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AY DE MÍ PORQUE ESTO NO ME LO CONTARON LO VI YO SOLITO Y SIGNIFICA QUE TODOS NOS VAMOS A MORIR

Leído en el Encuentro de Poesía Abierta "Violento Sur" (Temuco, 26 de enero de 2007)

Por Camilo Herrera

 

"Nos damos cuenta entonces que [coma] es también un nombre impronunciable, una coma, y que la solemne grandeza de este cierre es la imagen anticipada de un fin: Héctor Hernández Montecinos ha anunciado que esta obra representa el coma de su escritura y que es su último libro."

Después de haber escuchado atentamente el fragmento anterior y todos los fragmentos que conforman la presentación oficial de [coma], leída por Raúl Zurita en el subterráneo de la Librería Gonzalo Rojas de Santiago el día 15 de noviembre del año pasado, y pensar en la ya inminente evaporación del entrañable .h.h de la fauna literaria (¿a que se iba a dedicar?, ¿se iría, como dice él, de este país culiao para siempre?, ¿nos dejaría solos y abandonados?), no dejó de sorprenderme la inclusión de un poema suyo en la revista Los Poetas del Cinco, lanzada el día 24 de noviembre del mismo año, que comenzaba diciendo: "Fragmento del libro inédito El Libro Nacional de los Muertos".

Me pareció interesante además que nadie se extrañara con esa noticia, o talvez era yo, todavía interpretando a Carmelita llegando de San Rosendo a la ciudá, quien no estaba al tanto de este tipo de acciones y des-acciones de los poetas capitalinos y extravagantes, las que crean incoherencias y contradicciones en su discurso, pero por sobre todo una performance constante interpretada tanto por su obra, su persona como por todos nosotros, como un público que encierra a un mimo dentro de su propia caja. Sin embargo, este nuevo libro, El Libro Nacional de los Muertos(1), inédito o no, mostraba sus primeras luces en una publicación impresa y eso me pareció, por lo menos, sospechoso.

Me pregunté: ¿Qué es lo que lleva a Héctor Hernández de sólo 27 años (ya dice Zurita en su presentación: "No existe en la literatura en castellano alguien que antes de los 30 años haya llegado tan lejos como él") a anunciar su retiro del mundo de las publicaciones (porque no del de la escritura, eso, a mi entender, sería imposible) y luego anunciar un nuevo libro inédito, semana y media después del lanzamiento del libro que sería su último?

Pienso en la teoría de la entropía: Una de las leyes basales del universo, plasmada matemáticamente por el físico Rudolf Clausius, nacido en Koszalin, Prusia el 2 de enero de 1822 y muerto en Bonn, Alemania un 24 de agosto de 1873, y que consiste a grandes rasgos en la medida de la energía no utilizable contenida en un sistema o materia, vale decir, si un sistema cualquiera se deja evolucionar libremente, éste tenderá hacia el máximo desorden de sus moléculas generando el mayor gasto de energía no utilizable posible.

En 1847, para su disertación de doctorado, Clausius entrega a la Universidad de Halle un trabajo sobre el problema de luz reflectada en el cielo, que intentaba explicar el porqué de su coloraje azul, el rojo de los atardeceres y la polarización de la luz. En 1848 recibe su doctorado con distinciones#.

Otto von Bismarck, canciller alemán de la época, había logrado crear la Confederación Alemana del Norte, pero todavía buscaba la manera de incentivar la unión de los estados del sur. Francia creía que podía fácilmente derrotar a la Confederación y Bismarck sabía que en el caso de una guerra sería necesario tener todos los estados alemanes aliados. Ingeniosamente el canciller alemán provocó a Francia iniciar una guerra con los dos extremos del país y lograr finalmente la unificación. Clausius, que ya tenía cerca de 50 años y había sido olvidado por la mayor parte de la comunidad científica, ofreció sus servicios al ejército alemán.

Durante 1870, ejerció como el jefe del cuerpo de ambulancias en las batallas de Vionville y Gravelotte. Recibió la Cruz de Hierro en 1871 por sus servicios y fue relevado por un disparo recibido en la espalda que le paralizó el lado izquierdo de la cara y ambos brazos. Fue aconsejado por los doctores en realizar algún tipo de actividad manual que lo ayudara a rehabilitar su cuerpo. Escogió la carpintería.

Un año después, luego de una semana de lluvia intensa característica de la ciudad de Bonn, cercana al río Rhin, Clausius abrió nuevamente su taller. Las mesas y guardarropas de madera que ahí se fabricaban habían sido misteriosamente corroídos, masticados o quizás devorados por algo o alguien.

Seguramente muchos de ustedes consideran todas estas aseveraciones obvias y triviales, pero les recuerdo que esto era la Alemania de 1870 y el universo cercano era todavía intrigante y nebuloso.

En uno de los cuadernos encontrados tras su suicidio, Rudolf Clausius anotó: "Uno puede guardar una mesa de madera en un bunker por muchos años y lo más probable es que la mesa siga ahí, es decir, que mantenga el orden de toda la materia que forma la mesa. Pero si ahora en el momento de cerrar el bunker ponemos adentro unas pocas termitas y, luego de esperar el tiempo suficiente, abrimos este recinto cerrado, lo más probable es que encontremos la mesa transformada en un montón de aserrín, es decir, se desordenó la materia que formaba la estructura de la mesa y el agente que desordenó este proceso fue precisamente el poner un ser vivo en el sistema". Sin querer queriendo, Clausius había descubierto el concepto de entropía.

"[coma], come, y al igual que el gran monstruo que se come los recuerdos, lo que hace es primero devorar el estatuto de lo que se entiende como "gran poesía chilena", para luego devorar sus propios significados, de modo que el libro se va borrando exactamente en el mismo instante en que va siendo escrito" dice Zurita, refiriéndose a una de las partes clave de esta obra en el que se rescriben los libros más significativos de la poesía chilena (Canto General, Poema de Chile, U y Altazor) siguiendo el orden de los certificados de defunción de La Poesía Chilena de Juan Luís Martínez. No podemos olvidar que el acto de comer (literario como el autor o fisiológico como las termitas) es un acto de violencia que "nos permite franquear un límite que sólo es imaginario".

La pregunta que sigue parece tan obvia, sin embargo nunca fue formulada por Clausius, por lo menos en sus cuadernos: ¿Qué ocurrió con las termitas?

Lo más probable es que, aparte de un poco de sobrepeso, se encuentras muertas junto a un charco de aserrín. Hecho para nada irrelevante considerando que el máximo desorden que alcanzan las moléculas de un ser vivo es su completa descomposición y, así como el aserrín es una analogía de la obra y la obra una analogía de todos nosotros, las termitas son una analogía del poeta y el poeta una analogía de todos nosotros.

Si los 3 primeros libros escritos por Héctor Hernández entre 2001 y 2003 y que este año se presentarán como un gran poema y en un sólo libro, de nombre [guión] y el que lo sigue y nos convoca es [coma], la respuesta a mí pregunta inicial se hace bastante simple, pero al mismo tiempo bastante ingeniosa:

El paso de [guión] a [coma] se manifiesta como el paso de la enfermedad al síntoma, del tumor a la perdida de conciencia, de la intoxicación al peligro de muerte, pero, ojo, no de la misma muerte y también en un estricto sentido ortográfico; el cambio de la introducción de un diálogo a la breve pausa en un enunciado (las últimas 12 hojas se encuentran en blanco, lo que reafirma esta hipótesis. Aunque también podrían representar las 12 escaleras hacia el final de la obra y el relevo de la palabra a los poetas jóvenes, pero para eso tienen que leer el libro). Recordamos la cita inicial de la lectura de Zurita que sin duda intuyó lo mismo que nosotros en este momento: "Nos damos cuenta entonces que [coma] es también un nombre impronunciable, una coma, y que la solemne grandeza de este cierre es la imagen anticipada de un fin". El Libro Nacional de los Muertos, por lo tanto, se nos presenta como solución a este dilema: la enfermedad, el síntoma y la muerte.

¿Por qué entonces la constante negación a esta secuencia natural por parte del autor? Bueno, nadie quiere morirse, pero los libros terminan saliendo a flote como si tuviesen vida propia.

José Saramago dijo alguna vez algo así como "todo desorden es un orden no establecido". Aquí ocurre lo mismo: [coma] como un periodo de transición, una estación previa a la muerte (o, ¿por qué no? a la salvación) y que en su totalidad encierra algo más grande, un orden por determinar, quizás la Vida. Entonces nos haremos la pregunta de nuevo: cuando llegue la muerte de la obra ¿será también la muerte del poeta?... pero esa es otra historia, otro científico y otra posible respuesta. Mientras tanto sentémonos a esperarla, en torno a este cerro de termitas y cuerpos dormidos llamado [coma].

 

 

NOTAS

(1) Este es el libro que actualmente trabaja Hernández y que no publicará en vida.

# Curiosamente su trabajo, tras el intento de los científicos de su aplicación, demostró tener espacios vacíos enormes y basarse en una física imaginativa, por no decir fantástica: casi ignorando por completo las teorías de la luz de Thomson. Sin embargo Clausius se hizo notar por aplicar la matemática de manera más arriesgada y profunda que cualquiera de sus predecesores y su investigación se convirtió en el borrador de lo que más tarde sería su obra maestra: La Entropía y Dios: Teoría Mecánica del Calor.



 

 

 

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Ay de mí porque esto no me lo contaron lo vi yo solito y significa que todos nos vamos a morir.
[coma] de Héctor Hernández Montecinos.
Leído en el Encuentro de Poesía Abierta "Violento Sur" (Temuco, 26 de enero de 2007)
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