Entrevista a Claudia Osorio (Villahermosa, Tabasco, México, 1972)
“La poesía me permite hacer preguntas sobre el mundo que me rodea y sobre mí misma, y en ese proceso,
encuentro respuestas que a menudo no sabía que estaba buscando”
Tuve el privilegio de ver a la poeta y gestora cultural, Claudia Osorio en acción, siendo un pilar fundamental en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco durante la FIL UJAT 2025. Un evento de primer orden que logró reunir a más de 50 escritores destacados de América Latina y que, más allá de las cifras y los nombres, evidenció el trabajo silencioso y apasionado de quienes hacen posible que la literatura y la cultura florezcan en cada encuentro, en cada conversación, en cada libro que cambia vidas.
Claudia Osorio no solo es poeta, sino también una gestora cultural incansable, capaz de tejer redes y abrir espacios donde la palabra encuentra su eco. Con una mirada que abraza la tradición y la contemporaneidad, su obra dialoga tanto con la herencia de grandes figuras como Carlos Pellicer Cámara como con las nuevas voces de la poesía latinoamericana. Su trabajo en la difusión cultural y la organización de eventos literarios ha consolidado a Tabasco como un punto de encuentro clave para la literatura en nuestro continente.
En esta conversación, exploramos su mirada sobre la poesía, su labor en la gestión cultural, sus influencias literarias y la manera en que la poesía sigue siendo, para ella, un espacio de resistencia, memoria y belleza. Porque Claudia Osorio no solo escribe versos: los construye también en la forma de encuentros, en la manera en que nos recuerda que la literatura es, antes que nada, un acto de entrega.
La poesía de Claudia Osorio en Noche callada se distingue por su claridad y precisión. Cada poema, sin estridencias ni artificios innecesarios, construye un paisaje interior donde lo amoroso y lo filial se entrelazan con gracia y firmeza. Su voz, contenida y sutil, nos invita a escuchar el rumor de la intimidad, ese territorio donde el lenguaje se vuelve espejo y refugio.
En Los poemas del diván, la poeta disecciona el amor con una precisión quirúrgica, evitando los excesos que suelen empañar la intensidad del sentimiento. Aquí, el verbo se afila y se desnuda, apostando por la contención y la nitidez expresiva. Aunque el amor siga siendo un enigma insondable, casi un agujero negro, Osorio demuestra que su fuerza poética radica precisamente en el equilibrio entre lo que dice y lo que sugiere.
Sin duda, la obra de la autora se articula en torno a ejes temáticos recurrentes, entre los que destacan la resiliencia, el amor en sus dimensiones familiar y de pareja, y una marcada preocupación por lo social. Estos motivos no solo configuran una exploración de su experiencia personal, sino que también trascienden lo individual para reflejar las vivencias y conflictos de la vida cotidiana de distintas personas. Así, su poesía se convierte en un testimonio sensible de las múltiples facetas de la existencia humana.
—Tu libro Carlos Pellicer Cámara. Poeta y Educador(pdf) rinde homenaje a una de las figuras más emblemáticas de la literatura mexicana. ¿Qué fue lo más desafiante de escribir sobre él y qué descubriste en el proceso?
—Escribir sobre Carlos Pellicer Cámara fue una experiencia enriquecedora, pero también desafiante. Uno de los mayores retos fue capturar la complejidad de su vida y obra, la cual ha sido estudiada en muchas formas, mi idea fue indagar un poco más en la parte del educador parte de su vida que pocos han estudiado, creyendo que Pellicer no solo fue un poeta destacado, sino también un educador y un ferviente defensor de la cultura mexicana.
Durante el proceso, descubrí la profundidad de su compromiso con la identidad cultural de su Tabasco querido. Me sorprendió su papel como educador, ya que su visión sobre la educación iba más allá de la mera transmisión de conocimientos; él creía en formar ciudadanos críticos y conscientes. Su poesía está impregnada de un amor por la naturaleza y una búsqueda constante de la belleza en lo cotidiano.
Además, al explorar su vida, me di cuenta de cómo su contexto histórico y social influyó en su obra, su madre influye totalmente en su religión y en su forma de ver la vida.
Escribir sobre Pellicer fue un viaje de aprendizaje que me llevó a entender no solo al poeta, sino también al hombre comprometido con su tiempo, su país, pero sobre todo por el amor a su tierra y a su agua, como lo dice en varios de sus poemas.
—¿Cómo ha sido la experiencia de compartir tu obra en otros países y cómo sientes la recepción de tu poesía fuera de México?
—Ha sido una experiencia increíblemente enriquecedora. Cada vez que tengo la oportunidad de presentar mi poesía en un nuevo lugar, siento una mezcla de emoción y nerviosismo. Es fascinante ver cómo la literatura puede trascender fronteras y conectar con personas de diferentes culturas y contextos.
La recepción de mi poesía fuera de México ha sido, en general positiva. He notado que, aunque las referencias culturales pueden variar, hay temas universales en la poesía que resuenan con la gente, como el amor, la identidad y la búsqueda de significado.
Además, compartir mi obra en el extranjero me ha permitido aprender de otras tradiciones literarias y estilos poéticos. Las conversaciones con otros escritores y lectores me han brindado nuevas perspectivas y me han inspirado a seguir explorando y experimentando en mi propia escritura.
La experiencia de llevar mi poesía más allá de México ha sido un viaje de descubrimiento y conexión, y me siento agradecida por cada oportunidad de compartir mi voz y mis sentimientos.
—En tu escritura, ¿qué temas o preocupaciones poéticas te obsesionan y reaparecen constantemente en tu obra? —Los temas que reaparecen con mayor frecuencia en mis poemas es la resiliencia, el amor por la familia, el amor de pareja, en general temas sociales. Es un reflejo de las diferentes etapas de la vida no solo mía sino de personas de la vida cotidiana.
—¿Cómo describirías tu relación con la poesía? ¿Es un espacio de búsqueda, de sanación, de memoria, de resistencia?
—Mi relación con la poesía es multifacética y rica en matices. La describiría como un espacio de búsqueda y exploración, donde puedo indagar en mis pensamientos, emociones y experiencias. Me permite hacer preguntas sobre el mundo que me rodea y sobre mí misma, y en ese proceso, encuentro respuestas que a menudo no sabía que estaba buscando.
También es un espacio de sanación. Me brinda la oportunidad de procesar mis emociones y experiencias, especialmente aquellas que son difíciles de expresar de otra manera. A través de las palabras, puedo transformar el dolor y la confusión en algo tangible, lo que me ayuda a encontrar claridad y paz.
Los recuerdos juegan un papel crucial en esta relación. Mis versos están impregnados de recuerdos, tanto personales como colectivos. Es una forma de anclar el pasado en el presente y de dar voz a las historias que merecen ser contadas.
—¿Cuáles son tus influencias literarias más importantes, ya sean poetas, novelistas o ensayistas?
—Tengo influencias literarias diversas y abarcan una amplia gama de géneros y estilos. Entre los poetas, uno de los más significativos para mí es Pablo Neruda. Su capacidad para capturar la esencia de las emociones humanas y su amor por la naturaleza me han inspirado a explorar la profundidad de mis propios sentimientos en la poesía. También admiro a Octavio Paz, no solo por su poesía, sino por su ensayo y su reflexión sobre la identidad y la cultura mexicana.
Recientemente he estado leyendo a Gabriela Mistral con quien he ido descubriendo mi parte feminista, sin descartar por supuesto a Carlos Pellicer quien ha sido uno de los poetas que me ha inspirado a lo largo de mi vida.
En el ámbito de la narrativa, Gabriel García Márquez ha dejado una huella profunda en mi forma de ver la literatura. Su estilo mágico y su habilidad para entrelazar lo real con lo fantástico me han enseñado a apreciar la riqueza de la imaginación en la escritura. También me fascina la obra de Laura Esquivel, quien combina la narrativa con elementos de la cultura mexicana de una manera muy evocadora.
Soy seguidora de David Grossman, Elena Poniatowska entre otras.
—Si tuvieras que recomendar 10 libros que han marcado tu vida, ¿cuáles serían y por qué? —Aunque mi genero escritural es la poesía, donde me han marcado libros importantes, sin embrago casi siempre, mis sugerencias están en el ámbito de la narrativa para lectores en general.
"Poesía completa" de Pablo Neruda: La profundidad emocional y la belleza de sus versos me han inspirado a explorar mis propios sentimientos y a encontrar la poesía en lo cotidiano.
"Hora de Junio” de Carlos Pellicer abarca todos los contextos amor, pérdida y naturaleza.
“Oscura Palabra” de José Carlos Becerra poema escrito después de la muerte de su madre, como tabasqueña de los primeros poetas que aprendemos a leer.
"Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez: Esta obra maestra del realismo mágico me enseñó sobre la riqueza de la narrativa y la forma en que la historia y la cultura pueden entrelazarse de manera fascinante.
"El amor en los tiempos del cólera" de Gabriel García Márquez: Este libro explora el amor en sus múltiples facetas y me hizo reflexionar sobre la paciencia y la perseverancia en las relaciones humanas.
"La casa de los espíritus" de Isabel Allende: Esta novela combina lo mágico con lo histórico, y su enfoque en la memoria y la identidad me han marcado en diferentes formas.
"El arte de la guerra" de Sun Tzu: Aunque es un texto sobre estrategia militar, sus enseñanzas sobre la planificación y la adaptabilidad se pueden aplicar a muchos aspectos de la vida.
"La tregua" de Mario Benedetti: Esta novela breve aborda la soledad y la búsqueda de la felicidad en lo cotidiano, su prosa es sencilla pero profunda.
“Cartas a Carlos Pellicer de Gabriela Mistral” Son un intercambio epistolar entre dos grandes poetas.
"Cartas a un joven poeta" de Rainer Maria Rilke: Este libro de cartas es una guía sobre la vida y la creatividad, transmite mensajes muy potentes para aquellos que desean ser artistas, en concreto poetas.
"El libro de los abrazos" de Eduardo Galeano: en este libro el autor nos permite acompañarle en el viaje de su vida, y hacerlo a veces fundiéndonos en abrazos con otros grandes personajes de la literatura universal, como Pablo Neruda, Mario Benedetti o Juan Gelman.
Cada uno de estos libros ha dejado una marca en mi forma de pensar y escribir, y me han ayudado a entender mejor el mundo y a mí misma.
—¿Cómo ves el panorama actual de la poesía mexicana? ¿Notas tendencias o voces emergentes que te parezcan especialmente relevantes? —Una tendencia notable es la fusión de géneros y la experimentación con formas poéticas. Muchos jóvenes poetas están incorporando elementos de la cultura pop, el lenguaje cotidiano y las redes sociales en su trabajo, lo que hace que la poesía sea más accesible y relevante para las nuevas generaciones.
Además, hay un enfoque creciente en temas como la identidad, la violencia, el feminismo y la ecología, reflejando las preocupaciones sociales y políticas actuales. Poetas como María Baranda, que ha explorado la voz femenina en su obra, y otros nuevos talentos como Ximena Escalante o José Luis Rivas, están haciendo olas con sus escritos.
También se observa un resurgimiento del interés por la poesía en formatos digitales, con plataformas que permiten a los poetas compartir su trabajo de manera más amplia y conectar con audiencias globales. Esto ha dado lugar a una comunidad poética más interconectada y dinámica.
—México tiene una tradición poética muy rica. Desde tu perspectiva, ¿cómo dialoga tu poesía con esa tradición?
—Incorporo elementos de la cultura mexicana, como mitos, leyendas y tradiciones, que han sido parte de la poesía a lo largo de los años. Aunque mi poesía puede abordar experiencias personales y contemporáneas, también toca temas universales como el amor, la pérdida y la identidad, que han sido explorados por poetas a lo largo de la historia. Esto crea un puente entre mi voz y la de aquellos que han escrito antes que yo.
En mi poesía, me gusta experimentar con estructuras y ritmos, fusionando lo clásico con lo moderno, lo que refleja la diversidad de la tradición y la necesidad de innovar.
—Has sido docente y promotora de la lectura. ¿Cómo incentivarías el gusto por la poesía en jóvenes que pueden verla como algo ajeno o difícil?
—Los jóvenes de ahora son muy perspicaces para poder llegar a ellos debemos de conectar con sus intereses, encontrar temas que les apasionen, como la música, el cine o las redes sociales, y mostrarles cómo la poesía se entrelaza con esos intereses. Podemos analizar con ellos las letras de sus canciones favoritas como si fueran poemas.
El uso de plataformas digitales, hace que los jóvenes puedan explorar la poesía con mayor facilidad, y en ellas encuentran todo tipo de temas que va desde la clásica hasta la poesía moderna lo que hace que se logren interesar y “enganchar” más fácilmente.
Creo que la promoción de talleres de creación y escritura son lo mejor para poder demostrarles que pueden escribir y que no los van a juzgar por hacerlo, durante este tiempo que llevo realizando eventos culturales es un gusto descubrir que cada día hay más jóvenes interesados en la escritura y que pierden el miedo a comentarlo.
—Como poeta y gestora cultural, ¿qué papel crees que juega la poesía en la transformación social —Puede ser una herramienta poderosa para expresar descontento y resistencia ante injusticias. A lo largo de la historia, muchos poetas han utilizado su voz para denunciar la opresión, la violencia y la desigualdad, inspirando a otros a unirse a la causa.
A través de imágenes evocadoras y metáforas, se pueden abrir espacios para el diálogo sobre temas complejos, como la identidad, la memoria y la historia, fomentando una mayor conciencia crítica en la sociedad.
También se genera el empoderamiento al darle un espacio al escritor para compartir sus experiencias y emociones.
La poesía tiene la capacidad de tocar las fibras más profundas del ser humano. Al conectar emocionalmente con las personas, puede generar empatía y comprensión,
En resumen, la poesía no solo es un arte, sino también un vehículo de cambio social. Como gestora cultural, me siento motivada a seguir promoviendo espacios donde la poesía pueda florecer y contribuir a la transformación social.
—Has desarrollado una importante labor como gestora cultural. Desde tu experiencia, ¿cuál crees que es el mayor reto de la gestión cultural en México hoy en día? —Desde mi perspectiva, uno de los mayores retos no solo en México, en el mundo puede ser que, a menudo dependen de financiamiento limitado, lo que a veces dificulta su desarrollo y sostenibilidad.
Hay un desafío en la promoción de la diversidad cultural y en asegurar que todas las voces, especialmente las de comunidades marginadas, sean escuchadas y representadas. La inclusión y el acceso a la cultura son fundamentales para enriquecer el panorama del país.
Debo hacer hincapié en que, la adaptación a las nuevas tecnologías y la digitalización también presenta un reto, ya que es importante encontrar formas innovadoras de conectar con el público y hacer que la cultura sea accesible para todos.
— Has trabajado en la organización de ferias del libro y eventos culturales. ¿Qué elementos consideras fundamentales para que un evento literario realmente conecte con el público?
—He tenido el privilegio de formar parte de la organización de eventos culturales, lo cual ha sido enriquecedor, cada vez que terminamos los eventos es importante hacer un recuento de los aciertos y errores para poder ir corrigiendo y acrecentando.
Es significativo contar con una variedad de autores que representen diferentes géneros y estilos, así como invitar a escritores locales que generan un sentido de pertenencia y conexión.
Fomentar la interacción entre autores y asistentes es crucial, así como la buena convivencia entre ellos hace que las dinámicas se desarrollen con más facilidad y complicidad.
Utilizar diferentes canales de comunicación para llegar a diversos públicos. Las redes sociales, la publicidad local y las colaboraciones con escuelas y universidades ayudan a atraer a más personas.
Al final, se trata de crear un espacio donde la literatura y la cultura se celebren y se compartan de manera inclusiva y emocionante.
—Has trabajado en la educación y la administración cultural. ¿Sientes que la burocracia y las estructuras institucionales favorecen o limitan la difusión de la poesía y la literatura? —Las instituciones a menudo tienen presupuestos limitados, lo que puede restringir la cantidad de eventos, talleres y programas que se pueden llevar a cabo.
Por otro lado, las instituciones también pueden ofrecer un respaldo valioso para la difusión de la cultura. A través de programas de financiamiento, residencias artísticas y espacios para la presentación de obras, pueden ayudar a dar visibilidad a poetas y escritores que de otro modo no tendrían la oportunidad de compartir su trabajo.
Las estructuras institucionales pueden facilitar la creación de redes entre artistas, educadores y comunidades. Esto puede fomentar la colaboración y el intercambio de ideas, lo que enriquece el panorama literario y poético.
A menudo tienen acceso a plataformas y espacios que pueden ser utilizados para promover la poesía y la literatura. Esto incluye bibliotecas, centros culturales y festivales literarios, que pueden atraer un público más amplio.
La burocracia y las estructuras institucionales pueden presentar tanto desafíos como oportunidades para la difusión de la poesía y la literatura. La clave está en encontrar un equilibrio que permita aprovechar los recursos y el apoyo que ofrecen las instituciones, al mismo tiempo que se busca la flexibilidad y la innovación necesarias para que la poesía y la literatura sigan floreciendo en la sociedad.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Entrevista a Claudia Osorio.
(Villahermosa, Tabasco, México, 1972).
Por Ernesto González Barnert