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HOTELES, FANTASMAS Y ESCRITORES


Por Horacio Eloy
Publicado en Periódico Literario "Carajo", número 7, marzo de 2006

 

Recientes estudios de una prestigiosa ONG señalaron que el criollo "pollito al velador" forma parte de la dieta favorita de miles de parejas chilenas que a la hora de la colación inundan los hoteles de nuestras principales ciudades para intentar con sus frenéticos ejercicios pélvicos poder espantar la angustia, la depresión, el estrés y otras pesadillas que les acosan en su cotidianidad tercermundista.

Ante esta situación "La Liga Nacional para una Política Sexual Proletaria" expresó su rechazo a estas desviadas prácticas fomentadas por el modelo neoliberal en un país con uno de los más altos índices de enfermedades mentales que en el fondo no son otra cosa mas que fantasmas que entran y salen de sus vidas cuando se les antoja.

Todos sabemos que los hoteles han sido a través de los tiempos uno de los ambientes más propicios para que los fantasmas puedan tener un buen pasar. Pasar mas bien inadvertidos por aquellos oasis del buen amor, como el mítico "Fantasma de Canterville" pasando su presencia neblinosa de castillo en castillo, ese otro territorio anglo-sajón tan clásico para el gremio fantasmagórico.

A su vez los escritores por lo general han tenido sus almas y sus cabezas repletas de fantasmas y otras especies de la misma calaña. Recordemos por ejemplo a Charles Baudelaire quien en su libro "Las Flores del Mal" dedica dos poemas a estos ángeles de las tinieblas: "Un fantasma" y "El espectro", en este último aquel le promete a su amada "caricias de serpiente", seguramente para ser perpetradas en algún hotel parejero de la gran ciudad poética.

Veamos que nos entrega Aristóteles España en un fragmento de "La chica del Hotel Royal":

"…y en el Hotel Royal aparece un poema
iluminado,
aparece también la música de la mujer italiana
y es una música casi celestial,
la música llega a China Comunista,
a remotos pueblos Fascistas
y el Hotel Royal es una Pirámide
es un avión Concorde con millones de mariposas,
es una Patria Colonial
con un seno chileno
es la leche del mundo y la tempestad
la mujer italiana
y el rojo rojo rojo
de una chica sin Hotel ni orgasmos
con un extraño amor mecánico como metáfora
como cielo, como una proposición."

Por su parte José María Memet nos trae en "Hotel Cat" la radicalidad de la vida, que es el amor:

"No es posible ya el regreso
tocar el timbre y esperar
esos instantes en abrazo.
No es posible nada ya,
tan solo repetir la soledad
hasta que mueran finalmente
estos recuerdos…"

(fragmento).

Galopando calendarios hacia el pasado, uno de los fantasmas que más terror ha causado fue aquel que surgió en 1848 de las páginas de un libro emblemático, sus creadores Carlos Marx y Federico Engels, el libro el "Manifiesto Comunista", cuyo inicio dice: "Un fantasma recorre el mundo, el fantasma del comunismo…" y los pelos de de los jabalíes burgueses se erizaron incluyendo a los "hijos de encomenderos" que hoy son dueños de nuestro país donde aún abundan fantasmas de los más variados estilos.

Pero si de hoteles y fantasmas se trata, la literatura tiene en sus registros un gran repertorio como este poema "Hotel" de Ulises Ramírez de su libro "Paisajes de Milagros":

"Este hotel
huele a fantasmas,
este hotel
respira azufre y puñales
sombras deshilachadas
cuelgan de sus paredes
una coreografía de cicatrices
avanza por sus pasillos
No son mis quejidos
peregrinando estas sábanas
no son tus nalgas
acechando estos espejos.
Este cuarto está cargado
amorcito mío
vístete y busquemos otro sitio
acá atisban otras pupilas
en este hotel no pasa
alguien nos ganó la mano
cosita mía.
Este hotel
está teñido
de un luto aún inconcluso."

Este texto tuvo su paralelo en el espejo de la realidad de la noche santiaguina: A mediados de los años 60 una atractiva meretriz, Marta Matamala, fue asesinada en el "Hotel Princesa" de la calle Londres. El posible cliente-victimario fue bautizado por la prensa sensacionalista como el "Enano degollador". En las sucesivas redadas para capturarlo fue aprehendido entre varios el poeta, Rolando Cárdenas quien se ajustaba a la descripción del sospechoso. Finalmente quedó en libertad por la pronta intervención de toda la cofradía literaria de Nueva York 11 (La Unión Chica).

Pero estos fisgoneos no terminan aquí, alguien me lo dijo o tal vez lo leí, el asunto es que el escritor norteamericano William Faulkner declaró en una entrevista que el lugar ideal para escribir eran los hoteles de pareja, porque en la mañana todo está tranquilo y nadie molesta.

Seguramente no se trataba del caso del "Hotel Nube"del gran Jorge Teillier, donde el poeta nos presenta aquellos fantasmas que han pululado en nuestra Historia reciente:

"He visto a un hombre que pensaba
ser perseguido
por la policía de todo el mundo.
Cambiaba de aviones, de buses y de trenes
y desconfiaba hasta de su soñolienta sombra
He visto a un hombre buscando algo
que creía haber perdido en alguna parte
y no se acordaba donde.
He visto a un hombre
siguiendo sin saber por qué un cortejo fúnebre.
Bajo el sudario ceremonial de la lluvia
escuchó un himno que lo llevó al Hotel Nube
donde creía llegar sin dejar huellas
y tras hacer la señal de asilo de los desamparados
confió en las puertas que se abrían piadosas.
En la sala de espera
había tipos que contaban nuestros pasos
esperando nuestra llegada
sin ocultar siquiera entre sus mangas sus cuchillos asesinos
bendecidos por un Poder sin Gloria."

Sin duda años oscuros con las noches clausuradas por decreto y la poesía revolviendo el gallinero.

Así los fantasmas nos recorren y se nos cruzan en nuestros caminos, sin embargo ellos también sufren problemas de identidad, Hernán Miranda da cuenta de ello en su poema "El fantasma no sabe que es fantasma" (fragmento):

"El fantasma no sabe que es fantasma
hasta que los hechos lo llevan a ese convencimiento
Es que todo empieza (dice esta ánima en pena) cuando uno
está triste
y descubre que no todos están tristes
Cuando su mente va y viene
y lo lleva a circular
por habitaciones que nunca ha visitado
a inmiscuirse en vidas ajenas…"

Por otro lado Ernesto Sábato en "El escritor y sus fantasmas" nos señala: "La inmensa mayoría escribe por motivos subalternos: porque buscan fama y dinero, por distracción, porque meramente tienen facilidad, porque no resisten la vanidad de ver su nombre en letras de molde, en el mejor de los casos por evasión o por juego. Quedan entonces los pocos que cuentan: aquellos que sienten la necesidad oscura pero obsesiva de testimoniar su drama, su desdicha, su soledad. Son los testigos, es decir, los mártires de una época. Son a contramano, terroristas o fuera de la ley…"

Solamente nos queda preguntarnos, ¿En que categoría se encuentran nuestros próceres literarios, nuestros noveles, nuestras promesas, los vigentes, los ninguneados, los editados, los autoeditados, los becados, los sumergidos, los antalogados, los inéditos ¿Y sus fantasmas? Sepa Moya.

 
 

 

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Hoteles, fantasmas y escritores.
Por Horacio Eloy.
Periódico Literario "Carajo".
N°7, marzo de 2006.