Sergio Badilla Castillo

 
 

 

 

La Mirada Temerosa del Bastardo

SERGIO BADILLA CASTILLO

ALICIA

Moustakis es Alicia en Buenos Aires
vecina itálica de las juderías del Once
postrero amor de edad de eternos dioses
Es la juventud que perturba al extranjero en su camino
el año de Perón viejo              muerto de viejo
no hay nada más que hacer         está todo dicho
tus ojos imperdonan mi escapada y algo aumenta
el dolor nocherniego
huyo con un delito imputable en los pliegues del alma
con el rostro oscurecido de impudicias
ferido       ímprobo          deleznable
y  el último beso se deslía en una profunda pesadumbre 
La afición vehemente se inmuta en mi cuerpo
Confunde            conturba
en una tienda de campaña
los dos en San Antonio de Areco y Güiraldes
la noche entera cayéndose en estrellas y aerolitos
el fogón lleno de lumbres                el asado de tira

y Alicia turgente en su pecho


DISCURSO DE INICIADO

Mis pupilas atrapan con dificultad la profanía del tiempo
la fugacidad de un destello que revela la exactitud de la vida
la palabrería inmediata del vocablo inacabado
Una sombra más ocupa la extensión desconocida de este viejo laberinto
Hay cercanía cerebral con los objetos
una impresión tactable        tangible con desnudez de dedos prontos
un sentimiento de universalidad dactilar lleno de ditirambos y goces
una genética caducidad en una ciudad perversa
al borde de un barranco que deslinda con la más pronta muerte
Pierdo la voz ante la náusea repentina
accedo como cofrade al ara que me será prohibida en los años
La hermosura nupcial ya fue consumada hasta la sangre misma, en ella
que más se pudo colegir en tanto exceso
en su insistencia de procrear a la luz remitente de unos pocos candelabros
en lumbre mezquina contra lumbre encendida de belleza

Las palabras me espasman indecisas el aliento
me perlan la intimidad de humores en la certitud del cuerpo
Mis pupilas se revelan ante la escasa lumbrería
la fúgida apariencia de un resplandor equívoco
amengua aún más la sensación de vida
Los recuerdos se aglutinan           amontonan la torpeza vivida
como una vieja lumia callejera que no tiene lugar donde yacer

La historia se repite con escasez de lágrimas
La quietud de los parientes es ritual agónico
hace que se sienta como sopla en viento afuera en la escollera
Los maeses no vendrán por el camino de arcilla, contendrán sus
rogativas sectarias en las inmediaciones del templo
súplica tras súplica hasta sellar de secreto los decires
El mandil tendrá colores y emblemas de albañiles
el Oriente se abrirá diáfano entre las altas cumbres
Las duelas de las cubas dejarán goterar el vino dulce
tal vez un último ágape seguirá insomne la fiesta
un postrero escanciar de copas fraternales
ni escápula quebrada al iniciado abrazo
ni adustez de sueño largo ni rigidez de condenado
se ha cumplido el plazo de esta austera residencia


ANNA DE RODOLIVOS

Una fogarada dispersa después de un advenedizo rayo
acaso se rompió entonces la conferida quietud
nos alertó el ojo abierto los sentidos
¿qué se hizo Anna la griega en la costa Macedonia?
los demás la amaron con tardanza
su pudibunda castidad se esparció enardecida entre mis torpes muslos
entre mis escareadas manos
Los distintos usaron sus mañas
sus redes de los más variados tamaños y colores
mánticas perversas y acertijos de poca monta.
Ella extrañó al hijo escaso de sus entrañas
hizo visible el castigo como ruin oprobio
porque volvería a dormir en otras sábanas
propicias y lejanas.
Anna de Rodolivos la más anniusha de la annas
la luna sigue en el mismo lugar desde que se acabó el invierno
cayeron umbrosas las nieves en la destruida ventana
y en Katarinabangatan el ouzo quedó servido
en la mesa vacía
en el espacio más oscuro de la noche


CAREZZA

Llega por fin la noche
la castidad es errática para especímenes en vías de extinción como tú
y yo Claudia
criaturas celestes de Santiago     serafines alados de la capital
de un país en ruina
El daguerrotipo nutre la oscura sepia con la aminorada luz que entra
de la calle
la escena en la penumbra se trasgrede en una tosca urbanidad
El torrente fluye germinal debajo de la piel          palpita
se deshonesta             se contamina
tensa la espera detrás de la mirada intensa
Urge entonces la musculatura                   se yergue
para perpetuar el linaje del animal en celo
la carne se impudicia      se demencia en la calma
se antigua la razonada caricia mi obcecada doncella, el arte de
amar es el arte final de un frugífero vientre
un mérito frugal de descendientes que van y vienen
un despertar cualquiera ante un púdico y pedestre
día de verano


OTOÑO DEL 96

Miro hacia el jardín y mis pupilas sorprenden la fugacidad de un relámpago
Tal vez no existo
soy sólo un espejismo que amarillea la lóbrega arboleda
una articulada mise en scene        una descuidada mentira
La madreselva se resiste a la persistencia del viento
sus hojas mantienen la lasciva humedad de la llovizna y de la pasada noche
La savia se extravía en el camino hacia los pétalos
se tempraniza              se prematura entre las ramas
Un hombre se pierde en medio de la bruma ante mis ojos
en la umbría vecindad del mar del norte
Una sirena ulula en la imaginación distante de algún puerto
No hay ni habrá jamás lejanía en su mente
sus huellas se disipan con torpeza en la profunda nieve
Los cuadros cuelgan ahora en la blanca perpetuidad del muro de mi casa
con casual destreza         con un orden de estética doméstica estudiada
En la cocina una olla expide un intenso olor a comida
Riitta esculca la profundidad del tiesto
la paleta arrebata en su madera
el secreto al metal y a su forma
Una fotografía refleja tenuemente la silueta de un árbol deshojado
cubren el vidrio que la envuelve
El color de la vida se destiempla              se descontextualiza
se humilla ante la realidad que modifica su única existencia
Un zorzal apresura su vuelo para evitar la calma
y elude ser una figura pedestre
semejante a la pasividad de los cuerpos en reposo
Las flores se marchitan
desangran su íntimidad desde las corolas
hacia la mohosa nada
Qué puede urgir ahora la vieja memoria         me pregunto
El otoño se confunde en la opacidad de la mirada      en los gestos
y hace frío en todas las habitaciones de esta eruginosa casa
Una ráfaga de viento estremece la vidriera de la ventana más cercana
La garúa perla insistente la rama extendida de una palma
algo insinúa la sequedad en su aterido cuerpo
En la penumbra se escapan figuras que reconoce mi cerebro
algunos objetos       figuras ambulantes    una decena de rostros quietos
La evocación me obliga a rondar como temeroso fantasma
intangible                próximo a una desesperada tristeza
Vuelvo a pensar que no existo        unas pisadas en la nieve
la presteza de un relámpago en la oscuridad de la arboleda


REQVIEM DE PAJAROS

El cataclismo abre las puertas de esta ciudad donde se agazapa la muerte
alguien intenta sacar de su universo
a un caracol de mar                         o a una vieja estrella
El vecindario mantiene su impasible calma                  se busca en las miradas
en la necesidad que desespera para que el cómplice no hable
A quien le corresponde ahora reconocer la tierra
la profundidad del surco que abre con avidez su boca negra
Hay árboles que levantan sus copas quejumbrosas hacia lo alto
pájaros que trinan al alba con patética tristeza
La derruida Persépolis se llena de gases
los jardines de la babilonia nuestra se ahogan en la maldad del aire
respiramos la ciudad por dentro con fraterna simpleza
Hay dolores que se aferran temibles a la dignidad de la carne
pasos de niños que pierden la lucidez del equilibrio
Con el castigo el esqueleto pierde su ósea fragilidad
los genes descomponen su responsable arbitrio
Una raíz se adentra impaciente en la húmeda fecundidad de la tierra
Cada hombre verdadero pierde la virtud de ser hombre verdadero
en el aire sucio que enrarece los rincones de su alma
Se me ennegrece el día                      la noche se aparece eterna
en el eclipse que provoca la tozuda regencia de las máquinas
chimeneas vomitando humo

Toso desde la mañana hasta la tarde para despejar el esternón
y los pulmones
Se me irrita la mente y se enturbia la mirada
Soy al despertar cada mañana el habitante más triste del planeta
temo la opacidad que traerá el alba consigo
No me confundan porque se que el cielo tiene agujeros
goteras que suenan con un profundo eco
y que impactan en la sordidez de mi cerebro

Hay ruidos que hacen peregrinar la vida en la memoria
como si el estampido de un avión que ha roto la barrera del sonido
las pusiera en el umbral del horizonte
En lontananza se interfieren entre sí los recuerdos
                          gotas de lluvia que no encuentran el suelo
Un tizne mortal nos castiga
El cielo se gotea profundamente por dentro
no hay más vida que la que llevo a cuestas en este largo camino
No hay más humanidad que la que detiene la humana muerte


POR ULTIMA VEZ ESTA MAÑANA

No habrá un sólo espacio que respete el grito
cuando el gladiador se enfrente a la muerte
Sabré entonces quien es el que despierta por última vez esta mañana
la materia que se funde perpetua en la materia
El secreto es una herrumbrosa puerta cerrada
que tapa la boca
del que habla sin darse cuenta
solo entre cuatro paredes
perplejo       rígido      amoratado    
en la intimidad del silencio
No hay deseo de volver al teléfono           a las viejas amistades
Se escuchan voces de jóvenes      transitar tremulante de tranvías
pasos de peatones vehementes que no van a ninguna parte
Los pendones de los victoriosos ocupan la vanidad de la ciudad que vive
para aquellos que seguirán gozando de la fuerza substancial de la vida
El corazón late hasta esta madrugada
mañana será agosto y los años pasarán como liebres en busca de una mugrosa madriguera
Habrán flores y responsos
Llorará tu amiga su intimidad frente al rictus de la muerte
nos miraremos unos a otros sintiéndonos culpables
acusándonos mudamente
El sudor se hará intenso en la austera ceremonia
Llegarán incluso los que estuvieron ausentes             largo tiempo
Estamos tristes Willy en esta extraña despedida
Estamos cerca de la hora de este almuerzo solitario
excéntrico      con abundancia de cangrejos de Luisiana

Unas palabras proferidas por otra boca perforará la calma
en el último sábado de septiembre del ochenta y cinco
La vacuidad nos invade poco a poco
ya no hay deseo de cultivar los ánimos       los antiguos afectos
hemos sido expulsados una vez más del paraíso
Siento espanto de la turbiedad del día           del despertar de la sucia aurora
de la perpetuidad de la muerte
¡Cuidado!            La tempestad de nuevo se apronta a enterrarnos sus garras


AGNUS DEI ANTE UNA PUERTA CERRADA

La puerta se cierra con inusitada violencia
Mis padres se han quedado dentro    sentados junto a un viejo brasero
Es otoño       es invierno
es la umbría severidad de la noche la que nos hace indefensos
Busco como reptil una guarida en la oquedad del monte
evito la ciudad               sus ruinas          sus olores
La realidad es inhumana           torpe
Unas lágrimas recuperan la humanidad de mi rostro
sorprenden la debilidad de mi andadura

¡Oh Dios! Ha pasado tanto tiempo
Los semblantes se han llenado de pliegues         nos castiga la indiferencia
La ciudad sucia está quieta            hurguetea con vileza en mis narices
daña mis recuerdos                       altera las fragancias
El súbito gorgoteo de la lluvia
sobre el pavimento
entorpece la calma
No son los mismos los que entonan sus cantos de alabanza
ni tampoco los pérfidos confiesan sus ruindades
En la fugacidad de la noche unos repiques de campanas animan la memoria
La ciudad se mantiene quieta bajo el aguacero
mis padres están aún sentados junto a la lumbre
la puerta continúa cerrada
Agnus dei       Agnus dei         exclaman los píos y los maculados


VISION DE FIN DE SIGLO EN EL BALTICO

Decidí volver después de una larga ausencia
Mahler se fugaba en el cielo ennegrecido de la noche báltica
La ciudad se veía diáfana en los tejados verdes
en la fulgente luz del invierno
las islas parecían distantes a medida que se extraviaba la vista en el mar
El teléfono agredía    acosador      intrascendente 
intimidaba la estrechez de aquella buhardilla con escasos muebles
Unos leños acompañaron la intesidad del fuego en el kakelugn
y bebimos dos botellas de vino del Duero
el archipiélago se alejaba  con esmirriado velamen      casto y familiar tras la densa neblina
En agosto el paladar se atragantaría  ritual y fambriento de cangrejos
y tus muslos se convertirían en tenazas abiertas después de la ceremonia
La radio expelía noticias en algún rincón de la cocina
En Helsinki la iglesia de Uspenski reunía a los ortodoxos del mundo
Sex Pistols agredía de gárgaras y estridencias a Gröna Lund
Unos gamberros habían  asaltado la noche anterior a una octogenaria en Birkastan
Descorchamos otra botella de vino de España
mientras la calma me tensaba la musculatura con desprez
Drottninggatan se llenaba al mediodía       de carros ambulatorios   de vendedores ambulantes
Los adolescentes ordeñaban unas latas de cerveza a orillas del Mälar
los negros del Fasching restregaban sus prominencias en las grupas de las borrachas
y los skinsheads se pateaban el trasero para quitarse el frio en Slussens
Un jubilado rastreaba en el vecino andén canastos de basura
Este invierno nos sorprendía con su flagrante angustia
Se enfermaba la gente de tanto permanecer oculta en sus madrigueras
Habría que eludir la trampa que nos podría tender la muerte en el encierro
En alguna casa de campo toda una familia se bañaría en silencio en el sauna
una ceremonia más de fin de semana
un simple escapismo bourgeois del primer mundo
La guerra detonaba lejos sus primeras bombas en Yugoslavia
Destapamos otra botella de vino rojo escarlata
El comunismo se extenguía como humilde cirio en el este de Europa
¡Qué lástima! se acabarían las marchas y las consignas
Leningrado volvería a ser San Petersburgo
¿Y las estepas rusas? ¿El Ejército Rojo? ¿Las banderas del Kremlin?
Una vela despedía un humo blanco que semejaba un mínimo espectro
estábamos tirados en la alfombra afgana de Ikea
La sensualidad de tu pubis calentaba mi muslo derecho
me hacía vulnerable
Una reproducción de Van Gogh que pendía sobre la muralla
atrapó dos veces mi mirada
El teléfono sonó otra vez y un helicóptero me cambió súbitamente de siglo
los cuervos se evadieron del cuadro y de mi mente         graznando entre los trigales
Las campanas de la iglesia vecina alcanzaron las alturas con sus repiques
y unas cuantas palomas surgieron de sus escondrijos en la calle Sveavägen
Alcanzo a leer en una hoja del Aftonbladet que yace en el suelo:
Montes de chatarra se acumulan en Mursmansk
los rusos ensucian el Báltico y los otros mares desde Pedro El Grande
Nos inventamos nombres ficticios      identidades falsas para aumentar el deseo
Soy el Príncipe Kropotkin y tú la Kollontay en persona
El Marqués de Sade está pasado de moda
quizás este simple juego me provoque otro espasmo     otra crisis de tedio
El siglo se nos acaba y nadie más piensa ya en la bomba atómica
murieron millones de personas en los campos de concentración y de batalla
sin saber por qué tanto holocausto               ¡Porca miseria!
Mi hermano murió repentino en un hospital de Paris en los ochenta
su revolución terminó antes de que cayera el muro de Berlin
y aumentara el poder de las bolsas de valores
Miro desde la tímida ventana hacia la calle
Una ninfa se acerca a un tímido transeúnte en Malmskillnadsgatan
¿Se imaginó acaso que terminaría escribiendo el Apocalipsis con drogas
o deambulando con una jeringa por sucios y tímidos callejones?
Los duendes se meten a esta hora en las raíces de los abetos para espantar el frío
Näcken  se rebela y se sienta en la piedra de un arroyo a tocar su lira
¿A quién le interesan los mitos o las milenarias sagas?
Karl Larsson ha regresado a Ulvsudden con su paleta en la mano
Strindberg se pasea en medio de la nevisca en Karlavägen
su bigote se perla de aguanieve y de vejez
Los hornos crematorios despiden aún un marchito olor a fin de siglo
¿Se acabará el milenio de veras o es puro cuento?
Si Borges hubiera recibido el Nobel
La Kungligabiblioteket podría haberse transformado en la biblioteca de Alejandría
y la Kulturhuset en el Partenón des Invalides
pero          ya es tarde para tanto sueño
Los nórdicos se irritan con el trasiego de los empobrecidos invasores del siglo XX
Tantas cabezas negras no caben en las límpidas ciudades del reino
La luna ya está en lo alto y hace fulgir la nieve recién caída
Wallenberg ha intentado sin destreza vender el Handelsbanken
los kosovares han llegado a la T centralen
¿Te has dormido amor?          ya amanace
aún hace bastante frío allá afuera


INFANCIA

El recuerdo de un vaso de
leche derramado
en una lejana tarde de la infancia
iluminó         con su blancura
la tristeza
de una larga noche de invierno


MODERNIDAD

No         aquí nadie se salva del caos
no respetamos la articulada sensatez de viejas verbalidades  
la falsa imagen del decoro continúa siendo cristalina en el espejo
la intensidad de la pupila
es inversa a la tranquila hostilidad de todos los días
Mis amigos reconocen las huellas que ha dejado el pasado en la memoria
duele      punza     lacera como artera estocada
Esta pasión senil por la tierra es un  error impúdico de ternura
clasicismo en desuso      barroquismo de fin de siglo
El regreso - les confieso -  está siempre lleno de malas sorpresas
el camino es pronunciado
el acantilado
lejos de la ciudad y sus arrabales
una torpe puñalada en la espalda


VECINDARIO

Porque aún no conocía el barrio donde tendría que morar
sin saber por qué
Pan quiso hacer de guía en esa famosa Lupercalia
bebimos durante dos noches seguidas con Arthur y Claudia
Omar se negó a pagar la cuenta
Una historia de borrachos       una travesura de fin de año

 

BREVE CURRICULUM


Sergio Badilla Castillo, nació en Valparaíso el 30 de Noviembre de 1947.
Su creación nace en cercana amistad creativa con los poetas, Juan Luis Martínez, Raúl Zurita, Juan Cameron, Eduardo Embry y Renato Cárdenas.
Durante su vida en el exilio formó parte del Grupo Taller de Estocolmo y del Pelican Gropu of Arts, junto al poeta uruguayo Roberto Mascaró y el artista chileno, Juan Castillo.
Periodista de Radio Suecia Internacional y antropòlogo de la Universidad de Estocolmo.
Ha sido invitado como lector Al Congreso Mundial de Poetas de Madrid en 1982, al Poettry International de Rotterdam, al Primer Encuentro de Escritores de Lengua Española en Islas Canarias, al Encuentro Mundial de Poetas de Oslo y en 1993 a los Poesidagarna de Malmo en Suecia. En 1991 fue publicado en la antología sueca, Bevingade Lejon, editada por editorial Bonniers de Estocolmo.  Ha sido traducido al sueco, inglés y francés.
Desde 1993 reside en Santiago de Chile.

OBRAS PUBLICADAS

1. Más Abajo de mi Rama. Invandrarförlaget. 1980. Borås. Suecia. (Cuentos)
2. La Morada del Signo. Ediciones BIKUPA. 1982. Estocolmo. (Poesía)
3. Cantonírico. Ediciones LAR. 1983. Madrid. (Poesía)
4. Reverberaciones de Piedras Acuáticas. BIKUPA. 1985. Estocolmo. (Poesía)
5. Terrenalis. Ediciones BIKUPA. 1989. Estocolmo. (Poesía)
6. Saga Nórdica. Monteverdi Edic. 1996, Santiago de Chile. (Poesía)

OBRAS DE TEATRO

1.  Mi hermano Pepe. Santiago 1999
2.- Más allá de la noche. Santiago 2001

OTRAS OBRAS

El Hombre Plural. Ensayo. En trámite de impresión.
La Nueva Sociedad de Elites. En preparación

sergiobadilla@vtr.net.



 

 
 

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letras.s5.com , proyecto patrimonio, SERGIO BADILLA: La mirada temerosa del bastardo. Poesía

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