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Hilda Hilst (1930 - 2004)

La poeta del erotismo


Por Francisco Véjar
Revista de Libros, viernes 6 de agosto de 2004.


La existencia de Hilda Hilst oscilo entre el delirio, la soledad y el amor. Fue desenfadada y precoz para su época. Sus escritos le quitaron el maquillaje a la hipocresía. En los noventa anuncio su despedida de la literatura "seria", explorando lo que algunos han dado en llamar "género pornográfico". Nacida el 21 de abril de 1930, en Sao Paulo, su primer cuaderno de poemas lo tituló Presagio (1950). Allí muestra una poesía femenina, exenta de pudor y timidez. En el texto numero 14 de la obra, dice: "Fui monja/ vestida de negro/ en el laberinto azul./ Antes del ser/ había un hombre/ consciente/ destruyendo el lirismo/ de mis madrugadas./ Estaba presente/ en las conversaciones de los bares/ y en las historias solitarias". Entre 1937 y 1945 estuvo internada en una escuela dirigida por monjas. Esta educación religiosa origino la orientación mística de parte de su trabajo.

Posteriormente, edita Balada de Alzira (1951) y Balada del festival (1955), libros que ella misma se costea. Sin embargo, la autora afirma que su debut literario se inicia con la publicación de la Pauta del silencio (1959). Esta obra da cuenta de los horrores vividos durante la Segunda Guerra Mundial. En ese tiempo participaba activamente de la vida cultural y bohemia de Sao Paulo y Río de Janeiro. Son años de la gran efervescencia social en América Latina. No es casual que se manifestara en público a favor de la libertad femenina, en el ámbito profesional, artístico, amoroso y erótico.

En una oportunidad, para poder conversar con Marlon Brando, se hizo pasar por reportera. Le había encantado la película "Un tranvía llamado deseo", dirigida por Elia Kazan. Su belleza y talento eran sobrecogedores. Felipe Moisés, escritor brasileño, recuerda: "La conocí cuando ella tenía 17 años, en casa de Massao Ono, donde había ido en busca de editor para mi primer libro. Mientras conversaba con Ono, entró una mujer deslumbrante; rostro de estatua y sombrero de paja. Vi a aquella mujer fantástica y Ono me dice que es escritora. No es posible, pensé, mujer tan bella no necesita ni hablar ni escribir".

Sus pretendientes eran numerosos. Con el músico y poeta Vinicius de Moraes tuvo un idilio. A poco andar, éste le dijo: "Para tener tu amor, tengo que ser un gran caballero". En esa época, Sao Paulo y Rio eran una fiesta para Hilda Hilst.

Pese a ello, en 1963 se retira de la agitada vida social. En 1966 se muda a la parcela de su madre, en los alrededores de Campiñas, con el fin de dedicarse por entero a la literatura. Ese aislamiento se vio simbolizado en la Casa del Sol, ubicada en los predios de su progenitora, estancia que hizo construir en un estilo arquitectónico que recuerda un monasterio español. Esto surgió de la lectura del escritor griego Nikos Kazantzakiz, que la marca profundamente. Le dedica el conjunto de poemas titulado Trayectoria poética del ser (1963 - 1966), donde escribe:"Tómame tierra generosa.../ úngeme la boca, la lengua/ para decir una palabra olvidada y alcanzar el ser".

Nunca deja de lado el feminismo. Es iconoclasta. La poeta brasileña Cristiane Grando afirma al respecto: "Ella construyó un universo de la mujer que asume su papel social, en un mundo normalmente dominado por lo masculino. En Trovas para un señor amado (1959), escribe Hilda: "Me dio el amor este don/ Para decir en poesía./ Poeta y amante es lo que soy". Hilda Hilst realiza más de cuarenta libros, desde 1950 a 1995, ya sea de poesía, piezas de teatro escritas con la intención de denunciar las atrocidades de la dictadura militar, o bien prosa poética, en la cual lo sagrado y lo profano, la trascendencia y la sexualidad, frecuentan el mismo espacio. También incursionó en la crónica de humor para el diario "Correio Popular", de Campiñas (estado de Sao Paulo), género con que quiso desenmascarar a la sociedad de su tiempo.

Ejemplo de ello es El cuaderno rosa de Lori Lamby (1990). Allí la autora aborda una narración erótica/obscena, donde los personajes metaforizan de manera humorística el absurdo existencial y social del mundo contemporáneo. Quiere expresarse sin tapujos. Este ciclo está compuesto por Cuentos de escarnio / Textos grotescos (1990), Cartas de un seductor (1991) y algunos poemas satíricos de Bufonas (1992). Con ello, Hilda Hilts se replantea el papel de la literatura en el mercado neoliberal.

A ello se suma la publicación de Estar siendo. Haber sido (1997). El personaje principal, Vittorio, ultimo de una larga serie de alter-egos masculinos, enfrenta una muerte ahogado en alcohol, un ajuste de cuentas a su propia vida y entorno. Escribió Alcohólicas (1992), libro de poemas de carácter biográfico. Dice: "Te amo, vida, líquida estela donde me deleito".

La editorial brasileña Globo decidió publicar desde 2001 su obra completa.Este proyecto contempla editar por separado cada uno de sus libros Ya salió a la circulación La obscena señora D (2001). Y qué es lo obsceno?, se pregunta alguna vez Hilda Hilst. "Nadie sabe hasta hoy qué es lo obsceno. Obscena para mí es la miseria, el hambre, la crueldad. Nuestra época es obscena". Se sumaron luego los tomos La muerte. Odas mínimas (2002) y Baladas (2002). En la actualidad, sus escritos están siendo traducidos al inglés y castellano.

Los días de Hilda terminaron en la Casa del Sol, bebiendo de vez en cuando una copa de vino, en recuerdo de sus amigos Dean Martin y Carlos Drumond de Andrade, entre muchos otros. El silencio se poblaba de voces. Escribía sin cesar y recibía visitas de admiradores. El ánimo la acompañaba, pero no la salud. En la madrugada del 4 de febrero de 2004, murió a la edad de 73 años. Dejó escrito en una de sus notas: "Para poder morir apetecida/ Me cubro de promesas/ Y de memoria/ Porque es necesario/ Para que tú vivas".

 

 


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Hilda Hilst (1930 - 2004). La poeta del erotismo,
por Francisco Véjar,
Fuente: Revista de Libros de El Mercurio,
viernes 6 de agosto de 2004.