Sergio Badilla

 
 

 

 

SERGIO BADILLA
CANTONÍRICO

Madrid : LAR, 1983.


Sobre la materialidad de los bienes

..... No hay rincón de esta casa que se escape
a mis cinco sentidos,
donde no me haya desterrado en
alguna debilidad vital,
como complemento bastardo de mí mismo;
no hay un solo palmo virgen
que mi sombra haya desdeñado
contemplando el menester implacable
de la trascendencia,
donde no se hayan albergado, inmanentes
mis propias extensiones,
mis presagios.

Estoy seguro que no queda recodo innoto
donde no se hayan establecido mis ideas
como conquistadores fantasmas,
mis propias vacilaciones.
No hay un solo modesto agujero,
donde no se hayan posado mis olores,
mi humedad nocturna
de guerrero simétrico
existente.

No hay un solo rincón desconocido en esta casa
a pesar que soy sólo un humilde inquilino.

Hablo por nosotros

..... Hablo en la presencia del pan
mensajero de las cosas,
del rastro que deja el polen
cuando trashuma las patas de la mariposa.
Hablo con mi voz de centauro
en los andenes de madera,
de esta vetusta postura mental
de viajero solemne
a propósito del diluvio inocurrido.
Hablo con mis supersticiones a cuestas
y me declaro enemigo del viernes santo
y propongo la sordera como solución universal
contra las guerras.
Qué lástima que ya no soy adolescente
para atrapar las estrellas con mi mano,
sin embargo, suelo correr tras el aire,
cuando trae la calma
y lo digo, articulando bien las vocales,
para que sepan que quiero la paz
a cualquier precio.


Después de las espinas

..... Yo no puedo simular la noche en estas lejanías.
La memoria de los objetos
se reúne cabizbaja en la sombra
de este telar interminable
y se prolonga más allá de sus nudos
como monje que registra cada piedra
—pasajero—
y me obliga a desterrarme del alba,
del fuego
y sus augurios ancestrales.
¡Acaso me roben las ideas!
y el agua provoque mis espasmos conocidos
después de lluvias torrenciales
como simple suicida de la tarde.
Las ausencias viejas necesitan sepultura,
tal vez, un personaje supuesto
que comprenda lo inefable de la lejanía
y sus secretos inmediatos.


Recuperación mínima

..... Tengo el cuerpo circunnavegado por
nostalgias presenciales
que no pueden orientarse, en esta médula
y alargan sus vertiginosos brazos
para palpar otras medianoches divagadas
en otros cuerpos,
como monumentos infinitos.

Estoy, sin embargo, escorado en estos arrecifes
vegetados de abalorios
que refulgen craneanos en mi instancia
de cantero verbal,
morando la mitad de la piedra ambigua
con mi diástole
de sembrador,
antes de que mis años cierren sus párpados,
al recobrar la tierra.


Acto individual

.... Estoy acá
como si fuera un animal moderno
que teje jaula con los sueños,
para seguir siendo el mismo
que ampula el sudor de sus huesos.

Estoy acá
como entidad de fragmentos,
incluso después del pan
y su cohesión ultrajada en una cena
y volver a comportarme como si estuviera en casa,
aunque me sienta ajeno
al escuchar el mismo relato,
como parte de mi familia,
en vehemencias
tantas veces.


Acto de fe

..... Estoy de frente a mis propias manos
como criatura desvelada.
Alrededor hay realidades
y reconozco mis huesos y los de otros,
con algún vago recuerdo.

Estoy manifestándome en mis dedos,
que aúllan como bestias
de oficina
o buscan tu humedad
ocasional
que huele a musgo,
quiero decir, a invierno que
anida en cada cuerpo
cuando no se puede responder
a tanto olvido,
aún, como carcajada sin dientes
en Estocolmo y
Valparaíso.


Cantonírico

..... Venid conmigo a esta nueva travesía,
al trópico mismo de los minuteros del reloj
donde las medusas
ya no alteran los espacios de estos sueños
que no tienen domicilio.
La noche y sus acompañantes no conocen las tinieblas,
ni al caracol que vocifera en su égira,
arrastrando
su equipaje cotidiano
..... de planetas
que perdieron sus presencias orbitales,
antes de tiempo.


Este viejo animal que nos persigue

..... No es fácil
convencerse que tengo piel entre mis
huesos
y que la esfinge
tantea mi cuerpo,
intentando develar fronteras
imprevistas.

Tengo un vigor solemne
de luciérnaga
cuando cierro puertas geográficas
sin lágrimas
y me intento, muscular,
arrastrando mi letargo de saurio
en la penumbra,
en esta orilla lóbrega de seres naturales.

Hay algo manifiesto
que se propaga como gota de agua
bajo mi tórax;
alguna herida afónica,
desnuda de colores y venganzas.
Es que la humedad desflora campanas ocultas
y la atmósfera se presenta
uterina,
como animal antiguo, a nuestro
vecindario.


Detrás de la piedra

..... Abramos la primera página
de nuestros estatutos de piedra,
en esta madriguera
de fraguas
e individuos
que alejan el horizonte
ahora,
cuando alguien quiere reír con nosotros.
Hay mucha congoja en estas latitudes.

Hay coleópteros que serán longevos
por venganza,
y presido esta reunión
con gestos guturales
y los ojos boralmente
sumergidos.

Hablo de realidades:
recordemos el fuego
habitando antiguas cicatrices,
la temperatura derretida en las calles,
de poros acontecidos,
de uñas acontecidas
de humanos acontecidos
de yo acontecido.

Los pliegos se erosionan con las manos,
la soledad no existe en fonemas,
sólo prepara el llanto,
esta ausencia
y estas leyes que nos obligan
a clausurar el acto.


Acumulaciones

..... El individuo que se esconde en tu silueta
de barro, rostro viejo, polvo,
desde afuera la libélula
apacienta mis instintos
café-cópula, cópula-sueño.

Hay capítulos enteros en la vida.
Y la pupila refulge su parto luminoso
y te revuelvo el rictus,
adentro
con vocación de pájaro nocturno,
siempre
a estas horas de barrio sur,
de paisaje clitórico
y de espermios.


Aún después de la madera

..... Aunque me confundo esencial en la madera,
pienso que el bosque se enmascara de verde
para invitarme
a entreverar cortezas
y olvidarme de sinónimos
que incluyan el abedul en la botánica.

La resina es seductora vegetal.
El universo lo destiempan los lagartos,
los grillos perforadores de hojarascas
y aún penetrando los nudos
el escarabajo viene a mi cumpleaños
con un bouquet de ramas secas
y nos embriagamos coleópteros
y minúsculos.
Subimos con nuestras pisadas secretas
a dejar que las flores nos entreguen sus pétalos.


Ceremonia próxima

..... Me someto cada día a la barbaridad de las cosas
con el frenesí de las alturas que alcanza la pluma
y declamo en el humo
que me llamo individuo por muchas equivocaciones,
invierno que confunde la hierba
con sus tarsos,
cuando las puertas,
más tarde que la espiga,
me devuelven inmutable al surco.

No tengo intereses pasajeros,
más allá de la relevancia de los insectos
y sus tempranas transparencias,
tan sólo botánico
de anaqueles profundos como territorios de arena,
picapedrero
en el interior foniátrico de los moluscos
que abandonaron sus utensilios para siempre
y me he quedado encerrado en las distancias
pequeño,
mal vestido y próximo.

 


 

 

 
 

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letras.s5.com , proyecto patrimonio, SERGIO BADILLA: Cantonírico. (Poesía) 1983.

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