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CUATRO POEMAS DE ANDRÉ DU BOUCHET

Por Daniel Arana



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André Du Bouchet (1925-2001) es uno de esos poetas contemporáneos con una trayectoria extraordinaria que, por motivos desconocidos, jamás han llegado traducidos a nuestro país. Parisino y exiliado en Estados Unidos tras la invasión alemana de Francia, además de profesor en la universidad de Harvard y Premio Nacional de la Poesía Francesa en 1983, ha sido autor también de otros poemarios como Air (1950), Ou le soleil (1968) y La Couleur (1976). Igualmente destacable es su labor como traductor al francés de Hölderlin, Shakespeare,  Joyce o Celan. Por cierto que fue este último quien, a su vez, tradujo a Du Bouchet al alemán.

En el calor vacante (Dans la chaleur vacante, 1961) es su obra más célebre. A medio camino entre la pureza del lenguaje de un Char y la complejidad interna de Celan, Du Bouchet desarrolla una poética basada, por lo general, en un tropismo del ardor diurno. La desnudez del paisaje que se nos da, aspira a mostrar una poética, nacida de la intimidad más honda, vertida después hacia el exterior. Hacia el mundo. El poeta es ese hombre que sale de casa, y se pone en marcha a través de campos, senderos y murallas. Avanza, errante, sin ponerse de acuerdo en el rodeo ni la parada. El final del camino es lo turbulento del día, hacia el que le atrae una luz reunida, si bien no otorgada de inmediato. Se trata, tal vez, más de un lugar que de un fin. Lo meditado, aunque lejano e inasequible, hacia el enigma revelado de nuestra propia existencia. Poesía mistérica, en definitiva, la que oficia Du Bouchet, y de la que presentamos aquí apenas un esbozo.

Los dos poemas largos que siguen («Du bord de la faux» y «Le glacier»), así como los dos cortos («Le feu et la lueur» y «Près de ce qui t’éclaire»), están extraídos de la edición bilingüe franco-alemana de Dans la chaleur vacante que preparó y tradujo Paul Celan en 1968[1].

 

DU BORD DE LA FAUX

I

L’aridité qui découvre le jour.

De long en large, pendant que l’orage va de long en large.

Sur une voie qui demeure sèche malgré la pluie.

La terre immense se déverse, et rien n’est perdu.

À la déchirure dans le ciel, l’épaisseur du sol.

J’anime le lien des routes.

 

DEL FILO DE LA GUADAÑA

I

La aridez que revela el día.

Aquí y allá, mientras la tormenta va aquí y allá.

Sobre un sendero que permanece seco, a pesar de la lluvia.

La tierra inmensa se esparce, y nada se pierde.

Del jirón en el cielo, el espesor del suelo.

Avivo el cruce de los caminos.

 

 

II

La montagne,
la terre bue par le jour, sans
que le mur bouge.

La montagne
comme une faille dans le souffle

le corps du glacier.

Les nuées volant bas, au ras de la route,
illuminant le papier.

Je ne parle pas avant ce ciel,
la déchirure,
comme
une maison rendue au souffle.

J’ai vu le jour ébranlé, sans que le mur bouge.

 

II

La montaña,
bebida la tierra por el día, sin
que el muro se mueva.

La montaña
como una falla en el soplo

el cuerpo del glaciar.


Los nubes volando bajo, a ras del sendero,
alumbran el papel.


No hablo antes de este cielo,
el desgarro,
como
el soplo a una casa devuelto.

He visto agitarse el día, sin que el muro se mueva.

 

 

III

Le jour écorche les chevilles.

Veillant, volets tirés, dans la blancheur de la
pièce.

La blancheur des choses apparaît tard.

Je vais droit au jour turbulent.

 

III

El día desgarra los tobillos.

Despiertos, los postigos abajo, en la blancura de la
habitación.

Llega tardía la blancura de las cosas.

Camino recto hacia el día turbulento.

 

 

LE GLACIER

1

Vent

grand visage
glacé

agité

la pierre

ou le faîte

le vent.

 

EL GLACIAR

1

Viento

rostro grande
congelado

agitado

la piedra

o la cumbre

el viento.

 

 

2

La porte, l'air blanc.

 

2

La puerta, el aire blanco.

 

 

3

Sur la terre compacte où je continuede brûler,
l'air nous serrant à mourir, nous ne reconnaissons
plus le mur. J'occupe soudain ce vide en avant
de toi.

 

3

Sobre la tierra compacta donde sigo ardiendo,
el aire nos estrecha hasta morir, ya no reconocemos
el muro. Ocupo, de súbito, este vacío delante
de ti.

 

 

4

Au deuxième tournant, la vague aveuglante d'un
glacier, quelques brins d'air.

 

4

Al segundo paso, la ola cegadora de un
glaciar, algunas briznas de aire.

 

5

Je m'alimente d'un feu de pierre

je renonce

il y a une main
tendue
dans l'air

tu la regardes

comme si tu la tenais de moi

partout nos traits éclatent.

 

5

Me alimento de un fuego de piedra
renuncio

hay una mano
tendida
en el aire

la miras
como si fuese mía

por todas partes nuestros rasgos
estallan.

 

 

LE FEU ET LA LUEUR

Cette profondeur,
cette surface dont un champ
compose l'aile.

Le jour, papillon glacé.

J’ai suivi le jour, je l’ai traversé, comme on traverse
les terres.

 

EL FUEGO Y LA LUZ

Esta profundidad,
esta superficie cuyo campo
compone el ala.

El día,  mariposa helada.

Seguí el día,  lo atravesé, como se atraviesan las tierras.

 

PRÈS DE CE QUI T'ÉCLAIRE

Près de ce qui t'éclaire,
aussi loin que l'étendue
où la chaleur se démet,
déjà j'entends, plus loin,
le roulement de l’air sur
la terre sèche. La rosée
nous serre.

 

CERCA DE LO QUE TE ALUMBRA

Cerca de lo que te alumbra,
tan lejos como la extensión
donde se tuerce el calor,
oigo ya, más lejos, el redoble
del aire sobre la tierra seca.
El rocío nos aprieta.

 

 

[1] DU BOUCHET, André. 1989. Vakante Glut/Dans la chaleur vacante. Frankfurt am Main, pp. 183


 

 

 

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Cuatro poemas de André Du Bouchet (1925-2001).
Por Daniel Arana