excéntricas construcciones como esos edificios neogóticos que se encuentran al poniente de Plaza Italia, el castillo que recibe al funicular del San Cristóbal, la piscina art decó de la Avenida Santa María y algunos barrios, como el de Virgina Opazo, que siguen una línea del neoclásico francés. Fue el periodista Sergio Paz quien le habló a Fuguet de este arquitecto que el escritor ya admiraba aunque no sabía su nombre. Juntos planearon un libro, Ciudad Kul, que iba a lanzarse poco después del estreno de la película, pero quedó postergado hasta marzo.

En Se Arrienda, Fuguet quería mostrar la obra de Kulczewski. Los protagonistas suben el San Cristóbal y se pasean por un sector del cerro que fue diseñado por el arquitecto, aparecen tomas de distintos edificios construidos por él y una paleta publicitaria anuncia una exposición en el Museo de Bellas Artes dedicada a su obra. "Durante toda la película estuvo presente, de hecho, había muchos en el equipo que no conocían su obra y terminaron fanáticos. Pero, al final, no mostramos tanto sus edificios: el mayor fracaso fue la filmación de unas escenas en el barrio de Virginia Opazo diseñado por él. Temamos todo listo, pero empezaron las obras en la Alameda y el ruido hizo imposible grabar allí", cuenta el director.

Hay Kulczewski en la pantalla grande, pero el homenaje quedó para el libro. "Para él entrevisté también al hijo y fue súper fuerte porque él estudió arquitectura y en la escuela todos se reían de su padre, el arquitecto freak. Él, entonces, tenía muy claro que tenía que seguir las enseñanzas de sus profesores y alejarse de la obra de su padre para pasar a la historia. Hizo una serie de edificios en Viña y otras partes que estaban bien hechos, con buena luz, bien distribuidos. Al contrario de su padre, que a veces no ponía ventanas porque le quebraban el ángulo. Y después de muchos años empezaron a llegar hacia Kulczewski hijo grupos de estudiantes de arquitectura que querían saber más de su padre. Él me contó todo esto a mí, diciendo que jamás esperó que el que iba a tener razón iba a ser su papá y que entonces se dio cuenta de que en la vida es más importante hacer lo que uno quiere que lo que se espera de uno". Una reflexión que bien podría calzar con esa duda general de los "vendidos" y "arrendados".

 

Página oficial de Película "Se Arrienda"

 
 

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