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Camila Almendra | Autores |








Camila Almendra
(Osorno-Valdivia, 1991)



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Educadora, poeta y performer actualmente es residente como escritora en el Centro Cultural Nueva Creta en Coatepec, México. Es profesora de Lenguaje y Comunicación y Magíster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea, ambos en la Universidad Austral de Chile, Valdivia.

Ha trabajado como diseñadora de políticas públicas de género, sexualidad y afectividad. Sus creaciones están en revistas y antologías tales como Revista Ceres (Ediciones Mal Criada, 2015-2020), Silvestres y Eléctricas, poetas latinoamericanas (Cartonera Helecho, 2016), Maraña: panorama de la poesía chilena joven (Editorial Alquimia, 2019) y en Estuaria, visión de 9 afluentes (Tinta Negra Microeditorial, 2022).

Ha publicado los poemarios  El viaje de la Heroína (Editorial Alto Horno, 2016), Provinciana en Colores (Ediciones Kultrún, 2022) y Pistila del gen lumínico (Tinta Negra Microeditorial, 2024).

 

 

 

 

 

 

De PISTILA del gen lumínico

Genoma luminoso

Niñez de tierra, de gota y de frío.
Instrumento de purificación.
Para desmontar el habla,
vejez e inicio.

Concebir la higiene
cual utopía derrumbada
millones de habitantes detallan los ritmos de sus mermas.

Ante el grito lo desearon.
En la estación de ferrocarriles,
globos oculares se estrellaban como huevos,
cuando dieron, al fin, con mi paradero.

En un barrio llamado Flota Centauro,
del poder popular
me hallaron saltando rieles.
Anunciaba tormentas eléctricas.
Presagiaba noticias como quien come pan.
Ellos proceden, siempre proceden
a desabrigar mi celada por televisión
y tocar en su cenáculo mi figura.

Puesto que las aves no lloran gas
ni pimienta, tras mi paso
se crean rezos.
Retorno del mesías en femenino.

Y en las calles,
estudiantes en marcha:
derrocar al imperialismo,
mientras sus densidades
cubren
cada
cavidad mía
día y noche.

Abro mis manos como pistilos,
libero la atmósfera del químico.
Como luna estabilizo climas.
Camino con un lucero en mi frente.

Fui encerrada en un laboratorio.
Diseccionarme fue una opción.
Padre está orgulloso que sea considerada,
mientras vende retazos de mi ropa.

Me conecto
con la herencia humana
cual Eva mitocondrial.
De cuerpos celestes,
los huesos se vuelven polvo estelar.

Estado elevado,
patíbulo del consejo mundial.
Por memoria colectiva,
mi sangre busca convertirse en aerosol.

Escondieron criaturas como yo,
por entramados afectivos
conscientes de riesgos.
De torres a peñascos hay seres extrasensoriales,
videntes exiliados de la plutocracia.

Si los dones existen,
sería preferible congelar el arma de las esperanzas,
para cuando el planeta entero, a punto sea de caducar.

 

 


La luz no es tan rápida

Si el sol explotara,
nos daríamos cuenta en ocho minutos y medio,
menos tiempo que hacer insight.
La Vía Láctea tiene cien mil millones de estrellas
y en un pedazo de una,
está el astro coronado en deidad.

Nuestro sol es una estrella corriente.
Más de la mitad de las estrellas tiene un planeta,
apenas el suburbio cósmico es nuestra galaxia.

Osa Polar recorrió el ártico
con una lata de leche condensada en su lengua.
No emite declaraciones al respecto.

(Des)conexión interespecie.

El astro ha descendido del cénit,
avizoramos el límite aparente de los árboles.
Sabias enhebran sinapsis,
conexiones cerebrales hacia ramas de roble,
memoria que traspasa la corteza
y conduce a una soledad
que no es tan solo humana.
El vínculo en agencia integra la armonía.

 

Espacios de tiempos se despliegan como un lienzo:
las personas perdieron su condición de edad,
repiten modulaciones similares en distintos nichos.
Llamamos pasado o futuro
a la maqueta del recuerdo
corrompido.

 

 

De Provinciana en Colores

Azul de Prusia

Una sensación de soledad abismal se reduce en tus arrugas al mate y la cocina. Lo supe de mis sueños húmedos de adolescente. ¿Para qué competir, si te puedo besar?
Desaprender las espinas doradas, forjadas con hierro caliente en el habla.

Las mamis se reparten por el mundo acunando mis penas.
Habrá seres que recogerán mis pedazos para decir: somos.

Tórtola torcaza heridas las alas, los cánceres inquisidores diciendo lo que no conocen. Creísteis la supremacía de sus voces. Lo horripilante me tocó el plexo solar abierto para vomitar las cargas. Presumo, la cobardía de sus lenguas bífidas.

El otrora saco de papas vuela por los aires, siento la valentía de amar con una intensidad cercana a la muerte.
Escribo con estos pies cayosos como pluma, y con mis deseos escondidos en el rifle de la venganza.
Quítenme el saludo pero jamás podrán con la entereza del orgullo criado por mi abuela. Me han puesto en la guillotina al punto sicótico de escuchar sus voces intentando dormir.

Hija orgullosa de brujas no hay defensa sin ataque de vuelta.
Sus huesos se roerán embriagados de competencia.

Con el rabillo de ojo espío los discursos que nos salvarán del crujir de dientes en el fuego eterno.
Mis travestis me infunden las plumas: vuela con esos tacones cariño, haz explotar las calles con tu tierna rebeldía.
El primer pigmento artificial de la hija del ensayo–error.

Azul de Hierro. El Azul de Prusia es extremadamente insoluble en agua.

Agua que fluye, látigo a la piedra.
Me abro con los escudos de las olas a mi favor retornando al
delirio de ser avalancha.

 


Tribu del color invisible

El mundo sórdido en el que nacimos carga la herida de los imperios, derrama córneas por el cemento tiñendo de rojo la miseria.

El plomo acecha nuestros pies movedizos, un miedo se instala por las noches.
La condena en impunidad y la lluvia no purifica lacrimógena del aire.

La justicia es una inmobiliaria, de forestal y pesca de arrastre.
Es mejor pactar al unísono resolver por papeles que quemar el gobierno por arrojar al río pueblos enteros.

Clava, clava, clava, clava en mi hondo ojo ajeno tan mío como raíces de sangre y espíritus.

Chile es una faja larga y angosta de tierra placas superpuestas en sismos monetarios.
El jardín del edén está lleno de pinos y Mistral decora piscos y aulas hacinadas.

Janequeo haznos soñar la estrategia de mil batallas, no morir como si nada pasara,
como si la vida pasara y solo eso fuera.

 

 

 

De El Viaje de la Heroína

Virgen de las Barricadas

Tú que todo lo conviertes en fuego
menos a mí que te miro de abajo
me gustaría sacarte esa capucha
y hacer la revolución en la cama, la silla y el suelo.

Virgen de la insurrección y el canto
te prendo una vela en silencio
la porcelana de tu piel
fue cambiada por tu tez morena
firme y profana.

Ya no hay rosarios que te rodeen
los he sacado todos
para admirarte mejor.
Te tengo en un pedestal
pero te bajas
profunda.
Virgen inmaculada,
sucia.
Debajo de esas mantas blancas
se descubre tu fuerza.

Estás entre llantas
y piedras.
Por más humo que llegue a ti
sigues siendo mi única devoción.

Virgen de las Barricadas
¡No hay rezo que te plazca!

Piel densa

De repente,
entré al caleidoscopio que observaba.
Me bañé.
Mis curvas
se amoldaron a las figuras de las estrellas
y dimos vueltas centrífugas.

La estampilla se llevó mi lágrima
y los gritos de la joven allá lejos.

Huir de los miedos,
como si el útero fuese el mundo.

Siento el sabor fucsia de las flores,
nos escarchamos, somos luna.

El olor a las calas de mi abuela,
el sur impregnado en la piel.

No quiero ir a la fiesta:
húndeme
y el último beso de amigos.
La piel abajo es densa
es el único adjetivo
para explicar tu olor y sabor.

La hermosa amarquía
se levanta desnuda.
Mi pupila es una piscina de seda.
Tu lengua sabe a un pentagrama susurrado.

 




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Camila Almendra (Osorno-Valdivia, 1991)