Mauricio Wacquez

 
 

 



"WACQUEZ: EPIFANIA DE UNA SOMBRA "


Dice la prensa que Mauricio Wacquez tenía entre sus deseos más grandes venir a Chile para asistir a la presentación de su libro Epifanía de una sombra en la Estación Mapocho. De seguro este lanzamiento de ayer, que deberá prescindir de tan conspicua presencia -debido a que el autor murió el 14 de septiembre en Calaceite (España), donde residía- es uno de los acontecimientos más importantes que anota en su programa la Feria de Libro de este año.

Por Ana María Risco
Fuente:PrimeraLínea

Quienes conocieron a Wacquez sabían de antemano que este mamotreto tenebroso inscrito como inicio de una empresa todavía mayor llamada Trilogía de la oscuridad, venía a poner la nota alta a una obra que ya era notable y que contaba con títulos como Cinco y una ficciones y Toda la luz del mediodía, publicados en Chile, y más tarde con las ediciones españolas de Paréntesis, Excesos, Frente a un hombre armado y Ella o el sueño de nadie. Los que lo leemos por primera vez tenemos que tomarnos la cabeza ante tamaño desconocimiento.

Mauricio Wacquez no sólo es chileno sino colchagüino. Los casi treinta años que vivió en España (salió de Chile el año 72 tras haberse ocupado de una cátedra de filosofía en la Universidad de Chile y por períodos más breves también en La Sorbona y en la Universidad de La Habana) parecen no haber tocado una molécula al recuerdo atmosférico de una infancia rural pero sofisticada y mundana por herencia, vivida en los años 40 en Chile, en el orden tenebroso -la misma tenebrosidad de lo sacrosanto- de la casa patronal, eje del poder terrateniente todavía en alto. Es difícil decir de qué se trata Epifanía de una sombra. Los recuerdos que un narrador memorioso arranca desde la más secreta infancia de Santiago, el protagonista, no son jalonados con algún premeditado interés por darle una estructura dramática al relato. Las imágenes surgen aparentemente a borbotones, en desorden, atadas a una cronología donde no es el tiempo el que mide a los actos sino al revés. Se trata de un hijo de terratenientes que crece más de lo apropiado o en otros sentidos. Se trata de la formación moral de un campesino demasiado familiarizado con el poder para desearlo. Se trata de la enfermedad y el placer, del desenfreno, de la voluntad del cuerpo, de la sumisión y la tiranía, de la transgresión. Se trata además de un crimen pasional oscuro como los desafueros sexuales promovidos por el terror al castigo. "A los quince años, Santiago había transgredido los suficientes preceptos como para considerarse un adulto".

El mundo que Wacquez nos muestra en esta novela es un mundo de niños nada inocentes, atravesado por delirios sexuales y por la ansiedad de vivirlo todo, de abarcarlo todo, de arrasarlo todo con la misma furia y el poder desatado de sus cuerpos en crecimiento. En la experiencia de estos pequeños patrones -que no llegarán a serlo no sólo por razones históricas sino porque están preñados de la negación de su propia especie-, el pueblo de Ñilhue (aparentemente ficticio pero cuyas coordenadas se ubican en el valle de Angostura) es el campo profundo, distante por mucho del mundo asoleado y bonachón donde habita el "huaso chileno" que nos enseña nuestra mitología patria. Es el campo más bien oscuro, que acontece en las bodegas, en los largos pasillos de las casas de fundo, y que Wacquez nos refiere con una prosa maximalista, llena de rincones y de paisajes, de desplazamientos y de escenarios, de miles y millones acontecimientos grandes y pequeños, atrapados por los múltiples sensores de Santiago y revelados como experiencias trascendentes gracias su carencia radical e innata de provincianismo.

En este libro de Wacquez, que sin duda tiene que ver con lo más enraizado de nuestra cultura de estratos, nada, absolutamente nada es predecible. Y así como no hay un rastro de sudor en el texto, no se percibe tampoco ninguna solicitud o concesión a la historia, a la sociología, a la crónica. Todo está desencasillado. La ciudad de Santiago, el barrio de Providencia, la mítica generación intelectual de los años 50, la Universidad de Chile, se integran a este espacio literario a bordo de una escala de matices tan amplia que lo único ausente en esta novela es el estereotipo.

Acontecen cosas que no es posible detallar aquí. Los fragmentos que en un principio parecieron ordenados por el capricho, revelan finalmente su arreglo subterráneo. El personaje ha cumplido 20 años. Su silueta contra la superficie bruñida de la infancia es una sombra. La sombra que iluminará la historia de su propia epifanía.





 

 
 

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