Bob Dylan, Homero, Joyce. Además de un proverbio latino que invita a huir, esconder, y callar, los tres epígrafes que anteceden la lectura de Bardo (Editorial Aparte, 2024) ayudan en principio a anticipar el tono de un libro de poesía singular, tanto estructural como temáticamente. Esto ya que el texto se confecciona a modo de una unidad estética particular; una donde un poema inicial —el único no alineado a un ordenamiento silábico— da pie a que la totalidad restante se ajuste a métricas clásicas, con la misión de articular una lisérgica y delirante crítica a la actividad poética.
Mientras espera que suba el efecto de un mañanero, un poeta contemporáneo muerde una manzana arenosa y reflexiona. A partir de esa suspensión, el yo literario entra en un marihuano estado de gracia, una epifanía telúrica en la figura de un volcán, cuya lava recorren mente y cuerpo proporcionando repentina conciencia sobre la atávica figura del poeta (el bardo) y su importancia ya perdida. Así y con la vieja Ilión transformada en un carrete destructivo interminable, un Virgilio convertido en la luz de la televisión o un Johnny Rotten vuelto bardo e hilvanando cantos melancólicos para su Ofelia en amnesia sumergida, las voces que recorren (o poseen) el libro van cincelado un retrato de máscaras sobre lo que significaría vivir y escribir poesía hoy.
Si bien las observaciones parecen originarse en ciertos clichés canónicos endosados a los poetas, son sólo capas. Bardo no es sólo un crisol donde se amalgama lo mundano y lo clásico: la cáscara de solemnidad aportada por las métricas es equivalente a la cáscara decadentista y rancia, y sorteadas ambas dimensiones, el texto presenta una interesante necesidad de revitalizar la poesía que recuerda a una irónica inversión, acaso Parriana: emplear el formato clásico —o solemne— para desplegar un divertido y ágil mapa, en donde las exploraciones —aunque burlescas—, tienen como eje central la verdadera intención de las voces que lo recorren: hacerse preguntas cruciales sobre la poesía y guiar a sus campeones.