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UNA ÓPERA, SU FUGA TEXTUAL Y SU UMBRAL POLÍTICO
(presentación de Completa (Contrabando del bando en contra) de Paula Ilabaca Núñez)

Héctor Hernández Montecinos
Stgo. 30 Mayo, 2003



La literatura trabaja su heterogeneidad a partir de los materiales puestos a prueba desde una, digamos, accidentalidad. Quiero decir que las voces textuales son dispositivos justamente porque son intensidades puestas en accidente y en riesgo de dejar de ser lo que son, o al revés, llegar a ser lo que no son. Este punto medio. Esta zona de libres desplazamientos, es la matriz del acontecer en todas sus posibilidades. De allí que la totalidad de los poemas de Completa de Paula Ilabaca actúen como líneas de acción móviles y múltiples que hacen que justamente esta obra sea tal vez uno de los libros más fragmentarios y menores. El movimiento de las materialidades en literatura suele ser cercano al movimiento de las subjetividades. El cuerpo en blanco del autor: de las páginas del texto: del lector. En estos tráficos políticos las voces adversas, las que ponen en jaque al libro que las sostienen, las que problematizan las convenciones de todo tipo son los que más resaltan. Estamos ante uno de los grandes libros de la poesía chilena. De eso no me cabe ninguna duda. Sus virtudes son defectos y al revés porque han superado la línea mor[t]al de discursos como el poético mismo o el de literatura femenina.

Frente a este último concepto tengo una [mala] suerte de reticencias pues no existen más que subjetivizaciones de los materiales y soportes literarios, cada uno cruzado con las condiciones de identidad en que circula [o puede circular]. La "literatura femenina" es un concepto codificador e institucionalizador para validar y generalizar las producciones dentro de un metarrelato molar de agenciamientos literarios. La literatura femenina se suele hacer coincidir con la historia del feminismo, de hecho ambos conceptos trabajan formas de poder aglutinante.

En "Las situaciones del hastío" la vacuidad de un departamento en altura es el cuerpo cuya voz es la repetición de una grabación telefónica y su hastío acalorado es el que se repite y se mueve en una especie de vértigo serial y centrípeto a través de las dependencias de esta habitación. En el baño, el dormitorio, los corredores, el comedor la voz busca espacios por donde escaparse de los ciclos reiterativos que la atrapan en su subjetividad-mujer y en la subjetividad política burguesa. Cito:

... los segmentos y sus números
ordenados
estaba midiendo
cada uno
en serie redonda
cíclica de sangre
y redonda ... [C: 19-20]

La casa es el relato de un cuerpo que no halla una fuga ni un vector de exterioridad a sus propios y nulos procesos de subjetivización. Los días no son continuos pero es debido a su planicie temporal en que la cronología se transforma en aritmética para conviertir, deslizar y confundir territorios, cuerpos y discursos. Cito:

... el teléfono
qué hacer
reverberan tanto los ídolos
esta casa tiembla
el teléfono
hacia el torso
enero cae hacia el torso ... [C: 22]

En "IV cuidados paridos muertos" el hartazgo de ese cuerpo se convierte en extrañeza de sí mismo trabajando un golem femenino generador maternal y abortivo a la vez. Un cuerpo pertubador en sus reproducciones que actúa como simulacro de mujer matriz de lo monstruoso, de la animalidad de una rata, o del estado vegetal de una planta. La enunciación amorosa hacia el remedo de hijo-creación-obra realiza las mismas estrategias de proyección e introyección desde su singularidad en cuanto al deseo y el miedo, pues su creación literaria no es objeto: es una muñeca-mismidad.

... esta niña porcelana con dientes perfectos quiere morder la leche que no existe hablo sola hablo hablo de cunitas de pañales de aprender a que me digas mamá mamá me encontró jugando a la mamá y ese rouge pintando las paredes la cama llena de toallas oh esa sangre siempre estuvo y yo creyendo que mi hija que el vientre que los nueve meses de hartura y qué tengo quién me lame los pechos secos ... [C:43].

"La ciudad lucía" es el vector de fuga en el que este cuerpo-simulacro, vacío y repetitivo desestabiliza el panóptico urbano de la ciudad relevando y deslizándose entre la voz de Santa Lucía intermediaria del sagrado amor entre Beatriz y Dante en La Divina Comedia y a la vez punto de encuentro sexual de la metropolis. Esta intermitencia del deseo, es decir, su movilidad y al mismo tiempo su negación es una más de las relaciones y fuerzas de ejecución que la poeta pone en escena a lo largo de su libro. Cuerpo y no-cuerpo, corpus y no-corpus, obra y no-obra. ¿Qué está completo? Nada. No hay subjetividad completa sino que está siempre en tensión de y contra sí misma. Devenir de una intensidad en contra de compromisos con torrentes de signos distractores, totalitarios, o vendidos (a priori) en el mercado de las valoraciones simbólicas y materiales. Un cuerpo contingente de sí que reclama entrar en juego con las anomalías dentro de cualquier constitución fija que la doxa construya con los cuerpos, el deseo y las relaciones posibles que ellos realicen. Esto se ve de sobremanera en "Cantos arácnidos" en el cual la bicha plantea un mea culpa de su encierro porque reconoce que es ella quien ha tejido su casa, su pequeña ciudad, su yo. Para que nada se le escape ha enmarañado su acontecer debajo de una tela con la que ha terminado de encerrarse ella misma. Clausurada en la actualidad de su poder reconoce:

...entre la cortina infantil de la pieza
inyectadas las ventosas diminutas
resbalaba hacia los juguetes
la mirada la dirigía torva
bajaba por el hilo luego
en la marquesa hurgaba la corte
esos jadeos la piel vellocina esos bultos
las niñas enseñaban fricción
amasando sus blandas partes
yo era fierro completo
mientras pisaba sus tocas malvas
tejía redes sobre los cuerpos bullentes ... [C:63]

En la poesía de Ilabaca se ponen en relieves públicos de recepción textualidades que han sido anormalizadas, o, simplemente, silenciadas por maquinarias políticas, económicas o religiosas a través de una brillante metaforización de las condiciones políticas del proyecto moderno latinoamericano. "Rasga Rasga Rasga pequeño diablo de corcho" viene a ser un nuevo inicio del libro, una lectura de la lectura en la que la voz demente del comienzo se llama sí misma con su propio nombre no para revertirse sino para culminar con esta escisión y fragmentación de la subjetividad a través de sus dispositivos textuales y sexuales, pues aquí se realiza eróticamente la clausura de sí mismo en relación a otro, digamos un cuerpo otro, con todo la universalidad que puede caber en este concepto. Aquí más que en otros capítulos queda de manifiesto que el género es un CONTRATO y no una construcción. Alianzas de representación y funcionalidad política y cultural. Quien vuelve a llamarse a sí misma por su nombre descorre la cortina moral de su oferta erótica y cito:

... soy la máquina más bella produceorgasmos
cuando me corresponde la inocencia
desplegar en verticilos el gemido tenue
gemir por gemir orgullo gemir aeroplano
alimentando su ego dulce en bajada en
bajada la lengua prima complaciente ya
una vez bastó... [C:89]

En "Jugadas de Reina" las mismas relaciones de exterioridad se articulan desde una posición más rígida, pero al mismo tiempo menos tensa, pues las jugadas de la reina negra que luego se llamará Helena son las tretas del débil en su doble juego de atrapar y atraparse. Re-cita las obras del teatro barroco del siglo de oro español gongorino y lezamiano como una textualidad con espesor visual. "Visitas" es la vuelta a la casa inicial. El regreso de ulisa-caliope-circe que luego en "Mitos" vuelve a fugarse a través de discursos de creación y ofertabilidad cultural y política. Fuera de sí todo. Hasta el sexo está fuera de sí. El útero y el himen son una ciudad donde están pintados todos los frescos de las catedrales del Mundo. La casa, la familia, esa obra edípica que tanto ha sido acusada de carecer de sustancia histórica y agenciamiento molecular aquí toma relatividad como relato.

... Mi madre llora mientras desteje un zapato
mi padre herbívoro planea argucias incomprensibles
En el baño los azulejos tienen mi rostro y
navego en la tina como nutria macabra... [C:136]

Así se va cerrando el libro (si es que algún libro se cierra) con una nueva salida y una nueva llegada. Una fábula épica textual y política en la sociedad latinoamericana. Un ir y venir del cuerpo en sus devenires. Un ir y venir en su deseo subjetividad-mujer. Un ir y venir en las lenguas y los géneros que se ven a través de sus citas de canciones en inglés que por lo demás encuentran su especularidad en la siguiente cita:

... no supongo pulcritud en el atrapar
dejaré la voz por el mudar después de todo
silencio otorga canción... [C:92]

Un ir y venir diagramático y productivo. Un ir y venir. Unir y venir cuando todo ha estallado componiendo un orden y descomponiendo un desorden como diría Sarduy.

 

 


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Una ópera, su fuga textual y su umbral político.
(Presentación de "Completa" (Contrabando del bando en contra) de Paula Ilabaca Núñez.
Por Héctor Hernández Montecinos.
Santiago, 30 de mayo de 2003.