"Máscara negra" de Marina Arrate
            La poesía como mito y rito
          Por Jaime 
            Valdivieso
        
         
        Curioso libro este que desde la tapa y la contratapa nos 
          habla desde la semiótica: la misma mujer hermosa y elegante de cuello de 
          garza a uno y otro lado simetricamente, una misma y a la vez la otra, es 
          decir el doble y también la máscara que esconde a una persona distinta y 
          a la
 vez semejante. Atractivo juego de espejos este 
          libro todo él un ritual, un mito, una huida de la historia, un escenario 
          donde lleva a efecto una liturgia que no es sino la encarnación del 
          mito: "poemas y mitos coinciden en transmutar el tiempo en una categoría 
          temporal especial, un pasado siempre futuro y siempre dispuesto a ser 
          presente, a presentarse", observa Octavio Paz.
          
          El breve y 
          desconcertante libro titulado “Máscara Negra” se abre con un poema 
          “pintura de ojos” que no es sino eso: una mujer pintándose los ojos. 
          Pero es, a la vez, mucho más que eso, es la ceremonia inmemorial, 
          surgida en illo tempore en que la mujer y el hombre de la tribu 
          se pintaban con un sentido mágico y religioso, donde se manifestaba de 
          alguna manera el instinto de la especie por salir de sí mismo y ser 
          también otro:
        
        
          
            
              
                Se acerca el rostro al espejo.
La misma mano estira el 
                mismo ojo,
pero ahora enfatiza el párpado inferior. 
La 
                mano derecha hace correr la negra tinta
buscando un delta 
                hipnótico que
desde el lagrimal bajo las pestañas
hasta el 
                vórtice llega en un viejo 
          ritual.
                
        Curiosa y misteriosa sabiduría la de Marina Arrate que 
        parece escribir desde un hablante muy anterior a ella, no sólo por el 
        conocimiento diabólicamente astuto de los más mínimos recursos 
        lingüísticos, sino por una sabia mirada del mundo de la hembra, 
        primitiva y a la vez sofisticada, suntuosa, espectacular como aparece en 
        la "La dorada muñeca del imperio":
        
        
          
            
              
                La mujer es alta, dorada y fuerte.
Sus largas manos 
                elevan
lentos cantos abisales
Para los círculos
del 
                Mundo y por su 
        imperio.
        Y más adelante:
        
          
            
              
                Tengo un recuerdo de La Habana Vieja:
son sombras 
                doradas sobre los adoquines
y puertos eternamente 
                abiertos
como si esperaran a un Dios.
pero me 
                distraigo:
esta mujer es ventrílocua y hermosa.
Oh, 
                quisiera también hablar de 
          amor.
                
        Nos recuerda el tono profético, impersonal y espléndidamente ambiguo 
        de Saint John Perse, nada menos que uno de los grandes poetas míticos y 
        sibilinos de este siglo. Pero es necesario destacar la conciencia de 
        Marina de las posibilidades de la poesía, desde la utilización de los 
        espacios, al uso contínuo de la aliteración, la paranomasia, los sutiles 
        encabalgamientos, etc. 
El libro termina con una aparente 
        aproximación a lo contingente, a lo que es símbolo de lo más moderno y 
        urbano: el rock. "Rock Woman" un poema en que se alterna la letra en 
        inglés de una canción con el castellano. Pero hasta allí llega la 
        inmediatez. Pronto estamos otra vez en el rito y el mito y en la 
        manifestación del doble: la mujer que actúa y la que observa, la que 
        seduce y la que es seducida, la que ama y la que es amada.
        
        
          
            
              
                y musitas
You're muy lucky star
junto a ti 
                apareceré
brillante y
espléndida y
rutilante
y 
                mientras culminas
I will love you for the rest of my 
                days
plena, precisa y pausada
procederé a iniciar
la 
                ceremonia
de mi propia 
            coronación.
                
        Los cinco poemas del libro: Pintura de ojos, la modelo rojo, La 
        dorada muñeca del imperio, Máscara negra y Rock Woman, constituyen un 
        solo poema, un solo ritual, un solo espacio mítico. Nos atrevemos a 
        decir que Marina Arrate constituye un caso insólito, una poesía dictada 
        por una voz extraña y aterradora, inédita, rutilante y misteriosa en la 
        literatura chilena.