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Diego Alfaro Palma (1984-)


Estudiante de literatura en la Universidad del Desarrollo e hijo legítimo de la ciudad de Limache, comparte su labor poética con el sagrado deporte del box. A pesar de los golpes propinados por la vida nos presenta un par de poemas, nada que no pueda ser quemado o entregado a la vergüenza pública. "Distancias" es el nombre de su primer proyecto poético, titulado así más por una casualidad que por un designio formal o teórico, está constituido por 21 poemas breves que luego de una histérica corrección se encuentran disponibles a la loa o al berrinche del lector atento y desconsiderado.




Semilla

En la ventana de un bus
empañada por el cansancio de un viaje
un niño con ojos de silencio
sin disculparse, casi como un relámpago,
trazó con uno de sus dedos
la solución al enigma del universo.
Observando su obra,
la conjunción de números y letras,
empuñó -sin gesto- la manga de su chaleco
despidiendo la bruma y sus vacíos
para así poder admirar el paisaje.

 

Migajas
A Fernanda

Recoge estas migajas de silencio
Presiónalas contra tu cuerpo
Y vuelve a arrojarlas
Para que otros pájaros regresen.

 

Partitura

de la lluvia nos ha quedado la música
nuestro silencio
un mensaje anotado por pequeños dedos en la ventana.

 

El globo

Sólo pedaleando desde ese mundo
conseguirías dar la vuelta
tomarlo del cordel
y sostenerlo calle abajo
Detenido en una esquina
tenderías las manos hacia un poste
para intentar atarlo
para que suspendido en el viento
nos señale el camino de regreso.

 

Albatros
A Audrey Tautou, que nunca leerá este poema

La cita con tu ausencia estaba concertada.
No me quedó más que llegar antes
Pagar las entradas, tomarme un café
Y conversar con el empleado.
Ya sentado en la merecida butaca
Tu sombra fue una sola sombra larga
En la oscuridad de ese viejo cine
En donde se proyectaba una mala película francesa:
Un recodo para unos cuantos amantes furtivos.
Enamorado del rostro de la protagonista
Salgo a la calle, me arreglo el abrigo,
Te espero un momento
Y converso contigo como si estuvieras.
No ha muchas fuentes de soda por estos lados;
Una prostituta se me acerca
Y me pide un cigarro.

 

Desayuno

Dos manos enlazadas sobre la mesa
Dos orillas unidas por el silencio
El humo del pan tostándose, el agua hirviendo
No importa lo que haya ocurrido
Eso queda entre nosotros.
Recuerda, solo dos cucharadas de azúcar.


Cumpleaños

Al doblar mi pijama
descubro que huele a ti
las demás pertenencias yacen dentro del bolso
y sobra espacio
tanto como para que puedan acomodarse
y comentar los detalles de esta jornada
sus otros compañeros de viaje
partieron tan pronto como llegaron
las botellas de vino y tu regalo.

 


Otras lluvias

Mi rostro era el jardín
en pleno diluvio anual
Nada sino reconocerse
en el verde soldadito
arrojado a su suerte en la terraza.

 

Tesoro

Como todo poseía un secreto
En el estante detrás de las fotografías
un rayo de luz apresado
en un frasco de mermeladas.

 

Brisa marina

Te asomaras por el ventanal
quizás acompañada de tu gato
dejando que el frío entre en tu cuarto
y se resguarde en las sábanas
Sobre una silla, junto al televisor
te esperan la falda de puntos rojos
y los dorados botones de tu chaqueta.

 

"in your eyes I see the sadness of a thousand goodbyes"

Paseante número 1

Ella podría despedirse y no sentirlo
embriagar al parque entero
con su vestido blanco
Podría desconocerlo todo
y sonreír al nombrar este o aquel detalle
Pero la sola turbación de un regalo
de una flor en sus dedos
el atrevimiento de uno que nada espera
despierta en su rostro la incertidumbre
la certeza esquiva del asombro
la razón de todas las noches.


Paseante número 4

Las ruedas de la bicicleta girando
Como un cinematógrafo proyectando lo invisible
Entrecortando instantes y miradas
Trenzando aire con aire entre tus cabellos.
A la manera de una equilibrista
Cargas una vieja colección de estampillas
Esquivando la lluvia de primavera
Y los pajarillos que nunca desearon nacer.
Una única esperanza se desliza
Hasta caer en lo imposible:
Pedalear bajo el árbol de flores rojas
Al que declaraste tu amor
Perseguir tus extravagantes vestidos
Perdernos en el último vagón del metro
O en un oscuro salón de museo:
Sellar la vida con unas cuantas palabras.

 

A Philip Larkin

Reconocerse en un poema de Philip Larkin
Puede parecer tan desolador
Como la fotografía de un carrusel bajo la lluvia.
Las soledades que vienen y van
Pueden ser tan cansadoramente inútiles como la literatura
Sin embargo
De una u otra forma volveremos a ellas
Como a aquel viejo paraguas que desdeñamos
Por sus extravagantes colores.
Pero más allá de estas vagas lamentaciones
El deseo de estar solo
Bajo una luz, en pie de poesía,
Desconociendo -desde altas ventanas-
La miserable estulticia
De las chicas bellas,
Arpías que dolorosamente
Anidaron en tu vergüenza.

 


El Extranjero


Intruso

Apoyado sobre el marco de la ventana
Sosteniendo mi copa de vino
No reparo en ser prudente
Y mendigar de vuestras conversaciones.

 

Spleen

En soledad los poemas se hacen menos extensos
No hay que cavar a la amada en el patio
Sólo evitar las miradas de los vecinos,
El domingo, el hastío, el invierno.

 

Lights out

La vida, mis amigos, es aburrida.
Nos llenamos de libros
Para llenar la vida
Y en cada abandono, en toda despedida
Trazamos la inevitable figura del absurdo.
Bufones, nos forzamos en contemplaciones
Intentando asir un trozo de dios.
Yo he perdido todo esto
En las puertas de una iglesia.
No anhelemos no brillemos
Es hora que apaguen la luz.


 

Leer más: http://lavquen.tripod.com/diegoalfaro.htm

Blog del autor: http://www.avenidapoesia.blogspot.com/

 

 

 

 

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Poesía: Diego Alfaro Palma