El poeta, sociólogo, ensayista y doctor en Literatura por la Universidad Católica de Chile y la Universidad de Leipzig, Alemania, Roberto Onell H. (Santiago, 1975), acaba de publicar Voz en camino, libro que resume su quehacer poético de una década. Dicho periplo parte con Rotación (2010) y culmina con la obra que ahora nos concierne.
Encontramos en estas páginas el trasunto de un mundo interior y exterior. En el interior está su hogar. Por ejemplo, "En casa", dice: "La verdad es ya nada grave:/ hoy oí discutir a mis papás:/ la casa se venía a tierra, eterna,/ y no quedaba piedra / sobre/ piedra". Y en el exterior, hallamos lo temporal, lo climático, lo elegiaco y el amor, atravesados por días y noches. Con respecto a lo elegiaco, citamos algunos versos de "Más madre": "perdón para el resuello mío (...)/ pues soy yo quien te busca/ en esta luz nubosa, en este día/ que desfallece encima de mis pasos/ sin poder acabarse;/ yo, quien te necesita/ sin soledad, la casa abierta/ para hablar, para descansar en ti,/ para nombrar contigo los días de este día".
Roberto Onell H. posee una
voz poética ya decantada, libre de ripios y lugares comunes, siendo capaz de tomar elementos clásicos de la poesía y renovarlos a partir de su propia propuesta. Por lo mismo, con respecto a la Generación del 50, está más cerca de la poesía de Miguel Arteche que la de Enrique Lihn, partiendo desde lo cotidiano para llegar a lo trascendental, sin dejar de lado ni el sentido ni la sonoridad del poema. A modo de muestra, en "Polera azul", escribe: "En ti me pareció escuchar/ aquel pulverizado beso/ de un mar que sucumbiera anoche/ y se alzara en gotas, mar/ que en ti subiera, azul y preso/ en tu polera, mar de voces".
Al leer con atención este libro descubrimos a un poeta genuino, de atmósferas íntimas, donde fluyen sus versos a través de días de sol o neblinas que semejan la piel de su amada. Surge además lo familiar, tanto
en las alusiones al hogar como en el logrado poema que le dedica a su padre. La presencia del agua en el mismo poema —"Mis ojos en el agua y hacia ti yo me vuelvo/ como para volver— nos deja una sensación de origen y ceniza, pero también de lágrimas que evocan ausencias.
En suma, Voz en camino es una obra bien armada y convincente, donde el autor ya se sitúa dentro de lo más granado de su generación.