Una cárcel podría ser la vida misma, donde unos hombres se encuentran arriba y otros abajo. Los ricos comen a destajo, mientras los pobres recogen las sobras. El mundo representado es ruin, sugiriendo que el ser humano es egoísta por esencia, mientras esté arriba se dedicará a pisotear al más débil. Permanecer arriba será fácil, hay alimento, pero cuando bajas a niveles inferiores, la comida no llega y los compañeros de celda se vuelven enemigos. El adicto a la pasta base apenas tiene dinero y el poco que logra reunir mendigando lo destina a drogarse, no importando si debe robar o golpear al que tiene al frente. La droga es su alimento, los ricos consumirán cocaína y el más pobre tendrá que conformarse con pasta base. Hay una especie de determinismo sobre el que apenas subsiste, sus decisiones están contaminadas por la necesidad y en el camino va perdiendo su moralidad. Hace tiempo extravió sus deseos de subir, simplemente debe soportar la caída y sobreponerte al miedo. La angustia de no reunir el suficiente dinero para comprar la siguiente dosis. Unos se suicidarán ante la adversidad y otros, a pesar de estar en los niveles inferiores, tendrán esperanza dentro de ese mundo caótico. La pobreza puede condicionar la capacidad de acceder a los niveles superiores y la droga no hace más que confundir la mente y perder la noción de alimentarse. Dicho de otro modo, es más probable que haya consumo de sustancias ilícitas en los niveles inferiores. Es deseable que haya inquilinos que promuevan un pensamiento solidario entre los presos, pero dichos esfuerzos suelen enfrentar la burla de la mayoría. Sólo una minoría intentará cambiar el estado de las cosas: racionar el alimento para que alcance para todos. La función de los impuestos será recaudar fondos con el objeto de redistribuir el alimento entre los reclusos menos afortunados. Incluso los drogadictos pagan el impuesto a los alcoholes que adquieren en la botillería. Por eso prefieren la droga que no paga impuestos y contribuye a perpetuar la pobreza.
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Por Aníbal Ricci Anduaga