En la actualidad insiste en escribir sobre otros y, en consecuencia, no se ha forjado un nombre en el mundo literario. Desconfía del ser humano y de ella misma no tiene la mejor opinión. Prefiere escribir acompañada de su gato, quizás el único ser que la ama de verdad. El departamento parece una pocilga, pero cuando su gato enferma, se da cuenta de que su editor no la entiende y que sus finanzas han llegado a un punto crítico. Siempre ha escrito sobre otros y no ha expuesto su voz narrativa a la crítica especializada. Su personalidad cáustica destruye todo a su paso, critica al resto e incluso los suplanta por teléfono. No tiene voz propia, pero su técnica es capaz de imitar al más talentoso de los escritores. «Antiguamente se honraba la palabra escrita», según sus propias palabras. Es una obsesa dedicada, orgullosa de su trabajo, considera que escribe mejor que los autores a los que plagia. No lamenta ser una falsificadora, pero sí haber perdido a sus amigos, únicos que toleraban su peculiar manera de ser. Eso sí, enfrentar la soledad por fin le hizo encontrar su propia voz narrativa y, fiel a su estilo, logró escribir un «sórdido y malditamente fabuloso libro». No tendrá capacidad para relacionarse con los demás, pero sí un talento esperando ser descubierto gracias a oscuros y misteriosos derroteros. Ahora está convencida de entregar placer a través de las palabras. Se prostituye vagando por las calles de los barrios de tolerancia. Alguna vez se acostó con una de esas chicas de tetas operadas y eso le bastó para recrear aquel mundo. Escribe en primera persona acerca de sus experiencias sexuales mientras los clientes son ávidos lectores. Desnuda sus pensamientos sin pudor, le fascina ponerse unas bragas y lucir su trasero. Es algo gorda, pero en la ficción eso carece de importancia. Se operó en el primer libro y sus senos amenazan al lector incauto. Pura imaginación la convierte en una diosa en la cama. Historias picantes que comparte con otro personaje, una chica que envía dólares a Venezuela, debido a que la prostitución es el trabajo mejor remunerado por estos lares. Las remesas son para el hijo que está siendo criado por la abuela. La escritora sale con un señor que no le cree que sea prostituta, pero ella se posesiona del personaje e invita a otra mujer cuyo teléfono obtiene de los avisos del periódico. Acuden a una discoteca y conversan de los clientes más peligrosos. Lo que más le llama la atención a la escritora es la mentira inofensiva tras varios tragos. Esta primera amiga estudia psicología en la universidad y para ella los clientes son los pacientes de futuras consultas.