ELVIRA HERNANDEZ
 
 


La Bandera de Chile, de Elvira Hernández

por Federico Schopf




..... La Bandera de Chile es un texto que, en la actualidad -a casi diez años de haber sido escrito- se propone a una relectura no sólo a la luz y sombra del proceso de redemocratización en que se encuentra la sociedad chilena, sino también de la obra posterior de Elvira Hernández.
..... Escrita en 1981 -poco después de que la autora fuera detenida por la policía política de Pinochet- La Bandera de Chile comenzó a circular restringidamente hacia 1987, en edición mimeografiada, por algunos de los canales -canales frecuentemente incomunicados- que la literatura de la resistencia había logrado construir en un espacio cultural reducido a fragmentos por la larga dictadura militar, no tanto como consecuencia de un inexistente programa cultural del régimen, como por efectos del terror generalizado y la desinformación que había impuesto el ejercicio impune del poder.
..... En el marco de la reconstrucción de un espacio público de la cultura -iniciado ya en los últimos años del régimen militar, que no son necesariamente de su declinación, sino más bien de ambiguos preparativos para una determinada transición a la democracia- se está haciendo posible alcanzar una visión de conjunto de los textos producidos durante la dictadura y, con ello, creando las condiciones para la discusión crítica de su carácter literario o meramente documental o ideológico, es claro, en una situación en que las categorías estéticas mismas están en crisis o fuertemente puestas en duda por este mismo pensamiento crítico.
..... Con todo, hay una reordenación en marcha de la producción poética a partir de 1973. Incluye no sólo a la obra de los más jóvenes -los surgidos desde entonces-, sino también la de poetas anteriores que no necesariamente congelaron su trabajo o continuaron, como se ha insinuado, repitiendo modelos anacronicos de hacer poesía o relacionar la escritura con la (in)experiencia. La luz algo vacilante de la redemocratización -una mezcla de restauración y reajuste del aparato institucional a las circunstancias desmedradas de hoy, que reúne ambigua, por no decir perversamente, libertad y tolerancia represiva- es más que suficiente para distinguir diferencias textuales que antes estaban disimuladas en las penumbras de una vida social marcada por la desinformación y la pobreza cultural de los medios masivos de comunicación.
.... A los textos logrados -hablemos sólo de ellos- de autores como Juan Luis Martínez, Raúl Zurita o Diego Maquieira, me atrevo a agregar otros de Egor Mardones, Tomás Harris, Alexis Figueroa, Elvira Hernández, que ya parecen haber articulado escritura y experiencia en una (des)orientación significativa.
..... En esta reubicación, La Bandera de Chile -cuya reedición relativamente tardía retiene gran parte de su carga pasada- continúa desplegando el juego versátil -liviano, alegre, ingenuo, retórico, cínico, grave- de su textura, dibujo y colores, ondulando al impulso de vientos (des)esperadamente contrarios. La sujeto de la escritura la (per)sigue y apenas manipula sus cambios. Símbolo múltiple -"se entrega a cualquiera que la sepa tomar"- sus movimientos van exhibiendo y recogiendo fragmentos (y facciones) de la historia, pero levanta también cortinas de humo, disimula y atribuye autoridad a quien la enarbola. Va de toma -toma de sitios de los sin casa- en toma: toma el poder por los militares, en que se hace "extranjera en su propio país", se despedaza repartida a los cuatro vientos del exilio y termina siendo "usada como mordaza".
..... Carta de Viaje, más adelante, recalca la aparente (falta de ) identidad de una sujeto que necesita desplazarse al Viejo Mundo para descubrir mestiza, mezclada -ya evanescentemente simbolizada por la "división perfecta" de los colores de la bandera: blanco, rojo, azul- que la desconcierta en su lugar y comunidad de origen donde, dice, "escuché toda mi vida la canción de moda: "HAY QUE IRSE" y la conduce al "acto y el arte de partir / de confundirse con el blanco", en el que, sin embargo, agrega, "no encontrarán huellas de mis extremidades". La transitoriedad de la sujeto -que paradojalmente tiene lugar de origen y de arribo: meta, blanco- la precipita en su interioridad abisal que excede desmedidamente a su conciencia y a su capacidad de sostenerse, de intervenir en sí misma, de manipular la construcción de una estabilidad, ejercer el poder para (re)basarse en el Nuevo Mundo o en un mundo nuevo y no seguir oscilando entre "lo que botó la ola a la sombra del Nuevo Mundo / lo que botó la ola en el lobby del Viejo Mundo".
..... La escritura de Carta de Viaje (1989) excede, en sus mejores momentos, las referencias ya codificadas o previsibles desde los códigos hegemónicos. Su resignificación está a cargo de una sujeto, por añadidura mestiza, que rasga el telón de las representaciones -en una operación puramente sensitiva, emocional, que (apenas) existe, anterior a los significados establecidos, jeroglífica- y contacta con correlatos o (re)visiones aparentemente decisivas para una modificación y completación de nuestras experiencias.
..... (Im)previsibles acontecimientos desdicen el anuncio del fin de la historia: la caída del Muro de Berlín, la invasión de Kuwait. El aparente "crepúsculo de las ideologías" no logra velar del todo el predominio uniforme de una ideología. Esfuerzos escriturales y metafísicos como los de cierta (anti)poesía retienen la (des)esperanza de un cambio.

 

La Bandera de Chile
Elvira Hernández
Editorial Libros de Tierra Firme
1991
Buenos Aires- Argentina

 

 
 

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letras.s5.com , proyecto patrimonio, ELVIRA HERNANDEZ: La Bandera de Chile (Prólogo) por Federico Schopf. 1991.

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