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ACLARACIÓN NECESARIA

Sobre la no publicación de la Antología Poética de Valparaíso y la necesidad de continuar una polémica agria y degradante.

Carlos Henrickson
Santiago, 16 de enero de 2008.-

 

Algunos –espero que pocos, por el bien de la salud mental y cultural del país- habrán sabido de una carta pública enviada por mí a cierto narrador sanantonino que ha tomado cierta importancia farandulesca en un país ávido de escuchar insultos y garabatos en medios de comunicación pública. Después de eventos de cierta agresividad verbal, todos los involucrados en ese intercambio –pequeño, mezquino, personal- acordaron, por canales indirectos, mantener el silencio para tranquilizar la atmósfera. Esto era absolutamente necesario, dado el grado de agresividad real –física- que iba tomando todo el asunto y la inminente publicación de la primera antología de la poesía de Valparaíso de carácter completo en 40 años, gestionada por mí.

El caso es que Marcelo Mellado no se quedó callado y siguió insultando de manera nacional, tanto la honra privada de por lo menos cuatro personas, como el grado de legitimidad de la poesía de Valparaíso y al mismo oficio poético. Y por medio de argucias de posteo, la revista que lo respaldaba –Ciudad Invisible- siguió manchando de forma extremadamente grave la honra de dos escritores de Valparaíso –tratándolos de delincuentes, cómplices de robo, derechistas y homosexuales. Pero no les bastó: empezaron a referirse a mi persona en tales términos. La cobardía es mayor, dado el caso que estoy ya viviendo en otra ciudad, por lo cual no era tan fácil que pudiera enterarme o defenderme.

Dentro del equipo editorial de la revista Ciudad Invisible se encuentra el editor de RIL Editores en Valparaíso, Ernesto Guajardo. Ya me pareció extremadamente sospechosa la posición doble inicial, en que como parte del equipo de su revista aparecía definiendo la poesía de Valparaíso como fascista y mediocre, llamando a no leerla, y por otro lado era el editor de un trabajo antológico realizado por mí durante siete años, en que se rescataba 36 poetas de calidad extraordinaria. No lo dejé pasar, por supuesto, y me negué terminantemente a hacer este trabajo por la Editorial mientras el señor Guajardo no rompiera su ambigüedad, o Ciudad Invisible hiciera un gesto de mínima autocrítica sobre su declaración.

La revista publicó en su página web la declaración de aquéllos que trató de delincuentes, fascistas y ladrones con un preámbulo serio y ponderado en que llamaban a terminar la polémica, que yo tomé erróneamente como una declaración –si no veraz- válida en cuanto gesto. Lo que siguió fue una marea de insultos, en que, como decía antes, hasta yo salí involucrado en una espiral de odio de puro carácter fascista, en que se trata a los poetas de Valparaíso en general con términos coprolálicos. Un examen más reposado de la página entera, podrá revelar sin problemas que es la posición editorial de la revista. Llegan a repetir en serio (¡con respecto al conflicto mapuche-chileno!) directamente, la consigna de “muerte a los poetas” que Mellado había deslizado como ironía en el artículo que empezó todo esto.

Ante este tipo de declaraciones, mi respuesta fue exigir al señor Guajardo que se reanudara lo antes posible el trabajo de edición de la Antología, con el fin expreso de que no hubiera una sola voz HABLANDO EN FORMA NACIONAL sobre la poesía de Valparaíso en forma insultante y deshonrosa. Naturalmente, usé el lenguaje que correspondía a las circunstancias, ante la insistente ambigüedad acomodaticia del señor Guajardo. La respuesta es que 1. la editorial tiene problemas de calendario y 2. ¡no la publicarán hasta que el ambiente se tranquilice! ¡y hasta que se modifique el tono! LA LECTURA ES CLARA: LA ANTOLOGÍA NO SE PUBLICARÁ HASTA QUE MARCELO MELLADO DEJE DE SER “MOLESTADO” –es decir, que sus insultos deben ser aceptados gratis.

Nadie hasta ahora se ha referido públicamente a las dudas razonables sobre la noche del robo a Mellado. Nadie hasta ahora ha señalado que la descripción de la “funa” hecha por el afectado es una farsa, y que los altercados principales fueron por ofensas PERSONALES. Simplemente se ha dicho que corresponde a los ofendidos agachar la cabeza y permitir que el insulto pase en silencio.

El objetivo de Marcelo Mellado y Revista Ciudad Invisible ya se ve claro: plantear una plataforma crítica pública que sea irrebatible, bajo el concepto de que cualquier crítica hacia ellos es parte de una conspiración de los poderes fácticos, es una “agresión” y es emitida por mediocres. Con lo que ya han hecho, es para amedrentar a cualquiera. Pero:

1. Los que CREEMOS en la Poesía no tenemos otra posibilidad que atacar. Se exige calma cuando se insulta en su oficio y su dignidad a un gremio completo, se exige mesura ante ataques de una violencia inédita en la historia de la literatura chilena contra una práctica artística específica. ESTO SOLO justificaría acciones violentas, de ésas que de la boca hacia afuera los ofensores dicen rechazar -según ellos, lo que cabe es el intercambio de insultos al que bautizan como “debate”. Eso es hipocresía, y que un equipo entero de personas esté en ello y logre todos sus objetivos en una ciudad debería por sí sólo dar vergüenza, ya no sólo a un poeta de Valparaíso, sino que a cualquier ciudadano decente y crítico de este país. La Poesía es el último refugio del humanismo, y la única expresión efectiva que va quedando para dar cuenta del descalabro político, para dar voz válida a los marginados e insultados y restablecer en el ser humano una plenitud, inclusive desde la expresión crítica de su misma impotencia como arte en una sociedad oscurecida por la expresión corrompida de los medios de comunicación social.

2.- Se entrega esto al público en general como una violencia institucional contra un “outsider” y una revista alternativa. Eso es absolutamente falso. No hay nadie que tenga mejor contacto con la institucionalidad cultural en Valparaíso que Marcelo Mellado, y la gente que se está ofendiendo no es parte de la institucionalidad política, ni siquiera con respecto a ideas políticas. La revista está asumiendo una situación que, si bien se puede ver desde fuera como rebelde o agresiva, es absolutamente acomodaticia y solvente, apoyada abiertamente por sectores políticos “progresistas” de partidos de gobierno.

3.- La imagen que se está entregando del medio cultural de Valparaíso es lamentable. Si fuera una sola persona no sería un problema: ya es un problema cuando hay un colectivo de personas funcionando activamente en torno a eso. Pero mucho peor es cuando se traslada este chantaje de obligar a aguantar insultos al ámbito editorial de Santiago. La información falsa y deformada dada por Ernesto Guajardo en la empresa en que trabaja es claramente la responsable del boicot a un libro que tenía su publicación asegurada e inminente. La difusión de la poesía de Valparaíso –como preveía hace un mes- se ha hecho, efectivamente, en poco tiempo, una labor indigna.

4.- Convirtieron Valparaíso en el mismo sistema cultural violento, irrespetuoso, procaz y miserable de cualquier pueblo chico –lo cual muchos sabemos que nunca fue, y en eso era una excepción. El objetivo de la Revista es claro: quitarle a la ciudad de Valparaíso su vocación de capital cultural de Chile. Este título vacío debía llenarse precisamente de trabajos como la difusión de la poesía regional para hacerse pleno. ¿Cuál es la intención de Ciudad Invisible al vaciar el título de Capital Cultural? ¿Convertir a Valparaíso en lo que EL MISMO PERSONAJE QUE ELLOS SIGUEN, DEFIENDEN Y ELOGIAN CONVIRTIÓ A SAN ANTONIO –disputa sorda, odio personal, recorte violento de los pocos fondos destinados a la cultura, artistas humillados bajo la institucionalidad?

5.- La violencia desplegada hará que la que viene sea mayor. Esta gente no escatimará medios para hundir en el barro a quienes vayan contra ellos. Y bien. Yo, por lo menos, no me amedrento. Es fundamental hacer todo el esfuerzo posible para terminar esto de la única forma en que puede terminar: el PASO ATRÁS de Marcelo Mellado y Ciudad Invisible, la rehabilitación pública de la honra de TODOS AQUELLOS que han sido insultados en los mismos medios en que lo han sido, y un cambio completo e integral de todos los responsables de la gestión cultural administrativa en Valparaíso. Este último punto es crucial, ya que son ellos, en una vergonzante y silenciosa posición, los que están avalando, protegiendo y solventando la actividad de Marcelo Mellado y Revista Ciudad Invisible.

Es importante consignar algo. La herramienta fundamental de Marcelo Mellado y revista Ciudad Invisible ha sido la contrainformación y la mentira. Y lo va a seguir siendo. Quien quiera terciar o tomar el palco del burlesque debe recordar esto antes que nada, y considerar que las acciones de máxima fuerza (como hacer pública una comunicación privada, como ellos hacen comunicaciones privadas a través de medios públicos) se justifican plenamente ante la gravedad enorme que plantea este tipo de “actividad crítica”. Ante esto, y ante la inminencia de amenazas, insultos e injurias de mayor calibre, me tomo el derecho, absolutamente legítimo, de hacer pública cualquier comunicación privada que me parezca atingente con respecto al tema. Quien no esté dispuesto a estas condiciones, manténgase a distancia y callado. No hacen falta declaraciones colectivas, gestos líricos o declaraciones de simpatía: acá hace falta actuar, tanto privada como públicamente ante este escándalo.

Si no se continúa esto hasta el final y con este tipo de actitud, los perjudicados por un trabajo sistemático y colectivo de injuria en Valparaíso van a ser muchísimos más. Es evidente que hay que evitar lo que puede ser el insulto mayor: la entronización ya prevista y organizada de un escritor que insulta el suelo que pisa y a sus colegas para obtener reconocimiento institucional, público y nacional, y la imposición –a través de esa misma entronización oficial- de una disciplina crítica destructiva en Valparaíso desde instancias de publicación de una ambigüedad institucional efectivamente fascista.

Hay conflictos más importantes y cruciales en el país, como el conflicto chileno-mapuche o el lugar de nuestro país dentro de un nuevo momento político latinoamericano. Hay polémicas que en mi posición, como poeta que vive y trabaja en Santiago, me deberían ocupar efectivamente. Hay tareas literarias a las que a mí, personalmente, me gustaría dedicarme exclusivamente. Por esto, esta polémica agria y degradante constituye un tiempo que me duele mucho gastar.

Pero acá hay una materia de principios. Y aunque no esté de moda, mantener una actitud ética ante el propio oficio, ante los compañeros poetas y ante una ciudad agredida e insultada impunemente por una patota conspirativa de enorme poder local, es una tarea que yo mismo me impongo, y hasta las últimas consecuencias.

 

 

 

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Santiago, 16 de enero de 2008.-