......... ........................ ROBERTO BOLAÑO
 


Trece cuentos tiene el nuevo libro del escritor chileno residente en España

Bolaño vuelve al ruedo con "Putas asesinas"



Javier Aspurúa

Un poeta herbívoro y suicida, un narcotraficante ilustrado, un ex futbolista africano y otro chileno y unos cuantos fantasmas protagonizan los relatos que lanza ahora el autor de "Los detectives salvajes".

..... "No se hagan ninguna ilusión pornográfica", advierte de entrada Roberto Bolaño, para evitar ansiedades resbalosas respecto al título de su nuevo libro, "Putas asesinas". Editado por Anagrama, el volumen -que ingresa por estos días a las librerías españolas, para llegar a fin de mes a las chilenas- consta de trece relatos y marca el regreso de Bolaño al cuento, género en el que ya había entregado -en 1997- un magnífico espécimen, "Llamadas telefónicas".

..... Entremedio, como se sabe, publicó varios poemarios y novelas -entre ellas, la premiadísima "Los detectives salvajes"-, y ahora está embarcado en una monumental narración que podría superar las mil páginas. La expresión "putas asesinas", aclara el escritor chileno residente en España, corresponde a un comentario que se hace en algún tramo del cuento que le da nombre al libro (un cuento "feminista y violento", según Bolaño), y ya está.

..... En los demás relatos circulan personajes tan dispares como un ex futbolista africano y otro chileno que fueron compañeros en el Barcelona, el poeta Enrique Lihn, un fotógrafo homosexual -el Ojo Silva- enfrentado a la prostitución infantil en la India, un narcotraficante colombiano sumamente ilustrado, un poeta herbívoro que se suicida tras la muerte de su madre, otro suicida, algunos fantasmas y, cómo no, Arturo Belano, el alter ego de Bolaño, que ya ha aparecido en varios libros del autor.

-Putas y asesinas. En términos generales, ¿el sexo es una entrada o una salida?
-Tengo la impresión de que es una entrada; al menos pasados los 25 años, es una entrada. Lo malo es que es una entrada a zonas en donde se ponen en funcionamiento otros factores, otras emociones, casi todas negativas, como la posesión o los celos o la uniformización. La gente, al hablar de sexo, se vuelve idiota. Tal vez siempre lo ha sido, pero el sexo, el monólogo sexual o el diálogo sexual (y ya no digamos nada del mitin sexual), la vuelve aun más idiota y se limita a balbucear una serie de ideas preconcebidas, ideas cuyo fondo en nada difiere del antiguo Dios, Rey y Patria, que, como todo el mundo sospecha (pero se lo calla), significa Miedo, Amo y Jaula.

-¿Qué cabreo específico debe padecer una puta para convertirse en asesina?
-No sé, pero tengo un gran respeto por las putas, trabajadoras esforzadas como las que más, y también, salvo alguna excepción, un gran respeto por las asesinas.

-Como en casi todos sus libros, en "Putas asesinas" aparecen muchos personajes chilenos en los lugares más inverosímiles del mundo. Cuando usted se los encuentra en carne y hueso, ¿le parecen algo terrible, le entusiasman o le son indiferentes?
-Los chilenos, como los chinos o como los norteamericanos o como los españoles, me son totalmente indiferentes, cuando no profundamente desagradables, como, por ejemplo, los funcionarios de las embajadas o esas pobres histéricas que fingen, con voluntad digna de mejor causa, ser agregados culturales.

-El protagonista de uno de sus cuentos es descrito como un tipo "estoico y amable", un "ejemplar de chileno que nunca ha abundado mucho en Chile". ¿Por esa escasez es que usted ha dejado de venir a Chile?
-Por supuesto que no. En realidad, mi salud no me permite hacer viajes demasiado largos. Y cuando no es mi salud es mi trabajo. Y cuando no es mi trabajo es mi religión.

-Pero al menos habrá leído algo de lo que se ha publicado aquí últimamente.
-Mi religión no me lo permite.

-¿Y qué le ha parecido la polémica sobre el lesbianismo de Gabriela Mistral?
-Confirma, una vez más, lo que todo el mundo sabe o debería saber: que la izquierda y la derecha tienen la misma política en materia de sexo, así como tienen la misma política en materia de cultura, y en economía y en educación y en tantas otras cosas. Y también me lleva a preguntarme en qué sesión de espiritismo del Kremlin se le apareció el fantasma de Gabriela Mistral a Volodia Teitelboim para designarlo como albacea de sus preferencias eróticas.

-¿Y usted cree que a la Mistral se le quemaba el arroz?
-Yo creo que Gabriela Mistral era una extraterrestre y por lo tanto no tenía ni nuestras necesidades ni nuestros deseos (y añadiría que tampoco tenía un talento literario como el que se le atribuye con una soltura de cuerpo espantosa). Era una simple extraterrestre extraviada en Chile, en Latinoamérica, que no podía comunicarse con su nave nodriza para que la fueran a rescatar. Y su vida, como es lógico, se asemejó en algún momento a una pesadilla. Sus peregrinajes (como suelen decir los siúticos estudiosos de su obra) no son más que intentos de encontrar a otros náufragos de su planeta.

-En "Putas asesinas" hay un par de cuentos donde aparecen personajes suicidas. ¿Considera atractivo el misterio que casi todo suicida deja tras de sí? ¿O el suicidio es un acto de impaciencia puro y duro?
-Es cierto que todo suicida deja uno o dos misterios detrás de su muerte, pero también es cierto que deja, inevitablemente, cuatro o cinco respuestas, y lo que solemos temer de los suicidas no es el misterio, es decir las preguntas que esas muertes plantean, sino las respuestas que esas muertes ponen delante nuestro y ante las cuales, automáticamente, cerramos los ojos. Sobre si es el suicidio un acto de impaciencia, no sé, no lo creo. En primera instancia (y lo bueno del suicidio es que no hay segunda instancia) es un acto de libertad.

-En su libro también hay un relato sobre fútbol. ¿Ha tenido usted alguna experiencia como jugador?
-Mi experiencia como jugador de fútbol nunca fue del todo comprendida ni por los espectadores ni por mis compañeros de equipo. A mí siempre me pareció más interesante marcar un autogol que un gol. Un gol, salvo si uno se llama Pelé o Didí o Garrincha, es algo eminentemente vulgar y muy descortés con el arquero contrario, a quien no conoces y que no te ha hecho nada, mientras que un autogol es un gesto de independencia. Aclaras, ante tus compañeros y ante el público, que tu juego es otro.

-¿Es el fútbol una entrada o una salida?
-Es un circo.

 

 

en Las Ultimas Noticias
Martes 4 de septiembre de 2001


 

 

 


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