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SARCOMA PIEL PAGINAL
[sobre Sayal de pieles (1993) de Carmen Berenguer]

Por Héctor Hernández Montecinos



Al abrir el libro sí se está tocando un cuerpo. El humedecerse el dedo para cambiar la página es irse tomando su sudor. "Sudales" como quien hablara de las barricadas de un cuerpo cardinalizado, es decir, escrito desde un "desde", un donde y un cuando. Sin embargo, estas coordenadas de un corpus se hacen lenguaje en su más pura y sólida experiencia de lengua. Lenguaje y lengua, discurso y cuerpo se van trasponiendo a lo largo de la escritura.

Abrir apenas terso la rodilla
crujir tramado damasco ciérrase
(SDP:10)

Incluso este "damasco" que es el color del libro es también el color de una piel, un pielaje para este cuerpo-libro neobarroco triste, austero, potencial, deconstructivo de discursos de poder que deviene rizoma. La multiplicidad de cada una de sus textos está conectada a sistemas genealógicos que actúan como estratos histórico culturales produciendo una inversión y un contraste de las hablas, ya sea como intertextualidad con el lenguaje sintáxico o como su propio cuestionamiento.

Cada texto es independiente uno del otra, y a la vez, sus dimensiones respiran las mismas esporas, es decir, siguen las mismas corrientes de aires que circulan libremente a través del cuerpo sin órganos que es el libro entero indagando desde sí como una poética del descentramiento que se ve en la marginalidad, la accidentalidad, el desequilibrio y el desorden compuesto de una extrañeza frente al cuerpo-libro como devenir mundo.

La materialidad sujeto-máquina emite señales y dispensa energías dentro de un mapa de producción simbólica como punto de fuga en la dirección de sus propios sistemas y sus propios materiales. Lengua oscura que habla y escucha todo.

cartílago, húmedo, oigo
sumbe, súmbese sumbido oír, oiree
(SDP:12)

En "Piele(s)" hay una simbología cruzada a modo de acertijo, digamos una (des)traducción con la cual en vez de "Piele(s)" podríamos leer " L (s)" y generar una desterritorialización del grafema, desublimar la inscripción y poder leer otros textos del capítulo como:

piojo grana asido in vivo,
engárzase al abrochar su tejido
que en el tejado turje
tajo cueroso nonato pubiano
(SDP:18)

De este modo la palabra "piojo" se convierte en "ojo", la letra griega, la fórmula matemática se hace cómplice de una escritura que ve y que se ve a sí misma como un órgano, "tejido" "cueroso", (y nótese su relación etimológica con texto). El ojo se inmiscuye como una línea de intensidad con velocidad y ritmo siempre hacia afuera, hacia el exterior en constante expansión se resisten a cualquier forma de denominación y codificación. "Nonato", que aún no ve y que por sobre todo que aún no es visto, un lenguaje que trabaja con depósitos de lengua, citas, basura cultural reciclada y retazos de discursos en un imaginario de la dinamización estética en la cual se reconocen registros orales, populares, cultos, fracturados, embarrados y engarzados con sus propios saberes locales acumulados.

puede ser una piel, aciaga piel
cuerudo o un pajarraco, pajarillo pareado
solo parqueado pastando aquel pastizal
(SDP:12)

A esta "piel" nuevamente le puede ser aplicada la "el". Quíen es él que viene a desterritorializar el triple anclaje en su subjetividad y a la vez reterritorializan la multiplicidad de la vectorialidad consciencia. El cuerpo-libro de este modo va mostrando zonas de la materialidad escritura de sí mismo como sujeto-voz, pues el corpus textual es una zona escindida y dispersa como la propia organización del cuerpo-libro. La traducción de una lengua a la misma lengua pone en escena la ironía a un mestizaje, una multiculturalidad y una hibridez que nacen del metalenguaje de la escritura del sujeto máquina-libro.

La aliteración de la "p", o de la actúa como resistencia y orgía verbal a la limpieza discursiva que los poderes/saberes hegemónicos han trazado sobe las lenguas claras, económicas y precisas para hacerlas aprehensibles anulando su determinación múltiple y a sus surtidas entradas y salidas. También las relaciones no sólo semánticas sino que también las fónicas generan líneas de intensidad plegadas: pliegue sobre pliegue, por ejemplo entre "ojo" y "ojal" que nuevamente dan cuenta de la carencia de un eje genético estructural y unitario en la escritura que pues establece incalculables entradas de producción activa y realizativa.

"Sura(l)" vuelve a desdicotomizar la conexión heterogénea con "Sudales" plegándose sobre otros pliegues. "Lo múltiple no solo es lo que tiene muchas partes, sino lo que esta plegado de muchas maneras" (Deleuze, 1989: p. 11). La agrupación de fragmentos y conflictos en el paisaje escritural se ven a cada momento interrumpidos en su movimiento debido a las líneas de fuga o a los estratos de desterritorialización que acaban por plegar en el sentido más 'barroco' sus propias líneas segmentarias en un devenir incluso logrando un conflicto con el autor mismo como sujeto de poder. No es un yo quien habla, ni siquiera un cuerpo, a lo sumo un haz de tensiones y convulsión erótica en el sentido de una voluptuosidad y un patetismo alegórico.

Sayal de pieles trabaja una estética de la extrañeza y la singularidad con un preciosismo verbal como mapa creativo que se dispersa en todas las direcciones y a todo nivel. El ojo que se ve a sí mismo, la boca que se traga a sí misma, la mano que se escribe a sí misma, la voz que se habla a sí mismo son un modo de escritura de sí mismo sobre un cuerpo-corpus en el grado cero de su materialidad.

Tiene que ver con sular de cuerpos,
no cuerpos, fantasmas quizás, que hacen ruido,
mucho sonar; corazón de cardúmenes
yendo; ruido inconfundible,
irrepetible, suigéneris, oscuro, iluminado
tal vez un cementerio de luces
(SDP:27)

La exposición del sujeto máquina-libro está metaforizado como una serie de señales perdidas que vuelven a jugar con la inscripción fetiche del libro, . Algo se está llamando y de algo se está huyendo. Los textos del cuerpo-libro se encargan de proteger los espacios de sinsentido ante las fuerzas de la contrasubjetivización, pues el lenguaje comunicativo y útil de la burguesía, la burocracia y el neoliberalismo se ve devenido como rebelión de una escritura plutónica que rompe escrituras fijas amplificando las metamorfosis menores del idioma nacional como patrimonio.

Salar de fantasmas que hace pip, pip
bofes de fantasmas pip, pip
yodados sonares pip, pip (SDP:27)

Hongo - entre - Hogasa. ring ring. un mal
llamado
un desesperado llama:
(SDP:35)

"Tatuaje" es el nombre del capítulo que no consta de ningún texto, es sólo un título que viene a leerse como un caligrama o un poema visivo, pues la misma palabra se configura como un tatuaje en el cuerpo-libro desde su propia concretitud. Las letras son inscripciones en un cuerpo terminal que vislumbra su origen fatal en la "lesión de sarcoma de Kaposi, Xerodermia" (SDP:37). Emergencia de sí y de la escritura, sin origen, más que signos como el que se sigue repitiendo en varios textos. "Hija natural" también es un capítulo hueco dentro de la "historia efectiva" del libro, pues genera una zona de ininteligible de subjetividad que en el siguiente capítulo llamado "Beren/guer" viene a nominalizarse como un interdicto genealógico de toda autoría, ya sea de la subjetividad de sí mismo o de la subjetividad máquina del libro. Al negarse la continuidad se niega una forma de autoría-autoridad sobre el lenguaje. Por último, "Mala piel" al estar escrito en la hoja izquierda se lee como una proyección, entendiéndolo como deseo según la singularización que vimos anteriormente. De ser así, el deseo de un cuerpo que no puede describirse porque el lenguaje no describe nada más que a sí mismo se cruza con un régimen territorial somatizado, es decir, el cuerpo-libro es también un territorio de escritura lleno de colores, sabores, texturas como un escribiente incapacitado de representar(se), ese "nonato" que concluye "mapean pieses flacas, flecan" (SDP:35).

De este modo, Sayal de pieles de la poeta Carmen Berenguer viene a ensuciar las discursividades poéticas en la década del 90, es decir, a desblanquear la misma transición, a macular e inquietar la factura del propio libro y, sin proponérselo, a visibilizar un futuro a mediano plazo que hoy, más de diez años después, podemos padecer como si fuera un presente, como si algo hubiese cambiado de fondo.


 


 

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Sarcoma Piel Paginal.
Sobre "Sayal de pieles" (1993) de Carmen Berenguer.
Por Héctor Hernández Montecinos.