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20 poetas ecuatorianos del siglo XXI

Por Augusto Rodríguez

 

 

Próximamente se presentará la antología 20 poetas ecuatorianos del siglo XXI con el auspicio de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Guayas, Extensión Cultural Naranjal y el grupo cultural Buseta de papel. Cuenta con la introducción del poeta ecuatoriano Fernando Iturburu quien es Associate Professor Foreign Languages and Literature State University of New York en Plattsburgh, USA.

Jóvenes poetas ecuatorianos:
en busca de un nuevo compromiso literario

La literatura ecuatoriana, así como otras de América Latina, ha encontrado en los grupos literarios y las revistas los medios de expresión y debates de sus ideas. Muchas veces, estos han marcado el rumbo de lo que devendría en un membrete generacional. Cabe recordar la famosa Generación del 30, con su clara opción por el proyecto socialista y, en términos literarios, por la inclusión de obreros, campesinos y personajes de clase media, y el uso de un lenguaje a veces regional y crudo, aunque también con visos de lo que luego será llamado realismo mágico. Entre sus miembros más destacados encontramos a José de la Cuadra, Demetrio Aguilera Malta, Enrique Gil Gilbert, Gallegos Lara y Alfredo Pareja Diezcanseco. A otro nivel, Pablo Palacio, Jorge Icaza y Adalberto Ortiz. Luego de esta generación se experimentará un vacío en el panorama literario, el mismo que sólo veinte y treinta años después tratará de ser llenado con la aparición de grupos (Elan en Cuenca; Madrugada de Guayaquil) y con voces más individuales, de las cuales quizá las más conocidas sean hoy las de Jorge Enrique Adoum, Carlos Eduardo Jaramillo, Fernando Cazón Vera y Efraín Jara Idrovo.

Pero habría que esperar los años 60 y 70 para encontrar a una nueva generación aglutinándose bajo la bandera del socialismo latinoamericanista, de la escritura de compromiso social, del proceso de la Revolución Cubana y de la lucha anti-dictatorial y anti-militar, pues Ecuador vivió bajo estos regimenes en aquellos años. Así aparecen, La Bufanda del Sol en Quito y el Grupo Sicoseo en Guayaquil. Además, Tientos y Diferencias y Esferaimagen, entre los principales. De estos formarán parte escritores como Eliécer Cárdenas, Iván Eguez, Javier Ponce, Jorge Velasco Mackenzie, Abdón Ubidia, Fernando Nieto Cadena, Huilo Ruales, Esteban Michelena, Jorge Martillo, Fernando Balseca, Edwin Madrid, entre otros. Hacia principios de los 80, los grupos se habrán desintegrado y cada participante tomará su rumbo, el mismo que a veces estará marcado por la diletancia  tanto individual como grupal, pues el contexto en el cual aparecieron había cambiado notablemente: en el plano nacional se había pasado a un régimen democrático, y en el plano internacional se viviría el fin del llamado bloque socialista europeo. En los 80, tanto la poesía como la prosa van a registrar algunos aciertos, como el de Pedro Gil, pero también un estancamiento expresivo por el gratuito oscurecimiento del poema so pretexto de universalidad. Habrá que esperar el inicio del nuevo milenio para que otra generación retome el legado cultural de sus antecesores y debata sobre las condiciones sociales y políticas y los principios que van a determinarlos.

De esta manera, vemos un resurgimiento e innovación de la literatura ecuatoriana a manos de jóvenes escritores que buscan establecer su propio discurso en la escena nacional, fuera de los encasillamientos y disputas que caracterizaron la historia literaria ecuatoriana. Así, a más de varios escritores jóvenes sin filiación, encontramos grupos nuevos, como Buseta de Papel en Guayaquil y Machete Rabioso, Fe de erratas  y Locomotrova en Quito, La esponja y La pileta en Cuenca o Quetzal de Riobamba alrededor de los cuales se concentran decenas de jóvenes que, a la par que leen, escriben, publican y concursan en certámenes literarios, intercambian ágilmente información con otros grupos nacionales e internacionales. Ellos caracterizan también por un ágil fomento de actividades culturales, cosa inédita en la historia nacional, al menos en cuanto a la calidad e intensidad de las mismas, y por el rápido acceso a la era de la computación. Sus trabajos, como se apreciará más adelante, cuestionan la vida y el arte, pero con mayor desenfado y seguridad. Tienen un punto de vista político progresista y muchas veces un tono de rebeldía pero, al mismo tiempo, dan cabida a formas discursivas generalmente consideradas por el dogmatismo como extranjeras o baja cultura, como la música punk, la picaresca, el juego de palabras, cuestionamientos a las sexualidades hegemónicas, entre otros. Como toda generación, la actual se está haciendo, y sólo el tiempo dará el veredicto final sobre sus bondades y logros. Sin embargo, provoca entusiasmo ser testigo del surgimiento de sus voces en medio de las exigencias de la sociedad actual.

 

Diego Cazar (Quito, 1977) 

Escena de parto

la mujer se quitó un pedazo de seda
que cubría sus pechos, se dejó caer
sobre la cama en primer plano,
vuelta nada,
transformada en alaridos animales,
en celo,
a toda voz.
embestían violentos todos los faros,
sus ojos perdían órbita,
sus labios, queriéndose comer,
se cortaron y lloraron como cerezas,
del cuello al vientre pueril
que cantaba un orgasmo.

 

Luis Alberto Bravo (Milagro, 1979)

Una chica golpeada en la piscina

Su lengua ahora es más larga
y hay rastros de pasta dentífrica.

Ahora ella cierra los ojos donde lloraba.

Ahora las hojas vuelan para todos lados,
y vuelven a caer…
.. .. ... .. .. .. .. .. .cerca de aquí…
.. .. .. .. .(Donde estaba la chica golpeada y muerta en la piscina).

La sacaron del agua
como quien saca a un pequeño esqueleto,
como quien carga una madera pintada…
O como quien mide al primer amor.

Y mientras le espiaban las nalgas…
—“Pero, ¿las nalgas de quien?”
—“Pues, de ella…
de la chica golpeada y muerta en la piscina”—.
,,, alguien le sacó unas fotos;
Y por ello,
ahora podemos decir cuando nos preguntan
.. .. .. .. .por la chica golpeada y muerta en la piscina:
.. .. .... .. .. .. . .. .“Ella estaba ahí…
.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ... ... .Y nosotros acá…
.. .. ... .. .... .. .. .. . .. .. .. .Y los tipos de las fotos más allá”.

En las cercas pintadas
los vecinos murmuran & enrabietados
exclaman: “Si bien, era una mala chica,
no merecía morir en una piscina”.
—“Pero, ¿ha muerto quién…? ¿Quién ha muerto, quién?”
—“Pues ella…
La chica golpeada y muerta en la piscina”—.

“Yo le solía traer cervezas,
y cuando me daba propinas
ella solía decir:
.. .. .. .. .«Sólo un ángel como yo
.. .. .. .. .dejaría caer sobre ti
                 un pedazo de manzana…
.. .. .. .. .—Como quien deja caer sobre una isla—
.. .. .. .. .y verdaderamente lo soy»
(…) (glup)
Aún así, no tenía que morir en una piscina”.

“La mujer de allá,
nos ha dicho que a veces solía verla llorar en el patio,
y luego saltar las cercas pintadas,
sólo para arrancar —con un instrumento del bosque—
todas las manzanas fuertes”.


Desde aquel día
vengo a esta casa de martes a jueves…
Y siempre, siempre
un pequeño ojo del atardecer
.. .. .. ...... .perfora las nubes (y luego llueve).
Y entonces… ella abre sus alas, se eleva (y llueve) y abre sus alas
.. .. .. .. . (como si evocara la luz de un perro sobre una nube podrida).
—“Pero, ¿quien? ¿Me hablas de quién?”
—“Pues, de ella…
De la chica golpeada y muerta en la piscina”—.

 

Alexis Cuzme (Manta, 1980)

Podemos mentirle al placer

Sigilosamente
la tarde arrebata desencantos.

Creer en tu sexo,
en su frescura,
sonoridad,
es común y agotador.

Zozobra el artificio,
pero podemos mentirle al placer.

Amor,
tus glúteos encierran otra forma de vitalidad.

 

Dina Bellrham (Milagro, 1984) 

III (Los escribidores)

Hay una mesa paralela a un jardín arcaico. Yo extiendo mi regazo en las horas que dura el cielo sin su cinética de dinosaurios ególatras. De vez en cuando dejo las meninges escondidas en los bolsillos, porque me hastía su dolor de huérfano en mi cráneo, su llanto circular y víctima, su complejo de enano de fábula.

Entre el jardín y la mesa viven escribidores atrapados en smokings soñando el sueño que tuve hace dos siglos. Es muy tarde, yo me ido, he dejado el cuerpo perforado, la sonrisa y su juerga muscular. No necesito los pies para sembrar terror en las vías. Ni la péndola. Ni el papel calcinado entre mis dedos. Tengo dos libros en las sienes.

La mujer de helio me enreda en sus piernas, mastica mis pezones hasta arrancarlos. Está con rabia, con el perro atravesado en sus costillas. No me importa, su helio es mi ala de juguete, soy el náufrago de su párpado de océano.

Debo soportar sus días de témpano, desde acá observo a las escribidores abandonar el suicidio anticipado. Uno de ellos, tiene el corazón de virgen de estampilla, no son dagas, son vástagos sin vientre.

Cuando la mujer de helio llega al barrio de Midas, abre la boca y expulsa su globo. Se calza los huesos, nervios y arterias debajo de las piernas. Yo la espero. Deposito la lengua a su costado, mientras corro con las venas cual péndulos de sanatorios. Ella cura mis muñecas, adormece la anemia. Ella es fuerte. Ella apretará el gatillo en el desierto.

 

Tyrone Maridueña (Guayaquil, 1986)

El secreto de las viudas

Cuando las viudas del norte regresen a las tumbas donde escondieron sus lágrimas
Voy a buscar en sus ojos las intenciones de su regreso
Aunque los espejos que llevan en su rostro muestren ante mí
                                                                       Lo contrario a la muerte
Que no es la vida, sino la conciencia de ella.

 

 

 

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