CARTA DE CATULO
A LA PUERTA DE SU DORMITORIO
¡Oh Porta Amatus! Ignoras
que por provocar a tus dioses
—mientras los míos duermen—
te he abierto y cerrado
nada más que por la delicia de abrir y de cerrar.
. . . . . Yo conozco tus sueños porque los vi entrar.
. . . . . Yo conozco tus sueños porque los vi salir.
. . . . . ¿Podrías tú decir lo mismo de tu Catulo?
*
CARTA DE UN OCHENTERO CELESTE
A YOLANDA
el verano arrasa con sus eneros y febreros
y tú, Yolanda, me cuentas que esperas el otoño
pero es mentira: no se espera aquello que
de no esperarlo llega de todos modos.
no se espera la caída de las hojas: caerán
aunque nadie las vea, aunque a nadie le importen.
dices que esperas un día para sentir,
para alzar los brazos en son de alegría
pero ese día ya llegó y ni te enteraste.
ay qué única soledad ésa que nos unió, Yolanda.
nunca hubo una soledad para dos tan impúdica en su esencia,
tan certera en traicionarse a sí misma, tan indescifrable
al punto que, vista de lejos,
cualquiera hubiese podido dudar de sus motivaciones.
*
CARTA DE ÁLVARO DE CAMPOS
A FERNANDO PESSOA
De mi consideración:
. . . . . . Encontrar la verdad para perderla… ¡vaya metafísica!
. . . . . . Idólatras de papel que violaron
las reglas del juego escarbando sin cesar en el lenguaje
en busca de la escurridiza profundidad y que hicieron
del estupor una tragedia sin percatarse
que la profundidad era justamente
lo que estaba encima… ¡vaya eficacia del sinsentido!
Darle vida a un agnóstico para luego ignorarlo: he ahí el dilema.
Instalar un dilema donde no lo hay, erguirse
como el fundador de una desgracia —acaso sea
la desviación de una monserga pero ya se sabe
que los medios justifican todo fin y que la desidia
es una representación o, cuando mucho,
un eslogan de los que tienen la razón
pero la desprecian porque no cuentan con la verdad.
. . . . . . Yo desistí una vez, y otra sudé sin darme cuenta
mientras bebía en una buhardilla mi oporto, que era apenas un símbolo
—como esos poemas escritos en una cafetería
después de darle vueltas y vueltas a un asunto
que pronto olvidaremos.
. . . . . . Durante mi adolescencia en Tavira
pensé que seducir a una chica constituía un crimen
—pero un crimen contra mi dignidad, contra mi sosiego
o más bien contra mis nociones de sosiego.
. . . . . . Seré sincero: ella era delicada y guapa,
y su frente era la de una soñadora; estuve a punto
de escribirle una carta de amor que no fuese ridícula
pero no hubo sensatez que ostentar, ni congruencia.
Dicho lo cual, cabría agregar que si ahora siento nostalgia
es porque he triunfado sobre mis elucubraciones.
Y si el día de mañana siento nostalgia de esta nostalgia
es porque habré perdido la paciencia.
…………………………………………………………………………………..
Encontrar la verdad para perderla… etc.
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CARTA DEL DIRECTOR IMAGINARIO
DE LA “HERMANDAD IMAGINARIA DE LOS ANDES”
A NICANOR PARRA
Señor Parra, es mi deber informarle lo siguiente:
Resulta que uno de nuestros becarios imaginarios
escribió un poema imaginario
y lo envió a un concurso imaginario
cuyo jurado imaginario
le otorgó un premio imaginario
que consistía en un viaje imaginario
a un país imaginario
en el cual sus escritores imaginarios
detestaban la poesía imaginaria
por considerarla atentatoria
contra la verdadera literatura imaginaria
y cuando un periodista imaginario
lo abordó en su casa imaginaria
para preguntarle si renunciaría
a ese premio imaginario
nuestro becario imaginario contestó: “NICA…”
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CARTA DE PALOMA
A AMANDA
¿Qué quedará de nosotras, Amanda,
víctimas la una de la otra
en esta guerra por el placer?
¿Qué quedará del poema Ser mujer es ser mejor
nacido de tu inspiración atribulada
y que me recitaste en un hotelucho de Tacna
donde en efecto fuimos
citando uno de tus versos
más mujeres y mejores en la carnal armonía…?
¿Qué quedará de O canto do pajé de la Bethania
que a ti te gustaba tanto
y que escuchábamos entrelazadas como dos mocosas
en una cama-ratonera en la que tú confundías
mi saliva con tu saliva
y yo tu vanidad con la mía?
¿Qué quedará de este amasijo de ruinas, Amanda,
que sin mucho esfuerzo hemos llegado a ser las dos:
cada una curando las heridas de la otra
pero a distancia, demasiado latentes
como siempre estuvimos, demasiado besadas?
¿Qué quedará de esta carta en la cual
esta Paloma tuya que fabricaste a la medida de tus desvelos
se muerde los labios para despedirte?
¿Y qué quedará de esta despedida
que es también una búsqueda
de tus dones y los míos, indistintamente?
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CARTA DE UN EX-ÁRBITRO DE FÚTBOL MAULINO
A SU AMIGO DE INFANCIA
Mira, Juan Juanito, te voy a contar lo de ayer
para que te hagas una idea y entiendas por qué
me comporté tan nerviosamente frente a un
desconocido que al final me dio un grandísimo
alivio. La cosa fue más o menos así:
Señalándome una cama pequeña, me ordenó:
"Tiéndete ahí y bájate el pantalón y el calzoncillo".
Al principio me costó pero le hice caso. Entonces
se acercó, muy serio pero decidido, y empezó a
palparme los testículos, luego tomó mi pene con
mucha suavidad y me subió y bajó el prepucio,
con la mirada fija en el glande, curioso y detallista,
como el experto que era. Después de otros
menesteres propios de su oficio, acabó
diciéndome: "No se ven mayores complicaciones.
Estás bien..." Le contesté: "Gracias, doc..."
¡Imagínate, Juan Juanito! A mis cincuenta…
¡era mi primera visita al urólogo!
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CARTA DE ALFONSINA STORNI
A SU NODRIZA
La vela que trajiste hasta mi casa
apenas se estremece de torcida
y díjeme sonriente “así es la vida”
por la luz que se queda y la que pasa.
¡Ay del fogón dormido en una brasa!
¡Ay de la cicatriz sin previa herida!
¡Pasé de ser negada a ser querida
por el ruin que burlándose me abraza!
No le digas, nodriza, mi quebranto
ni que a tal apretón apuesto tanto
que el gesto de su encono me valiera.
Al fin la espuma fiel será mi manto
mientras por no afligirme yo me viera
a escapar tan adentro como afuera.
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CARTA DE EDDIE ARENAS PEREIRA
A WISLAWA SZYMBORSKA
Wislawa te pido perdón por esta carta y por sus líneas que recuerdan una bruma
que se detiene entre tu espejo y tú y por sus entrelíneas que difieren mucho de un subtexto
y por sus espacios en blanco que también son una realidad y por el pleonasmo rotundo.
Te pido perdón por mi ventana abierta que permite ver el ciprés
en donde anida el halcón doliente iluminado por un lucero en trance.
Te vuelvo a pedir perdón por esta carta y por su posdata que sólo es un silencio
y por la firma final que no revela nada.
Pero por sobre todo Wislawa
te pido perdón por lo que acabamos asumiendo como “lenguaje” “guerra” “libertad”.
(eap)
PD. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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CARTA DEL HIJO DEL GUAIQUILLO
A DON JORGE MANRIQUE
¡Ah don Jorge!
. . . . . .No todos los ríos
van a dar a la mar
que es el morir.
. . . . . .Mi río, por ejemplo,
va a dar a la mar
que es el vivir.
PD: Ni siquiera lo dibujé: por donde anduve tomé algo: luces, sombras, meros, escondrijos, pétalos, espinas, arenillas… y comencé a fabricar un río con sus estruendos y sigilos; incluso le fabriqué un pasado, historias que hablan de pescadores y fruteros, niños rotos, leñadores, bandidos y farsantes… A dicho río, sin embargo, no lo llegaré a conocer. Falta mucho tiempo para que florezca la espuma que lancé a sus orillas y aún sus mismas orillas no están del todo terminadas; sus aguas carecen de decisión y voluntad, y sus sauces recién están aprendiendo a llorar; sus animalejos no han sido bautizados, y cualquier ruido los perturba; no han nacido las criaturas que derrocharán desnudez y templanza entre sus rocas, y mi nostalgia es apenas una luz que tarda en mostrarse tal cual es. Por eso, don Jorge, mi río va a dar a la mar que es el vivir.
*
CARTA DE ALEJANDRA PIZARNIK
A SU MÚSICO
¡Oh músico mío! Hazme una canción
con las notas que despilfarraste.
Yo te ayudo con mi Árbol de Diana
mi plegaria de sangre
mi niebla tan piel hasta el fondo
mis crepúsculos de Avellaneda
mis ahoras mis peros.
Di que permanezco criatura
en algún rincón del lenguaje
del más intransigente de cuantos ansían sucumbir
y que el a.m.o.r. sigue siendo la misma otra cosa.
Di que hay un espejo entre las lilas
que sólo refleja lo que no soy
por más que me acerque.
Hubo otro espejo que olvidé
y era más grande que esta muerte
que sigue viva y cerca: taciturna de mí
yo lo llevaba oculto
pero siempre alguien lo presentía.
¡Oh músico mío! Cuéntales a tus oyentes
de mi falta de escrúpulos
que es también mi falta de resignación.
Si te place ríete de mis conjeturas
en el estribillo de mi debilidad por las carencias.
Yo te presto el baile.
¡Oh músico mío! Necesito esa canción
que cuente mis historias falsas
hasta borrar la historia verdadera
de mi vida.
OUTRO. A mí nunca se me ocurre nada:
es la Poesía la que me usa para decir sus cosas.
Yo sólo soy un instrumento
y sólo tú, músico mío, lo sabes.
*
CARTA DEL BARDO RUBIO
A GONZALO DE LEBU
No siempre partimos cuando partimos.
No siempre “basta” significa “detente”.
En el fondo, Gonzalo, “no” es una afirmación.
Cuando alzamos una copa de vino
hacia el cielo libérrimo del Sur
estamos negándole al tedio su derecho
a hacernos la vita impossibile y es que no siempre
bebemos cuando bebemos: a veces beber
es algo que va mucho más allá de las gargantas,
mucho más allá de disentir,
y no siempre acariciar a una doncella es definirla.
Y a este día le falta algo y no es claridad aunque es gris.
No es eficacia: está pasando muy rápido;
tampoco es efervescencia o falta de fe porque consuela.
Gonzalo, yo también maldije mi cadáver.
No siempre “siempre” es “siempre”.
(En sentido figurado
todas las palabras significan lo mismo).
*
CARTA DE VIOLETA PARRA
A UN FOLKLORISTA TEMUQUENSE
Maldigo con entereza
y no ha de ser un entuerto
esta turbación que siento
de los pies a la cabeza
y no es que me haga la lesa
ante tanta juventud
pues no es ninguna virtud
moverse de aquí pa’allá
como si no fuera ná
perder cordura y salud.
También pierdo la paciencia
y viendo mi pelo cano
voy a meditar al llano
en el letrado y su ciencia,
en la paz y en la violencia
del mundo que da sus vueltas
con sus furias y revueltas
en pos de un mejor pasar
en cielo, en tierra y en mar
y en sus rinconadas ciertas.
Pero al verte bailar cueca
con tan recia gallardía
se mejora el alma mía
de su congoja reseca
y alzada en risilla y mueca
las trizaduras le quito
y vaciada en febril grito
ya pasa de ser un llanto
a esta seña con su santo:
“¡Cómo me gustas, Pedrito!”
*
CARTA DE EMILY DICKINSON
A SUSAN HUNGTINTON
En Amherst un río lleva mi nombre
y tú ¡oh Susan! puedes verlo correr desde tu ventana
a veces desemboca en tu sueño —
sólo porque no lo nombras — no es relegarlo
Nómbralo ahora — antes fue un pájaro — antes
dale presencia — mansedumbre — dile
que lo entiendes — que para entenderlo
te ha servido suplicar a la hora en que los demás se apilan
Bailan extrañamente agitando — sus pañuelos
deja que las — blancas — aguas del río que lleva
el nombre de tu súbdita — se aquieten — cedan —
antes de que se pierdan definitivamente — en su destino.
*
CARTA DE STELLA DÍAZ VARÍN
A LOS DEMONIOS DEL FUTURO
A
¡Ahí van mis indios manantiales!
¡Ahí van mis tripas en una micro de Ñuñoa!
¡Ahí van mis muertos presentes!
¡Ahí va mi hombre fósil a la pampa roja!
¡Ahí va mi pianista Patricio hacia su luz!
B
Demonios del futuro: sólo ustedes sabrán que las veces en que ningún hijo de puta apostó un céntimo por mí… ¡fui extraordinaria!
C
La poesía que nadie ve al menos es descrita, pasa por aquí y por allá, se desenvuelve de mejor laya en una época que en otra, saca ronchas, brilla con luz propia pero también con luz ajena, no es blanca ni negra y cabe en una sola palabra aunque Ella es todas las palabras, parece una eternidad pero es más que eso; la poesía no salva: más bien condena; enferma más que sana.
Yo soy una enferma: enferma de buscar palabras que me sanen. La poesía tampoco conmueve: más bien calma a quien la busca y enseña que morir tampoco sirve de mucho.
Poesía.
. . . . No Poesío.
. . . . . . . . . ¡SEA!
*
CARTA DE GABRIELA MISTRAL
A YIN YIN
Raíz henchida entre unas peñas
por no asentir, yo adivinara
cómo te escurres i te escondes
en los destellos de una palma
i te nombrara mi Yin Yin
mitad alud, mitad cascada.
El mundo es todo lo que somos
pero también lo que nos traza
¡nos va formando sin permiso
a su espesor i semejanza!
El mundo empieza donde quieras
i donde quieras se termina:
ése es tu afán, tu perorata:
el viento pasa de ser brisa
a ser catástrofe o consuelo
i no habrá muerte si no hay vida
ni cuerpo ni alma sin ahínco
ni abrazo espléndido sin prisa
ni barro-añil sin su alfarero
ni más verdad que la temida.
Ahora bebes de un licor
que bien te avienta i te transporta
a un tiempo sordo que es tu tiempo
en un instante que alborotas.
I en la razón con la ternura,
chiquillo indio, tú enarbolas
esa encendida voluntad
que te da bríos i ansias locas
de escapar, correr i lanzarte
¡a la Mar Madre, de ola en ola!
* * *