Según fuentes consultadas, así se titulará el subsiguiente o novedoso tomo de la saga con que, desde hace unos 30 años, R. Diaz Eterovic hace de su ‘Heredia & Simenon’ –detective “privado” y gato Literario--, unos especiales testigos de las calles y bares de Chile.
Sin duda escribir en caliente, con el premio 2025 (como leeremos), ‘echando-chispas’, despierta inmediatas sospechas envidiosas. Pero como dice Horacio, el Gran Latino del poema
Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades
Porque desde hace un par de años, resurrecto al mundillo literario chilensis (en calidad siempre de cuasi anónimo outsider), o sea, sin la “carrera-literaria-institucional” (sea de izquierda o de derecha) a hombros, me he ocupado (también) de “criticar” (estudiar) a ciertos colegas.
El ánimo muy personal consiste en intentar “hacer-real” todo aquello de un <¿quién soy?>. Haber “dormido” por unos 25 años y haber “despertado” resulta tan insólito, que desde hace dos años m’ocupo y escribo recuerdos y anécdotas concretas como para convencerme…
D’entrada, me llamaron l’atención varios ya premiados como Gonzalo Rojas y Nicanor. Les escribí-estudié (brevemente) tratándolos igual que si estuvieran aun vivos. Aporté a mi admiración una dosis de inteligencia y bajaron en varios respectos.
Luego vino el premio nacional en el área de Literatura el año 2024. Descubrí nuevamente sorprendido que, mientras dormía, los colegas operaban diligentemente y a nuestra edad ya, varios de ellos alcanzaban el estrellado (o casi).
En la carrera del año pasado, las pistas las ocupaban deportistas como Tomas Harris, Teresa Calderón y Elvira Hernández. Siguiendo por una parte la forma “Rojas/Parra” de estudio, a estos pingos pude aun aplicar el método del “conocimiento-personal” de cada uno.
Por ello relaté sendas “anécdotas” mías con él y ellas. Descripciones más bien sensitivas que intelectuales –eso que amamos los seres-reales.
Este año 2025, alcancé a percibir un par de carreristas –NO se debe afirmar que corren pulsionados por la fama-cultural y las recompensas financieras: varios son montados por sus “amigos & amigas” sin siquiera consultarles gentilmente.
Y el ganador ocurrió (como siempre). Otro “viejo-conocido”. Ramón Diaz, en mi anécdota, aparece como un individuo gris, silencioso y muy wen funcionario [1]. El contexto dice: COLECTIVO de ESCRITORES JÓVENES, y el tiempo: de 1983 a 1985.
Entre 1986 y el 88 comenzó, precisamente, mi ‘lointaine saison’, fuera de los círculos y cofradías.
Y m’encuentro, ahora ya digitalizado, en unas redes sociales que en 1985 ni se sospechaban, con un comentario del premiado que me conduce nuevamente al mainstream.
Ella, la dejaremos en puro género, afirma que antaño fue muy amiga del premiado, pero… Dejemos sus palabras:
“Reconociendo que él es un gran escritor, no entiendo por qué
no obtuvo esta distinción Francisco Rivas, Ana María Del Río
o Jorge Marchant Lazcano, quienes realmente han hecho
un aporte fundamental y están muy por sobre él,
en cuanto a creación de mundos presentando temáticas
no solo más interesantes, sino imprescindibles en
la Literatura universal.
Ellos no lo obtuvieron, aun teniendo más méritos que
Ramón Díaz Eterovic. El Gobierno de Chile se lo otorgó
por varias razones que sospecho”
Y entonces comienza lo verdaderamente sabroso. Las palabras “adláteres”, “apitutados”, “amiguismo”, “ministerio”, “la gran orden de la meritocracia”, …(debo decir que esta fórmula supera, de modo cuántico, mi imaginación de las convenciones siuticas).
Inicia a continuación un “rosario” de premiados mediocres que, según su iracundo juicio, en-Chile-han-sido. Política y mediocridad hermanados y sin discernimiento diferencial entre las izquierdas y las derechas (qu’en-el-mundo-han-sido).
De paso, también parece “echar-la-culpa” a cierto anarquismo de los escritores del Norte, en lugar del atrincheramiento eficaz de los del Sur de Chile… Ni la menor idea tengo de tales “correlaciones de fuerzas”.
Pero Ramón Diaz E., ¿es un buen premiado o no? En el Chile post-concertacionista-feminista y relativista, se usa la expresión:
“mojarse el potito”,
para discernir entre corajudos y cobardes sociales. ¿A cuál clase pertenecería yo?
No necesito responder: “a buen entendedor, pocas…”