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Carmen Berenguer

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Torcer el Dolor...

Carmen Berenguer delata en su discurso poético la imposibilidad de asumir los funcionamientos sociales y culturales impuestos por la dictadura, pero por otra parte, su discurso denota también la imposibilidad de evadir esta realidad.


por Raquel Olea


Carmen Berenguer ha publicado su tercer libro de poemas, A media asta (Editorial Cuarto Propio, Santiago, 1989 ). Carmen Berenguer ha dado ha conocer su producción poética en la década de los ochenta. En 1983 publicó Boby Sands desfallece en el muro y en 1986, Huellas de siglo.

Ella, como la mayoría de los productores de arte de esta década, delata en su discurso, la imposibilidad de asumir los funcionamientos sociales y culturales impuestos por la dictadura, pero por otra parte, su discurso denota también la imposibilidad de evadir esta realidad.

Replegándose hacia el margen, su poesía elabora, desde ese reducto, un discurso que registra aquellos fragmentos sociales de desecho que no se reconocen vinculados con el poder.

Como sujeto social, como mujer, Carmen Berenguer escribe desde una aterritorialidad, desde el desamparo y la precariedad a que una doble marginalidad la ha expatriado.

Su texto A media asta, está introducido por la lamentación bíblica de Jeremías cap. 20 v. 17: "Por qué no me mató en el vientre / y mi madre me hubiera sido mi sepulcro".

Pero Berenguer tuerce, en su escritura, el discurso del dolor; A media asta, signo de duelo nacional, interroga las motivaciones del dolor y gestiona un habla de los marginados del duelo nacional. El texto construye su discurso poético en la diversidad de lenguajes del dolor: la lamentación, la degradación, el grito, la llaga el deseo.

HISTORIA NO ESCRITA

Organizado en tres secciones -A media asta, Fragmento de Raimunda y La loca del pasaje-, el lenguaje poético (des)entraña aquella versión de la historia nunca escrita, la de la hablada, que Berenguer construye a partir de los lenguajes de la oralidad popular.

La primera sección del texto, gesta una escritura de la violencia sexual, que propone la lectura de un destino histórico. La sujeto de estos poemas escribe desde una subjetividad que ha asumido y sobrelleva, en su cuerpo, la marca de toda violación:Desnuda la maldecida / nosotros sangrante vulva:Mueca, expresa el primer poema, y más adelante reitera: Látigo que araña el cuerpo / la cuerpa fermento tierno / Aspas de carne su piel de la carnada / vuelve la vulva del infierno.

Historia de ultraje, vejamen, maldición, el lenguaje de esta poesía demanda resituar el habla de la violación, absorver su procedencia oral y transformarla en escritura poética. Así, sucesivamente los poemas declaran: eran hartos / me lo hicieron / me amarraron / me hicieron cruces / y bramaban/ como la mar. o Ella me dijo / Lo usaron todo y después... / Qué dije / Lo dejaron para que otros lo tuvieran. Pero la violación no refiere sólo al resultado de una violencia sexual, sino al uso instituido del cuerpo mujer que las convenciones cristiano-occidentales han impuesto.

Fragmentos de Raimunda, segunda sección del texto, encuentra su intertextualidad más cercana en el poema de Pablo de Rokha, Escritura de Raimundo Contreras.

La sujeto habla desde su feminidad exiliada, en el total desamparo, su única posesión, el cuerpo, su deseo y un habla que la libera y la encadena: Uno este maldito sueño a aquellos otros tantos / que me aquejan y repasan y luego asumen lenguas / atroces. En tinieblas deambula este cuerpo lleno de deseo. La emperatriz está hablando desde la lengua / deslenguada y malparida, expresan los fragmentos.

Esta habla del cuerpo y su deseo se suma, en la totalidad de la escritura, a otras hablas, otras forma de la oralidad y de los (im)posibles lenguajes que emergen del cuerpo y sus zonas oscuras y ocultas.

HABLA MESTIZA

Distintos niveles de habla culta y popular codificados en una sentimentalidad indigente constituyen lo que Carmen Berenguer trabaja como hablada, cuyo gesto más explícito se da en La loca del pasaje, interrogante de un imaginario femenino que incorpora el habla de la obsesión y el deseo, para desconstruir los mitos de la feminidad y la maternidad.

Berenguer opta, en ese conjunto de poemas, por la creación de un lenguaje poético cuya coherencia surge de la yuxtaposición de lenguaje(s) oral y escrito, que gestiona un discurso de la historia (in)penetrada. Dicho discurso reconoce lo mestizo en sus hablas y en su funcionamiento.

Hablada múltiple, liga, en el acto de la escritura, distintos niveles de lenguaje que proponen otro sujeto de la historia; iluminadores, en este sentido los poemas de Cuatro tomas para un cuerpo azul donde la mirada, mediatizada por una lente, recorre un cuerpo de mujer. La mirada construye, a partir de él, el emblema de la chilenidad, símbolo de una historia de fragmentos que Verónica, el cuerpo lleva en sí: el blanco, el rojo, el azul, conforman los fragmentos de Verónica que están en la escena del silencio en la ágina anterior y en la última.

Esta breve lectura del texto A media asta, enuncia la necesidad de escribir en la historia de los lenguajes literarios, otras hablas, otro cuerpo de lenguaje, otro discurso de la historia. Esta poesía propone también otro discurso y otra mirada acerca de los espacios y sujetos que conforman la nacionalidad.

La historia, la tradición, se ha escrito en el ámbito público, en la urbe moderna. La mujer, sujeto ausente de la escritura social y pública propone -en este discurso poético- transitar por ese espacio con un lenguaje que emerge de su corporalidad y de su genitalidad validando desde ella su mirada y su pertenencia a la historia.

 

en La Epoca, 7 de mayo 1989

 

 

 

 

 

 

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