Ramón Díaz Eterovic

 
 

 



APROXIMACION A LA NOVELA NEOPOLICIAL DE
RAMON DIAZ ETEROVIC

(El hombre que pregunta)

Eddie Morales Piña
Universidad de Playa Ancha

... Resumen

El artículo aborda el relato policial y el neopolicial en Chile y problematiza su inclusión en el curriculum de literatura. Además, presenta los planteamientos escriturales que sostienen la actividad discursiva del escritor Ramón Díaz Eterovic y de qué modo se manifiestan en su novela El hombre que pregunta (2002).
Palabras claves: relato policial- relato neopolicial- literatura chilena- poética neopolicial.

... Abstract

This article discusses the police and the neo-police story in Chile and examines the possibility of including in the literature curriculum. Additionally, it also presents the basis that sustains the discursive activity of the writter Ramón Díaz Eterovic and how this is displaued in his novel El hombre que pregunta (2002).
Key words: police story- neo-police story- Chilean literature- neo-policepoetry

 

I. Brevísima relación del relato policial chileno:

... El género de la novela policial, como es bien sabido, ha estado durante mucho tiempo en la historia del canon narrativo como una forma escritural que se sitúa en los márgenes de la literatura. En otras palabras, ha sido considerada como una forma paraliteraria destinada a satisfacer los intereses de un grupo de lectores también ubicado en la periferia.

... La situación descrita ciertamente que ha incidido en la escasa o nula adscripción del género en el curriculo de la enseñanza de la literatura en las aulas universitarias. Sin embargo, en el mes de mayo de 2002 se desarrolló en nuestro país un Encuentro Latinoamericano de Narrativa Neopolicial y se han publicado textos y artículos que reflexionan acerca de esta forma discursiva en el contexto de la literatura chilena.(1)

... En las líneas siguientes quisiera dar el testimonio personal como profesor del área de literatura chilena en la Universidad de Playa Ancha y mi relación con la novela policial y su inclusión en el curriculo de literatura, focalizando luego nuestro interés en una lectura interpretativa de la última novela de Ramón Díaz Eterovic titulada El hombre que pregunta (Santiago: LOM Ediciones, 2002. Citaré de ahora en adelante, como HQP la edición mencionada y la página correspondiente), así como también en los planteamientos acerca de su actividad discursiva que sostienen la arquitectura de la novelística de este autor.

... Lo primero que debo señalar es que mi experiencia lectora con el género en comento se remonta hace ya varios años desde el instante en que tomé conocimiento de la narrativa de Edgar Allan Poe (1808-1849), especialmente de los cuentos protagonizados por Auguste Dupin, el primer detective literario de la historia. Estoy hablando de mi formación como lector en la adolescencia. Recuerdo que en esos años me impactó la lectura de "Los crímenes de la calle Morgue", que leí en una antología de relatos policiales que estaba en la biblioteca familiar. Obviamente que esta lectura fue lo que en teoría literaria se llama una lectura ingenua, pues en esos años no sabía que, específicamente, en este relato de Poe estaban todos los elementos constitutivos del género, además que en él se materializaba la idea de que el crimen es una forma de misterio susceptible de ser resuelto mediante un método basado en el positivismo científico y en el determinismo filosófico.

... Contribuyó también en mi adhesión al género policial otra figura canónica que lo llevó a la consolidación; me refiero a Arthur Conan Doyle (1859-1930) y al detective literario por excelencia, Sherlock Holmes. De la lectura de los relatos protagonizados por Holmes y el no menos popular Dr. Watson, se desprendía que lo más innovador de su escritura estaba en que su personaje aparecía dotado por un implacable rigor en su metodología de investigación que estructuraba en sí el texto.

... En los años como alumno de la Carrera de Pedagogía en Castellano, donde la enseñanza y el aprendizaje de la literatura tienen un lugar fundamental, seguí haciendo lecturas de relatos policiales, paralelamente a las lecturas obligatorias del currículo en que estaban ausentes las novelas protagonizadas por detectives. A los clásicos Poe y Conan Doyle, se unieron Agatha Christie (1891-1976) y Ellery Queen que cultivaron lo que la crítica especializada ha denominado la novela problema o novela enigma. De Christie recuerdo la lectura de "El asesinato de Rogelio Ackroyd" (1926), original novela, ya que está narrada desde la perspectiva del asesino. Significativo fue el encuentro en la textualidad del relato de Hércules Poirot, el detective belga protagonista de las novelas de la escritora, quien descubre regularmente en el lugar del crimen los indicios que lo pueden llevar a resolver el problema. Por otra parte, en Ellery Queen se borraban las fronteras entre realidad y ficción y se introducía el llamado "desafío al lector".

... Otro autor que por esos años de estudiante universitario leí con interés fue Gilbert K. Chesterton (1874-1936). Con el escritor inglés conocí al famoso Padre Brown, un sacerdote católico que oficia de detective aficionado y que de alguna manera presagia al monje investigador de la novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa. El padre Brown busca redimir al delincuente a través de su arrepentimiento más que resolver un enigma.

... Posteriormente, vendría a incorporarse al canon del relato policial que estaba formando, el norteamericano Dashiell Hammett, exponente de la novela negra, quien introdujo como personaje a su investigador Continental Op, un detective privado tan violento y marginal como cualquier delincuente.

... Aparte de las lecturas indicadas también hice algunas del ámbito hispanoamericano, especialmente de la narrativa argentina, como por ejemplo, Jorge Luis Borges, uno de los más profundos conocedores del género en el país transandino, quien junto a Adolfo Bioy Casares, publicara la colección "El séptimo círculo". Han sido de lectura recurrente, al momento de explicar el concepto de cuento y, específicamente, el de relato policial, los cuentos borgianos "La muerte y la brújula" y "El jardín de los senderos que se bifurcan"; el primero, policial strictu sensu, y el segundo entre la trama policial y la de espionaje.

... Pero también mis incursiones lectoras en este proceso de aprendizaje fueron hacia la literatura policial generada en nuestro país. Así, entonces, conocí el relato de Alberto Edwards (1874-1932), quien creara un curioso detective apodado el Sherlock Holmes chileno, el criollísimo Román Calvo, que se encuentra en uno de los textos con su homólogo inglés. También no puedo dejar de mencionar a René Vergara, un ex policía de Investigaciones, que escribió interesantes relatos que recrean las propias experiencias de este en algunos casos policiales de la historia chilena. Hay otros textos que aparentemente escapan a los códigos escriturales del género policial, pero mantienen cercanas relaciones con él; estoy pensado, por ejemplo, en la larga tradición de cuentos de bandidos en la literatura chilena escritos alrededor del criollismo. La novela de Edesio Alvarado, El desenlace, por ejemplo, tiene como protagonistas a un bandolero rural y a un carabinero de origen campesino.

... Siendo ya profesor de literatura en la Universidad de Playa Ancha, la recurrencia de la temática policiaca ha girado en torno a mi quehacer docente, ya sea incorporándola como una temática dentro del contexto de la narrativa hispanoamericana y chilena contemporánea, o bien como punto de interés para seminarios de especialidad(2). Cabe señalar que una novela como Crónica de una muerte anunciada de García Márquez puede ser leída como un relato de corte policial, ya que la novela se parece a un efecto que busca su causa. No es extraño, por lo demás, que el relato del escritor colombiano tenga como fuente metadiscursiva un hecho policial ocurrido en Sucre.(3) Por lo demás, ya en su primer relato, La Hojarasca, García Márquez había insinuado los códigos de la escritura policiaca. En la literatura chilena contemporánea, como es sabido, el discurso de corte neopolicial ha tenido una significativa presencia adoptando, generalmente, el formato de la serie negra. La eclosión de relatos da cuenta que el género policial se presta para narrar las situaciones provocadas en Chile en los tiempos de la dictadura. El relato policial, entonces, enmascara una otra realidad donde la tortura, el crimen y la muerte se constituyen en los motivos aglutinadores de la acción narrativa. Un texto ya canónico en este sentido es El infiltrado (1989) de Jaime Collyer, donde el protagonista narra su propia historia trasformándola en la confesión de un culpable.

... Sin desmerecer a los autores que escriben dentro de los cánones del género, o bien los adecuan a las circunstancias de la historia reciente, se debe señalar que tanto Ramón Díaz Eterovic como Roberto Ampuero se han constituido en los escritores epónimos de esta corriente literaria. Coincidentemente, ambos vuelven a los orígenes del género, en cuanto a que este preconiza dentro de sus códigos la existencia de un detective o investigador. El detective Heredia, creado por Díaz Eterovic, y Cayetano Brulé, creado por Ampuero, son dos figuras de ficción protagonistas de las novelas de los dos autores con más oficio dentro del género policial que forman parte ya del imaginario colectivo. Los relatos de Ampuero centran parte de la historia en Valparaíso por donde deambula su personaje central, un cubano avecindado en Chile, pero aséptico en materia política(4). Heredia, por su parte, no tiene nada de aséptico, pues aparece concretado como un personaje comprometido con su pasado.

... Cabe mencionar que también hay novelas que aparentemente encubren su pertenencia al género como, por ejemplo, La ciudad anterior (1991) de Gonzalo Contreras, donde el autor pone énfasis en la categoría del suspenso en el desarrollo del acontecer.

... En general, el relato chileno contemporáneo adscrito al género policiaco y que fue la preocupación primordial de las ponencias y debates del Encuentro Latinoamericano al que hemos hecho referencia, es el de corte policial negro que tiene una manera crítica de focalizar la realidad social y política del país. De este modo, el género policial negro en Chile ha pasado a constituirse en una forma de representar la realidad nacional.(5)

... Cuando preparaba la ponencia para el coloquio en cuestión había concluido recién la lectura de una novela reciente del escritor mexicano Guillermo Arriaga (1958), titulada Un dulce amor a muerte, publicada en 2001. La novela del narrador azteca me confirmó que el interés por el género policial y el neopolicial está muy presente entre las últimas promociones de escritores latinoamericanos, adoptando los matices discursivos propios del espacio en que se generan(6). Se trata el relato de Arriaga de una novela que parte de un hecho de sangre, un crimen de una joven ocurrido en un espacio rural del México de hoy. Por eso que los editores presentan la obra como una "novela negra ejidal". Lo interesante de este relato es que el culpable no lo es tal, pero las circunstancias del medio lo van envolviendo en la trama de la culpabilidad; y, además, se da una desligitimización de la norma narrativa, puesto que aquí no hay un investigador principal, sino que todo el pueblo conformado por campesinos van urdiendo el dulce olor de la muerte.

II. Ramón Díaz Eterovic o de la opción discursiva por el género policial:

... En el contexto de la literatura chilena contemporánea, Ramón Díaz Eterovic destaca por dos situaciones que tienen que ver evidentemente con su oficio de escritor. Por un lado, este autor permanentemente está reflexionando metacríticamente en torno a su quehacer narrativo y, por otro lado, ha logrado afianzar su opción discursiva por el género policial dentro de la literatura chilena y también en el extranjero con varias de sus novelas traducidas a diversos idiomas.(7)

... Díaz Eterovic manifiesta que su narrativa debe ser adscrita dentro de los parámetros de la novela negra: "un género que desde sus orígenes caminó sobre los límites de lo que durante mucho tiempo se entendió como literariamente correcto, planteando nuevos códigos para mirar y reflexionar acerca de lo que en definitiva creo es el objeto de toda literatura: la condición humana" (8) En este sentido, la opción de este autor chileno por el relato neopolicial está en consonancia con la emergencia de dicho formato discursivo en el contexto de la literatura hispanoamericana a partir de las novelas de Osvaldo Soriano, ya que este según Díaz Eterovic le dio a la novela policial escrita en este continente la impronta latinoamericana; en otras palabras, la literatura neopolicial ha servido para revelar la realidad de nuestros países donde -dice Díaz Eterovic- "crimen y política han sido una ecuación trágicamente perfecta" (9)

... Argumenta el autor chileno que la narrativa neopolicial ha logrado imponerse dentro del contexto de la literatura chilena e hispanoamericana, a pesar de que muchas veces se le consideró como una literatura marginal y vista prejuiciosamente tanto por los escritores como también por la crítica especializada y periodística. Sin embargo, hoy en día los parámetros discursivos de esta forma discursiva, así como sus códigos y estrategias han invadido incluso aquellos relatos que en principio no se han definido como esencialmente policiacos.

... Díaz Eterovic ha sido muy explícito al justificar su opción por el género de la novela negra. En el artículo que estamos revisando dice que esta opción nació como "una búsqueda de una literatura que me permitiera expresar el sentir de una sociedad bajo vigilancia y el trasfondo de violencia y poderes ocultos en que se desenvuelve".(10) Esta propuesta discursiva neopoliciaca se inició en 1987 con la publicación de la novela La ciudad está triste y en ella aparece por primera vez como protagonista de sus relatos el personaje del detective Heredia; el relato alude en su título a una desdibujada y oscura ciudad de Santiago de Chile por la que deambula Heredia. La saga de este detective proclive a las lecturas y a las citas literarias ha proseguido en las novelas: Solo en la oscuridad, nadie sabe más que los muertos, Angeles y solitarios, Nunca enamores a un forastero, Los siete hijos de Simenon, El ojo del alma y El hombre que pregunta.

... Heredia ha sido concebido como un detective solitario y marginal que vive junto a su gato Simenon en un departamento santiaguino.(11) La incorporación del gato en la narrativa de Díaz Eterovic es un acierto discursivo, pues le permite al investigador privado poder tener un interlocutor para sus reflexiones. El actante es un homenaje literario del escritor para con el escritor francés George Simenon, que junto a Raymond Chandler y Osvaldo Soriano son los autores que reconoce como maestro en su oficio de escritor.

... En la construcción del personaje de Heredia, nuestro autor ha partido de ciertos rasgos característicos de los personajes clásicos de la novela policial, sin embargo le ha dado la impronta propia de un personaje inserto en la realidad nacional. Díaz Eterovic escribe que "como todo buen chileno, suele protestar por los trabajos que le toca realizar, pero al mismo tiempo declara en una de sus novelas: "me gusta lo que hago y creo que no son muchos los tipos que pueden decir lo mismo"(12) El personaje de Heredia ha sido descrito como un sujeto algo oscuro, con tendencia a la melancolía, y también sensible; de carácter crítico y marcado escepticismo, muestra además un humor negro para mirar la realidad de la ciudad y del país. En este sentido, Díaz Eterovic cree que el personaje de Heredia se ha convertido en un testigo de la historia chilena de los últimos veinte años: "En las novelas de Heredia hay un discurso esencialmente moral, ético, relacionado con el accionar de los poderes y la degradación constante de la sociedad en que vivimos".(13)


III. El hombre que pregunta en El mundo de las letras (14)

... El último relato de la saga de Heredia se inserta, como es de suponer por lo que he dicho más arriba, dentro de los márgenes y cánones de la novela neopolicial chilena, adoptando los códigos de la forma discursiva de la novela negra. A diferencia de la novela policial canónica, el formato de la novela negra aparece signada por a lo menos las siguientes características, según las determina el crítico Leonardo Padura Fuentes: "se produce, en primer lugar, una disminución de la importancia del enigma como elemento dramático fundamental. Segundo, una preferencia por ambientes marginales. Tercero, acudir a determinadas formas de la cultura popular, incorporándolas a la creación literaria (…) Cuarto, el empleo de un lenguaje fundamentalmente literario pero a la vez desembozado e irreverente; un lenguaje que trata de expresar las vivencias de la vida cotidiana. Quinto, la renuncia a crear grandes héroes" (14)

... Ciertamente que las novelas de Heredia transitan a través de estos caracteres; sin embargo, en la octava entrega de la serie, es posible detectar algunos cambios significativos en cuanto a la constitución de la historia. Así, por ejemplo, en el último relato, Heredia se ve inmerso más que en ambientes marginales -a pesar de que se atisba tal realidad- en el ambiente de los intelectuales, en este caso el mundillo literario con sus escritores, editores y críticos para la resolución del caso con que se abre la diégesis.

... El caso que deberá dilucidar Heredia es el crimen o el suicidio de un reconocido crítico literario, Francisco Ritter, producido la misma noche en que este ha celebrado una cena junto a un selecto grupo de escritores, quienes pasarán inmediatamente a la categoría de sospechosos, una vez que el detective Heredia comience la investigación a instancias de una antigua amante del crítico, ya que ésta no cree en el eventual suicidio de Ritter. En las primeras líneas del relato, el crítico es definido como "el crítico literario más temido del país. Sus palabras hundían un libro o lo elevaban al olimpo de los consagrados" (HQP, p.15). De este modo, entonces, Heredia abandonará sus habituales investigaciones por los ámbitos del narcotráfico, los contrabandos de armas o las traiciones políticas como ha acontecido en los otros títulos de la saga, para sumergirse ahora en los recovecos no menos inquietantes del mundo de las letras.

... Aparentemente el mundo de los letrados aparece como una realidad ajena al crimen. La idea de que "los escritores no matan" es como un leitmotiv que se mantiene en suspenso durante la narración. En forma gradual se va desenvolviendo ante el lector la imagen de que el mundo los escritores es también tan oscuro a como lo son los otros mundos por los que Heredia ha transitado, pues el narrador nos va revelando el oscuro manejo del poder. Por una parte, el poder del crítico omnipotente cuya palabra es consagratoria o condenatoria de la obra de un escritor; y, por otra, el poder de quienes detentan la producción librera, es decir, el mundo de los conglomerados editoriales. El ingreso de Heredia en este mundo del circuito literario será paulatino a partir del momento en que se le asigne la responsabilidad de resolver la muerte del crítico Ritter. Uno de los primeros espacios que visitará el detective es la Biblioteca Nacional, ya que Ritter acostumbraba trabajar en una de sus secciones, que el lector informado asocia con la de las referencias críticas: "El salón de la Biblioteca Nacional donde trabajaba Ritter era un espacio amplio e iluminado. En su interior había ocho mesas para lectores, y otras cuatro, ocupadas por los funcionarios encargados de clasificar y archivar la información relacionada con los escritores chilenos" (HQP., p. 31-32). Los otros espacios citadinos que Heredia va visitando son, por ejemplo, las librerías y los bares. El bar es un espacio discursivo frecuentado por Heredia, puesto que le gusta beber; la librería es otro espacio significativo que se abre para la intelección de la trama, ya que en ella obtendrá uno de los indicios para la resolución del conflicto.

... La diégesis del relato de Díaz Eterovic escrita en clave de novela neopoliciaca negra tiene, por tanto, como ley estructurante lo que García-Corales y Pino han denominado crimen y poder (15). Es en su deambular por los espacios públicos de reunión como los recién nombrados en que la relación entre crimen y poder se va configurando. Es en estos espacios que Heredia descubre la existencia de un escritor fantasma, cuya muerte será el elemento clave para dilucidar el problema inicial: "El enigma más evidente era el del joven poeta universitario. Intuía que resolverlo me permitiría observar la muerte de Ritter desde otra perspectiva" (HQP, p. 63).

... La ciudad de Santiago es vista por el narrador en primera persona como una urbe que vive su propia ruina física y humana, con lugares en franca decadencia y otros que han sido transformados como la Estación Mapocho. Siguiendo la pista del poeta Román, Heredia dice que "vivía a tres cuadras de la Gran Avenida José Miguel Carrera (…) El barrio lucía deslavado por la lluvia de los últimos días". Santiago aparece en la saga de Heredia constituido como el cronotopo en que los misterios del poder y crimen se van consolidando, así como la ecuación detective-ciudad configuran un signo indisoluble, tal como lo ha señalado Mirian Pino(16). Heredia reflexiona cuando ingresa a un bar en su deambular: "La tristeza del lugar era deprimente, como la de muchos otros sitios que sobrevivían en los rincones más anónimos de Santiago. Me pregunté si los muchachos que bebían junto a las mesas tendrían, al cabo de unos años, una historia más alegre que contar o si estaban condenados a soportar la realidad de un país condenado a las mentiras y apariencias" (HQP, p.54).

... A pesar de que una de las características esenciales de Heredia como personaje de las novelas de Díaz Eterovic es el ser un marginal, un solitario que más bien desconfía de su prójimo, en esta novela figuran otros personajes ya conocidos por los lectores de la saga, como Marcos Campbell, el periodista que escribe artículos por encargo y cuyos conocimientos de informática permitirán darle un vuelco a la historia; Razetti, el abogado que le encarga a Heredia pequeños casos de cobranzas y seguimientos; Anselmo, el kiosquero, entre otros. Cabe señalar que el detective es aficionado a las aventuras eróticas al igual que la mayoría de los investigadores de la serie negra, y en este relato se ve involucrado con la escritora Carmen Trigo. Dentro de la galería de los personajes de El hombre que pregunta hay un innominado amigo de Heredia que recibe las aventuras de éste para luego escribirlas; interesante fenómeno de inversión narrativa, por cuanto la novela al estar narrada en primera persona problematiza la figura del enunciante de la historia.

... Vuelvo al principio de estas líneas. Ciertamente que la novela de corte policial permanece siendo aún una desconocida dentro de los ámbitos del aula universitaria, pues todavía se la tiene como un tipo de discurso situado en los márgenes de la literatura. Sin embargo, el creciente interés que despierta, tal como lo demostró el Encuentro sobre la novela neopolicial, nos señala que la literatura de corte policial al estilo clásico o de acuerdo a los parámetros de lo neopolicial, es una modalidad discursiva que está destinada a mantenerse siempre vigente, ya que este tipo de relatos tiene el privilegio de atrapar al lector como ningún otro tipo discursivo. Por otra parte, la presencia de autores de la categoría de Ramón Díaz Eterovic le están dando a esta forma narrativa el justo reconocimiento que se merece. Díaz Eterovic con su novela El hombre que pregunta demuestra cabalmente sus innegables méritos narrativos.

 

Eddie Morales Piña
Magister en Literatura por la Universidad de Playa Ancha Avda.
Playa Ancha 850, Valparaíso (Chile)
emorales@upa.cl

*Artículo escrito bajo el marco del Proyecto DIGI HUMI 05-0304: Diccionario de autores de la literatura chilena del siglo XIX al XX.

Notas

(1) El Encuentro Latinoamericano de Narrativa Neopolicial fue organizado por la entidad "Letras de Chile" y contó con la participación de destacados escritores latinoamericanos, entre ellos el argentino Mempo Giardinelli, y los chilenos Ramón Díaz Eterovic, Luis Sepúlveda y Poli Délano, que incursionan en este género narrativo. Las ponencias de este coloquio pueden leerse en la página web: http//www.letrasdechile.cl. Entre los textos críticos que abordan la problemática del género policial y neopolicial en la literatura chilena se deben mencionar, entre otros: Novela chilena nuevas generaciones: el abordaje de los huérfanos (1997) de Rodrigo Cánovas que tiene un apartado titulado "Del género policial"; Albricias: la novela chilena del fin siglo (2000) de Verónica Cortínez que contiene estudios sobre El infiltrado de J. Collyer y La ciudad anterior de G. Contreras; y Poder y crimen en la narrativa chilena contemporánea (Las novelas de Heredia) (2002) de Guillermo García-Corales y Mirian Pino.
(2) En 1996 dirigí el seminario para optar al título de Profesor de Castellano por la Universidad de Playa Ancha de los alumnos Yolanda Arellano y Luis Flores: El relato policial en Chile: ¿Quién mató a Cristian Kustermann? de Roberto Ampuero y Angeles y solitarios de Ramón Díaz Eterovic.
(3)Cfr.: "Crónica de una muerte anunciada: el referente extratextual y su ficcionalización en el texto literario", en el libro de mi autoría titulado: Mito y antimito en García Márquez (Valparaíso: Ediciones de la Facultad de Humanidades, UPLA, 2002)
(4)Roberto Ampuero es Premio Municipal de Literatura de la ciudad de Valparaíso. Cuando se le otorgó dicho galardón en 1995, me correspondió hacer el discurso de presentación del autor y de su novelística; este texto se transformó con ligeras modificaciones en el artículo: Roberto Ampuero y la novela policial, que fue publicado en la Nueva Revista del Pacífico, Facultad de Humanidades, UPLA, nº 40, 1995, pp. 147-152.
(5) García-Corales y Pino sostienen que "la nueva novela negra conforma una narrativa realista en torno a hechos criminales que suscitan una investigación. De este modo, recoge las inquietudes del individuo actual, del habitante de las grandes urbes, inmerso en sociedades donde su destino parece decidido por variables políticas y de poder que pocas veces coinciden con sus intereses" (2002: 54).
(6) Entre los autores chilenos de las promociones generacionales más recientes -me refiero a lo que Díaz Eterovic, entre otros han calificado de "generación del golpe", de "los 80" o "N.N"-, que han incursionado en el género policiaco o bien cuyos textos adquieren características policiales cabe mencionar a Sergio Gómez con la novela La mujer del policía (2000) y a Darío Oses con La bella y las bestias (1997).
(7) En la preparación de este escrito para el apartado II, he tenido a la vista fundamentalmente dos textos de Díaz Eterovic en que alude a la opción por el género policial; me refiero a: Una mirada desde la narrativa policial, publicado en la Revista Cormorán de la Universidad de Chile, nº2, año 1, (citado por "Una mirada…") y a El detective Heredia y su gato Simenon, aparecido en la Revista Libros&Lectores, nº 1, enero-marzo de 2003 (citado por "El detective…").
(8) Díaz Eteovic, "Una mirada…" p. 65.
(9) Idem., p. 66.
(10) Idem., p.69.
(11) En el artículo publicado en la revista Libros & Lectores, nº 1, 2003, Díaz Eterovic escribe acerca de la relación existente entre el gato Simenon y el detective Heredia: "El gato Simenon nació en la segunda novela de Heredia -Solo en la oscuridad, publicada en Buenos Aires, el año 1992- y su nombre se debe al hecho que al llegar por primera vez el gato a la oficina de Heredia, se instaló a dormir sobre los ejemplares de las obras completas de Georges Simenon" ( "El detective…" p. 12).
(12) Díaz Eterovic, "Una mirada…" p.70.
(13) Idem., p. 71-72 14 En el título del apartado III he jugado con el nombre de la última novela de Díaz Eterovic y un primerizo texto de introducción a la teoría literaria que conocí cuando ingresé a la universidad: la obra de Vodicka y Belic: El mundo de las letras, ya que la novela de Heredia tiene como trasfondo el mundo de los literatos.
(14) Pino, M.: El relato policial en América Latina, en: http://www.letrasdechile.cl/mpinon.htm
(15) El texto de García-Corales y Pino al que aludí en la nota 1 es uno de los estudios más completos acerca de la literatura neopolicial en Chile, focalizado en uno de sus cultores prestigiosos que ya ha trascendido las fronteras de nuestro país, como lo es Díaz Eterovic. El libro contextualiza al autor y su obra en el marco de la literatura chilena contemporánea y luego aborda todas las novelas de la saga de Heredia, con excepción de El hombre que pregunta.
(16) Idem., nota 14.

 

 

 

 
 

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