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Premio Nacional de Literatura:
Ganó el más contestatario de los escritores

Maureen Lennon Zaninovic, Paulina Cabanillas
En El Mercurio. Martes 31 de agosto de 2004

"Por falsa modestia debo decir que no soy merecedor. ¡De ninguna manera!", dijo Armando Uribe.
Armando Uribe Arce se impuso unánimemente a Delia Domínguez, Efraín Barquero y Óscar Hahn.

Su nombre era uno de los favoritos, pero también jugaban muchos puntos en su contra, como su reconocido espíritu crítico y contestatario, que le ha significado fuertes roces con el sistema político y literario del país. En ese sentido, para muchos, la noticia no dejó de ser sorpresiva y una vuelta de tuerca a lo "políticamente correcto".

En una jornada bastante tranquila, lejos de la fuerte disputa que se vivió en 2000 al ser elegido Raúl Zurita, Armando Uribe Arce, destacado poeta, ensayista, abogado y diplomático, fue designado como el nuevo Premio Nacional de Literatura 2004. El jurado, presidido por Sergio Bitar, ministro de Educación; Luis Riveros, rector de la Universidad de Chile; Volodia Teitelboim, último Premio Nacional de Literatura 2002; Óscar Quiroz Mejías, rector de la Universidad de Playa Ancha y Ernesto Livacic, representante de la Academia Chilena de la Lengua, basó su decisión en "el compromiso existencial del hombre frente a la vida y la muerte, manifiesto en un estilo dramático y singular desarrollado a través de una extensa producción".

Volodia Teitelboim, Premio Nacional de Literatura 2002, dijo: "Me parece muy justo. Es el premio a una vida dedicada a la creación, particularmente a la poesía. Uribe ha espigado en variados géneros, con mucha autoridad y con un sentido dramático de la existencia. Pese a la gran sombra paternal de Neruda, tiene una particularidad propia muy fuerte, poco dada a la alegría. Sus razones tendrá".

El galardonado (70), quien publicó recientemente los poemarios "De muerte" (Universitaria) y "Las críticas en crisis" (Lom), se impuso a otros nombres de primera línea, entre los que se contaban Delia Domínguez, Efraín Barquero, Óscar Hahn, Carmen Berenguer y José Ángel Cuevas.

Haciendo gala del espíritu necrológico que ha marcado su elogiada obra, expresó que al momento de recibir la noticia del Premio "estaba leyendo un libro que trata sobre el fin del mundo, escrito por un científico inglés muy importante: Sir Martin Ress. Es un pensador serio, no un divulgador cualquiera. Su libro se titula 'El último siglo' y la tesis que sostiene es que hay cincuenta por ciento de posibilidades, en el siglo XXI, de que se acabe el planeta debido a muchas causas, entre ellas las armas de destrucción masiva, pero también por los experimentos científico-técnicos que se realizan en el mundo. En eso estaba cuando recibí la noticia. Me tomó de forma apocalíptica".

No soy merecedor

Sin medias tintas, también se refirió al espíritu con que recibía el premio: "Por falsa modestia debo decir que no soy merecedor. ¡De ninguna manera!".

Otro de los temas que abordó fue el estado de la poesía chilena actual: "Hay una cosa muy notable que tiene que ver con su continuidad desde Carlos Pezoa Véliz y Diego Dublé Urrutia. La poesía se ha mantenido con calidades verdaderas durante todo el siglo XX y los años que siguen al XXI. Y con ello me refiero a las generaciones sucesivas. También destaco la gran tradición oral y popular que existe en el país y que ingresó en la primeras décadas del siglo XX gracias a Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Pablo Neruda".

Armando Uribe Arce nació en Santiago, el 28 de octubre de 1933. Es abogado, diplomático, ensayista y poeta, perteneciente a la generación del 50. Cursó estudios en el Saint George donde hizo su primera aproximación al mundo de las letras a través del taller literario de Roque Esteban Scarpa. "Él publicó un artículo para el diario 'El Mercurio' sobre mi poesía, en donde poco menos que me empujaba a que escribiera versos para toda la vida. Al día siguiente, en clases, le dije: 'don Roque, no le perdono lo que hizo. ¡Ahora me va a obligar a escribir'! Esa es la verdad de las verdades de por qué sigo en esto", expresa.

Además de ser reconocido en su trabajo literario, es abogado experto en minas y diplomático de carrera. En 1957 se casó con Cecilia Echeverría con quien tuvo cinco hijos. El 11 de septiembre de 1973 lo sorprendió lejos. París fue el lugar escogido para exiliarse o desterrarse, como él prefiere llamarlo.

Al volver a Chile combinó sus labores como profesor ad honorem de la Facultad de Derecho de la U. de Chile y su trabajo de escritor. En marzo de 2002 recibió dos premios Altazor, en poesía y ensayo. Entre sus principales obras se destacan "Por ser vos quien sois" (1989), "Odio como odio, rabio como rabio" (1998) y "Memorias para Cecilia" (2002).

Cambios para el Premio

Sergio Bitar, ministro de Educación, anunció algunas modificaciones para el Premio Nacional de Literatura: "El jurado ha considerado la conveniencia de poner término a la alternancia de las categorías de literatura y poesía que no está especificada en la ley, y que ha sido una práctica que se instaló alrededor del año 1982. Corresponderá al próximo jurado, en 2006, tomar decisiones sobre esta materia". También adelantó que está abierto a las sugerencias sobre la conformación del jurado, aunque se trata de un decisión a largo plazo.

Reacciones del mundo literario

Jorge Edwards:
"Me parece muy bien que lo haya ganado. Es un notable poeta, un hombre de cultura que sabe lo que es la literatura. Esas cualidades no se ven con mucha frecuencia. El que lo haya ganado, le da calidad al Premio."

Armando Roa Vial:
"Uribe, además de ser un poeta excepcional, es un humanista, un hombre integral que ha incursionado en distintos géneros literarios. Con esto se vuelve a dignificar el Premio Nacional y ojalá que sirva para cambiar algunas de sus normativas".

Miguel Serrano:
"Deberían habérselo dado hace mucho tiempo. Su poesía es profunda, atormentada. Es un poeta autónomo, que ha escrito toda la vida con una total independencia. Si este premio no se lo dan a él, hubiera sido una injusticia más".

Cristián Warnken:
"Se premió a un poeta lúcido y libre que ha explorado en la rabia y muerte como ninguno. Es una muestra de independencia del Premio, a pesar de que su figura moleste a algunos."

José Miguel Varas:
"Su poesía es angulosa, cortante, produce un efecto intenso en el lector, transmite estados de ánimo críticos y desesperados frente a estados o situaciones que le parecen inaceptables."

Cifras:
El galardonado recibirá un monto de 13 millones 186 mil 565 pesos por un sola vez, y una pensión vitalicia equivalente a 20 UTM (unos 600 mil pesos mensuales).

 

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Ganó el Premio Nacional de Literatura 2004
Armando Uribe:
“Por falsa modestia debo decir que no soy merecedor”



Las Ultimas Noticias
Martes 31 de agosto de 2004

Conocido tanto por su obra poética como por sus iracundas intervenciones públicas, el septuagenario y prestigioso escritor recibió el galardón a su manera: sin el menor atisbo de una sonrisa.


"Prefiero ponerme contra la pared, para ser fusilado", dijo ayer el poeta, abogado y ex diplomático Armando Uribe Arce cuando se plantó frente a los numerosos periodistas que lo abordaron inmediatamente después de ser anunciado como ganador del Premio Nacional de Literatura 2004 por votación unánime del jurado.

Sin evidenciar el menor atisbo de sonrisa, como es su costumbre, el septuagenario autor -quien se ha hecho conocido tanto por su obra poética como por sus iracundas intervenciones públicas- ofreció a los presentes un nutrido muestrario del humor seco que lo caracteriza. Cuando se le preguntó si creía ser merecedor del galardón, al que también postulaban figuras como Efraín Barquero y Óscar Hahn, respondió: "No, pues, cómo se le ocurre. Mire, por falsa modestia debo decir que no soy merecedor, de ninguna manera: falsa modestia."

Intelectual de nota y sumamente respetado entre sus pares, el escritor también ha dado de qué hablar con sus fugaces apariciones televisivas: sacando buen partido de su semblante cadavérico y su voz sepulcral, ha impactado a los espectadores al analizar -sin anestesia- los aspectos más espinudos de la política nacional. En este mismo diario, además, ha entregado sus opiniones acerca de los más peregrinos asuntos, sin que ello le haya significado contradecir la aplaudida propuesta literaria que ha desarrollado desde su primer libro, "Transeúnte pálido’’, hasta sus numerosas últimas obras.

Lector incansable y erudito, el hombre es también un aficionado al cine de autor -se confiesa seguidor de realizadores como Antonioni, Visconti, Pasolini y Fellini- y un incondicional admirador de Charles Chaplin, actor y director al que apreció desde niño y de quien admite haber imitado el peinado con partidura al medio que utiliza hasta el día de hoy.

Viudo de la artista visual Cecilia Echeverría, quien falleció hace poco más de dos años, Uribe también es, a pesar de la aparente dureza de su carácter, uno de los hombres más románticos de Chile: así se constata en "Memorias para Cecilia", conmovedor libro en el que narra la bella y perenne historia de amor que protagonizó junto a su compañera de toda la vida. El mismo poeta se ha encargado de dejar en claro la trascendencia de ese vínculo: "La relación con mi mujer es lo más importante que me ha pasado en la vida", ha dicho.

El amor, sin embargo, no es el sentimiento predominante en las intervenciones públicas del escritor, porque su motor básico es la indignación: indignación por la pasividad del ciudadano medio, por la mediocridad de algunas autoridades y por la vulgaridad de ciertas costumbres. Esa rabia permanente concuerda con la actitud que inunda sus versos, donde -sin perder la dignidad y recurriendo a menudo a la ironía punzante y cínica- reclama contra la progresiva decadencia física y mental que todo ser humano debe tolerar en su paso por el mundo.

El autor, en todo caso, asume los efectos de la edad con una saludable combinación de humor negro y desesperación ("¿Ven que la vejez es ridícula?/ Me llevo rezando sin templo./ Sobreviviendo como bestia", medita en uno de sus poemas), mientras aguarda el día de su muerte apoyado en la fe -es católico practicante- y en su capacidad para enfrentar los desastres que asoman inevitables en el horizonte de la humanidad.

Como ensayista, Uribe también ha manifestado su descontento en escritos donde analiza los grandes conflictos de la historia reciente de Chile, centrando su furia en la represión ejercida por la dictadura militar, y en su labor como abogado, rol que hace dos años lo llevó a patrocinar una millonaria demanda contra las principales compañías mineras del país, a las que acusó de sobreexplotar los yacimientos de cobre.

La molestia inextinguible y el afán crítico del flamante Premio Nacional de Literatura se extienden a todos los ámbitos de la sociedad y a todos los niveles del poder: sus dardos han apuntado contra funcionarios gubernamentales ("estamos llenos de ratones y los que dirigen nos ratonean", dijo en 1999) y hacia los empresarios, quienes, según ha denunciado, "se manejan entre conflictos de intereses que los llevan a violar la moral más primaria en forma constante".

En una entrevista concedida a este diario en octubre de 2002, el poeta reunió sus motivos de furia en un solo y expresivo caldo donde la religión se confunde con la moral y la economía: "Creo en el demonio con cachos, cola, pezuñas y diente de oro. Creo en ese demonio y también en sus otras formas. Y hay becerros de oro que se llaman espíritu de lucro y hedonismo de la carne, y varios más que son obras del príncipe de este mundo, que es otro de los nombres del demonio



 

Autor de cabecera

Pese a su estatura intelectual, Armando Uribe no ha temido adentrarse -a petición de este diario- en asuntos que escapan de su habitual ámbito de acción.

Hace menos de una semana, y mientras se discutía el efecto que el cántico “Chi-Chi-Chi-Le-Le-Le” había ejercido en el juego del estadounidense Mardy Fish durante su épico partido de tenis con Nicolás Massú, el autor explicó -en su calidad de miembro de la Academia Chilena de la Lengua- que “la letra ch pronunciada es dura para el oído”, por lo que “el Viva Chile resulta entonces descoyuntado respecto del Chi-Chi-Chi-Le-Le-Le, que es heptasílabo, porque no concuerda ni en métrica ni en rima”.

En enero, el escritor se refirió a un spot televisivo, filmado para promocionar una marca de cerveza, en el que Don Quijote y Sancho Panza renuncian a sus ideales heroicos por un trago de la espumosa bebida. Tras sentenciar que la publicidad que se hace en Chile es “exageradamente vulgar”, el autor de “Por ser vos quien sois’’ aseguró: “No me extrañaría que usaran a Jesucristo en la cruz ofreciéndole cerveza al buen ladrón”.

En julio, cuando el colectivo poético Casagrande amenazó con realizar una sesión de espiritismo para hablar con el mismísimo espectro de Pablo Neruda, Uribe se mostró escéptico y, con un delirante sentido del humor, llegó a sugerir que los médiums podrían terminar conversando con un espíritu impostor: “La posibilidad de que lo imiten está abierta. Hay mucha gente que en vida imitaba la manera gangosa y lenta de Neruda al hablar. De modo que aparezcan impostores no cuesta nada’’.


 

 

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ARMANDO URIBE, NUEVO PREMIO NACIONAL DE LITERATURA

Sorprendido por galardón

La Nación. Martes 31 de agosto de 2004

El vate chileno, luego de saber que obtuvo el premio, expresó que “no hice nada personal, pese a que podría parecer lo contrario para llegar a esto de que me den el premio, porque resulta que hasta estas mismas semanas han salido ya dos libros míos”.

Por decisión unánime, el poeta Armando Uribe se hizo acreedor del Premio Nacional de Literatura, galardón que entrega, cada dos años, el Ministerio de Educación.

Uribe, que fue diplomático y se ha destacado en la defensa de los derechos humanos, era uno de los favoritos en el mundo literario e intelectual y su premiación no fue sorpresa, dejando atrás a los otros postulantes como Delia Domínguez, Efraín Barquero, Carmen Berenguer y Oscar Hahn.

A sus 70 años, el poeta, ensayista y abogado tiene a su haber una extensa obra poética y recientemente publicó De Muerte, Las Críticas en Crisis y su tercer libro de versos, que lleva por nombre ¿Qué debo hacer?

Este premio, el principal entregado por el gobierno chileno a la producción literaria nacional, se suma a otros galardones recibidos por el poeta: el Premio Municipal (1990) por el libro Por ser Vos quien Sois y el premio Altazor 2002 por su ensayo El fantasma de la Sinrazón y El Secreto de la Poesía.

En su primera reacción, Uribe, que en varias ocasiones ha manifestado no querer el premio, dijo, por “falta de modestia”, no ser “merecedor” del mismo y confesó que temió que sus críticas, que abarcan a los gobiernos que siguieron al régimen militar, influyeran negativamente en el jurado.

“Diría entonces, que no toman en cuenta las opiniones políticas de los premiados. Lo que me parece muy bien, porque este no es un premio de ciencias políticas”, enfatizó el galardonado.

Asimismo, el autor de Odio lo que Odio, Rabio como Rabio, quien se hizo acreedor de más de 13 millones de pesos por una sola vez, además de una pensión vitalicia de 20 UTM (alrededor de 600 mil pesos), dijo no ser partidario de que el Premio Nacional de Literatura esté acompañado de un reconocimiento en dinero, ya que cree que se debieran utilizar todos los recursos del Estado para solucionar otros temas, como la pobreza y la indigencia.

“Tengo un escrúpulo porque es tanta la indigencia y la pobreza en Chile, que encuentro terrible que se aplique dinero porque se han escrito versos y no a satisfacer esas necesidades. Puedo parecer como un hipócrita al decirlo, a pesar de que realmente es mi sentimiento”, expresó el vate, agregando que “la verdad es que la poesía es completamente gratuita y no corresponde que sea pagada”.

El poeta expresó que al momento de comunicarle su nuevo galardón “me encontraba leyendo un libro sobre el fin del mundo (...) el libro se llama El Último Siglo y la tesis que sostiene es (...) que el 50 por ciento de las posibilidades en el siglo XXI en que se acabe la humanidad y el planeta debido a muchas causas, de armas de destrucción masiva y otras, pero también debido a los experimentos científico-técnicos que se realizan y hacen correr riesgo de la desaparición de la humanidad y el planeta, en eso estoy. Entonces me tomó en forma apocalíptica”.

El jurado del premio estuvo integrado por el ministro de Educación, Sergio Bitar; el último Premio Nacional de la categoría, Volodia Teitelboim; el rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros; la máxima autoridad de la Universidad de Playa Ancha, Oscar Quiroz, como representante del Consejo de Rectores; y Ernesto Livacic, en nombre de la Academia Chilena de la Lengua.

 

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Armando Uribe se adjudicó Premio Nacional de Literatura


por El Mostrador.cl 30 de Agosto del 2004

El poeta -quien había dicho que si de él dependiera otorgaría el galardón a Miguel Serrano o David Rosenmann Taub- se impuso a Efraín Barquero, Carmen Berenguer, Oscar Hahn y Delia Domínguez, la otra postulante con mayores aspiraciones

El poeta y abogado Armando Uribe Arce, 72 años, fue galardonado este lunes con el Premio Nacional de Literatura 2004, pese a que había manifestado en reiteradas oportunidades no querer recibirlo, porque desde la dictadura el reconocimiento se volvió “indecente”.

Uribe aseguró que estaba leyendo un libro sobre el fin del mundo cuando se le informó que había ganado el premio, por lo que la noticia la tomó en forma apocalíptica. “Por falsa modestia, debo decir que ¡no soy merecedor de este premio! ¡De ninguna manera! Falsa modestia”, señaló.

El poeta -quien había dicho que si de él dependiera otorgaría el galardón a Miguel Serrano o David Rosenmann Tabú- se impuso a Efraín Barquero, Carmen Berenguer, Oscar Hahn y Delia Domínguez, la otra postulante con mayores aspiraciones.

Desde 1998, el escritor se encuentra enclaustrado en su casa del Parque Forestal, tiempo que ha destinado a revisar y editar escritos de 50 años, publicando en el último tiempo más de diez libros de poesía.

De hecho, en agosto editó “Las críticas en crisis”, “De muerte” y “¿Qué debo hacer?”, y se espera que en el transcurso de este año publique una antología de su poesía, además de un volumen con sus primeros cinco libros.

Desde sus inicios, la obra de Armando Uribe ha estado cruzada por el tema de la muerte, a la que, según ha declarado, no le tiene miedo por su profundo catolicismo. Paralelamente, la niñez y el amor han sido los otros dos grandes temas de su escritura.

Además de la poesía, ha tenido una vida dedicada a la docencia y al ejercicio del derecho. De hecho, durante su exilio en Francia se desempeñó en la Universidad de La Sorbona como profesor titular de Derecho Público.

Tras su regreso a Chile, al inicio de la década del noventa, entabló públicas polémicas con distintas personalidades del mundo político, entre ellos, el ex Presidente Patricio Aylwin, a quien le dedicó una carta abierta en la que lo culpaba por no establecer bases constitucionales sólidas para la democracia.

De igual forma, ha criticado constantemente a los Gobiernos de la Concertación, lo que eventualmente podría haber jugado en su contra para hacerse acreedor del galardón. “Diría entonces, que no toman en cuenta las opiniones políticas de los premiados. Lo que me parece muy bien, porque este no es un premio de ciencias políticas”, señaló.

 

Las razones del jurado

El jurado estuvo compuesto por el ministro de Educación, Sergio Bitar, el rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros, el Premio Nacional de Literatura del año pasado, Volodia Teitelboim, además de Oscar Quiroz Mejías, rector de la Universidad de Playa Ancha, y Ernesto Libasic Gazzano, de la Academia de la Lengua.

Según explicó el ministro Bitar, la decisión del jurado se basó en “la característica de su obra, que es el compromiso existencial del hombre frente a la vida y la muerte, manifiesto en un estilo dramático y singular, desarrollado a través de una extensa producción”.

A juicio de Volodia Teitelboim, la obra de Uribe es “muy significativa” para las letras chilenas. “Ha sido un premio muy bien dado, bien merecido. Lleva toda una vida escribiendo poesía y preocupado también de la sociedad chilena, de la justicia y de la belleza. Un poeta profundo”, puntualizó.

Finalmente, el ministro Bitar planteó que en opinión del jurado es necesario modificar el sistema de entrega del galardón. Específicamente, terminar con el acuerdo tácito de que año por medio se premia a un poeta y a un narrador.

 

 

Un vicio vergonzante

Alejandro Zambra
En Las Ultimas Noticias
Martes 31 de agosto de 2004

"Éramos decentes en la vida y un poco más indecentes en lo que escribíamos", dice en sus memorias Armando Uribe Arce al recordar aquellos tiempos juveniles en que la poesía era para él algo así como un vicio vergonzante. Sus primeras publicaciones -libros como "Transeúnte pálido", "El engañoso laúd" y "Los obstáculos"- ya constituían una apuesta por la extravagancia y perfilaban convincentemente a un poeta asertivo, meticuloso e histérico: "Llego a la mesa y cierro los ojos para no ver a mis hermanas/ y ellas cierran los ojos para no verme a mí/ y comemos, hablando a gritos, increpándonos mutuamente/ con los ojos cerrados y marchitos".

De alguna manera, las misas en latín, los trabalenguas infantiles, Quevedo, Pound, Catulo, el psicoanálisis, los amores católicos, el odio, la piedad y el rotundo fraseo de los antiguos profesores de derecho de la Universidad de Chile confluyen en la poesía de Uribe, quien hasta fines de los años noventa parecía más bien reacio a publicar, pero que desde entonces -con una seguidilla de libros notables, como "Odio lo que odio, rabio como rabio", "A peor vida" y "Verso bruto", entre muchos otros- ha consolidado una de las obras más valiosas y personales de la poesía chilena. "El tonto don de los poetas/ de ellos hará vetustas bestias/ brutas estólidas domésticas/ metidas en claustros y piezas/ escribiendo cosas como éstas", apunta en "Verso bruto", un libro fúnebre y terrible: "Ese cuerpo que tú tuviste/ más bello que el de las estatuas/ se disuelve como las baratas/ en soluciones para insectos".

Casi todo lo relacionado con el Premio Nacional de Literatura es discutible, pero la poesía de Armando Uribe no es discutible. Dicen que actualmente el autor sólo sale de su departamento del Parque Forestal (donde vive "con pocos pero doctos libros juntos") para ir a misa. Tras leer "De muerte", una de sus obras más recientes, no es difícil imaginar al poeta entre cuatro paredes, rumiando los "Pensamientos" de Pascal, reordenando viejos papeles y, desde luego, escribiendo cosas como éstas: "Yo soy un ácaro que quiere/ devorar, devorarme, un ácaro/ pequeñísimo, un simulacro/ de hombre o lombriz, erre sin ere,/ menos que letra o puntuación,/ mero paréntesis de la oración". O bien acumulando rimas absurdas, automáticas, esenciales: "Me estoy muriendo de a poquito./ Todos se mueren poco a poco./ El niño que se saca un moco/ como la vieja que toma tecito/ pensando ‘está caliente’, y sopla./ Esto no es una copla".

 

 

 

Un tesoro en la cuneta

Leonardo Sanhueza
Las Ultimas Noticias
Martes 31 de agosto de 2004

Se puede retratar a Armando Uribe Arce como un amargo cascarrabias que no permite el acceso a sus dominios, pero ese retrato sería siempre superficial y equívoco. Menos divulgada, pero quizás más auténtica, es la imagen de Uribe abriendo las puertas de su conversación a cuanto universitario o liceano desee pedirle favores, invitarlo a su facultad, mostrarle primeros versos o, simplemente, conocerlo y cruzar con él unas palabras. Es altamente improbable que trate a un joven de otro modo que no sea en tercera persona, lo cual no sólo es signo de una cortesía chapada en la mejor madera, sino también del respeto y la solidaridad que Uribe ha mostrado hacia los más jóvenes.

Su ensayo sobre Pound, a mi modo de ver, forma parte de ese rasgo afable y pocas veces anotado de la personalidad de Uribe, pues está construido de cabo a rabo como una carta que se escribe a un hermano menor o a un amigo que no conoce a Pound, pero que debería y agradecería mucho conocerlo. Ese ensayo es una especie de bitácora de viaje, un diario de adelantado en el que no hay lugar para la pedantería ni para los fuegos de artificio, porque todo el espacio está copado por la generosidad que implican las buenas conversaciones sobre literatura. Para mi generación al menos, ese viejo libro (publicado una década antes de que nosotros naciéramos) apareció como un pequeño tesoro tirado en las cunetas, donde se vendía a precio de huevo, y allí desapareció instantáneamente como suelen desaparecer los mejores libros: de boca en boca y, después, de mano en mano.


 

 

 


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Armando Uribe: Ganó el más contestatario de los escritores.
Por Maureen Lennon Zaninovic y Paulina Cabanillas.
En El Mercurio,
Martes 31 de agosto de 2004.