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El Taller de Escritores de la Universidad de Concepción en el acto de su clausura: de izquierda a derecha, sentados: Gonzalo Rojas, asesor; Nicomedes Guzmán, novelista; Fernando Alegría, director del Taller e iniciador del mismo; David Stitchkin, Rector de la Universidad de Concepción; Braulio Arenas, asesor. De pie: Sergio Vodanovic, asesor; Pablo Guiñez, poeta, Mario San Martín, novelista; Enrique Lihn, poeta; Mario Ferrero, poeta; José Chesta, comediógrafo; Manuel Ravanal, comediógrafo; Miguel Arteche, poeta; Cristián Huneeus, novelista y Jorge Teillier, poeta.

Significación del Taller de Escritores, Universidad de Concepción
(Octubre de 1960 - Enero de 1961)


Por Braulio Arenas
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blicado en Ultramar, N°10, febrero de 1961


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El establecimiento del Taller de Escritores en el seno de la Universidad de Concepción, señala, a mi entender, uno de los instantes más felices en el nuevo modo de las relaciones de la educación superior y de la literatura. Los que, por fortuna, hemos seguido, durante estos últimos años, la marcha de la Universidad que ahora nos acoge, no sentimos extrañeza ante tan gentil y moderno procedimiento. La Rectoría así como el Director da las Escuelas de Temporada, han prestado su iniciativa para esta colaboración entre escritores e investigadores docentes.

Dos Encuentros de escritores nacionales, más un Encuentro de escritores americanos, es la feliz suma de este noble patrocinio. Y ahora, la Universidad se dirige a los escritores nacionales para preguntarles acerca de sus problemas de creación y para ofrecerles un techo, a la sombra del cual ellos puedan resolverlos. Generosa empresa en bien del espíritu, y que abre un riquísimo abanico de sugestiones. Pues esta relación entre aula y libro, entre escritor y maestro, obliga a los escritores chilenos a encarar una nueva problemática literaria... Ella está en el sentido mismo del Taller de Escritores y en el sentido mismo de la moderna concepción de una Universidad.

Sabe la Universidad de Concepción, y así lo hemos escuchado recientemente de labios de su Rector don David Stitchkin, que un mundo nuevo se abre paso a través de las incertidumbres del presente. Un mundo nuevo para el cual, como para todo nacimiento, las alternativas de sobrevivir o perecer corren con iguales proporciones. Y es con esforzado ánimo que esta Universidad, con una vitalidad que vence los obstáculos humanos y telúricos, ha emprendido la tarea de renovar su concepto y ampliar su definición, hasta el punto en que Universo y Universidad se estrechan y se confunden.

Es esta, por consiguiente, la primera lección viva que recibimos, nosotros los escritores, al tocar la puerta hospitalaria de este recinto. Y bajo la luz de esta lección, una promesa tácita nos impele a un nuevo estilo de relaciones entre nuestra obra y la del mundo circundante. La solución de los problemas que agitan a la humanidad entera —problemas culturales, económicos y políticos—, requiere de los escritores una mayor responsabilidad, un nuevo modo de pensamiento y una más elevada suma de sacrificios.

Un nuevo mundo, repito, se abre paso dramática e implacablemente. La vitalidad del espíritu no permite que éste se anonade, se retrotraiga o muera. Por el contrario, como si aceptase con júbilo el desafío de la historia, la mente creadora del hombre busca —en la línea de conducta de la acción— la meta de la victoria.

Acción y pensamiento conjugados, esto es lo que Chile y, por qué no decirlo, América entera espera de sus escritores. Sólo en esta conjugación, en este acuerdo, en este campo único, la obra suya pueda ser valedera. La Universidad de Concepción, que tan acertadamente ha sabido combinar el campo humanístico y el científico, como si remara con dos remos, espera de los escritores patrios un esfuerzo más, otro rasgo suyo de voluntad creadora. Y es para sistematizar este esfuerzo que ella ha establecido el Taller de Escritores.

Sabemos nosotros los escritores, que nuestra lengua española no es en el momento presente un vehículo, importante en el campo de la literatura universal. Múltiples factores, que no es del caso analizar, la han llevado dentro de la creación literaria a ocupar un segundo lugar en el concierto de las otras lenguas. Mientras la producción de los literatos franceses, ingleses, alemanes y rusos tiene una circulación internacional, la producción literaria en nuestra lengua alcanza una modesta participación. Y no es por falta de interés temático formulado en la obra de los escritores de nuestro continente. Es, acaso, falta de relación histórica esencial entre la obra y el medio por ella descrito, como si no se amalgamaran armoniosa y solidariamente. Tenemos asimismo, necesidad de mayor conocimiento de los problemas, soluciones y realidades de unos y de otros, hombres de uno y otro país de América, mayor vigencia de nuestra conciencia y, tal vez, un espíritu común que nos impulse hacia adelante.

Es necesario, entonces, que los escritores de España y de la América nuestra afronten con entereza este dilema: el de la unión, del pensamiento y la acción, el de la relación entre obra y mundo.

Que vuelvan a surgir, y no como fantasmas, sino como seres incrustados en la realidad del verbo, los trabajos que hacen la grandeza de un idioma. Que aquellos genios e ingenios de la décima séptima centuria (dorada como la mies), vuelvan a soplar su espíritu sobre la obra de los escritores contemporáneos.

Tengamos el orgullo de nuestra lengua y de nuestra creación. Que nuestra obra, por humilde y opaca que sea, lleve el sello de un constante esfuerzo, y de una constante realización. Y que este Táller de Escritores, que tan generosamente ha creado esta Universidad, responda a sus sacrificios, dando los primeros frutos en pro del rescate de nuestro idioma, para el mejor servicio del espíritu.

 

 

Plaza de Armas de Concepción:
Teillier, Lihn, Arteche, Guiñez, Huneeus, Lefebvre y el director de Ultramar.

 

 

 

 

 

ESCRITORES DEL PRIMER TALLER

 

NICOMEDES GUZMÁN. Nació en 1914. Ex funcionario del Ministerio de Educación. Autor de: La ceniza y el sueño, 1938; Los hombres oscuros, 1939; La sangre y la esperanza, 1943; Donde nace el alba, 1944; La carne iluminada, 1945; La luz viene del mar, 1951; Leche de burra, 1953; Una moneda al rio, 1954, y El pan bajo la bota, 1960.

ENRIQUE LIHN. Nació en Santiago, 1929 . Funcionario del Instituto de Extensión de Artes Plásticas, de la Universidad de Chile. Aparte de su labor como escritor, cultiva la pintura, y ha participado en algunas exposiciones. Autor de: Nada se escurre, 1949, y Poemas de este tiempo y de otro, 1955.

CRISTIÁN HUNEEUS. Nació en Viña del Mar, 1937 . Licenciado en Literatura General, del Instituto Pedagógico y Ayudante de la cátedra de Literatura General Comparada de dicho Instituto. Ganador del Primer Premio en Cuento (tema libre) y del Primer Premio en Cuento (tema universitario), del Concurso Nacional Universitario de la FECH, 1959 . Figura en Cuentistas de la Universidad, antología de Armando Casígoli, 1959. Autor de Cuentos de Cámara, 1960.

MANUEL SAN MARTÍN PRICE. Nació en 1932. Periodista de Crónica, de Concepción, y actualmente redactor de noticias de la Radio Cooperativa Vitalicia, de Santiago. Ganador de un Concurso de Cuentos en Temuco, 1952, y del Concurso organizado por el diario El Sur, de Concepción, 1958. Autor de Una muchacha demasiado honesta, 1959.

MIGUEL ARTECHE. Nació en Nueva Imperial, 1926. Jefe del Archivo de El Mercurio. Participó en los Congresos Internacionales de Poesía de Segovia, 1952, y Salamanca, 1953. Autor de: La invitación al olvido, 1947; Oda fúnebre, 1948; Una nube, 1949; El sur dormido, 1950; Cantata del desterrado, 1951; Solitario, mira la ausencia, 1953; Otro continente, 1957; Quince poemas, 1960.

PABLO GUIÑEZ. Nació en Bajo El Lingue (Lumaco), 1929. Profesor primario en la Escuela "República del Perú", de Santiago. Autor de: Miraje solitario, 1952, y Ocho poemas para una ventana, 1956.

JORGE TEILLIER. Nació en Lautaro, 1935. Estudiante de último año de Historia del Instituto Pedagógico. Cofundador en dicho Instituto del Centro de Estudios Literarios, y director de la revista de Historia y Geografía, Cito, 1957. Redactor y traductor del Boletín de la Universidad de Chile-, y secretario de redacción de la revista de arte, Ultramar. Autor de: Para ángeles y gorriones, 1956; El cielo cae con las hojas, 1958, y El árbol de la memoria, 1961.

MARIO FERRERO. Nació en Santiago, 1920. Ha colaborado en diversas revistas del país y del extranjero. Autor de: Capitanía de la sangre, 1948; La noche agónica, 1951; Las lenguas del pan, 1955; La cuarta dimensión, 1958; La prosa chilena del Medio Siglo, 1960, y Tatuaje marino, 1961.

MANUEL RAVANAL. Nació en 1931. Estudiante de último año de Leyes (Universidad Católica). Ha colaborado en El Diario Ilustrado, de Santiago, y en El Sur y La Patria, de Concepción. Ha escrito las siguientes obras de teatro: Esa tal Cecilia; Tu mano izquierda; La noche de San Juan, y Trópico y tentación.

JOSÉ CHESTA. Nació en Temuco, 1936. Profesor primario y director del conjunto teatral El caracol, de Concepción. Ha escrito: Las redes del mar (estrenada en el teatro Camilo Henríquez, de Santiago, 1959, y en Concepción ese mismo año) y El umbral, premio "Alerce", 1961.

 

 


 



 

 

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Significación del Taller de Escritores, Universidad de Concepción
(Octubre de 1960 - Enero de 1961)
Por Braulio Arenas
Publicado en Ultramar, N°10, febrero de 1961