Proyecto Patrimonio - 2008 | index | Harold Alva | Autores |


 

 

 

He puesto en tus manos
Mi cuerpo
Soy arcilla bajo tus filos
No voy en contra
No resisto

LG

 

 

I

Cómo empezar a escribir nuestra historia  Debo mirar el mar y en el horizonte detener el vuelo de esos pájaros que no hacen nada por hablar con nuestro idioma  Debo hundirme en alguna pintura para rescatar tu cuerpo y ponerlo como una insignia clavada adrede en mi pecho O acaso debo mirar la fugacidad eterna de un relámpago para detenernos allí y en ese lapso fundar una tormenta. O nada.

 

 

II

¿Si escribo esto soy ridículo? ¿Soy ridículo? ¿Si escribo esto soy ridículo? ¿Si busco tus labios en la calle o tu voz en los focos de los postes soy ridículo? ¿Si camino y tropiezo con los muros por pensarte soy ridículo? ¿Si te digo “amor ven” y tú me escuchas y no vienes y yo insisto y repito “amor ven” soy ridículo? ¿Si te miro LG y tú me esquivas y yo te tomo del brazo y tú me esquivas soy ridículo? ¿Si marco tu número en la madrugada desde mi celular sin saldo solo para leer tu nombre en la pantalla soy ridículo? ¿Si me paro frente al espejo y acerco mi oído al vidrio para escucharte soy ridículo? ¿Si escribo esto soy ridículo? ¿Soy ridículo? ¿Si escribo esto soy ridículo? ¿Si salgo a la calle con el pecho abierto y le enseño a la gente que he perdido el corazón soy ridículo? ¿Si grito “Lima muere” y Lima no muere sino me lanza a tu distrito soy ridículo? ¿Si callo esto y voy hacia tus versos a buscarme porque sé que existo en alguno de ellos soy ridículo? ¿Si te sueño LG soy ridículo? ¿Si te espero LG soy ridículo? ¿Si me quedo aquí LG soy ridículo? ¿Si te (ll) amo LG soy ridículo? ¿Si escribo esto soy ridículo? ¿Soy ridículo? ¿Si escribo esto soy ridículo?

 

 

III

Aquí  Ahora la noche se abre y me canta al oído estas palabras Tus palabras Tu canción Tu sombra que contempla las estructuras del agua La brisa que te toca como un heraldo de sangre que interpreta el coro de estos árboles.

 

 

IV

A quién le escribo Dudo de la imagen Del cuerpo que mi lengua pronuncia cuando habla Dudo de esto Ignoro hasta qué punto viajan por ti estas palabras De pronto se esfumaron las cartas de mis manos La convicción de un verso que riguroso se escribía como un homenaje a la religión que contigo inauguraba Le diste tanta fuerza a tu noción de libertad que nunca como ahora he necesitado con ansias una cárcel Un régimen estricto para recuperar mi orden de Cartujo Desconozco el origen de tu miedo Dudo de ti No sé a quién le escribo esto.

 

 

V

Aquí hay algo  Aquí sucede algo Mi voz retrocede temerosa  Mis palabras retroceden temerosas  Mis manos se anudan temerosas  Yo mismo retrocedo temeroso y le pongo candado a esta lluvia que cae  A esta playa que en vano te oculta  A este distrito cuyos árboles observan en silencio la marcha de mis pasos. La poesía es ahora este dulce escorpión  Está aquí: tiene tu voz   Habla por tu lengua  La miro en ti  La encuentro en tus poemas.

 

 

VI

Yo pensé que había perdido la noción del ridículo La ruta de aquellos que cruzan el mar sobre plantaciones pueriles Sin embargo aquí me tienes Adicto a tu olor A la textura de tu sangre A tus ojos que profundos interceden por mí ante todas las nostalgias Yo pensé que había retornado al tipo oscuro Al sujeto voluble que escribía tu nombre sobre las lunas sucias de los autos Y no Nada ha pasado Conservo aún mi fortaleza Este muro de sueños donde flamea tu rostro como una señal de victoria Y yo muevo con desesperación los brazos Aleteo hacia tu aroma Salto hacia tus mares como un buzo que no pretende nada Que no busca nada porque tu presencia es la sustancia que alimenta sus tanques de oxígeno Entonces respiro Agradezco que nada haya cambiado Que tu sombra sea tu sombra y que tus labios constituyan esa fruta con la que soñaba lejos y tímido Subrepticio frente al resto Hoy estás aquí y aplaudo como un niño que no ha perdido el entusiasmo Imagino tu sala y me acuesto sobre el sofá Imagino tus manos cerrándome los ojos. Y te sueño Te observo Te (ll) amo.

 

 

VII 

Lima es insuficiente: Ni siquiera es un muro que intenta detener mi voz que parte como un torpedo hacia tu nombre.

 

 

VIII

Sé que esta sensación no es pasajera. Me ha pasado antes  Sin embargo  Hay una especie de voz susurrándome al oído su calidad perpetua. Busco una ventana para liberar mis gestos y allí de nuevo esa vocecilla como el trino de un pájaro que asume su canto como un coro de resistencia. Yo la escucho e intento alejarme para observar qué sucede más allá de ese pálpito De esa mueca silvestre que en el aire se dibuja como una señal Como una imagen antigua Como un fresco de Goya que ya quisiera yo haber imaginado. Pongo mis pasos sobre un alambre y con mis ojos en tu rostro En su lunar de arcilla Avanzo autómata con esta pirueta escrita que sólo intenta detenerte. Contigo he perdido la noción del tiempo He vuelto a ser el tipo que desprecia los horarios Nunca como ahora he retornado a ser yo mismo Yo y mi descuidada forma de vestir (he renunciado por el momento a las corbatas) Yo y esta escopeta cargada con perdigones que le apuntan al cansancio Yo y esa vocecilla que me dice que insista Que más allá de ambos hay un cristal Otro escenario sobre el que ya circularon nuestros pasos.

 

 

IX 

Los poetas me preguntan por qué nunca salí a buscarte  Intuyen que he aprendido a obviar los requerimientos de mi corazón oculto como una manzana entre los sauces Se preguntan por este gesto iluminado por tus ojos Por esta expresión de niño que sucumbe ante la posibilidad del juguete Clavan sus pesquisas en mis versos. Los poetas preguntan de dónde viene este caudal de ternura Me observan distinto  Investigan sobre el tipo oscuro que hace algunas semanas sangraba versos como flechas Se quebraba de ausencia sobre esta ciudad deforme Yo los observo con nostalgia  Contemplo los sables clavados en sus cuerpos y quiero abrazarlos  Quiero detener el sangrado de sus palabras  Los poetas me preguntan qué ha sucedido  Por qué este brillo extraño  Por qué este rumor silvestre en mis poemas.

 

 

X

Hay un lugar al que regreso todas las mañanas: la pantalla de mi celular sobre la cual espero aparezca tu nombre para saludar el día y proclamarle mi inocencia frente a esto que acontece. Aquí tú eres la única culpable. Tú por respirar como un animalillo del bosque Por el rumor de tu voz cuando despiertas. Tú por presentarme esas ojeras como flechas. Tus ojos Esta lámpara de fiebre que enciende con certeza mis óperas de versos. Mi fe como un extraño mantra.  

Cursiva: Título de un libro de Jorge Castillo Fan.

 

 


XI

Sucede que a veces soy el hombre más torpe del planeta Tengo frente a mí todas las respuestas y solo atino a coserme los labios Doy vueltas sobre tu rostro y retorno al aire Hacia lo ambiguo de las fechas La calle entonces abre los brazos Y Yo: como un cobarde que marcha y no regresa Asisto al bar Al mismo bar donde automáticamente me reservan una mesa e intuyo que soy el hombre más solo del planeta Observo a los otros habitantes Me embriago con sus purpúreos reflejos Pienso en un árbol Lo derribo a gritos Y la ciudad se asusta La ciudad apaga los postes donde cuelgan los ojos de los últimos poetas Sucede que a veces me fatiga la sangre que durante años he acumulado en mi cabeza De allí quizá la roja convicción de este poema La tímida intención de acercarme a tus lámparas donde la luz ha quedado ya resuelta Pero soy torpe Inútil Sucede que a veces soy el hombre más complicado del planeta.

 

 

XII

Yo he salido a buscarte y las veredas han desaparecido Me han dejado sin señales Sin horizonte que me diga por dónde debo avanzar con estos pasos Con estas piedras que no han dejado de hablar desde que te escucho Desde que reconocí en tu aliento la brisa de otro tiempo Yo he salido a buscarte y la calle ha desaparecido La alameda de tu distrito ha desaparecido Solo ha quedado el silencio Este silencio que hace que mi oído estalle Que me exige gritar para escucharme por dentro Tu distrito también ha desaparecido Estoy ciego Los ojos no me sirven Las pupilas no me sirven Las retinas no me sirven Avanzo sobre el vacío Yo he salido a buscarte No importa que todo haya desaparecido Tu rostro es mi brújula Tu rostro es la señal que espero para insistir Para no caerme Paro no perder lo poco de humano que me queda El alarido que escondo para que no te asustes Poco me importa la hora cuando parto hacia tu rostro Entonces Lima sucumbe: se levantan de lo oscuro las paredes de sus edificios Aparecen las calles Las veredas La alameda de tu distrito Y yo siento cómo renace Lima Percibo las gradas de tu casa Sus ventanas La cortina por donde oculta vez cuando me alejo Y yo te observo mudo Ciego Inmóvil Aterrado Y entonces desaparezco.

 

 

XIII 

Hoy he reconocido tus labios Tu voz que escucho con el rumor de una cítara silvestre Tus párpados exactos  Hoy casi beso las puertas de las casas Sus ventanas Las veredas que se ponían de pie para aplaudir nuestra mañana.

 

 

XIV

Había perdido los ojos La voz Mis dedos habían olvidado la forma de las letras Todo se había vuelto oscuro Todo era una selva ambigua Yo estaba al centro Desnudo Descalzo Con las manos atadas en mi espalda Con los pies penetrados por agujas Por enormes agujas que traspasaban los tendones Mi lengua misma era un pedazo de carne arrojada al fuego Pero sobrevivía Lima no había logrado degenerar mi instinto Mi sed Yo estaba solo Sobrevivía terriblemente solo acostumbrado con mi oficio Soñándote Imaginándote Repitiéndome a diario que existes Que había alguien como yo en esta parte del planeta Entonces olvidaba que había perdido los ojos La voz Recordaba las formas de las letras La selva se abría como el sexo de una adolescente Yo estaba al centro Cubierto Las manos se desataban de mi espalda Mis pies todavía penetrados por agujas Mi lengua recitándole versos a ese fuego que intentaba mutar sus nervios en cenizas Y te esperaba Te seguía esperando Arrodillado frente a un muro imaginario oraba porque recuperes la memoria y salgas en mi búsqueda La noche abandonaba su condición terrible Yo mismo recuperaba mi condición terrible Me hacía el fuerte para que nadie osara dejarme cicatrices Me refugiaba en la torre más alta de esta ciudad y desde allí observaba lo inmenso de sus fauces y te buscaba Te buscaba con desesperación Te buscaba con odio Te buscaba con ternura Sin embargo el único gesto que llegaba como respuesta era el puño cerrado de la ausencia El puño certero de la ausencia Más allá de eso nada Sólo Yo De nuevo Solo Con esta soledad que pese a tu presencia continúa desollándome los labios La voz La lengua Esta lengua que no ha dejado de sangrar desde que descubrió tu lengua.

 

 

XV

Todavía tengo tu aroma  Tu sangre como un extraño escenario donde mi sexo se levanta.

 

 

XVI

Entonces me detuve frente al acantilado y contemplé el mar Y en el mar se reflejaba la silueta de un pájaro que traía en su pico este poema Yo le dije al pájaro “detente” pero el animal hizo una pirueta extraña Observó la marca de mi frente y huyó como escapan los cervatillos de las balas. Yo intentaba copiar ese poema Había logrado leer sus versos Sin embargo mis alas estaban rotas Mis alas estaban dormidas Yo no quería quedarme con este poema en la cabeza Yo no puedo soportar este poema en mi cabeza Intento sacarlo de aquí pero mis alas se han reducido a estos huesos implumes A esta estructura de asfalto que todavía intenta recuperar su voz para pronunciar este poema Quizá si tus manos estuviesen aquí yo habría logrado liberarme de este poema Quizá si tus ojos estuviesen aquí yo habría olvidado el pico de ese pájaro que traía consigo este poema Quizá si tus labios estuviesen aquí yo habría resuelto escribir sobre ellos Con mi lengua Este poema. Yo no quiero este poema. Yo me vuelvo torpe con este poema. Me acojudo con este poema. Ahora observo otra vez el horizonte. Busco a ese animal para exigirle que se lleve este poema.

 

LG: Llévate por favor este poema.

 

 

XVII

Yo escuchaba cómo se alejaba tu voz  Cómo se apagaba como un farol al centro de la plaza Tu voz partía como una pequeña nave  Como un velero cuyas astas quedan a  merced de las olas y en la brisa tus ojos se difuminaban con la intensidad de la noche. Estaba entonces un muro de agua entre nosotros  Un lienzo donde ya había pintado yo tu frente  El gesto luminoso en el que a solas me aproximo para perderme con tus lámparas. En ese instante Lima se reducía a tu distrito Lima era Magdalena El minúsculo imperio donde ahora fundo este poema  Esta escritura que pretende detenerse sobre tu energía con el impulso de un arco De puntería de flecha. Mis pasos están conectados a tu calle  A los jardines donde mi sombra es una cerca  Un pedazo de cristal que reposa en tu vereda Que asciende los peldaños para incendiarse con tu casa. Yo escuchaba cómo se alejaba tu voz  Cómo se perdía en el teléfono  Cómo te abandonaba a merced del sueño  Cómo te entregaba a los centinelas del sueño que descalzos presentían absortos el carrusel irreal de tus visiones. Tu magia. Tu intuición de duende que acurruca la forma tosca del niño que aparece en mis prisiones. Era tu voz y en ella mi palabra se redujo a este intento de poema.

 

 

XVIII 

Qué puede hacer la muerte contra mi escritura  Tu escritura  Nada Sólo leerla devorándose las uñas  Nerviosa  Convencida de su condición de chica a la que nadie se le acerca por su mirada intrascendente Por el vestido que repite en todas las reuniones  O su voz  Ese tono demasiado varonil como para seducir a los muchachos  Qué puede decir la muerte sobre nosotros  Nada  Solo que está cerca de nuestros padres y ellos A pesar del dolor También se le resisten  Sospecho que eso la mantiene alejada de nosotros  Por eso nos mira a miles de kilómetros  Acaricia el filo de la guadaña  Observa cómo ya no sangra Y baja la cabeza  Se golpea los parietales e intenta escupirnos su tristeza.

 

 

XIX

Mis labios saben a tu cuerpo Los toco con la lengua y saben a tu cuerpo Los acaricio con mis dedos y saben a tu cuerpo Entonces pienso que debo mantenerlos así Alejarlos del aire Esconderlos en la azotea más alta de Lima para que nadie los alcance Debo ocultarlos Los necesito lejos Con ellos debo expatriar mi corazón para que nadie ose separarlos.

 

 

XX

Mi pecho es tuyo: Arranca sus palabras.

 

 

Tú me pedías que escriba
Yo temblaba

Yo robé las palabras de tu pecho.

LG

 

 

HAROLD ALVA: Nació en Piura (Perú), en 1978. Estudió Derecho y Ciencias Políticas. Fue miembro fundador del Grupo Literario Triángulo4 de Trujillo (1996-1998). Fue miembro del Movimiento Cultural Neón (1999-2003). Dirigió la revista de creación literaria Triángulo 4 (2001-2002), la revista de creación crítica El signo y la forma (2002-2003) y La caja nocturna (edición peruana). Actualmente dirige Editorial Zignos que publica las colecciones Biblioteca de América y País Imaginario. Ha participado en el Encuentro de poesía latinoamericana actual POQUITA FE, en Santiago de Chile (2006).  Es el director del Festival de poesía latinoamericana PAÍS IMAGINARIO. Ha publicado los libros de poemas: Firmamento (Editorial Sevillano, Trujillo, 1996), Morada y sombras (Camión de ruta editores, Trujillo, 1998), Antes de abandonar la sombra (Skala editores, Lima, 1999), Cañaveral: Libro de Tierra (skala editores, Lima, 2001), Sotto voce (Fondo editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, Lima, 2003), El sonido de la sangre (Ediciones Altazor, Lima, 2006) y las antologías: Los diez, antología de la nueva poesía peruana (Santo oficio, Lima, 2005), 18 Poetas Latinoamericanos (Editorial Zignos, Lima, 2006), Literatura de Piura (Fondo editorial cultura peruana, Lima, 2006).

Harold Alva
Editorial Zignos
Director
http://www.haroldalva.blogspot.com
http://www.editorialzignos.blogspot.com
http://www.contrapoder1.blogspot.com
http://www.primerfestivalpaisimaginario.blogspot.com

 

 

 

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