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César Ángeles Loayza | Autores |













LA OFRENDA POÉTICA DE CÉSAR ÁNGELES LOAYZA
A propósito de su nuevo libro Cantos a la Luna [*]


Por Úrsula Alvarado


.. .. .. .. ..

Desde tiempos inmemoriales, un gran disco suspendido en la negrura de la noche encandiló a la humanidad con su gran tamaño y belleza. Al igual que el sol, la luna fue considerada una deidad suprema. Gracias a sus ciclos el hombre pudo calcular el tiempo, programar viajes y cosechas, crear el calendario y explicar el vaivén de las mareas.  La luna, sin embargo, este elemento tan recurrente en la poesía y que aparece descrita en los primeros textos de este libro, no es según mi personal apreciación el elemento a quien la voz poética ensalza, sino a lo que representa.

¿A quién entonces canta el poeta? La pregunta a su vez da a luz a una nueva interrogante. ¿Cuándo y por qué se canta? El título del libro no es fortuito. En el ser humano, el acto de cantar es una actividad particularmente especial, pues agrega melodía al habla o lo que es más preciso integra música y lenguaje. ¿En qué circunstancias la palabra deja de ser suficiente y es convertida en canto? No resulta fácil precisar el origen del canto en la humanidad; pero, entre las contadas certezas, tenemos aquella que dota al canto de un fuerte contenido emocional, que además de ser inmediato está ligado a una función ritual. El ser humano canta para agradar a sus dioses, para llamar a la lluvia y agradecer por el tiempo. Se canta a quien se venera y ama. El canto es, pues,  alabanza y homenaje. Su función mágico-religiosa es innegable y su motivo, sagrado.

Volvamos a la primera pregunta. ¿A quién canta el poeta? El epígrafe con el que inicia el libro es revelador y parece iluminarnos. En los versos de Rodrigo Machado (1962), uno de los seudónimos usados por el poeta Javier Heraud, se pone de manifiesto el verdadero motivo de su fervor:


Y la poesía es
un relámpago maravilloso,
una lluvia de palabras silenciosas,
un bosque de latidos y esperanzas,
el canto de los pueblos oprimidos,
el nuevo canto de los pueblos liberados

En la mayoría de poemas que conforman el capítulo UNO de este poemario, se habla de una luna que encaja en el imaginario colectivo, ese disco plateado que desde el inicio de los tiempos ha acompañado y asombrado a los hombres. La luna es himno de los lobos, / húmeda voz de los amantes / y muchachos bohemios, como reza el poema I, y es fuente de inspiración, como cuando en el poema IV la voz poética pide que lo dejen escuchar sentado desnudo en la orilla / la canción antigua de mis hermanos / que […] repetían, sin función alguna, tu nombre / y los nombres de tu ciclo espiral. Y en el poema V: La canción de la Luna / es la de los iluminados / de los desesperados / los sin familia; es decir, la luna como ese astro a quien el hombre recurre cuando mira al cielo en un intento de encontrar respuestas o consuelo a sus sufrimientos. Así mismo, la luna aparece también identificada con el ser amado, en una especie de animismo por medio del cual, es dotada tanto de dos nalgas duras y perfectas como de una larga cabellera de estrellas (pp. 12-13).

El capítulo DOS, compuesto por tres poemas, es un vuelo reflexivo y nostálgico en los que se aborda la soledad de una manera muy peculiar y distinta cada vez. La gélida soledad causada por la ausencia del amor en el poema “Ama Ne Ser”; la soledad del alma de alguien que ha muerto y se halla de pronto desprendido de lo que era la vida en el poema “Serenata de la muerte” (poema, además, que por diversas razones -quizá por su temática- me trajo el recuerdo del poema “Masa” de César Vallejo, como el “Cuento del sepulturero” de Lastenia Larriva); así como, también, la soledad provocada por la indiferencia de un ser postrado y enfermo en el poema “Círculo”.

Finalmente, en el capítulo TRES, toma cuerpo un homenaje a la poesía peruana que, si bien ya había iniciado en el capítulo primero con poemas a Martín Adán y a César Vallejo, coge aquí una particular fuerza por la estructura como se encuentran escritos. En el poema “Oración por Abraham Valdelomar”, la retórica bíblica, que usa como armazón fragmentos de oraciones y canciones del evangelio católico, por una construcción cultural, otorga solemnidad al poema y además condiciona la lectura del texto siguiente, titulado “C. Vallejo que estás en los CC.” que, a fuerza de continuar la musicalidad del primero, se lee también como una oración.

Mención aparte merecen las diversas alusiones que, en estos poemas (o quizá deba decir cantos), se hacen a diversas entidades referenciales que construyen un universo poético en el que los poetas homenajeados orbitan. Por ejemplo, en el poema a Valdelomar leemos: Amado hermano, / tú que quitas el pecado del mundo / que estás sentado a la diestra / y siniestra / del padre y el Amauta, en una clara referencia a Vallejo y a José Carlos Mariátegui. En el mismo poema, más adelante se menciona: ¡Tú que hablas bis a bis / con César Abraham y con José María; nuevamente alusiones a Vallejo y, quizá, José María Eguren: figura importante y determinante para el inicio de la poesía moderna en el Perú. Las referencias no se limitan a personajes, sino a lugares que por su valor simbólico se resignifican como espacios sagrados para la tradición literaria: Sabes bien estando arriba / como estás / que en Palacios se Conciertan / traficantes de culebra; en una clara alusión al Palais Concert, del limeño Jirón de la Unión, que fue otrora punto de reunión del Grupo Colónida del que Valdelomar fue parte y que hoy ha sido irónicamente reducido a local de un emporio comercial.

Por lo anteriormente mencionado, surge pues la impresión de que, en este nuevo poemario que César Ángeles nos regala, es la luna un vehículo poderoso por medio del cual se reverencia a la poesía desde lo universal: vida, muerte, amor, soledad, enfermedad, hasta lo particular y local en la figura de los astros-poetas más representativos de nuestra tradición: cuerpos celestes que nos han llevado alguna vez a dirigir la mirada hacia el cielo.

Cantar a la luna es pues cantar a la poesía misma.

 



[*] Texto leído para la presentación de Wandel [La transformación] y Cantos a la Luna (dos libros que Ángeles publicó en simultáneo), realizada en la Sala Clorinda Matto de Turner de la Feria Internacional del Libro (FIL): Lima, 2 agosto 2022. La presentación del libro Wandel corrió a cargo del poeta Róger Santiváñez en ese mismo día. Cantos a la Luna (posición.EDITORES: lima la P, 11 set. 2021) fue diagramado e ilustrado por el Studio Mivardo.


 

* 2 DE CANTOS A LA LUNA *

I

Plateada como un ojo,
posándose en mi pecho:
ancho océano
blanco,
candela viene
a calmar mis pelos, mis extremidades,
mis toscas manos

Luna,
himno de los lobos,
húmeda voz de los amantes
y muchachos bohemios
. . . . bajo el puente roto
. . . . de la ciudad

Has venido
como llegan las promenades
o las fragantes amapolas
trayéndonos la paz,
la noche, las avispas, el taco
y una espalda como playa
y unos pasos como hundidos poemas en la arena



   

SERENATA DE LA MUERTE

Me levanto
. . . . de tierra entre la tierra
piedras gusanos raíces y
. . . . . . . . . . . . . . . .. . hierbas
arrastra mi anticcuo cuerpo
. . . . . . . . . . . . . . . . . .en pos de la luz
si aún resta luz
si todavía resta alguien
. . . . . . . . . . . . en torno de mi fosa

levanto mi brazo
. . . . . . . . . .luego otro
mandíbula acostumbrada
. . . . . . . . . .al no movimiento
ojos inyectados morenas estrellas
. . . . . . . . . .en el paso cansino
. . . . . . . . . .del tiempo
se aguijonearon a mis huesos
. . . . . huesos de un cuerpo
arrojado ya sin vida (¿era esto
. . . . . . .. . . . .. . .realidad?)
al centro de la nada
destas rüinas de mi aldea

y así muerto
. . . . . .vagué y vagué
. . . . . .ausente la hora el semáforo el sol
. . . . . .de la soledad
. . . . . .ido el tráfico
. . . . . .diario de palabras

y me fui
abajo de tus pasos
retumbando sin cesar
perdida voz en canales subterráneos
y piernas
que hubieron escalado laderas
se hicieron trizas
en calor infernal de los estratos
y en mi pecho
multiplicáronse flores del mal
rododendros
claveles deshojados
margaritas infectas
moribundos girasoles ciegos
buscando desesperados
. . . . . .. . . . .. . . . . .. . ..salir de todo esto
así la muerte
. . . . . .. . . tornose laberinto eterno
. . . . . .. . . equis disertada de
. . . . . .. . . mi marmóreo abecedario
y mi polvo se volvió
humo con el humo
vi rostros conocidos
palabras actos poemas
. . . . . .. . . y canciones
por siglos fabuladas contra lo inevitable
y me supe desnudo de todo ello
desnudo como el primer día

llegaban círculos
. . . . . .. . . .. . de condenados
. . . . . .. . a saber algo más de la vida
. . . . . .. . . .. . nada nuevo tenía para hablarles
y sin embargo les mentí
/pobres almas desesperadas/
dije colores esperanzas
fama ilusiones de amor
historias pasionales promesas eternas
alegrías y sonrisas sin fin
pegado al abismo
les mentí es verdad un mundo
hecho de luz perpetua
idas ya las quebradas experiencias
y proteicos deseos
. . . . . .. .. . . .. .. . abortados en barandas opiáceas

les dije todo eso
para quitármelos de encima
su olor insoportable a perdición
su carroña de siglos y el perfume
barato de una vida que ya fue

hasta que algo como una lacrima
congelada
cayó en pleno sobre mi esternón
lacrima o daga
y estiré mis miembros desasidos
mi rosa de la espinela
y el imago mundi retornó
en hilachas . . vuelto trizas
para volver adonde vives
inconscientemente

volví sin nada
anduve sin piernas
sin fríos peronés ni tibias
estragado de humano laberinto
apausado
raro
invertebrado
sujeto de memorias
contradictorias
en absoluto avergonzado
ni vencido

como si la muerte limpiase con su lengua
uno a uno corazones
hasta dejarlos secos de tambores

puse una mano, luego otra
(el recuerdo de las manos)
asomé lento
exhalando tierra
una brisa roja suave
refrescó mi testamenta
giré girando
hacia el origen de la daga
y entonces te vi sin ver

silencio bajo aquel árbol olvidado
te adiviné encogidamente como el primer día
como llueven en esta tierra
las almas cuando pueden

el agua azul que salía
. . . . . .. . . . . .. . de tu blando cuerpo
. . . . . .. . . . . .. . de arena
arrastró a mi memoria
sentimiento vago
de lo que fui
en extremo
animal luminoso
que no se cansaba de vivir
de rodar y de vivir
de llorar y de reír

sin palabras
soplé helados hilos
y dejé a tus pies
sendas piedras hirvientes
aguardando tu canción
tu paz y tu canción guerrera
que dobleguen tu muñón

suavemente
. . . . . ..abrí un hueco entre el mar
. . . . . ..de tus palabras
. . . . . ..caídas
para sumergirme
hacia el fuego que todo regenera
que nada de lo viejo deja en pie
y que todo de lo nuevo
conduce hacia ti,
hacia nosotros

/y ya nada queda por hacer/

 

 

 

 



 

 

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