PARAÍSO
aquí no hay glamour
ni bares franceses para escritores
sólo rotiserías con cabezas de cerdo
zapatos de segunda
cajas de clavos martillos alambres y sierras
guerras entre carnicerías vecinas y asados pobres
este no es el paraíso ni el anteparaíso
PEQUEÑAS COSAS
porque uno
puede morir
por las pequeñas cosas
como por el gracioso baile
de las esporas
que se arrastran
por la tela
de mi vestido
por el silencioso crujir
de la pintura hinchada
reventando en un día de lluvia
esparciendo un polvillo rosa
sobre mi nuca
UN PARADERO
en Gran Avenida
hay un paradero
y una chica
que lo habita
su corazón está oxidado
como las vigas de metal
que sostienen la estructura
por tantas historias
tatuadas en forma violenta
sobre la superficie
en Gran Avenida
hay un paradero
aún más triste
y una chica que lo habita
un paradero que ha visto todo
y que se convierte
en el esperadero silencioso
de la persistencia
El tatuaje de la última batalla
ESTAMPADA
sigo estampada
como un pedazo de género barato
como un muestrario de dolores
que se vende apilado
al aire libre
recordando las historias
que han pasado por esta tela
los dedos que han delineado
cada figura del grabado
tomo las tijeras
saco trozos para pegarlos en mi libreta
intercalo las palabras
con el tejido
para coser vestidos
tengo vestidos de calle
tengo vestidos de fiesta
tengo vestidos de cama
tengo vestidos
estampados en batallas
que no se han terminado de escribir
NINGUNA PINTURA
yo no tuve ninguna pintura de la última batalla
nada que diga
que estuve allí
solo un montón de fotografías borrosas
coinciden con nosotros
en que la calle fue nuestra
en que nadie pudo domarnos
ni siquiera
cuando estuvimos jadeando
de espaldas a la pandereta
te acuerdas
que parecíamos tan ingenuos
cuando nos decía:
«quédense en ese paradero»
y esperábamos horas
a que él llegara a recogernos
cuando ni las fiestas
ni los tragos exóticos
ni los cambios de vestido
ni ninguna boca que besáramos
nos daba un golpe como este en el rostro
yo no tuve ninguna pintura de la última batalla
ningún saludo marcial
que me regalara una despedida
ninguna disculpa
ningún perdón
Aire quemado
(2009)
MANUAL DE INSTRUCCIONES
escucho la música
y me pongo rebelde
pero ya no tengo edad
para ser rebelde
ninguno
de los que esta acá
tiene edad para serlo
soy el poema más cruel de la habitación
he vivido en casas vacías
con el techo partido por la mitad
sin dinero
para comer
para lavar la ropa
y conseguir un trabajo
de medio tiempo
en un centro comercial
o en un supermercado
sin amigos
a los que llamar por teléfono
y decir:
«estoy destrozada»
mi día
se reduce a sangrar
en un espejo
boca abajo
mientras pasan los meses
como un manual
de primeros auxilios
y se delatan los signos de tortura
en el rostro
tal como el moho
en mi ropa
GALPÓN
la ciudad
se reconoce a sí misma
después del derrumbe
marcas de lápiz labial
en viejas cortinas de residencial
iniciales de nombres
y corazones trazados
en paredes enmohecidas
de baños de hotel
cigarrillos a medio fumar
sobre el lavamanos
la ciudad y nosotros
nos reconocíamos
con una tristeza salvaje
apostábamos y bebíamos
mirando los fuegos artificiales
del nuevo año
en un galpón
que tenía de fondo
un puerto
y una hilera
de sacos de harina
colgados
para secarse al sol
CENIZA
el aire está quemado
todo huele a miedo y silencio
nos miramos a los ojos
y no encontramos nada
que sirva para construir una advertencia
aún menos
los escombros de esta noche
Hospicio
(2011)
VIDRIO MOLIDO
el aire de esta casa
se vuelve repulsivo
soy un trozo de carbón
ovillado y ardiendo
solo logro
perder el equilibrio
y caer hecha cenizas
tiznando esta cama
esperando más dolor
envuelta en analgésicos
y botellas
de agua mineral
solo puedo
levantar la cabeza
para ver esta escalera
angosta y pequeña
en la que todas las tardes
la luz se extingue
oscureciéndolo
aún más
todo
quisiera desaparecer
en lo negro
adherirme a la pared
perder los sentidos
sentir la noche
en sábanas limpias
meter la mano
dentro de mi cabeza
y cubrir
con los ruidos de la calle
los túneles de esta memoria
quiero que el tiempo pase
que la sangre de mi brazo
ya no sea
un hervidero mutilado
quiero abandonar
este colchón
en el suelo
esta habitación
esta miseria
cuando cruce
la puerta de escape
nadie
volverá a comprarme
por un baño caliente
papelinas
y alcohol
nadie
volverá a levantarme la voz
ni tocarme
como si fuera un cadáver
nadie
puede enseñarme
lo que es caminar
sobre vidrio molido
lijando
las aceras
con la palabra
sobrevivencia
lentamente
desapareciendo
TRAZADO
el dolor en el pecho
solo aparece
algunas noches
cuando regreso
a esa guerra perdida
hace años
ya no hay cansancio
ni grandes equivocaciones
ni carreras sin final
contra la pared
por ahora
la sangre sigue su curso
hacia atrás
aquí
el cemento
aún
está limpio
Calamina
(2014)
ACANTILADOS
la noche
es una botella
envuelta en papel azul
que va amargamente
de un lado a otro de la habitación
el sonido de la lluvia y el viento
dibujan en el gastado papel mural
sombras de pequeños pájaros
que se lanzan desde el ciruelo
al vacío de los acantilados
UNA LUZ EN EL PUERTO
una pequeña luz
flota en el pasillo
dibuja un vidrio roto
una mano con sangre
un hombre que deja un vaso en el piso
y dice no ha pasado nada grave
junto a la tibia lámpara
de su habitación
susurra
todo está bien, pajarito ciego
aún cabes en un solo abrazo
antes de dormir
ella escribe en su oído eres mi casa
ORQUÍDEAS
envuelta en papel
dentro de un cajón
encontré una carta antigua
que no había leído
al salir del hospital
hablaba de orquídeas deshojadas
que caían sobre el piso de tu casa
sobre la esperma de una vela
detrás de los muebles y el polvo
que no te atrevías a recoger
orquídeas desvanecidas
que cubrían los recuerdos de mi ausencia
luego de la mudanza
la escalera sin vida
la ropa interior bajo la almohada
tus viaje, el murmullo del bosque
el frío de la montaña
me decías que me amabas
que era tu niña
que aún podía volver
Bitácora
(2017)
BITÁCORA
seis duelos
en veintisiete días
la palidez
del cortejo fúnebre
en un verano caluroso
una plaga
y un germen
que se arrastra
de una ciudad
a otra
flores marchitas
en tambores de metal
olor a sulfato
huevos de caracol
larvas
y moscas
de cabeza roja
anteceden
el trayecto al nicho
el arte de perder
no resulta difícil
con esta bitácora
que lanza
tierra abajo
las huellas
de un tiempo
practicar
la locura
la intensidad
el exceso
y la insensatez
como lecciones
abrazando esa oscura noche
se vuelve
más sensato
que el plan
fallido
de la linealidad
todas las bestias
sedientas
vagabundas
aterradas
con la palabra familia
y los onomásticos
en habitaciones vacías
nos reuniremos
tempranamente
reconociéndonos
con la punción
de la mirada
agitando
el capote de los huesos
con la melancolía de la cobra
en esa
última
y gran
broma final
RUINA
una canica de piedra
un colchón roído
una palita de plástico
una chaqueta de tweed
perforada por gusanos de tierra
una ficha de videojuego
un vinilo roto
una alfombra roja
dentro de un tubo de pvc
una cuchara de bronce
un camión amarillo de plástico
una bacinica
tejas de barro cocido
un televisor roto
una pistola de agua
una foto antigua
con una mujer sonriendo
un oso de goma
zapatos café
un soldadito de resina
un manojo de llaves oxidado
una pizarra de jueguete
enmohecida
con el dibujo
deslavado
a tiza
de una casa
ENCUADRE
detener la mirada
y ver
por la ventana
del bus
una brizna de hierba
creciendo
en una canaleta blanca
de plástico
fijar esa imagen
y sentirse dichoso
un rayo de sol
y el viento leve
iluminan el encuadre