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Claroscuro de Gonzalo Millán
(Primera lectura)

Por Francisco Leal Ugalde




Abstract

Este artículo se acerca al libro del poeta chileno Gonzalo Millán, Claroscuro (RIL, 2002). El punto de partida que se tomará es percibir este libro como consecuencia del libro anterior del poeta, Virus, en cuanto a que Virus es un libro que pone en escena una aguda reflexión metapoética o meta artística. Desde esa perspectiva se explorará Claroscuro como un libro que parte de la figura del écfrasis como metáfora de la imposibilidad o dificultad de representar, y desde esta figura se tanteará cómo se escenifican otros puntos de reflexión concernientes a la estética en general y al quehacer poético en particular. El interés de esta aproximación es presentar Claroscuro como un texto que se carga de sentido precisamente por las diferentes reuniones que convoca y las consecuentes reflexiones que estas reuniones conllevan. Entre los puntos que se resaltaran en esta lectura son las diferentes y significativas perspectivas que se adoptan, el mito de Narciso como alegoría de la creación artística, la analogía entre la figura del traductor y el artista, y por último (y como nota al margen) el cruce entre el arte y la delincuencia, vistos ambos como lugares que escenifican el exceso y el deseo como vértices de la creación artística.

Claroscuro: Arte de disponer en una pintura el contraste de luces y sombras. Aplícase concretamente al modo de destacar figuras iluminadas sobre un fondo oscuro.
....................................... -Contraportada de Claroscuro.

En mi poesía, a diferencia del pop, no existe neutralidad ni aceptación. Existe una visión crítica, antagonista y negadora, una rebeldía a los valores del sistema establecido. Sistema 'paterialista-idealialista' obsesionado por el Edipo que menosprecia la materia y está destruyendo el planeta, que maquiniza la existencia, disciplina el tiempo, hace de las mujeres y hombres cosas y de ciertos objetos ídolos y fetiches.
................................-Gonzalo Millán. "Hacia la objetividad".

 


 

 

 

 

 

 




Claroscuro
(RIL, 2002) es el más reciente libro de Gonzalo Millán (Chile, 1947). Cerca de quince años separan esta aparición de su anterior libro: Virus (1987). El silencio en la poesía de Millán responde a diferentes factores entre los que podemos anotar la condición temática misma de Virus: un libro que reflexiona agudamente sobre la experiencia poética, sobre el quehacer del poeta y su escritura. Como precisa Carmen Foxley:

El libro [Virus] es provocador y sin concesiones. Está escrito desde el impulso de un solo aliento y desde la situación de alguien que viniendo ya de vuelta de un largo y sostenido recorrido en el oficio, conoce todos sus vericuetos y contradicciones, las ilusiones y la decepción, la exaltación y frustraciones, la disciplina tenaz y a veces prosaica que implica el trabajo en el oficio. (Los Poetas del sesenta 73)

Estas signaturas de Virus son fundamentales no sólo para entender el largo paréntesis que dista entre estos libros, sino también para entender y justificar la naturaleza de Claroscuro. Si Virus es un libro que timbra la radicalidad al tiempo que la desconfianza frente al oficio poético y la escritura, no se justificaría (si la reflexión es sincera) la vuelta a la escritura sin la marca de este libro. Como precisa Millán: "creo que en estos años andaba buscando una manera de salir del callejón que significó Virus" (Guerrero, 17), y la manera en que Millán ejecuta esta salida es por medio de una poesía que se basa en la mirada de objetos pictóricos. La mirada en la poesía de Gonzalo Millán ha sido un rasgo importante desde su primer libro, Relación personal (1968), donde se percibe una mirada radical sobre el mundo, sobre su contorno y los nuevos sucesos que acaecían sobre Chile a finales de los años sesenta. Como bien precisa Javier Campos, Millán es el único de su 'promoción'(1) que marca las nuevas contradicciones de una realidad que se vuelve cada vez más compleja, dinámica y contradictoria. No obstante la mirada que presenta en este Claroscuro dista a la vez que se relaciona con esa mirada aguda qua marcó singularmente su primer libro: la mirada en Claroscuro es una mirada que parte de la contemplación de objetos de arte, de reproducciones y diapositivas de cuadros de Caravaggio y de Zurbarán. Bajo estas coordenadas, para entrar en el estudio de este libro quisiera en primer lugar detenerme en el apego de Gonzalo Millán a la mirada, y más ceñidamente a la figura de écfrasis, anticipando, no obstante, que la radicalidad del libro de Millán reside, en parte en que incorpora esa figura a la vez que la traspasa: es una mirada que se instala desde la reproducción de un cuadro, pero se traslada a diferentes y plurales escenas.

El libro más importante que trata la relación de la mirada con la escritura en la poesía de Gonzalo Millán es el de María Inés Zaldívar, La mirada erótica (RIL, 1998). Esta crítica aúna los vértices de la mirada con la escritura poética por medio del tropos del écfrasis, y para ella la característica más general del écfrasis sería aquella que relaciona este tropos con la metáfora de "la dificultad permanente del signo artístico para representar la realidad" (21). Esta figuración de la dificultad representativa de la palabra poética se alberga en la naturaleza misma del écfrasis, en su definición: el écfrasis, según Zaldívar, es la figura que "pretende recrear y representar, por medio del lenguaje y sobre la hoja de papel, un objeto del arte plástico"(2). (21) Pero la figura del écfrasis no sólo se recrea en la poesía sino en todo discurso verbal que pretende describir un objeto visual por medio de palabras. Bajo estas coordenadas, aclara Zaldívar, la figura del écfrasis es también una de las formas más amplias de "intertextualidad ya que no sólo vincula al poema con otro texto que está fuera de él, sino que la vinculación la establece con otro texto que utiliza un sistema de signos diferentes: el color, la línea, la forma, el volumen, que son de otra naturaleza que la del lenguaje escrito"(3) (20).

Con estas tres indicaciones teóricas: la que propone al écfrasis como metáfora de la imposibilidad o dificultad representativa de la palabra (poética), que el écfrasis es el lugar donde un discurso escrito se intenta referir a unos de carácter visual, y que esta figura responde a una de las formas más amplias de intertextualidad, dirigiré esta lectura de Claroscuro.

Como precisaba anteriormente, Claroscuro es un libro que parte de la observación de diferentes cuadros: siete de Caravaggio y uno de Zurbarán. En esta mirada subyace una suerte de síntesis de anteriores reflexiones de Millán en torno a su poesía, sobre todo en lo que refiere a la importancia de la mirada. El poeta hace años afirmaba que en su poesía "se da que el lugar que antes ocupaba el personaje -su voz-, es reemplazado por una mirada, un estado de tensión crítica de lucidez" ("Hacia la objetividad"), o parafraseándolo, lo que importa en su poesía no es quien mira sino lo mirado. Desde ese estado de la mirada, el sujeto poético se presenta desde diferentes posiciones e impostando diferentes voces. En Claroscuro la figura del sujeto poético es ante todo una figura que observa, un espectador; pero el que observa va adoptando diferentes perspectivas y lugares, incluso voces dispares. Los que miran, lejos de conformar unidad de perspectiva se presentan como escenas que dialogan entre sí: la escena del espectador tradicional se cruza con las escenas del pintor, los modelos, los temas, etcétera. Desde ese espectáculo de intercambio de escenas de lecturas o miradas surge una propuesta intelectual que aborda diferentes lugares tanto de la escritura en particular como de la creación artística en general. Lo que se presenta en este primer momento es la mirada que se descubre ante la contemplación de los objetos de arte reproducidos, sea en diapositivas en el caso de Zurbarán o postales como en el caso de Caravaggio: es la mirada deleitándose en el detalle. Así, de una manera sumamente cuidadosa, con un afán descriptivo aparece desde su primera visión

.................... PRIMERA VISIÓN (1)
.................... La santa es una joven delicada
.................... de mutilados pechos
.................... vestida con boato, púrpura,
.................... morado, negro y dorado.
5 ..................La joven muestra el símbolo
.................... de su martirio: los pechos
.................... flotando sobre la sangre
.................... que recoge una bandeja. (13)

Es en estas descripciones ecfrásticas donde la mirada intenta descubrir lo observado como lugar de singularidad, precisamente porque la singularidad aquí radica en la elección misma del objeto que se describe. La fuerza de este poema (y otros de similar naturaleza) no radica exclusivamente en la compleja sencillez de su descripción sino en la casi insoportable pasividad o intento de objetividad descriptiva del que observa la escena de una santa con sus pechos mutilados. Es la singularidad del cuadro lo que se resalta en este primer momento. La voz como protagonista tiende a desaparecer en pos de una mirada que muestra la fuerza de la escena, el temblor de la elección. Pero desde ese vértice descriptivo, la mirada empieza a trasladarse hacia diferentes escenas. La singularidad del cuadro ya no radica sólo en lo que el cuadro muestra sino también en secretas relaciones entre el contenido y su forma, entre el tema y su soporte. La imagen de la santa con sus pechos mutilados resuena con la forma misma del lienzo

.................... LA FORMA DEL LIENZO (2)
.................... El óleo de Montpellier
.................... esta pintado sobre un lienzo
.................... vertical como una puerta
.................... que remata un arco curvo
5.................. como un seno. (14)

Claroscuro se construye como apuntes o croquis en torno a estas representaciones visuales. El carácter de croquis es interesante ya que la propuesta de escritura se presenta en estos casos como un lugar de intento, de deseo de contener un determinado objeto, pero persiste la conciencia de que esa posesión es incompleta: la poesía no puede representar o contener la imagen visual de manera exhaustiva, sólo la puede aludir o traducirla parcialmente. En este sentido, el gesto de situar este libro en un espacio de compleja intersección donde se cruzan distintos y a veces irreconciliables códigos habla de la precariedad misma del acto de escribir. Desde esta idea del libro (o el poema) como croquis o apuntes es donde Claroscuro se abre a otras escenas. Si antes vimos el movimiento que desdibuja o muestra el precario límite entre la forma y el contenido, Claroscuro empieza a trabajar con otros límites, desdibujándolos o trazando otras líneas en su división o encuentro. Es lo que sucede ante la contemplación de las diapositivas del cuadro de Zurbarán.

.................... TRASPARENCIA DE LA SANTA MARIPOSA
.................... La transparencia está fija en la pantalla
.................... como una alucinación sumisa
.................... o dócil espejismo.
.................... La santa salta de la luz a las tinieblas
5.................. una y otra vez avanza y retrocede
.................... de las tinieblas a la luz gira
.................... en el carrusel de la luz a las tinieblas.
.................... Va y viene de la máquina de la sala
.................... del claustro de los Bojes al Museo Fabres,
10................ del simulacro a la blanca y vacía pantalla.
.................... Permanece allí quieta por un rato
.................... desplegándose temblorosa.
.................... El manto púrpura que la envuelve
.................... con sus sangrientos lazos
15................. le da alas de dañada mariposa. (15)

Lo interesante de esta mirada que se detiene en la reproducción radica no sólo en integrar el contenido del cuadro (o del arte en general) desde la reflexión benjaminiana de la reproducción, desde su lugar de caída(4), sino en la intermitencia que provoca la naturaleza misma de la diapositiva. La diapositiva es una foto que se proyecta sobre una pantalla o zona en blanco; es la instalación de la mirada como instante, ya que la imagen como proyección necesariamente tiene que desaparecer: esa es su naturaleza. Desde ese borde de precariedad lo que hace Millán es analogar la diapositiva y su proyección con el acto mismo de la escritura ecfrástica: la pantalla en blanco o la superficie donde se proyecta es la página, el deseo de la escritura ecfrástica. Pero la analogía también implica la precariedad de la escritura: la mirada como momento se fija "como una alucinación sumisa o un dócil espejismo", y desde ese punto de fijación sucede el titubeo: el deseo de la mirada es proyectar sobre la hoja la imagen de un cuadro, hacer del poema un cuadro. Pero la lucidez de Millán está precisamente en situar la mirada en el centelleo de la diapositiva, en ese aparecer y desaparecer donde la imagen sólo "permanece allí quieta por un rato desplegándose temblorosa". Como todo espejismo, la imagen se desvanece y sólo queda su rastro como fracaso: la pantalla donde se proyecta la diapositiva quedará en blanco como quedará en blanco también el acto de hacer del poema un cuadro. Sin embargo, pese a que la imagen desaparece, quedan las huellas o sus resonancias: las marcas del fracaso de alcanzar esa imagen. A partir de esa imposibilidad de retener una imagen pictórica con palabras Claroscuro empieza a escenificar no sólo las imágenes sino también las impresiones e imprecisiones que estas imágenes van provocando. Millán constata la precariedad de situar poéticamente la imagen pictórica y va haciendo de su libro un lugar donde se ponen en escenas preguntas sobre el acto de escritura, sus posibilidades, deseos y limitaciones. En ese sentido la mirada con que inaugura este poemario se abre al temblor de la duda, y es en ese vértice donde aparecen y se justifican las "Preguntas y Notas"

.................... PREGUNTAS Y NOTAS (6)
.................... - ¿Es acaso Santa Águeda una margarita de la cartuja?
.................... - Olvidar el pecho es un ejemplo difícil de seguir
.................... hasta para un monje mercedario.
.................... - ¿Tentarán a alguien todavía estos dolorosos pechos?
5.................. - ¿Conviven en un mismo pecho crueldad y dulzura?
.................... - Un solo pecho es un círculo vicioso.
.................... Dos, el infinito, una lemniscata.
.................... Como una cinta rosa en forma de ocho
.................... y los pezones como dos ejes. (18)

La duda se establece como lugar fundamental de este libro, pues al poner en escena las preguntas que suceden o acompañan a la mirada necesariamente traslada a otros lugares de reflexión, obliga a leer de otra manera. En estas "Preguntas y notas" la perspectiva de la voz que se dibuja en el poemario toma otra posición. El hablante no es el hablante que fija la mirada en la reproducción del cuadro, en su formato: la voz aquí se sitúa en ese difícil después de la mirada, en la intermitencia, en los pliegues reflexivos de la contemplación estética. La voz del poema trazada en ese después suspende la posibilidad ecfrástica y se instala en sus necesarias preguntas, en sus condiciones de posibilidad. No sale del cuadro pero percibe y escribe aquello que la imagen presenta y esconde, eso que anuncia pero no entrega. El lugar de las preguntas es el lugar que representa a la imagen o al producto estético como provocación. La imagen (cuadro o poema) no se presenta como el lugar de una pasiva y cómoda contemplación, sino en un sitio donde lo que se presenta instala problemas, un lugar donde el arte empieza a hablar y a interrogar, empieza a atravesar con preguntas nuestra experiencia. A partir de esa apertura (del arte como zona reflexiva que nos habla) Millán en un gesto cargado de sentido y dificultad cierra la serie de poemas sobre Zurbarán con la inclusión de un relato de Robert Hass traducido por él. La inserción de esta traducción (como contrapunto estético) se enmarca en ese deseo de apertura reflexiva que inscribe este libro; gesto que conduce al lector a pensar que lo que esta leyendo dista mucho de ser un paseo por el museo ideal del poeta; son la exhibición los recónditos pliegues del arte y su qué hacer. Con esta inquietante traducción Claroscuro se perfila como un lugar estético que no termina de escenificarse temáticamente. La pregunta sobre el tema del libro se vuelve borrosa y las respuestas incompletas. Claroscuro entonces no es un libro que refiere exclusivamente a la escritura ecfrástica o poemas sobre cuadros, sino es un texto que refiere desde la plástica y sus técnicas al quehacer poético en particular y al trabajo artístico/estético en general. Bajo estas aperturas explicamos el sentido del epígrafe de Junichiro Tanizaki con que se inaugura este libro:

Creo que lo bello no es una sustancia en sí sino tan sólo un dibujo de sombras, un juego de claroscuros producidos por la yuxtaposición de diferentes sustancias. Así como una piedra fosforescente, colocada en la oscuridad, emite una irradiación y expuesta a plena luz pierde toda su fascinación de joya preciosa, de igual manera la belleza pierde su existencia si se le suprimen lo efectos de la sombra. (7)

Claroscuro, desde su título y epígrafe, se presenta como un lugar desde donde diferentes y dispares escenas se van conjugando y precisamente desde ese lugar de intersección (del arte mismo entendido como lugar de resonancias) es donde el libro va ampliando su radio temático: desde una mirada detallista y ecfrástica a otros temas y perspectivas enmarcados en la problemática misma del arte, todas escenas medianamente definidas por la incertidumbre, la ambigüedad de la sombra. Es entonces la secreta y a veces imprevista relación de temas que presenta Millán lo que le da sentido y fuerza a este libro. Muchos son los temas o problemas que pone en escena Claroscuro y no pretendo acotarlos en esta primera lectura. No obstante hay al menos dos núcleos temáticos que me interesan de sobremanera. Los enunciaré como problemas, pero también como puntos de partida para futuras lecturas. Estos temas son, en primer lugar, la elección del mito de Narciso como lugar donde se representa el deseo de la obra artística, y en segundo, la interesante confluencia del tema de la traducción que se presenta por medio de la elección de los cuadros sobre San Jerónimo.

Desde el amplio vértice de reflexión que explora este libro, sobre todo la referente a la preocupación artística, Millán explora el vínculo que existe entre el mito de Narciso y el acto mismo de la creación artística. Para poner en escena ese complejo foco temático se sirve del impresionante cuadro de Caravaggio que representa a Narciso mirándose en el agua. La relación entre este lugar mitológico y la escritura se hace manifiesta desde el primer poema donde se presenta a Narciso en su pluralidad y reflejo como una letra.

.................... LA LETRA INICIAL (1)
.................... A primera vista y desde lejos la figura doble
.................... es una inicial historiada, una cifra simétrica
.................... compuesta por dos cuerpos desdoblados.
.................... La escena es una mayúscula letra D,
5.................. un arco corporal cerrado como una hebilla,
.................... el lazo de una ilusión alegórica,
.................... una guirnalda de hiedra con flores y espinas. (51)

El tema de Narciso es el deseo que encierra la mirada, y la mirada en relación con el arte sea pictórico o de escritura. La mirada es el lugar en que el sujeto intenta introducir un objeto a su subjetividad; vale decir desvanecerlo como objeto e instalarlo como parte del sujeto. De esta manera el objeto desaparecería como tal y pasaría a ser (parte del) sujeto, se identificaría con el sujeto. Esta misma conjunción -marcada fundamentalmente por el deseo de aprehender un objeto- es la que marca y en parte define al mito de Narciso: se desea hacer del reflejo (objeto) una zona de identificación del sujeto mismo, borrando las diferencias. Ese es también el deseo del artista: hacer que su representación sea la representación de aquello que quiere representar como único, como idéntico a sí mismo. En un sentido más específico el deseo del texto ecfrástico sería que el poema sea (igual al) cuadro. Pero ese deseo es también su imposibilidad y final derrota(5) . El mito de Narciso, como lo escribe Millán, mostraría estas dos caras: la imposibilidad de la representación como identificación y la dificultad de que el objeto artístico se manifieste como originalidad o suceso identitario. Ambas ideas quedan suspendidas, en abismo:

.................... EL ABISMO (5)
.................... Entre un Narciso y otro se abre un abismo
.................... Se levanta en un espejo de prohibido hielo.
.................... A través del azogue con caras idénticas
.................... ambos se ven, se buscan, se miran
5.................. como gemelos lejanos, desgajados
.................... por una transparencia insalvable (55)

Narciso entonces, en estos bocetos de escritura se suspende como mito y se transforma en tema, en alegoría de la imposibilidad: de la inquietante valla identitaria del mito de Narciso pasamos al incierto impedimento del artista. Millán hace bastante tiempo viene reflexionando sobre ese movimiento doble que describe el deseo de la mirada, del artista y su final derrota: Virus es tal vez el ejemplo más claro de esta reflexión. Parte importante de lo que él ha denominado como poesía objetiva se basa en esta constatación. En ese sentido la representación poética del mito pintado por Caravaggio responde a la inquietud que dejó anotada ya en Vida:

.................... EL OBJETO
.................... Digo triunfante al objeto
.................... Codiciado -Eres mío ahora.
.................... El objeto impenetrable, opaco
.................... Me objeta: -me compras,
5.................. Pero no has pagado mi secreto. (Vida 185)

No obstante la reflexión que pone en escena Millán con la inclusión del mito de Narciso como alegoría de la creación artística no se cierra en su propia imposibilidad: la poesía de Millán en este Claroscuro es "una poesía muda que calla ante la pintura", pero también una poesía que no se resigna al silencio. La idea de esta presentación responde en parte al impulso general del libro de exponer lugares de complejidad estética, lugares en que la obra artística como logro, como expresión de originalidad se suspende, pero sin hacer desaparecer la obra:

.................... ANTÍDOTO (7)

.......................... .............. La humildad es ilimitada
................................ ........ T.S. Eliot

.................... La humildad es el temblor del agua
.................... el cabrilleo que desvanece el espejismo
.................... como una gran pompa.
.................... No existen reflejos en las aguas oscuras.
5.................. No hay luces en los ojos ciegos. (57)

Millán lejos de cerrar la reflexión con una ingenua negatividad sin salida, explora diferentes escenas por donde intermitentemente la obra de arte se empieza a perfilar desde otra naturaleza, desde otra condición de posibilidad, ya no identificada con el la creación como lugar de superlativo o indudable privilegio artístico. El lugar que escoge Millán para ostentar esta alternativa es el lugar siempre incierto de la traducción. Lo que insinúa Claroscuro es cotejar la tarea del traductor con la del artista, juntando y a veces indiferenciando sus vértices. Para desarrollar esta fundamental constatación el poeta se sirve de los diferentes cuadros sobre san Jerónimo pintados por Caravaggio. Pienso que esta idea, la del artista como traductor, funciona como eje y clave de lectura para este libro no sólo por las múltiples relaciones que operan por medio de la figura del traductor sino también por la disposición misma de Claroscuro, ya que los poemas sobre cuadros sobre san Jerónimo funcionan como el cierre reflexivo preciso para el libro. La traducción como lugar o escena muestra la idea de la obra de arte como versión más que como identificación. El lugar del traductor / artista hace que los ejes de producción y reproducción se compliquen a la vez que se junten: mimesis y póesis en Claroscuro se indiferencian porque ambas se trazan en la duda. La figura de la traducción, entonces, desde su multiplicidad y apertura señala los dos movimientos fundamentales de la creación artística: el deseo de fijar al tiempo que la conciencia de la imposibilidad de esa fijación. En ese sentido, desde la idea de la traducción que indica Millán, quedaría en primer plano la reflexión de la escritura de bocetos también como intento y error, o la escritura como cavilación.

.................... EL ESCRITORIO (5)
.................... San Jerónimo traduce a tropezones,
.................... pero igual avanza la Vulgata.
.................... Los versículos se suceden como los días.
.................... A veces las iniciales en los folios
5.................. Se abren como ventanas de catedrales
.................... Coros de alabanzas retumban
.................... En la penumbra del templo.
.................... Después del éxtasis el regreso al desierto
.................... Acompañado del león
10................ Que se pasea como enjaulado
.................... Por la biblioteca.
.................... Los diccionarios son inservibles.
.................... Las lenguas tartamudean
.................... Riñen y se traban
15................ Reina el silencio en la caverna
.................... San Jerónimo escucha la música
.................... Que brota de las entrañas de la tierra.
.................... Escucha las lluvias subterráneas,
.................... Las goteras de lágrimas,
20................ Los ecos del llanto en pozos y lagunas
.................... El viento roncando en el órgano del abismo.
.................... La vuelta al trabajo.
.................... La dureza de la piedra contra la acidia.
.................... La cabeza es una fosa común,
25................ El corazón es una tumba vacía.
.................... Las páginas pasan y pasan como las aves que emigran.
.................... Vuelta a los errores y terrores de la blancura,
.................... Al tintero, la pluma y la pequeña cuchilla. (71)

El tema de San Jerónimo traduciendo en su caverna, pintado por Caravaggio es utilizado en Claroscuro como alegorías de diferentes temas yuxtapuestos. En primer lugar acerca el trabajo del artista / traductor a la muerte o al vacío, al terror del fracaso, de la negatividad como silencio. Precisamente desde ese vacío la obra artística se empieza a mostrar como superficie, como materialidad. El trabajo del traductor pone en escena esa materialidad al representar un trabajo con la letra, donde el significado profundo de texto queda medianamente suspendido en pos de una superficie difícil y significativa: es la superficie de la lengua, su difícil materialidad lo que irrumpe en la tarea del traductor. Lo que se presenta es la idea de que la obra se manifiesta o cobra sentido no en su unidad, sino en la relación, en la apertura: la obra existe como superficie, como lugar de reunión de dispares elementos. Es desde esta zona de apertura y reunión donde puede irrumpir lo insólito como anacronía o presente:

.................... EL LEÓN (10)
.................... El león que siempre acompaña al santo
.................... ahora no está a la vista
.................... aunque su fiero hedor, su presencia
.................... imperen en la tenebrosa caverna.
5.................. En la tele un avión se estrella
.................... contra una casa
.................... en los suburbios de Nairobi.
.................... El león bosteza (84).

La traducción como lugar donde se posibilitan las intersecciones y la apertura son parte fundamental de Claroscuro, un libro que se define precisamente por su apertura y también por la puesta en escena -como alegorías- de variados temas. El tema de la traducción como posibilidad de escritura, como casi todos los que escenifica Claroscuro, es ancho y difícil. Me quedo con su enunciación nacida de una primera lectura, surgida de la apertura temática y de atractivas posibilidades que presenta este importante libro de Gonzalo Millán.

***

Como sospecha dejo enunciado otro punto de lectura que me atrae del texto de Millán: Quisiera referirme sucintamente a un tema que me atrajo en este libro, pero que no se termina de enunciar. Hace algún tiempo me ha venido interesando el tema del delincuente (o de la delincuencia) en el arte, sea como motivo o, como sucede en este libro, como el artista que comparte valencias con el criminal, en el sentido que esta figura representa por un lado los índice de un padecimiento o crisis social, pero también como lugar del deseo. El delincuente y el artista (o el arista como delincuente) son zonas de representación de un incierto deseo social. Millán ilumina esta inquietante relación al escoger una de las versiones pintadas por Caravaggio de santa Magdalena en éxtasis. Precisa el poeta en una entrevista: "Hay un hecho que me interesó mucho desde la perspectiva de Bataille: Caravaggio hace 16 versiones conocidas de Santa Magdalena en éxtasis mientras está prófugo de la justicia, buscado por un asesinato ¿Por qué pinta precisamente esa imagen cuando acaba de dar muerte a un hombre?" Esta inquietud se presenta intermitentemente el poema "La fecha"

.................... LA FECHA (9)
.................... La fecha del cuadro: 1606 después del 31 de mayo.
.................... Caravaggio pintó dieciocho versiones
.................... conocidas de la Magdalena en éxtasis, quizás en Zagarolo,
.................... Palestrina o Paliano,
5.................. después de haber asesinado a Ranuccio Tommasoni
.................... mientras se hallaba fuera del alcance de la justicia,
.................... bajo la protección del Príncipe Marzio Colonna. (37)

Tanto el detalle histórico que entrega el poema como la pregunta que deja abierta Millán en la entrevista conducen a esa escena incierta que vincula el arte con la delincuencia, con una forma de representación que sitúa algunos de sus vértices en aquel impreciso lugar fuera de la ley. Millán intuye esta relación y la enuncia: el éxtasis de santa magdalena como obra es la representación orgásmica (el deseo en su plenitud) de una energía que señala un exceso social; exceso que necesita ser liberado por medio de una alegoría, de un mensaje cifrado. De esta forma el cuadro de Santa Magdalena en éxtasis se presenta como el cuerpo de un delito, como un lugar en que interviene el sitio incierto de las energías antisociales, energías que se analogan a las energías que en algunos casos genera el artista.

 

 

NOTAS

(1) El poeta Waldo Rojas acuñó el término de 'Promoción emergente' para designar a los poetas que aparecen en Chile en los años setenta. Entre estos poetas podemos mencionar Waldo Rojas, Óscar Hahn, el propio Gonzalo Millán, Manuel Silva Acevedo, Omar Lara, Floridor Pérez, Ronald Kay, Cecilia Vicuña entre otros.

(2) Como precisa Margaret Persin, un texto que se basa en esta figura es "a poetic text that makes reference to a visual work of art, whether real or imagined, canonized or uncanonized, and thus allows that art object, in truth, the object of artistic desire, to 'speak for itself' within the problematically ruptured framework of the poetic text." (18)

(3) El mismo Millán afirma la idea de escribir sobre objetos visuales o más precisamente cuadros responde a una tradición poética de larga data. como indicó en una entrevista: "desde la perspectiva de la crítica alemana, el poema sobre el cuadro se considera un género poético. Y es una tradición sumamente antigua. Uno de los primeros antecedentes que se tiene es la Iliada, donde hay una larga descripción del escudo de Aquiles. Lo otro que tendría que citar en la interdependencia total que hay en el barroco español entre pintura y poesía. Todos los poetas escriben sobre cuadros: Góngora, Quevedo. Incluso hay libros que parecen galerías imaginarias" (Guerrero 18).

(4) Ver. Benjamin, Walter. "La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica".

(5) El mito de Narciso narra la alegóricamente la anécdota de un personajes -Narciso, por supuesto- que sediento se acerca a una fuente a beber agua. En el momento en que se inclina en la fuente para beber se encuentra con su propia imagen, con su reflejo y súbitamente se enamora de ella. El deseo de Narciso es juntarse con su propia imagen, intenta besarla' pero en el momento de acercarse a ella Narciso cae al agua y se desencanta: ese es su deseo y derrota final.

 


BIBLIOGRAFÍA

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------. Claroscuro. Santiago: RIL, 2002.

- Rojo, Grínor. "Gonzalo Millán construye la ciudad" Crítica del exilio. Santiago: Pehuén, 1988: 53-94.

- Zaldívar, María Inés. La mirada erótica: Gonzalo Millán/ Ana Rossetti. Santiago: RIL, 1998.
 
 

 

 

 


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"Claroscuro" de Gonzalo Millán.
Por Francisco Leal Ugalde.