Hugo Herrera Pardo es Doctor en Literatura y profesor del Instituto de
Literatura y Ciencias del Lenguaje en la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso. También es editor. Y traductor del portugués. Pero sobre todo es
investigador y quiero creer que su meta como crítico es también ser un escritor.
En el molde de Barthes, pienso, tal vez algo desactualizado en torno a sus
aficiones. En todas estas áreas me parece anda buscando además descentrar la
teoría, deseuropeizarla sin negar el influjo de Europa. Y en su momento hacer
una decisiva contribución a nuestra literatura a partir de lo más profundo de
nuestra identidad y producción latinoamericana. Así me explico que haya
estudiado con tanta profundidad a Ángel Rama y haya buscado con tanto ahínco
difundir su trabajo en ediciones de La querella
de realidad y realismo (2018) y Las
máscaras democráticas del modernismo (2021). También que haya prologado además la
segunda edición de El discurso sobre el ensayo en la cultura argentina desde los 80 (2019)
que incluye textos de Beatriz Sarlo, Horacio González, Eduardo Grüner y
Nicolás Casullo, entre otros. También que haya dirigido su mirada a la literatura
brasilera con lecturas sobre Silviano Santiago y traducciones de Felipe Charbel.
Pienso además que tanto en libros como Vestigio y especulación. Textos anunciados,
inacabados y perdidos de la literatura chilena (2014) como en éste que quiero comentar
acá, aborda sectores inusuales de nuestros campos literarios. Me parece que de
esta manera en su aún temprana trayectoria, Herrera ya se encuentra armando un
corpus que, a partir de estos lugares insólitos, nos entrega un panorama
verdaderamente amplio, que nos permite cubrir vacíos importantes y deudas
impagas.
Quizás valga la pena referirse a la editorial que difunde este y otros
trabajos en los que está involucrado. Mimesis se describe como una propuesta
donde el cuidado por el diseño es prioridad: desde las fuentes a los elementos
gráficos. Y si bien la experimentación es parte esencial de su propuesta, el respeto
por el libro como objeto es incondicional. Es notable entonces que tomen
decisiones muy arriesgadas como el que todas las portadas sean iguales, lo que
habla de cierta radicalidad a contracorriente que les resulta. Y coherentemente
con esa radicalidad, su política editorial –dirigida a un acceso lo más abierto
posible al público– no cuenta con referato ni indexación, apostando por la
escritura ensayística y experimental, al tiempo que –de acuerdo a su propia
descripción– “reivindica la urgencia de la crítica y la teoría para un presente
saturado de empirismo, estandarización y transparencia”. Si bien no alcanzo a
entender por qué el empirismo y la transparencia les parecen mal, me encanta la
frase con la que cierran uno de sus apartados: “El ensayo es nuestra forma.
América Latina nuestra escena”. Mímesis además forma parte del colectivo
Radical Open Access, adhiriéndose a su filosofía de libre acceso a la información,
con enfoque no empresarial y sin fines de lucro. En su catálogo cuenta con libros
como Retóricas de la derecha radical de varios autores, La república masculina y la
promesa igualitaria de Alejandra Cantillo, La crisis no moderna de la universidad moderna de Willy Thayer, La condición intelectual de raúl rodríguez freire (así con minúscula),
El fin del hombre. Un contrapocalipsis feminista, de Johanna Zylinska, Ética mínima para
el antropoceno, de la misma autora y El pensamiento vegetal. Literatura y plantas de
Evando Nascimento.
Volviendo puntualmente al libro de Hugo, partamos diciendo que el
detonante de los textos es precioso: momentos de una lectura que paralizan por
su impacto revelador, fragmentos que hacen levantar la mirada mientras estás
leyendo, que vuelven imperiosa una detención mientras estás a la mitad del viaje.
Herrera señala que muchas de las lecturas que dieron origen a los cinco ensayos
que conforman el libro se dieron de esa manera. “Este es un libro sobre mirar
hacia atrás. Se trata de dar una mirada al pasado e interrogar aquellas escenas de
lectura interrumpidas por poseer, en un primer momento, un influjo paralizante y
que luego, sigilosas pero paulatinamente, canalizaron fascinaciones sobre formas
menores, sobre materiales u objetos periféricos”. El hilo conductor entonces se
encuentra en esas fascinaciones, y con ellas, en la idea de “las afueras”. De esa
manera aborda la anotación como forma literaria, el torniquete como símbolo
dentro del estallido social y el análisis semiótico de la revuelta, los samples y sus
“erratas” como formas de arte y humanización en la cultura del hip hop, los
paratextos y los textos anunciados por las vanguardias porteñas como una
proposición de análisis literario a partir del fragmento. Finalmente los viajes
hacia las afueras, una serie de lecturas en el trayecto ida y vuelta entre Valparaíso
y San Fernando, donde se aplican conceptos e ideas desarrollados tanto en los
ensayos anteriores como durante la trayectoria “lectográfica” (neologismo
acuñado por Ángel Rama) de Hugo Herrera Pardo a libros y textos diversos de
Diego Armijo, Eleanor Marx, Mario Verdugo, Agostina Luz López, poetas
mapuches contemporáneos, escritores en la provincia, Gabriela Milone, Felipe
Cussen y Alejandra González Celis.
Pienso que todos los temas abordados se centran en contextos aparentemente
lejanos al texto mismo, pero que sin embargo los explican y les dan forma, con lo
que las lecturas pragmáticas y culturales arrojan luces sobre nuevas formas de
leer, escribir y crear. La densidad teórica es importante, aunque siempre hay una
preocupación por la claridad explicativa, que lo lleva a trazar previamente el
trayecto que tomarán sus ideas. A veces veo en el énfasis en los marcos teóricos,
una necesidad del crítico académico de validarse frente a los colegas. Pero a la
larga permite también cierta instrucción en constructos a los que alguien como yo
no accedería de propia voluntad si no fuera por libros como éste. Hablo en este
caso de la revisión analítica de conceptos desarrollados por gente como Walter
Benjamin, Roland Barthes, Michelle Focuault, Gilles Deluze y Félix Guattari,
Gérard Gennett, Edward Said y Raymond Williams, por mencionar algunos. De
todas formas uno percibe detrás una verdadera voluntad de estilo y una búsqueda
de temáticas que forjan una identidad crítica importante que está produciendo
contundentes contribuciones. A mí, por ejemplo, el texto de J Dilla me dejó
alucinando y considero a Donuts uno de los grandes hallazgos estéticos con los
que he dado el último tiempo. Impresiona la calidad estilística del texto sobre el
torniquete y el estallido. El estudio de las vanguardias en Valparaíso profundiza
en aspectos apenas conocidos de un movimiento fundamental en mi formación.
Y me es especialmente significativa la síntesis de las tesis de magíster y doctorado
de Mario Verdugo donde aborda con profundidad el tema de la provincia en la
literatura chilena.
El libro consigue entonces que uno levante la vista a cada rato y
paradójicamente esa parálisis moviliza una multiplicidad de elementos
iluminadores en torno a temas fundamentales para un escritor como yo.
Hugo Herrera Pardo
Próximo destino: las afueras
Ediciones Mimesis, 2023.
