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NATURALISMO
Editorial Cuarto Propio, 2006. 150 págs.

Francisco Leal

 

A Samir y Seena

Destornillas el gran angular
para atornillar el teleobjetivo
como si la cámara negra fuera
una gran tuerca, y las lentes
tornillos de diversos tamaños.
Mides la luz vesperal, enfocas
y fotografías, en una plaza,
doblado, a un hombre sollozando.

Gonzalo Millán

 

(Asilo)

 

TOMA 1
Coro de ancianas
Cantando sin voz; las bocas desdentadas
Llenando la página -miles proyectadas.
(Carmen Berenguer)


ANTEOJOS

Cansada por las escaleras y el sol
se tumbó en su cama
agrietando sus anteojos...... las
resquebrajaduras
son ahora ....anacronismos
intermitencias ....apariciones
los contornos se diluyen
desaparecen
no distingue entre una rosa seca
y un brote.... entre una ventana
abierta y otra cerrada.... por los
pasillos ve sombras
siluetas
que la acosan
siente en su cráneo una fisura

la sensación de que se abre su
rostro en dos
su pelo se encrespa y opaca
un perfil parece sentarse a los
pies de su cama...no...hunde...el
colchón
sólo se marca su cuerpo en
contraste con la pared ....tiembla
.........un escalofrío
sube por su cuerpo y sale por su
nariz
exhala . ,,,...no siente el aire

en su vientre mira disecado e inmóvil el cuerpo de su hijo
sus dientes se cubren de tierra
por la ventana otra anciana pasa gesticulando
(sin sonido)
sus pies se hunden en el pasillo
la nata de su vaso se le pega en el paladar
se caen (verdes) sus muelas ....su mano se opaca
la piel de su rostro se trasparenta
asoma el pómulo
la mandíbula.... no tiene labios
la lengua se enrosca hacia la garganta
las paredes de su vagina se recogen
hasta asomar el orificio de la cadera
su pecho se tersa y se adhiere el pezón a las costillas
sus uñas se ennegrecen y rompen
se seca su saliva ..se vuelve amarga
sus ojos pierden brillo
el globo ocular se arruga.... se achica y diseca
las manzanas se pudren en el suelo
su ropa se desgaja.... le queda grande ....suelta

bajo el vestido desaparecen sus pies ....un espacio
borroso hasta los zapatos.... espasmo
viscosos gusanos salen de su esfínter
devorándola
huelen a humedad sus axilas
sobresaltada se levanta de la cama hacia el lavatorio
para refrescarse y despertar:
se lava las manos
pero su piel no contiene el agua, ......escurre
y en el espejo
una sombra,
sencillamente una sombra
o no sabe lo que es.

 

 

FUENTE

Recostada bajo el alero del asilo
la anciana mira con sosiego
los rayos del sol que caen entre las hojas del naranjo
hacia la fuente de agua en la mitad del patio.

El intermitente reverbero del sol en el agua
(levemente encabritada por el viento)
la trasladan a una plaza con nombre de santo que ya
no existe o poco importa.

El paisaje se vuelve borroso como si de sus ojos bajara
un aceite espeso.

Vestida de blanco, el pelo trenzado y negro, después de misa
juega en la fuente a poner hojas secas o semillas grandes
para que floten
y mira muy de cerca (rozando la intimidad
................ de su reflejo)
los cuerpos oscuros y amorfos de los insectos que encandilados
por el sol en agua flotan y se desmigajan en la fuente como
hormigas en la cáscara
vacía de un caracol
.

 

 

SECUENCIA

(Una mujer canta
tocando la guitarra, otra
la sigue con un pandereta,
un hombre sin dientes ríe y
aplaude a destiempo.)

 

 

DESPERTADOR

El sonido intermitente del despertador sale de la pieza
y repercute
en el pasillo:
.................... pi-pi-pi-pí...
.............................. pi-pi-pi-pí...

en las paredes,
en las blancas baldosas del baño.

Una anciana baja la escalera con su bastón,
se detiene y mira
alrededor.

La enfermera frena la cuchara
frente a la boca abierta de una mujer
y alza sus ojos.

Dejan de humear las tasas de té sobre la mesa:
.................... pi-pi-pi-pí...
................................ pi-pi-pi-pí...

por todos lados:
las palomas intranquilas vuelan hacia el tejado,
desaparecen
...........y en la pieza
una mano colgando hacia el suelo,
el reverbero del anillo, de un frasco de remedios que
dejó de rodar,
el despertador incesante,
la risilla congelada de la mujer con ropas y zapatos
sobre la cama,
y una mosca posándose
en su nariz.

 

 

(Cuadros y costumbres)

 

 

Ver súbitamente a una desconocida, a la salida del cine por ejemplo, verla como quien de seguro porta un arma o al antiguo enemigo que no olvida un violento malentendido juvenil, verla súbitamente, con paranoia y misoginia de pelo y ojos negros.

(Germán Carrasco)

 

 

ROCÍO

Con el polvoriento rocío de un árbol
una niña ensucia su vestido
recién comprado.
En su risa hay algo
de las cosas que se pierden
o del bostezo
de un desconocido en su auto.

 

 

ANTEOJOS

Olvidados sobre el buzón del correo
en la avenida
unos anteojos oscuros
vigilan.

Los cuerpos de las personas pasan y
se reflejan cóncavos en los lentes.

Alguien mira de reojos su silueta:
se da cuenta de que el viento lo ha despeinado, camina
y el humo exhalado de su cigarrillo
destella sin cuerpo y estático
en el vidrio.

Otros pasan.

Una mujer se detiene
para depositar unas cartas:
en sus anteojos se proyectan
los anteojos sin rostro del buzón:
.................................... ............. se asusta,
se deshace rápidamente de las cartas
y sin querer mira en el reflejo de los lentes
la imagen inmóvil de un perro en el portal
quitándose con la lengua
el aserrín de sus patas

o algo que no sabe lo que es.

 

 

ÁRBOLES

Desconoce en Saint Louis
el nombre de los árboles
como si fuera un tácito
e inmóvil olvido de su entorno.
En español, años atrás,
se desvelaba cada abril
pronunciando el Abedul;
el acento del Álamo
le partía en tres la pupila;
amarraría nuevamente a su hija
a la sangre del Ciruelo;
recobraría el sueño
lamiendo un Nogal;
desataría la soga de su closet
por la sugerencia de la Higuera;
olvidaría el desparramo de cráneo que vio
a los pies de una Acacia
por enunciar este agosto las esporas
del Aromo.
Sólo sabe que en inglés árbol es Tree.
Lo confunde con el número tres.
Hace tres meses se suicidó
su esposa
tras matar a su hija.
Hortensia, se llamaba.

 

 

ESQUINA

Una mujer rodeada de bolsas y géneros
se detiene en la esquina de la calle.

(Mientras canta se dejan ver en su boca dos dientes pendiendo de su juventud y en sus ojos el resplandor de los que miran el mar o los que acaban de morir).

Sobre una polvorienta manta azul
asediada por collares y recuerdos
se sienta en la acera
con la piernas abiertas
mostrando como encías
o murciélagos desde un sueño
los pétalos secos de su vagina.

 

 

PARQUÍMETRO

Desde la acera hacia el ardiente pavimento del verano
pende la cabeza inmóvil,
súbitamente vegetal,
de un perro.
Su lengua
(con el áspero sabor de la muerte o resonando desde
otro sitio
su último ladrido),
cuelga húmeda de su hocico
como si no le perteneciera.
Un niño se acerca con un palo
a voltear el peso muerto de su rostro
y en sus ojos inmóviles,
absortos,
trasparentes hacia la noche
se refleja intacta su figura,
su miedo, su impresión
y el rojo latido
del parquímetro
que anuncia el tiempo expirado.

 

 

(Insectos)

 

AVISPA

En una tranquila tarde de primavera
de la mano
compra verduras y arroz
en el supermercado de la esquina
y mientras paga con su sonrisa
.................... un grito
detiene la mano de la cajera
y de su estómago, rasgando la camisa
en un parto demasiado imprevisto
una avispa con alas amarillas
emerge
volando hacia la noche.

 

 

HOSPITAL

Las sondas y los tubos rodean el cuerpo agónico del enfermo. El suero gotea hacia sus venas y en el monitor una línea verde sobre una pantalla negra sube y baja pitando intermitentemente al ritmo del corazón. Las cigarras alcanzan un cuerpo oscuro y alas transparentes cuando emergen de la tierra luego de años larvando. Emiten con el abdomen un fuerte ruido las tardes de verano, luego mueren. El monitor acelera la línea verde y la intermitencia del pitido se acorta. Las cigarras chirrean invisibles entre los árboles. El sonido se acrecienta. Se apresura la línea en el monitor. Rechinan los abdómenes del insecto. La línea pierde relieve, se hace continua, un sólo sonido lineal, permanente, agudo (_________) y en el suelo del verano el cuerpo oscuro y mudo de la cigarra y sus alas transparentes.

 

 

(Laboratorio)

 

 

GUANTES

Sobre la mesa, tres objetos:

una pinza de metal,

un bisturí que reverbera
la luz fantasmal de los tubos fluorescentes
en su filo

y un par de guantes blancos
de goma sacados con apuro
que mantienen la forma
intacta de los dedos y
sutiles manchas de sangre
seca en la yemas.

 

 

ESPÉCIMEN

Con la precisión y
secreta delicadeza
con que un solitario albañil
pendiendo de su andamio
sobre el vértigo de la ciudad
unta y esparce
con gestos circulares
el cemento líquido
por la pared de un edificio
en ruinas,
una mano enguantada
extiende sobre la mesa
las duras alas del espécimen
esparciendo por sus plumas
un suave barniz
que disimula el gesto
opaco de la muerte.

 

 

FRASCO

Como si mirara
con los ojos transparentes
de un ciego dormitando
en una esquina
a través de la delgada piel
de sus párpados
membranosos como el cuerpo de las medusas
que se secan en la orilla del mar,
el feto flota casi
.................... inmóvil
en el verdoso líquido
del frasco
con su piel rosada,
sus pies pequeños
y las manos muy cerca
de la boca.

 

 

(Lujuria)

 

 

ALGODÓN

Un cuerpo con el torso desnudo bocabajo
contra la cama
y otro cuerpo encima,
perpendicular forman
una L.
Las manos del de abajo se agarran con fuerza en las telas
de la almohada,
las del de arriba aprietan furiosamente con los dos
pulgares
granos rojizos con punta amarilla
que relucen en la espalda desnuda y horizontal.

El cuerpo de abajo contiene un grito en el espesor de la
almohada,
intenta moverse.
El cuerpo de arriba lo aprisiona con las rodillas,
aprieta más fuerte,
revienta
y del grano rojizo asoma
un líquido amarillento,
viscoso
rodeado de sangre.

Unta un algodón,
una y otra vez
sobre la herida recién abierta
quedando en su blancura puntos rojos
de distintos tamaños y formas,
relucientes como la imagen romántica
de un soldado (o un cuerpo)
desangrándose en la nieve.

 

 

VÉRTIGO

avión a Little Rock Arkansas la altura presiona los oídos duelen una azafata habla inclinando su escote con tres hombres del midwest blancos muy blancos camisa beige el asiento es triple la azafata se mira en la ventana se ríe la oscuridad (el vacío) de afuera espejea la luz de adentro los codos de los hombres soban la tela idéntica de sus camisas sus rodillas los pantalones no tienen olor apenas se ven pero ríen (ruido) beben a la par un martini humedecido el vaso por los hielos lo mueven con una vara de plástico giran los hielos sorbetean una gota gruesa se desliza por el vaso cae en un dedo las personas hablan la luz del baño se enciende se apaga se vuelve a encender igual que la luz que muestra dos manos y un cinturón una niña reclina su asiento empujando un botón de metal en el posadero su cabellera rubia se deja ver a través de las ranuras del asiento (bullicio) una mujer acerca la pantalla de su computador la azafata circula por el pasillo ríe muestra sus dientes su escote el acrílico color de sus medias bajo su falda las ventanas son pequeñas lejos unas minúsculas luces se confunden con las estrellas todo perdido en una oscura profundidad salvo unos puntos de luz un niño llora su madre le habla llora un bebe llora en silencio un anciano su mano apretada traspira los hombres del midwest toman otro martini lo baten hablan con la mujer de atrás los tres giran la cabeza una monja repasa sus dedos por el rosario con cuentas negras cadena plateada una niña pone un hielo en su boca lo gira con su lengua lo pasea por el paladar y lo escupe jabonoso al vaso lo vuelve a poner en la boca el capitán habla no se entienden sus palabras se pierden en el ruido en la noche siguen hablando las luces de afuera se agrandan se distinguen las montañas más oscuras que el cielo la mujer cierra su computador el niño llora más fuerte el hielo se derrite la azafata pasa con una bolsa recogiendo los vasos la basura repliegan la mesa contra el asiento lo ponen vertical se uniforman hablan lloran duelen los oídos una sensación de vacío se pega en el estómago el avión se mueve (hablan) el avión toca el suelo se mueve se estremece tiembla se sacude y empieza a frenar... una persona traspira, exhala, aprieta una servilleta con su mano, traspira y exhala.

 

 

PIEL

Con la punta de los dedos soba fuertemente la espalda
tendida a su lado removiendo los despellejos
que deja el sol:
una capa casi transparente de piel
como la que dejan los gusanos
al morir en la acera del verano.

(La piel cambia de colores)

Se imagina la textura de las telarañas
cuando desprendidas
quedan colgando
reducidamente en el dedo.

Repasa con las yemas
formando pequeñas bolitas
de piel oscura y pringosa
que con tentación y lujuria
las pone en la boca
para luego escupirlas
en el cenicero.

 

 

¿Qué pasaría si tomáramos en serio los elementos individuales de los cuerpos y las cosas, sin construir sistemas psíquicos o culturales? ¿Cómo cambiaría nuestro modo de ver?

Este libro podría titularse "Modos de ver: el vértigo de lo cercano". Hay vistazos de luz, de caras, de gestos, pero también de las sombras detrás de las imágenes: el dolor que produce la mueca, el secreto expuesto en la foto, las cascaras que antes contenían vida. Al enfocarse en el detalle (de allí el "Naturalismo") se percibe el alucinante perfil de lo cotidiano: de la luciérnaga-cigarrillo, la fotocopiadora que escupe páginas, la película muda y multicolor de la secadora. Un detalle importante, "los cuerpos de personas" y no las personas se mueven por la calle. Los cuerpos de las personas se muestran deseantes o hastiados no por sus pensamientos sino por sus cuerpos -sus excreciones, gestos, gritos, y el (caleidoscopio de imágenes percibidas. Y pocas veces se han visto retratos, o mejor fragmentos, de cuerpos en ruta a la vejez. Tampoco hay jerarquía de cuerpos -insectos, personas, buitres, gusanos- todos toman su espacio fuera de las perspectivas con las cuales organizamos el mundo. Como la fotógrafo Diane Arbus, Francisco Leal nos lleva por el ojo a lugares no vistos antes, una realidad "natural" pero no domesticada.

GWEN KIRKPATRICK

 

 

Francisco Leal: (Santiago de Chile, 1977)
Estudió Licenciatura en Letras en la Universidad Católica de Chile y su Master en Literatura Hispanoamericana en Washington University in Saint Louis (U.S.A.) Es editor de la revista Vértebra y fue co-editor de la antología de poesía Genetrix (1999). Sus poemas y ensayos han sido publicados en antologías y revistas tanto en Chile como en el extranjero. En 2003 publicó Vecindario (Santiago, RIL) y en 2005 Insectos (Montevideo, Artefato). Naturalismo es su tercer libro. Actualmente reside en Estados Unidos donde está terminado su doctorado en literatura.

 

 

 

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Naturalismo.
(Editorial Cuarto Propio, 2006. 150 págs.)
Francisco Leal.