Proyecto Patrimonio - 2006 | index | Alejandro Tarrab | Rodrigo Flores S. | Autores |





L I T A N E


PROXIMIDAD DE DISTANCIA

Rodrigo Flores Sánchez
Noviembre de 2006


I

Entre 1917 y 1918, en Zürau, en la campiña bohemia, Franz Kafka, a quien se le acababa de diagnosticar tuberculosis, escribe 109 piezas de desmesurada orfebrería. Los brevísimos textos, numerados y dispuestos en hojas sueltas, fueron publicados décadas más tarde gracias a Max Brod quien los tituló: Consideraciones sobre el pecado, el dolor, la esperanza y el camino verdadero. En 2004 el escritor italiano Roberto Calasso elige un título neutral, menos cursi y solemne: Aforismos de Zürau. En el texto número 5 se lee: "A partir de un cierto punto, ya no hay regreso posible. Éste es el punto a alcanzar".

II

Organizado en cuatro secciones ("doxas", "travestidas", "transfectos" e "intervenir este diálogo destruido"), Litane, tercer libro de Alejandro Tarrab, es la cristalización del problema planteado por Kafka: ¿existe posibilidad de regreso al origen?, o mejor dicho, ¿puede reconocerse o reconstruirse un origen? Tras el éxodo del lenguaje de su núcleo empírico, planteado desde Un tiro de dados de Mallarmé, y luego por las vanguardias históricas las palabras aparecen desarraigadas de la experiencia y el campo de la escritura aparece abierto. A diferencia de Europa, donde movimientos como Dadá o el futurismo italiano fueron epítome de un ciclo histórico que puso de manifiesto la crisis institucional del arte y la lengua, en América Latina la experiencia de las vanguardias aparece distinta. Pareciera que explorar la distancia entre escritura y experiencia es condición o punto de partida, y no un destino. Altazor, de Vicente Huidobro; Trilce, de César Vallejo; En la masmédula, de Oliverio Girondo, y las dos primeras residencias de Pablo Neruda posibilitan una relación menos instrumentalizada y espuria con "lo poético" al problematizar el vínculo entre el hablante y lo nombrado. Posteriormente otra generación de poetas latinoamericanos radicalizarán o actualizarán el cuestionamiento desde lo político. Por ejemplo, la totalidad de la obra de Nicanor Parra ataca la legibilidad y legitimidad de lo moderno y su circuito de recepción al cuestionar "los relatos totalizadores y sus agentes privilegiados; empezando por la poesía misma, siguiendo por el poeta, y terminando con el lector"(1). A partir de una lectura del movimiento concreto brasileño, Octavio Paz, en Blanco, revela la identidad entre lenguaje creativo y lenguaje crítico. Carlos Martínez Rivas, en La insurrección solitaria, subvierte la plusvalía de "la obra maestra" y su circulación como mercancía al restaurarle su validez al habla colectiva.

III

"si realmente pudiera elegir si los caminos no están tomados yo apostaría por/ una experiencia adulterada/ saboteada deliberadamente". Desde hace días me hacen ruido estos versos ubicados en uno de los textos de la parte final de Litane (llamada reveladoramente "Intervenir este diálogo destruido"). ¿Qué es y cómo es una experiencia adulterada? Si para Aristóteles la poesía consiste en imitar, la noción de una experiencia corrompida desautoriza automáticamente el concepto de mimesis, puesto que la autenticidad de la realidad y el sujeto que la contempla son cancelados. Un poco antes el hablante de Litane clama: "un deseo/ mantener cada obra como un precioso ser amputado/ como la prótesis persistente para mirar al cielo". ¿De qué mutilación habla este libro? Si la obra tiene sustento en la observación o expresión de ciertos fenómenos por un autor determinado, ¿un texto puede privarse a sí mismo de su propia experiencia de escritura?, o más bien, ¿al debilitarse la figura del autor como depositario y emisor de una experiencia no se amplía el radio de porosidad y contaminación entre los distintos agentes (autor, lector, contexto) que participan en una obra?

IV

Pero al mismo tiempo que Litane interrumpe ciertos interdictos que median entre creación y recepción del proceso creativo en una obra, también hace visible la distancia del poema en relación con una experiencia individual. "travestidas", segunda sección de Litane, se compone de escrituras residuales, atomizadas, intervenidas y postproducidas. Mientras el enunciador es desplazado a una función de operador que coloca engrudo a distintas hablas, la voz de los otros en su pluralidad material se convierte en medular; es decir, lo que se lee es la casi completa ausencia del tradicional hablante lírico y la presencia de un articulador fantasma. La noción de Bajtín de intertextualidad cobra aquí relevancia: "todo texto se construye como mosaico de citas, todo texto es absorción y transformación de otro texto"(2). El propio título, "travestidas", pone énfasis en la noción del poema como transmutación de una identidad más que como manifestación autónoma de cierta realidad. Uno de los poemas más intensos del libro "hoy amanecí con ganas de cantar la patria" es un montaje que incorpora múltiples cotextos provenientes de distintos estratos, que van desde Muerte sin fin, de José Gorostiza; Suave patria, de Ramón López Velarde; hasta el himno nacional mexicano, palabras del náhuatl, y cierta habla popular: "jos de la santísima", "morenitos de sangre", "cholos", "machitos insolentes". Más allá de hacer un catálogo de las entidades encuadradas dentro del poema, es necesario mencionar que la eficacia del texto estriba en la articulación crítica de ciertos referentes vinculados a lo "mexicano". El poema funciona simultáneamente como parodia y homenaje para aquellos que intentaron captar el "alma nacional", con conciencia o no de que posibilitaban su institucionalización y trade mark. Imaginemos a Silvestre Revueltas, a Diego Rivera, a Mariano Azuela, a Jorge Negrete o al Octavio Paz de El laberinto de la soledad declamando este poema ante un auditorio eufórico.

V

Otro texto perteneciente a "travestidas" son los "documentos pastiche" que aparecen en tres versiones. Una leyenda al final del libro reza: "los poemas "documentos pastiche" se elaboraron con líneas y versos de diversos poetas". La numeración de estos textos recuerda las versiones perfeccionadas de los programas para computadora que aparecen consecutivamente: "0.1", "4.09" y "7.16". Si en la primera versión de "documentos pastiche" (que por cierto es la última que aparece en el poema) es posible rastrear unidades asociadas a cada uno de los textos proveídos por esos "diversos poetas", en la última versión estas marcas desaparecen para dar paso a una sola unidad textual donde la apropiación es completa. Asimismo otras dos escrituras, "intervención brossa" y "canción mágica para la cacería vers. 123 (intervención watanabe basada en una canción esquimal)" se asumen a sí mismas confabulaciones y caballos de Troya en textos ajenos. Al leer estos poemas cobran sentido los siguientes versos casi al final del libro: "escribimos desde la indefinición desde un no-lugar/ sujetos a la nada travestida". Se reconoce la falta de matriz y procedencia. Raúl Zurita, en un texto sobre el poeta chileno Héctor Hernández, observaba: "Es fascismo imponerle a alguien ser hombre o ser mujer, es fascismo imponerle a un texto que sea narración o poesía, es fascismo imponerle a un ser humano que sea de una raza o de otra, es fascismo imponerle y condenarlo a una identidad"(3). ¿Desde dónde está escrito Litane? Desde un contexto determinado por el origen del autor, desde un país de "ojerosos y pintados ídolos súper flexibles/ manchaditos de oro todos diminutivos", desde una ciudad desmesurada y tribal, desde un alejamiento de la religión y desde el mestizaje de dos religiosidades, judaísmo y catolicismo (en algunos poemas agrupados en la sección "doxas" está presente esta dimensión), desde un cuerpo "destilado en secuencias para el mundo", "de piel dura intoxicado en el aire", desde una memoria y también desde la ausencia de todo lo anterior, es decir desde la nada que se traviste y maquilla.

VI

La distancia que subraya y cuestiona Litane no es únicamente la que va de la enunciación al mundo sino también la que va del enunciador al habla. Tarrab es inmigrante de su propia escritura, como lo fueron Marosa di Giorgio en Los papeles salvajes; Raúl Zurita en Purgatorio y Anteparaíso; Juan Luis Martínez en La nueva novela; Antonio Gamoneda en El libro del frío o Gerardo Deniz en Adrede y Picos Pardos. Aunado al mestizaje de distintos registros y estímulos, Litane oscila formalmente de la prosa al verso, del díptico al verso proyectivo, del relato de la elaboración de una obra plástica al aforismo filosófico. Se niega así la perfección como cristalización textual, afirmando, en cambio, la permutación como búsqueda procesal. Gilles Deleuze y Félix Guattari observan este tartamudeo inherente a ciertos autores posteriores a Proust, como Kafka y Beckett: "Ser extranjero, pero en su propia lengua, y no simplemente como alguien que habla una lengua que no es la suya. Ser bilingüe, multilingüe, pero en una sola y misma lengua, sin ni siquiera dialecto o patois. Ser un bastardo, un mestizo, pero por purificación de la raza. Ahí es donde el estilo crea lengua. Ahí es donde el lenguaje deviene intensivo, puro continuum de valores e intensidades. Ahí es donde la lengua deviene secreta, y, sin embargo, no tiene nada que ocultar"(4). "doxas" y "transfectos" son tentativas de aproximar el cuerpo y sus pulsiones orgánicas al poema, posicionamiento político que cuestiona y pone en entredicho la legitimidad de la lengua como conmutador neutral y programa comunicativo. Desde los mismos títulos de ambas secciones se avizora la complicidad del cuerpo y su respiración con el cuerpo de la escritura. Mientras que "doxas" para los antiguos helenos se refería a un conocimiento asistemático a partir de lo sensorial, "transfectos" es un neologismo que imbrica las palabras "infección" y "transformación". Aquí, el habla instrumentalizada deviene titubeo expresivo. En el primer poema del libro, "preguntas esenciales hacia la propia familia", la voz de un corifeo normativo se ve constantemente interrumpida por un bramar despótico que pone en jaque el orden provisorio. Los textos de "transfectos" dan cuenta de un cuerpo orgánico asediado e invadido por elementos extraños semejando a un lienzo invadido por sustancias táctiles, plásticas, sonoras y audiovisuales. Sin embargo, la posible alegoría no se concreta: el plano organismo-enfermedad y el plano lienzo-elementos exteriores son, como dice Alejandro Tarrab casi al final del libro, "dos espacios tocándose como dos antenas que se mantienen sin distancia como dos aves dos símbolos de la velocidad acelerando hacia el mismo sitio pero en lugar de estrellarse como se esperaría se tocan y pasan de largo hacia el punto de origen del ave contraria". En realidad, en "transfectos" el cuerpo, pensado en un inicio como humano, se objetiviza y deviene abstracto cuando las intervenciones sobre éste se hacen tan frecuentes que vuelven imposible la distinción entre cuerpo principal y los elementos virales y/o bacteriales que lo merman. La supuesta enfermedad se cancela y en su lugar se genera un contorno inorgánico y abstracto: voces astilladas o tipografía garamond sobre papel rugoso o rothkos o malevichs o un plano de alguna película de Tarkovsky o esas imágenes del cuerpo gestual de Antoine D`Agata que más que ilustrar, atraviesan esta sección.

VI.5 (acotación)

Hablaba antes de un corifeo interrumpido. Las interrupciones no sólo se dan en el poema mencionado. De hecho, las interrupciones se dan a lo largo de todo el libro y siempre hacia un tú. Las interrupciones son autoritarias, imperativas, oficios de la policía, consignas militares, veredictos y mandatos: "va tócame entera", "despedázame en trozos de pedazos azules", "trajínate sin dios", "esfúmate como un diástole profundo", "crúzame como un demente en la edad de las estrellas". Las consignas están fuera del lenguaje. Ordenar, instruir y mandar no son funciones del lenguaje que informen de un mandato sino, como señalan Deleuze y Guattari, "efectúan esos actos específicos inmanentes". Estas consignas en Litane son formaciones pétreas, monolitos verticales que suspenden y difieren un discurso caudaloso y horizontal.

VII

¿Por qué el título Litane? No hay respuesta certera. Sin embargo, aventuro una hipótesis errónea. Durante 108 páginas Alejandro Tarrab ora y reza hincado en un baldío y al mismo tiempo parodia al ingenuo piadoso. Litane es liturgia portátil, fervor e injuria frente un monitor del tamaño del cielo que sólo nos ofrece hologramas, vales de despensa, castigos por duplicaciones desautorizadas y goles azulcremas. Litane es plegaria fluorescente proyectada sobre vísceras y bajo tejido capilar que simultáneamente nos revela la plenitud anhelada y esta línea perdida en un rincón del libro: "…ora sí que volví a nacer y me di cuenta de que la vida a pesar de mi discapacidad es bonita…".



NOTAS

(1) "Inferencias de Nicanor Parra" en Ortega, Julio. Arte de Innovar, UNAM: México, 1994, p. 241.

(2) Kristeva, Julia. Semiótica 1, Fundamentos: Madrid, 1981 2ª ed, p. 190.

(3) En: www.letras.s5.com/hh181106.htm

(4) Deleuze, Gilles y Guattari, Félix. Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia, Valencia: Pre-textos, 2004, p. 102.

 

 

 

Proyecto Patrimonio— Año 2006 
A Página Principal
| A Archivo Alejandro Tarrab | A Archivo Rodrigo Flores | A Archivo de Autores |

www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez S.
e-mail: osol301@yahoo.es
LITANE, de Alejandro Tarrab.
PROXIMIDAD DE DISTANCIA.
Por Rodrigo Flores Sánchez
Noviembre de 2006.