..................... José Angel Cuevas
 
 


efectos personales y dominios públicos
(1979)

PALABRAS PREVIAS

Yo, José Angel Cuevas Estivil, Chileno por gracia de Dios. Nacido en Santiago del Nuevo Extremo, hace ya poco más de treinta, entrego aquí, estos duros chicoteados versos.

.......... Los he escrito tal como un cazador de conejos o patos, y llevan en sí, espejos y lluvias desatadas. El mundo entre cuatro paredes o la muchedumbre total.
(Pero vale la pena también decir que más de alguno de ellos se escuchará traspapelado, sí.
.................................... Y es porque tengo casi diez años menos que ustedes, perdónenme, del Setenta adelante no recuerdo nada, no sé nada.
..................................... He vivido montado en una nube, pero, ya voy bajando, y estoy por abrir los ojos desde mi larga y larga fiesta la noche anterior).
..................................... Por eso dedico este libro a todos los que estuvieron invitados a la Gran Fiesta de la Década del Sesenta en primer lugar, y que hicieron juego y fuego de la vida.
Lo dedico a la gentes viejas que transportan en sus almas el curso de los hechos. Lo dedico a todos mis compatriotas
A mis pequeños hijos Ximena, Marcela y Leonardo.
A mis padres que me echaron al mundo.
A doña Lola Venegas.
A mis hermanos que vinieron de donde yo vine y comieron el mismo pan la misma sopa.
...................................... En fin, a mí mismo acompañante de tantas jornadas.
Este libro, por el presente, el pasado, el futuro.

 

 


MUNDIAL DEL SESENTAIDOS

Ovejas descarriadas, como nos decían los vecinos
y gritábamos, cuando Garrincha, delirante,
caluroso día de invierno San Juan del Sesentaidós.
rompía y deshacía redes europeas.
Toda mi generación guitarrista-eléctrica y motonetista
hasta llegar al exterminio, como es posible
probar en documentos,
toda salió a la calle caliente, los geranios
volaron a pelotazos, en nuestra
cierta alegría, furibundo músico
sonámbulo de la cuerda floja, salió a la calle,
justamente, haciendo sonar el instrumento
como si el cielo fuera a desplomarse.

II

Al anochecer, atravesábamos el parque
semidestruído, donde se hacía el amor
a la luz de un lejano farol y las estrellas,
revueltos con la hierba embriagadora,
a madera nueva de árbol,
volábamos,
radioportátil en bluejeans casaca
de cuero, entre sueños y en los gestos
peligrosos, por cierto.
De manotazos iniciábamos, pues, esa
encantada faena nocturna que significa
Apoderarnos del Wurlitzer,
amada mía tomo tus manos, las aprieto
en la memoria, mientras ganamos
y ganamos partidos en el césped del Nacional
tan verdecito.
Inventamos y bailamos rocanrol como
pequeños dioses,
nos damos vueltas y vueltas cada vez más perfectas
hasta coger ahí esa gloriosa onda de amor
que te agita como ángel furioso y fascinado,
perfecto baila,
baila en calles de gente enloquecida que
izando banderas y bocinas grita:
¡Viva Chile, Patria de futbolistas, Mierda!
Un gran río que corre ojos cerrados.
Todo ha sido desmantelado de furor por Chile,
(como se dijera aquel Abril)
los estudiantes cantando
y gritando roncos
y cansados nos defendíamos uno con otro
a peñascazo.
Así tendríamos que defendernos después en
medio de la vida.
(Algunos, que hoy deshojan lluvias y penas, juntos
entonces robábamos manzanas
del huerto de la primavera)

Con los bolsones empapados, se empezó en la calle
aquel Abril, guitarrista-eléctrico,
a las ventanas de sus casa salían tipos degenerados
a insultarnos,
a recordarnos nuestros padres que a esas horas
estarían trabajando, nuestros
padres llenas de várices las piernas, aquel
memorable, viejo otoño, hermano mío.
Frío a la luz del carbón.
oscuro en el silencio de la casa.
Muchas desgracias para nuestra pequeña sangre
helada de impresión, en las calles
la gente a borbotones.
Se quebraron puertas,
y plazas quemadas.
Todo se llenó de humo y lamentos,
pero sin mayores consecuencias, (sólo
que recibimos una fuerte paliza, por descarriados
y andar medio a medio de los hechos
con el bolsón y los cuadernos destrozados)

III

Some of this days es triste,
como río congelado, guitarrista-eléctrico de barrio
latinoamericano.

Ciruelo, naranjo en flor donde crecimos
con la cabeza llena de James Dean huraño, enemigo
pues de todo padre.
Como nosotros.
Que jamás seríamos empleados, dependientes
de nadie, en absoluto.
Porque habríamos de partir, así lo decidimos
escondidos al país de James, o en tren
al otro lado de la cordillera,
Y junto, o, como Elvis, camionero-guitarrista,
con el camión, vehículo cualquiera
haríamos maravillas.

(hoy te he visto, hermano Jack, con tu gastado uniforme ETC
haciendo maravillas para no pasar con luz roja
y volcar entre tanto tránsito loco)

Te he visto Juan, con tu gastado uniforme gris
hacer maravillas
durante ocho terribles horas cada día
por un sueldo miserable

A los infiernos llegábamos mojados,
al Wurlitzer, dos cigarros por cabeza a escuchar
los últimos discos de Bill Haley
Lo más nuevo desde America North,
Tú te colgabas de la tragamonedas, balanceando
con el cigarro en los labios,
huérfano de dieciocho años, expulsado
por robar del Liceo el libro de clases y eras
nuestro tácito jefe,

Te colgabas jefe,
te metías entre los vidrios de color y polvorientos
de los cuarenta y cinco single
como un enanito, sobre la aguja y el brazo
automático, y todos nosotros
detrás, a empujones, riéndonos de Carlos,
que le habían levantado su morocha,
Carlos el mago de las tres bandas
durante dos horas por lo menos,
no sabíamos porqué, guitarrista, dejábamos
nuestra poca plata, conseguida siempre de mala manera,
volábamos sobre una mezcla de dixieblue
que los negros cantaban con el corazón
sentados a orillas del puerto de San Francisco
el Ano Veinte,
y nosotros ahora,
vestidos como James.

IV

El corazón se agiganta,
y late, inolvidable circo mágico de ciegos
porque tengo tu pequeño pudoroso sexo entre mis dedos
y te agitas y emblandece tu boca
desconocida colegiala, mientras todos
atrás gritan consignas sexuales-amorosas
de la más pura rebeldía,
y yo me pongo contento, te beso más
y más adentro aún,
un hombre casi completo soy, dsconocida

senos, dulcísimos senos del Toesca
hasta que la luz nos haga
retomar nuestros bolsones y vueles
sin que yo sepa tu nombre
siquiera.

Afuera la multitud,
ya dueña de las calles con carteles y canciones
Viva Chile, tercer campeón del Mundo en futbol.

Nosotros generación del Sesentaidós,
qué perdidos estuvimos entre la gente
el día del jolgorio,
las motos aullaban guitarristas,
y los instrumentos
llenaban el cielo de rugidos y lágrimas,
algunos se detenían a brindar con los pasajeros
de las micros,
y todos se abrazaban y querían.
En camiones, garrafa al hombro, se pidieron
monumentos a los héroes de Chile y fogatas
para un mundo de pompas de jabón.

V

Por eso Juan,
ahora que las motos están desmanteladas
los instrumentos,
en algún lugar del cachureo,
te digo:
No te pierdas,
no te deshagas entre las sombras, ni
derrumbes.
Yo estoy sin trabajo, fuera
de la Administración Pública, paso
si vieras,
la tarde, dando comida a las palomas.
Muchos de nosotros han muerto
y los veo a veces por las calles, pero
dan vuelta los ojos hacia otro lado,
No importa Jack
no importa créeme,
no estamos aún viejos, verdad y
quizás,
todavía es tiempo,
de revolver medio mundo y conseguir
algo mejor para la familia.

 

 

 

 
 

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