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Extremaunción del Ángel Negro, Enrique Verástegui (Lima, 1950)

(Dv) Salomón Valderrama Cruz
Del libro La poesía como secreto peruano.

La poesía es para mí una necesidad concreta como comer o dormir, pero consciente y más inmediata, y por eso mismo mucho más trascendente y más humana.

 

Si te quedas en mi país

En mi país la poesía ladra
suda orina tiene sucias las axilas.
La poesía frecuenta los burdeles
escribe cantos silva danza mientras se mira
ociosamente en la toilette
y ha conocido el sabor dulzón del amor
en los parquecitos de crepé
bajo la luna
de los mostradores.
Pero en mi país hay quienes hablan con su botella de vino
sobre la pared azulada.
Y la poesía rueda contigo de la mano
por estos mismos lugares que no son los lugares
para filmar una canción destrozada.
Y por la poesía en mi país
si no hablaste como esto
te obligan a salir
en mi país
no hay donde ir
pero tienes que ir saliendo
como el acné en el cascarón rosado.
Y esto te urge más que una palabra perfecta.
En mi país la poesía te habla
como un labio inquietante al oído
te aleja de tu cuna culeca
te filma tu paisaje de Herodes
y la brisa remece tus sueños
-la brisa helada de un ventilador.
Porque una lengua hablará por tu lengua.
Y otra mano guiará a tu mano
si te quedas en mi país.

(De En los extramuros del mundo, 1971)

Enrique Verástegui es a cualquier luz sorprendente. Dueño de una poliarmonía que se despliega desde sus versos más herméticos hasta los más palmarios y prosaicos. Verástegui es un poeta clásico. Como lo dice Jorge Luis Borges: Clásico es aquel libro que una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término. Precisando. Previsiblemente, esas decisiones varían. (…) prometen una larga inmortalidad, pero nada sabemos del porvenir, salvo que diferirá del presente. Una preferencia bien puede ser una superstición. En todo caso: es seguro que Enrique Verástegui está vivo y hoy más actual que nunca. Es un poeta ingeniero, un ingeniero poeta. Como él dice: ¡El poeta es ingeniero! ¡El ingeniero es poeta!

Ingentes problemas, Apocalipsis problemas nos da esta perspectiva, ya que si uno medita y torpemente recuerda la historia, se dará cuenta en ella que el ingenio lo único que ha hecho es entretenernos y, en alguna medida, evidenciarnos como posibilidades infinitas sobre nosotros mismos, sobre los otros y sobre, medularmente, el todo sin nosotros. Analizando Ética IV, Albus (o libro de la gnosis):

Toda acción expresa el devenir hombre del ser.
El ser del hombre es su trabajo.
El trabajo perfecciona la cualidad de la naturaleza.

Encontramos que el hombre como ser siempre existirá a priori de otro hombre, en resquicio o arqueología de su ser. Lo que provoca una tecnología “más avanzada” (perfeccionada), siempre y cuando, éste encuentre el sentido y el conocimiento. Sabemos, por inutilidad, que cuando unos hombres (tribu) hallan a otros hombres (otra tribu), entre ellos siempre se plantean el enigma de La esfinge, que jamás resuelven, por carecer de sentido mutuo y, de ésta manera, lo único que sucede es la guerra en pos de aniquilar lo inservible. Tenemos el arquetípico ejemplo en la invasión de Europa en América o el de EE. UU. en Irak.

El gran poeta también nos dice en Monte de Goce (o libro del pecado):

El amor es un cielo que cuelga del farol ¿Te parece? El amor es un fluorescente neutro sobre el mar ¿Te parece? El amor es un florecimiento incandescente del sentido ¿Te parece? El amor es una ficción que se resiste a lo real ¿Te parece? El amor es una analogía del mar bajo la piel ¿Te parece? El amor es un acumulador de orgones cristalizado en melodía ¿Te parece? El amor es una lógica de la locura que nos muerde ¿Te parece? El amor es un sueño que es real porque se sueña ¿Te parece? El amor es el soporte rítmico del sueño ¿Te parece?

B : (de izquierda a derecha, con más lentitud, vuelve su cabeza: la sensación de su lenguaje es la llamarada de la idea –con más lentitud, de izquierda a derecha, vuelve su cabeza: el objeto existe porque es referenciado por la idea –vuelve su cabeza, con más lentitud, de izquierda a derecha: la lengua si no nombra al objeto éste no existe –de izquierda a derecha, vuelve su cabeza, con más lentitud: la ternura de la luz emerge del cuerpo –con más lentitud, vuelve su cabeza, de izquierda a derecha: una implosión externa en el objeto se produce se extenúa si el ojo lo penetra –vuelve su cabeza, de izquierda a derecha, con más lentitud: el fulgor del cuerpo se reconstruye para siempre en el lenguaje):

Desconfío de tu analogía. No es el amor: es la muerte el cielo que cuelga del farol. No es el amor: es la emoción el fluorescente neutro sobre el mar. No es el amor: es la pasión florecimiento incandescente del sentido. No es el amor: es la gnoseología la ficción que se resiste a lo real. No es el amor: es el sueño la analogía del mar bajo la piel. No es el amor: es el cuerpo un acumulador de orgones cristalizado en melodía. No es el amor: es el misterio la lógica de la locura que nos muerde. No es el amor: es la poesía el sueño que es real porque se sueña. No es el amor: es el cuerpo el soporte rítmico del sueño.

Qué extraño Aleph se contiene en éste tríptico: revolución, antología de todo lo que se ha escrito. Pretérito, premisa de salvación intermitente como la vida o duda. Simplemente duda, desprovista de límites y géneros. Si no más bien como el amor totalidad y único medio para justificar las cosas y el sentido, que se repite una y otra vez como si necesitara fortalecer lo que, quiere o, debe creer para salvarse, y con él al todo: humanidad. Como nos dice: Monte de Goce es un libro sin género, aun cuando se desarrolla una estructura abierta; un libro sin anécdota aunque como en las obras musicales se amplifique en variaciones. Escrito, claro, no es sino “programar” el texto que el lector debe desarrollar, anular, renegar, o transgredir. Este libro, pues, es como un tratado de la experiencia pero a partir del lector.

Permutaciones o liberaciones que exponen el camino infinito para crear lo inimaginable, sino solamente lo que a cada ser (hombre = bestia = cosa = palabra…) se le ocurre, como efecto de valor y por lo tanto de pertenencia, propia e irrepetible.

La edición de mi primer libro En los extramuros del mundo, presentado en marzo de 1972, me obligó a embarcarme en un libro más ambicioso. Para esto necesitaba recluirme, emigrar de Lima. Con algunos apuntes y muchos proyectos decidí irme a mi pueblo San Vicente de Cañete. Trabajé fatigosamente, juntando muchas veces noches con amaneceres, especialmente cuando caía en el buen camino de las cosas. Claro, la distancia geográfica entre Cañete y Lima está prácticamente anulada por la abrumadora intensidad de las comunicaciones: colectivos a toda hora, día y noche agitándose entre los arenales del desierto que nos separa. Cañete es como un suburbio anticipado de Lima: la radio, los periódicos, la televisión, las revistas, los vespertinos, los chismes, todo te llega con tanta o más prontitud que a las mismas urbanizaciones, balnearios o barriadas de la gran Lima. Como se ve no necesitaba vivir físicamente en Lima para palpar el hervor de su vida literaria, claro con la ventaja de evitarme la sordidez de su bohemia. No dejé pues de respirar la actualidad cultural de Lima, por más que para algunos yo no sea más que un provinciano de mierda. (Fragmento de Arte poética a propósito del libro Monte de Goce, por Enrique Verástegui.)

 

(Dv) Salomón Valderrama Cruz, del libro La poesía como secreto peruano.


Salomón Valderrama Cruz nace en abril de 1979 en Chilia, departamento de La Libertad (Perú). Realizó estudios en la Universidad Nacional Federico Villarreal y Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Aparece su primer libro de poemas Encrucijada el año 2002 y, en el 2003, Anemómetro. Ha sido publicado en revistas de Perú, Argentina, Chile, Brasil, Venezuela, Colombia, Estados Unidos, México, El Salvador, España, Puerto Rico y Alemania.
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"Poesía = Arte por la belleza absoluta"

 
 

 


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Del libro "La poesía como secreto peruano."