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Leonidas Morales:
"Donoso y Eltit son dos nombres clave"

Por Carolina Andonie Dracos
en El Mercurio, miércoles 1 de diciembre de 2004.


Construir un mapa de la historia de la novela chilena contemporánea es el afán que mueve su más reciente entrega.

Para todos aquellos cansados con los sistemas literarios, tendencias y generaciones establecidos por Cedomil Goic en el clásico libro de consulta "La novela chilena actual" (1960), la propuesta de Leonidas Morales aparece como un modelo donde el texto es el punto de partida de la lectura crítica, no de llegada.

En "Novela chilena contemporánea. José Donoso y Diamela Eltit" (Cuarto Propio), el ensayista y académico hace un mapa de la historia de la novela chilena contemporánea, destacando sólo sus movimientos decisivos, es decir, "aquellos puntos de ruptura, inflexión y tránsito que marcan la dirección y las grandes etapas de su desarrollo".

-El conjunto de ensayos en los que aplica este modelo son analizados desde dos conceptos: narrador y sujeto.
"Porque no encuentras una novela que no tenga narrador y donde no aparezca imagen de sujeto. No son instancias rígidas en el tiempo, sino que han experimentado una serie de ajustes que tienen que ver con las condiciones de verdad del discurso. Siguiendo los cambios de ambas categorías es posible establecer el desarrollo de la novela chilena".

-Usted trabajó también con dos cambios de paradigmas en Chile: del realismo decimonónico al vanguardismo, y de éste al postmodernismo.
"La fase vanguardista comienza con María Luisa Bombal en 'La última niebla' y culmina con José Donoso en 'El obsceno pájaro de la noche'. Las vanguardias rompen con la idea de realismo, de una obra cerrada sobre sí misma, orgánica, e inauguran un horizonte nuevo, con una obra descentrada, fragmentaria, y un narrador que no tiene la menor intención de seducir al lector con determinadas recetas para que lea gratamente lo que le ofrecen. El horizonte que se abre con las vanguardias es de ruptura, a diferencia del que se abre con la postmodernidad (en América Latina, de 1980 hacia adelante), que es más bien de pasaje".

-Que se produciría por el agotamiento de ciertos principios vanguardistas.
"Las vanguardias estuvieron siempre conectadas con la perspectiva utópica social e, incluso, con la perspectiva revolucionaria. Salir del ámbito de las vanguardias significa deshacerse de las visiones ideológicas globalizantes para investigar de otro modo y en otros sectores. Donoso recibe ese sujeto que viene de las vanguardias, pero lleva su identidad al extremo absoluto, por lo que deja de ser sujeto y se convierte en imbunche. Si no hubiese escrito 'El obsceno pájaro de la noche' uno podría decir que seguimos más o menos en el mismo campo de un sujeto fantasmagórico (dividido internamente, alienado) en el que se movía Carlos Droguett o la Bombal, pero con Donoso llegamos al vaciado del sujeto, y el personaje que encarna ese sujeto pierde el habla, se convierte en mudito, porque no hay sujeto sin lenguaje".

-Lo que da paso a una nueva fase, iniciada por Diamela Eltit.
"Sí, la postmoderna, con un sujeto que ya no se plantea todos esos problemas, un sujeto que nunca es estático, permanentemente transformándose y corrigiéndose a sí mismo, y un narrador enteramente libre de ataduras, que se mueve y cambia de perspectiva. Esa es la percepción que ofrece Diamela de la novela propiamente postmoderna, que sigue siendo arte de experimentación, porque otra cosa es hablar de novela postmoderna masiva, que es la que abordo en el último capítulo del libro".

-¿El público no estaba preparado para "Lumpérica" (1983)?
"Nunca hay un público preparado para recibir obras que introducen cambios profundos. Puede haber lectores que estén en mejores condiciones para intuir eso, pero generalmente no están preparados, demoran un poco, aunque en Chile se han demorado demasiado".

-¿A qué paradigma respondería el lector común chileno?
"Si piensas en un lector no demasiado familiarizado con discursos bastante risomáticos, pero que tienen lectura y sensibilidad, diría que se orienta por Contreras, Fuguet, Bolaño. La gente que tiene una experiencia estética más frágil, menos cargada, es la masa que lee a la Allende y a la Serrano. Ese mismo fenómeno se repite a nivel de los periódicos. La crítica periodística tiende a darles una gran importancia a esos paradigmas estéticos y no reúne las características para enfrentar literaturas como la de la Eltit. Los otros autores se fueron instalando al mismo ritmo con que se legitimaban todas las coordenadas que permiten definir el mundo postmoderno como el mundo de la globalización de la mercancía, de la imagen, del espectáculo. La literatura de la Eltit no va ahí, sino en un lugar más difícil de sostener, porque es minoritario, pero también más grandioso: desde ese aislamiento tiene que mostrar, abrirse a perspectivas nuevas que comprometen al ser humano, que no es el que abarrota los malls, ni el que goza viendo a los diputados haciendo numeritos para la tele".

 

 


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Leonidas Morales: "Donoso y Eltit son dos nombres clave".
Por Carolina Andonie Dracos
Fuente: El Mercurio, miércoles 1 de diciembre de 2004.
"Novela chilena contemporánea. José Donoso y Diamela Eltit",
Editorial Cuarto Propio. 2004.